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Teoría de la evolución: ciencia e ideología (5). Fenotipo extendido, altruismo biológico y simbiogénesis.

Autor/autores: Fernando Ruiz Rey
Fecha Publicación: 14/07/2010
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Tipo de trabajo: 

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Teoría de la evolución: ciencia e ideología (5). Fenotipo extendido, altruismo
biológico y simbiogénesis.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2005; 9(1)

Fernando Ruiz Rey.
Psiquiatra
Raleigh, NC. USA
E-mail: F5R0R0@aol.com

La constitución genética de un individuo -genoma- contiene el material hereditario que va a ser expresado en el
fenotipo del portador. Pero esta relación de genes y fenotipo no es una relación sencilla, ni directa; los genes
hacen proteínas que van conformando el cuerpo anatómicamente, y posibilitando las funciones y conductas del
individuo. El genoma, explica el zoólogo inglés Richard Dawkins, adherente a un reduccionismo genético
extremista, no es un mapa que representa al fenotipo, pieza a pieza, sino que más bien un código de
instrucciones para la construcción de una totalidad, no se trata de un mapa de "un-gen un trozo-del-animal", sino
que "`un-gen-diferente un-animal-diferente'. (1)
La mayoría de los genes tienen varios efectos fenotípicos aparentemente no relacionados, y, por otro lado, se
pueden necesitar el efecto de varios genes para lograr un tipo de rasgo fenotípico, como el color de los ojos. Sin
embargo, se puede hablar de un gen para un determinado rasgo, Richard Dawkins lo explica así: "Cuando un
genetista habla del efecto de un gen individual, siempre está hablando acerca de una diferencia entre individuos.
Un gen "para ojos castaños" no es un gen que solo y sin ayuda, manufactura el pigmento marrrón. Es un gen que,
cuando comparado con sus alelos (alternativas en el mismo locus del cromosoma), en un ambiente normal, es
responsable de la diferencia en color entre individuos que poseen el gen y los que no lo poseen. La proposición
`G1 es un gen para la característica fenotípica P1' es siempre una manera abreviada de hablar. Siempre implica la
existencia, o existencia potencial, de al menos, una alternativa de gen 2, y, al menos, una característica
alternativa P2. También implica un ambiente de desarrollo normal, incluyendo la presencia de otros genes que son
comunes en el conjunto de genes existentes en la totalidad del grupo, y por tanto, probable de estar en el mismo
cuerpo." (1) Para Dawkins, no hay razón para que una conducta compleja, por ejemplo, leer, no pudiera tener
una causa simple, un simple gen que lo haga posible, siempre y cuando todas las condiciones necesarias estén
presentes.
Para Dawkins el fenotipo no se limita a lo visual externo, forma, color, tamaño; se extiende para incluir rasgos
complejos como tipos de conducta; por ejemplo, el construir diques por los castores o, termiteros por los termes.
Estas conductas, si beneficiosas para la propagación de la especie, entran en el juego de la selección natural,
preservando el gen que las condiciona. Si el gen de un castor muta y comienza a construir diques más altos aunque la construcción de diques sea una empresa colectiva-, va a favorecer su propia propagación y la del
grupo. La idea de fenotipo extendido alcanza a otros individuos del mismo grupo, pero, de acuerdo a Dawkins
(2), también influye en la conducta de otros organismos con los que interactúa el individuo portador del gen; por
ejemplo, la acción de un parásito altera la conducta del huésped, no solo como simple reacción, sino que por
inducción directa del parásito; otros ejemplos son la interacción progenitores - vástagos y vástagos entre si. El
mundo de interrelación animal se transforma en un ejercicio de controles mutuos, y en el fondo, de interacción de
genes que trabajan desde la oscuridad. Según esta perspectiva de Dawkins, la acción de los genes se extiende, es
una "acción a distancia", tanto en el espacio como en el tiempo. La acción genética no está limitada al individuo
portador de los genes, va más allá de este, influye a su comunidad y a los seres con los que interactúa. (3)
Si los genes tienen efectos visibles en el fenotipo para el naturalista, también serán visibles para la selección
natural. El fenotipo más apto sobrevive -se reproduce- en la constante e inevitable lucha por la supervivencia y,
con ello, aumenta la representación del gen, o de los genes responsables del fenotipo, en el conjunto de los genes
existentes en el grupo orgánico que se desliza en la evolución. Para Dawkins, entonces, la verdadera acción de la
selección natural se desplaza del individuo, a los genes mismos; esta concepción constituye la `perspectiva
desde los genes'. La competencia está dada entre genes, genes contra genes, comenzando la lucha de alelo
contra alelo. El supuesto de la teoría de la evolución es que el impulso biológico básico de supervivencia es el que

