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Desde que inicie mis estudios de Medicina (a principios de los años 70) pensando ya en la especialidad de Psiquiatría, mi maximo interés se centraba en la poco original, pero apasionante, tarea de buscar una aproximación biológica a los trastornos mentales. A medida que iba leyendo sobre investigaciones en este area aprendi, en pocos años, a pasar de la ilusión al desencanto y de nuevo a la ilusión de forma fásica y circular. Esta variabilidad emocional que me sigue acompañando, aunque más amortiguada ahora con el paso de los años, se debía a que la lectura de investigaciones biológicas en psicopatología puede inducir facilmente, si te aproximas con curiosa ingenuidad, la feliz idea de que acaba de descubrirse la bases biologicas de la esquizofrenia, o de la depresión. Pero solo hay que esperar un tiempo, a veces unos meses, para que nuevos articulos no confirmando los anteriores hallazgos hagan que esta ilusión se desvanezca. Durante muchos años centré mi interes y mi esperanza, en que la aproximación neuropsicologica iba a darnos la solución a esta episodica frustración. El descubrimiento de los trabajos de Luria, quien fue para mi durante mucho tiempo mi primer heroe cientifico, tuvieron mucha culpa en esta creencia. En particular su modelo del funcionamiento global del cerebro (Luria 1976). Lo que yo me planteaba entonces, y sigo planteandome ahora es: ¿Como vamos a comprender las bases cerebrales de un trastorno mental sino tenemos una comprensión del funcionamiento del cerebro normal?. Luria ofrecia un modelo comprensivo y global de este funcionamiento. Ahora sabemos que el modelo de Luria es una sobresimplificación y que el funcionamiento cerebral es mucho más complejo de lo que el planteaba. Desgraciadamente hasta donde llega mi conocimiento no tenemos un modelo global alternativo. La aproximación biologica a los problemas mentales tiene hoy mas predicamento que nunca. No obstante en mi opinión, también hoy hay, quizas embriagados por la euforia de la revolución en neurociencias, una mayor dificultad de reflexión critica sobre lo que se hace en investigación biológica y sobre el sentido general de la misma. La corriente biologicista a hecho de rodillo de otros enfoque tradicionales de la Psiquiatría como ha comentado Leon Eisenberg hemos pasado de una Psiquiatría (psicoanalisis) sin cerebro a una Psiquiatría (biológica) sin mente. (Eisenberg 1986) En este contexto definir cuales son las áreas básicas en las que deberian formarse los psiquiatras del futuro resulta una tarea arriesgada y especulativa. En cada pais los programas de formación son diferentes y el peso que se les da a las bases neurocientificas varía mucho de un programa a otro. El pensamiento biologicista no tiene la misma tradición en cada pais y es de esperar que aunque se intenta llegar a programas homologados (al menos en Europa) nos encontremos en el futuro con grandes variaciones en la formación psiquiatrica. Parece, atendiendo a las encuestas realizadas en nuestro entorno que la orientación doctrinal predominante es la biológica (Sacanell & guimon 1986; Sanjuan, Munarriz Gonzalez, Gomez-Beneyto 1987) En cualquier caso, lo que quiero plantear aqui no es un ejercicio de adivinzación de como seran las cosas. Lo que quiero plantear es una reflexión sobre el tipo de conocimientos biológicos que debería tener el psiquiatra del futuro en mi personal y discutible opinión. Para ello voy a realizar una breve visión sobre lo que yo considero son los principales problemas actuales en la investigación biologica y las interrogantes que nos esperan en un futuro, para proponer finalmente algunos caminos de salida. Todo el proposito de esta pequeña ponencia es tratar de provocar un debate, no pretendo por tanto tener las soluciones si no dejar encima de la mesa algunas de las interrogantes que a mi me han preocupado y me preocupan más y compartir y aprender de otras ideas o posiciones.