PUBLICIDAD
La hospitalización en psiquiatría ha ido cambiando históricamente en función de los avances tecnológicos de la práctica de la psiquiatría y de la mayor sensibilidad y respeto de la sociedad hacia los derechos y las libertades de las personas, consolidándose un movimiento civil que ha ido generando numerosos procesos de desinstitucionalización y cierre de centros de internamiento en muchos países socialmente avanzados.
Como criterio general la hospitalización es un acto voluntario de la persona afectada, con las únicas excepciones de las situaciones en las que existe un riesgo vital que exija una actuación urgente, un riesgo manifiesto para la salud pública o cuando la persona, por los motivos que sea, no esté capacitada para decidir.
Si en la actividad clínica en general los conflictos éticos-legales son muy frecuentes, en la práctica psiquiátrica y psicoterapéutica lo son aún más. En este campo, el profesional sanitario debe tener en cuenta la atención a pacientes que, en ocasiones, no presentan la competencia suficiente, en ese momento, para la toma de decisiones en el marco sanitario, y que en todo momento se debe respetar la confidencialidad, el secreto médico y el derecho al consentimiento informado del paciente ingresado.