presiona a los individuos a adaptarse a las condiciones ambientales, siempre estrechas y cambiantes; en la
perspectiva de Dawkin -desde los genes-no se trata ya de la supervivencia del individuo, ni siquiera de la especie,
sino que se trata de preservar la representación genética. Este impulso a la representación genética, hace a los
genes "egoístas" -para utilizar una metáfora-, esto es, su único interés es asegurar su representación en el flujo
evolutivo de los seres vivientes.
Un problema que ha tenido que enfrentar la teoría de la evolución por selección natural ha sido el explicar
consistentemente, la conducta altruista observada con frecuencia en los animales, especialmente los que viven
en grupos. La conducta altruista desde el punto de vista biológico se define como aquellas conductas que
benefician a otros con detrimento propio, según Dawkins, un individuo muestra una conducta altruista cuando
"actúa en tal forma que aumenta el bienestar de otro a expensa de si mismo." (4, pág. 4) Un ejemplo de este tipo
de conducta se ve en los monos Vervet, que dan la alarma para prevenir a sus compañeros de la cercanía de un
predador; con esta acción, atraen la atención del enemigo y corren el riesgo de ser atacados y perecer. Este
altruismo daña al individuo que lo realiza, baja sus posibilidades de supervivencia, por lo que surge el
interrogante de cómo el altruismo no han sido eliminado por la selección natural en la larga vida de las especies
de animales comunitarios.

Darwin mismo habló de la conducta altruista cuando en The Descendent of Man (1871) escribió acerca de los
`salvajes' que exhiben conductas conducentes al propio sacrifico; Darwin lo explicó como una selección del grupo de la tribu-, aquellas que tienen entre sus miembros individuos altruistas, tienen ventajas frente a sus enemigos,
sobreviven más, y la selección natural los elige. (5) Pero la noción de `selección de grupo' es confusa, ya que, si
se habla de selección se implica elección de partes de una totalidad, y es raro en la naturaleza encontrar grupos
que compitan uno a uno que no se mezclen y compartan sus genes; por lo que `selección de grupo' es un mal
término si se usa como una alternativa a selección natural del individuo.
Sin embargo, la idea de que la selección natural trabaja a nivel del grupo fue generalmente aceptada hasta la
década de los sesenta del siglo pasado. GC Williams (1966) y J Maynard Smith (1964), basándose en modelos
matemáticos que aparentemente mostraban que la selección de grupo tenía verdadero sentido en solo algunos
valores de limitados parámetros, señalaron que la selección de grupo era una fuerza de evolución débil y, por
tanto, no era suficiente para explicar la conducta altruista. Aunque esta crítica se ha disputado, la explicación
tradicional se debilitó. (5) Sin embargo, la idea de que la conducta altruista podía ser explicada por la selección
natural a nivel del grupo se desacreditó cuando Dawkins señaló que en todo grupo existen `abusadores' que se
benefician de los altruistas. Aún suponiendo que un grupo está constituido solo por altruistas, no es difícil
imaginar que basta una mutación y emerja un egoísta para alterar la situación y permitir que estos `abusadores'
sobrevivan a costa de los otros, y los individuos altruistas se extingan. (5)
Ante esta dificultad, se han elaborado otras hipótesis para explicar la supervivencia del altruismo. Se ha
propuesto lo que se llama la `selección de parientes' (`kin selection'), esto es, el altruista no beneficia a
cualquiera con su conducta, sino que a los más cercanos a él, a sus parientes que comparten su carga genética,
incluyendo los genes que inducen la conducta altruista; así sobrevive el grupo y los `genes altruistas'. Hay cierta
experiencia observacional de la conducta de algunos animales que apoya esta proposición. La teoría de la
`selección de los parientes', no implica necesariamente que el animal altruista tenga que reconocer a sus
familiares, con el olfato u otro medio, para beneficiarlos; la selección se produce, si la conducta de hecho es de
provecho a los animales que tienen su carga genética, como sería el caso si su acción protege a sus vecinos que
probablemente son parientes.
Pero la conducta biológica altruista, no solo se da con los familiares, se da con cualquier miembro del grupo y hay
casos en que el altruismo se muestra con especies diferentes. Para explicar esta situación, se recurre al principio
de `altruismo recíproco' (6). El animal actúa con altruismo, porque el que lo recibe, a su vez actuará
altruistamente con él o, con los suyos. Para que este principio funcione se requiere que los animales, de algún
modo, reconozcan a los altruistas y tengan la posibilidad de actuar recíprocamente, es decir, tienen que ocurrir
más que contactos ocasionales, las interacciones tienen que ser frecuentes, por lo que este principio funciona en
grupos de animales más bien confinados y pequeños. Un animal que no actúe en forma altruista, no recibirá en el
futuro la acción benevolente de los otros, y tiene así, menos posibilidades de sobrevivir. Un ejemplo lo constituye
una especie de peces pequeños en corales tropicales que se alimenta de los parásitos ubicados en la boca y
agallas de peces más grandes. Ambos se benefician, pero si se acerca un predador del pez grande, este no se
traga al pez pequeño que trabaja en su boca, espera que salga antes de huir. Esta conducta es altruista, porque
implica un riesgo. El principio de altruismo recíproco explica que esta conducta altruista beneficia a los peces
mayores que regresan al mismo sitio para que los pequeños peces hagan la limpieza y aumenten sus posibilidades
de supervivencia. (5)
Se ha criticado el principio de altruismo recíproco, señalando que para que funcione se necesita `memoria', es
decir, un cierto nivel de psicologismo, pero se ha respondido a esta crítica, señalando que esto no es necesario,

los animales presentan, como dice Dawkins, un "equivalente funcional de la memoria" (1). En el caso del pez
grande, este tiene un `reconocimiento por el sitio' ("site-tenacity") como el lugar necesario para la limpieza, y no
quiere estropearlo; esta sería una conducta controlada genéticamente: "...un animal puede estar pre-programado
de tal manera, que actúe como si ha hecho complicados cálculos." (1) La inscripción genética tiene tal control del
fenotipo y su conducta que, incluso, se ignora la aparente contradicción con los principios darwinianos de
selección del fenotipo más dotado. Esto acontece, como ya lo hemos señalado, en el altruismo biológico que
alcanza un nivel máximo en los himenópteros (hormigas, avispas, abejas) que generan obreras estériles para
servir a la madre y preservar su carga genética.
La conducta altruista es difícil de entender y, tal vez imposible de explicar, desde el punto de vista del individuo y
del grupo, pero puede ser fácilmente explicada desde el punto de vista de los genes. Los genes que -luchan- por
tener representación, promueven el altruismo del individuo para aumentar las posibilidades de supervivencia -y
representación- de los que probablemente comparten la carga genética, los familiares (`selección de parientes') y
los que están alrededor sin ser necesariamente parientes (`participación con los aptos': `inclusive fitness'). (5, 7)
El altruismo biológico no debe ser descrito como el verdadero altruismo que se puede observar en la conducta
humana, un altruismo consciente realizado sin esperar una recompensa inmediata o mediata. El altruismo
biológico se define exclusivamente a nivel conductual, busca inconscientemente un beneficio genético, la
representación de genes en el conjunto de genes del grupo que persiste en la evolución. Como hemos señalado,
tampoco se debe hablar de genes `egoístas' o `altruistas' en sentido psicológico, sino que, simplemente, de
conducta genética, este proceso, no es consciente, ni intencional, sino que puramente mecánico, ciego y
materialista.
Come se ha señalado, según Dawkins, los individuos son solo vehículos de genes -los verdaderos actores del
drama de la evolución-, la selección natural trabaja solo en parte con los fenotipos de los individuos, eligiendo a
los que se reproducen y permiten la representación genética, pero no totalmente, como se ve claramente en el
altruismo biológico, en que los individuos han sido programados para una conducta biológica `auto-destructiva';
los genes son los amos de la situación evolutiva y su meta es: la representación en la cadena de la vida. El
escenario del drama de la evolución, se desplaza del ambiente inmediato del individuo, al plano general planetario-, el de la representación genética en el árbol de la vida.

Los individuos nacen y mueren como totalidades. Se puede concebir fácilmente que la selección natural opere a
nivel de los individuos, pero Dawkins rechaza esta concepción, porque no explica la conducta altruista, y los
individuos viven en un estado de interdependencia entre los de su tipo y otras especies, por lo que es difícil
definirlos como vehículos individuales del genotipo. La selección natural opera, según Dawkins a nivel de los
genes. Pero como se le ha criticado, el genotipo no se ve, solo podemos observar el fenotipo, y así también lo
hace la selección natural. El fenotipo está condicionado por la interacción genética -incluyendo muchos genes- y
las influencias ambientales; la relación del genotipo con el fenotipo es expresada en términos estadísticos,
incluyendo los factores ambientales. Por lo tanto, hablar de selección natural a nivel del genotipo complica el
panorama selectivo. En estas condiciones, la selección natural de genes, se hace enormemente más complicada e
indirecta, incluyendo una multitud de factores y de probabilidades; en suma, más especulativa y claramente
controversial. Sin embargo, Dawkins piensa que a pesar de las condiciones señaladas, en última instancia son los
genes los que dirigen la evolución. (4)
Para Richard Dawkins, el cerebro humano es el producto de la evolución, la selección natural ha seleccionado sus
funciones que permiten al homo sapiens sobrevivir adecuadamente, y preservar su carga genética. Entre estas
funciones se cuentan la capacidad de perseverar, de persistencia, la capacidad de fijar metas y trabajar para
conseguirlas, etc. Estas funciones fueron fundamentales en los tiempos primigenios de nuestra especie, y todavía
lo son, en buena medida, pero, además, estas funciones le permiten al ser humano actividades colaterales como
pintar, escribir novelas, crear música, etc. (8)
Dawkins va más allá, considera la cultura humana como evolutiva, escribe: "La transmisión cultural es análoga a
la transmisión genética, aunque básicamente conservadora, puede dar origen a una forma de evolución." (4, pág.
189) Dawkins piensa que la doctrina darwiniana es demasiado grande como para ser confinada exclusivamente a
los genes, el zoólogo inglés quiere entender más plenamente la evolución del hombre, y para ello, deja de lado los
genes, y analiza -aplica el darwinismo- a la cultura humana. En el "caldo" de nuestra cultura encontramos, nos
dice, elementos "replicables" (que generan copias de si mismos), similares a los genes, los llama
"memes" ("mimemes"). Lo único que necesitan los memes es que la evolución genética haya producido un
cerebro con capacidad de imitar. Ejemplo de memes son, melodías populares, frases usuales y repetidas, modos
de hacer artesanía, etc. Los memes pasan de individuo a individuo, y estos se transforman en transportadores de
memes. Algunos memes tienen alta capacidad de supervivencia como lo es la "idea de Dios", que emergió mucho
tiempo atrás en diversas culturas por probablemente "mutaciones independientes". Según Dawkins, esta alta
supervivencia en el repertorio de memes en la cultura humana se debe, entre otras razones, por "proveer una

respuesta superficial y plausible a preguntas profundas e inquietantes acerca de la existencia humana" (4, pág.
192) El meme Dios, según Dawkins, tiene gran atractivo psicológico. (1)
Sin embargo, Dawkins no reduce este atractivo psicológico del meme Dios a beneficios biológicos genéticos, sino
que argumenta que al emerger un nuevo replicador en la historia del planeta: el meme, este toma control y
establece su propia evolución. El comportamiento del meme es similar al del gene, compite (inconscientemente)
con otros memes por sobrevivir en el cerebro humano. Los genes están organizados en el cromosoma y
comienzan a competir -egoístamente- con sus alelos, esto no ocurre naturalmente con los memes; los memes se
asemejan más bien a las moléculas replicadoras iniciales, flotando libremente en la sopa primigenia en los
comienzos de la vida en el planeta. Pero los memes compiten con sus opuestos y con otros memes, piénsese en
una melodía que debe competir con otras, y con la TV, con la lectura, etc. para ganar la atención de un posible
ser portador (cerebro). En esta lucha `inconsciente' de memes, al igual que los genes, los memes se pueden
asociar a otros memes que facilitan su supervivencia. Dawkins menciona nuevamente el meme Dios que se asocia
a memes musicales, arquitectónicos, etc. que incrementan su vigor en la supervivencia; Dawkins también
menciona la "fe ciega" asociada al meme de la religión, que no necesita evidencia para subsistir y, así fortalece al
meme Dios.
La probabilidad de persistencia del conjunto de genes de un individuo disminuye a medida que se suceden las
generaciones y pasan los genes al conjunto total de genes de la población. En caso de que un individuo genere un
meme exitoso, las posibilidades que se conserve en el curso de las generaciones es mucho mayor que la del
genotipo de esa persona. Pero, tanto los genes como los memes, son intrínsecamente egoístas, la dinámica que
siguen es la de la preservación.
Dawkins termina el capítulo acerca de los memes con una nota de optimismo, parece darse cuenta que sus
conclusiones son desalentadoras, y comenta que un verdadero altruismo desinteresado puede darse..."algo que
no tiene lugar en la naturaleza, algo que no ha existido nunca en la historia total del mundo. Somos construidos
como máquinas de genes y culturizados como máquinas de memes, pero tenemos el poder de volvernos contra
nuestros creadores. Solo nosotros en la Tierra podemos revelarnos contra la tiranía de los replicadores
egoístas." (4, pág. 201) Se ha criticado a Dawkins que este comentario contradice la lógica empleada en su obra,
él se defiende, señalando que, si bien es cierto que somos "creados", en cuerpo y mente, por los genes, estos no
son absolutamente determinantes de nuestra conducta, no tienen "control" de ella; el ejemplo que esgrime es el
uso voluntario de medidas anticonceptivas en el control de la actividad sexual, producto ésta de la acción
genética. Cabe preguntar cómo surge del automatismo mecánico una `fuente de control' independiente del ciego
mecanicismo. ¿En qué queda la meta de la preservación genética ciega? ¿No sería el `control' solo una
estratagema de los memes egoístas? .

Si aceptamos las consecuencias extremas del darwinismo como lo propone Dawkins, nos encontramos con que,
en última instancia, son los genes el nervio vital que sostiene la vida en el planeta, nos condicionan, y nos
manejan sutilmente desde lejos; y, si a esto agregamos la segunda evolución: los memes, solo tenemos una
engañosa ilusión de elegir nuestro propio destino como individuos y sociedad; somos unos ilusos, como dice Mary
Midgley, viviendo en un estado posthinótico. (9) Partiendo del campo filosófico, Daniel Dennett, filósofo
americano, en su popular libro Darwin's Dangerous Idea: Evolution and the Meaning of Life (10), se declara un
ferviente adherente y admirador de la teoría de Darwin, al punto de considerar las ideas del naturalista inglés,
como las más brillantes e importantes de la historia del pensamiento, más allá de las de Newton y Einstein. Para
Dennett, la idea de la evolución por selección natural, proceso ciego que él describe como un algoritmo, elimina a
Dios de la cúspide de la pirámide cósmica. Dios ya no es necesario, ni siquiera para sustentar las leyes naturales;
en el comienzo todo era caos, un proceso de desorden, Dennett escribe: " lo que queda es lo que el proceso, en
desorden a través de la eternidad, encuentra, sin propósito (cuando encuentra algo): una posibilidad de orden
platónica sin temporalidad. "....."no es en si mismo algo inteligente, pero inteligible. Ser abstracto y fuera del
tiempo, no es nada con una iniciación u origen que requiera explicación." (Itálicas en el original).....el universo "se
crea a si mismo ex nihilo, o en todo caso, de algo casi indistinguible de la nada total. Al contrario de la misteriosa
y embrollada auto-creación de Dios fuera del tiempo, esta auto-creación es un truco no-milagroso que ha dejado
muchos trazos." (Itálicas agregadas) (10, pág. 184-185)
Este proceso algorítmico ­según el filósofo americano- es suficiente para dar cuenta de la exquisita y creciente
adaptación de los seres vivos que parece, engañosamente, diseñado por una inteligencia. Dennett postula que el
proceso evolutivo genera estructuras funcionales que operan a modo de "grúas", es decir, ayudan y aceleran la
evolución, y levantan el árbol de la vida a la altura que ha alcanzado en el hombre; ejemplos de "grúas" son, el
sexo, el efecto Baldwin, la mente humana y, particularmente, el lenguaje. (11) Las grúas permiten al ser humano
ir más allá del `imperativo de los genes,' ser diseñadores, no solo diseñados; pero siempre reconociendo que su
origen está en la naturaleza; así como las arañas tejen su tela y los castores construyen sus diques, los hombres
generan sus culturas. (12)

Dennett adhiere a la teoría de los memes de Dawkins. Y con esto, la cultura del hombre queda conformada por los
memes que compiten para replicarse en los cerebros individuales de los seres humanos. El control de nuestras
acciones no esta determinado por un meme individual, sino que por el conjunto de memes que constituyen
nuestra mente. La autonomía ­autocontrol- del ser humano en estas condiciones queda, inevitablemente
reducida. Cuánto control tenemos ­reconoce Dennett- es difícil decirlo, porque los memes infectan nuestro
`cerebro' y tienen vida propia.
Dennett no tiene ningún problema en aceptar que la `intencionalidad' de la conciencia humana es un producto del
algoritmo darwiniano, escribe: "Se sigue de la verdad del darwinismo que tú y yo somos artefactos de la [creados
por la] Madre Naturaleza, pero nuestra intencionalidad no es menos real por ser el efecto de millones de años de
algoritmo R y D sin propósito, en vez de un regalo de lo alto [de la divinidad]." (10, pág.426-427) Esta ambigua
condición no perturba a Dennett: "Encuentro esto totalmente aceptable ­en verdad, una inspiradora- resolución
de la tensión del hecho que yo, como persona, me considero la fuente de la intencionalidad , un árbitro de lo que
importa y por qué, y el hecho de que al mismo tiempo soy un miembro de la especie Homo sapiens, un producto
de varios billones de años de R y D no-milagrosa [del proceso algorítmico], gozando de ningún rasgo que no
surgió del mismo conjunto de procesos, de un modo u otro." (10, pág. 426)
Dennett resume su concepción: "El significado real, el tipo de significado que tienen nuestras palabras e ideas, es
en si mismo, un producto emergente de procesos originariamente sin significado- los procesos algorítmicos que
han creado la totalidad de la biosfera, nosotros incluidos. Un robot diseñado como una máquina de supervivencia,
como tú, que debería su existencia a un proyecto de R y D con otros fines ulteriores, pero esto no evitaría que
fuera un ser creador autónomo de significados, en su sentido pleno." (10, pág. 427) Para Dennett los `genes
egoístas' son la verdadera fuente de nuestra intencionalidad, en cuanto hacen posible las condiciones para la
emergencia de una genuina intencionalidad que nos permite trascender los genes, "usando vuestra experiencia y,
en particular, la cultura que absorbes, para construir un locus [original] de significado, casi totalmente,
independiente (o "trascendente") en base de lo que vuestros genes han proveído." (Itálicas agregadas) (10, pág.
426)
Dennett critica los sistemas éticos racionalistas que pretenden tener reglados los pasos del proceso de la toma de
decisiones éticas; por una parte, no es posible lograr, en forma completamente satisfactoria, estas reglas
racionales sin que surjan otras posibilidades racionales de reglas distintas. Pero más importante, estos sistemas
funcionan, más bien, en situaciones académicas o abstractas, no son operativos en la vida diaria, en el quehacer
de todos los días; esta conducta diaria, no es el resultado de cálculos racionales, de hacer o no hacer tal cosa, o
de ocuparse o no de tal otra; según Dennett esta conducta resulta espontáneamente, no hay en realidad un
proceso de decisión racional, se procede automáticamente de acuerdo a la programación que se tiene ["default']
(darwinianamente). Esto nos protege para no desviar nuestra atención de los asuntos que nos preocupan. En este
proceso operan los memes que compiten por nuestra limitada atención, los que ya tenemos y los que tratan de
atraernos.

El ser humano vive en la "memesfera", las unidades culturales ­memes-, lo infectan y lo manipulan, pero pueden
llegar a ser "tóxicos" al punto de amenazar lo que el hombre valora: libertad, tolerancia, respeto a lo especial y
minoritario, etc. El ser humano tiene que defenderse, Dennett le otorga un espacio de libertad para valorar y
decidir, pero no queda claro qué relación tiene esta libertad humana frente a los memes que parecen tan
poderosos, esparcidos e insidiosos. Si los memes, existentes ya en el interior del ser humano, son la base de las
decisiones valorativas automáticas que efectúa en su quehacer diario, ¿cómo surge la libertad y, cómo determinar
que no sean los memes los que operan cuando nos sentimos en ejerciendo nuestra libertad?
Pero no todos los naturalistas aceptan esta darwinización de la cultura humana, así por ejemplo, Stephen Gould
escribe: "Pero el cambio de la cultura humana es un proceso enteramente distinto que opera bajo principios
radicalmente diferentes [a los de la evolución natural] que permiten la fuerte posibilidad de una tendencia a lo
que podemos llamar legítimamente "progreso." (13, pág. 219) Gould señala que la rapidez y la transmisión de lo
aprendido en la cultura, le dan a esta un sello diferente. Pero creo que no es necesario para el propósito de esta
breve revisión de la teoría de la evolución, entrar en más detalles acerca del pensamiento de Gould.
La visión darwiniana del mundo orgánico es materialista, mecanicista, en un movimiento constante, sin propósito,
ni meta. Con el hombre, la naturaleza se hace consciente, pero no deja de tener sus orígenes en la materia, sin
teleología. El agregar a estos cuerpos propagadores de genes, incluido el ser humano, estructuras `culturales' también productos de la evolución y, al final de cuentas, dependientes de ella-, como memes o grúas que operan
con más independencia del genotipo, pero que siguen la dinámica mecanicista del darwinismo, de competencia y
supervivencia, además de enfrentar serias dificultades en su conceptuación, continúan dejando al ser humano en
un papel, utilitario y secundario. En este contexto, los pensadores e intelectuales afines a esta concepción, se
encuentran con la dificultad de evitar coherentemente la ética darwinista, simplista, cuyos ejemplos históricos
nadie quiere defender (holocaustos, limpieza étnica, liberalismos económicos a ultranza, etc.). Los ajustes y los

acomodos que se hacen para incorpora el altruismo moral, la consideración al más débil, al enfermo, al
menesteroso, son ingeniosos, pero muestran -como sucede desde el comienzo-, la flexibilidad y plasticidad
explicativa de la doctrina darwiniana, que la transforman más, en un programa ideológico que científico.
Como puede apreciarse, Dawkins y Dennett se alejan del campo de la ciencia concreta, para entrar a elaborar
teorías especulativas acerca del ser humano y de la cultura, ofreciendo una antropología filosófica revestida de
apariencia científica. Las dificultades que enfrentan los autores intentando salvar la libertad del hombre y la
conducta ética, se hacen evidentes en las inconsistencias que plagan sus teorías. Las consecuencias de la lógica
empleada, conduce a reducir la ética -el problema del bien y el mal- a expresión y manipulaciones de las fuentes
genéticas que como hemos visto, en última instancia dependen de las misteriosas y todopoderosas mutaciones. El
agregar `grúas' y `memes' no resuelve los problemas, los hace simplemente más evidentes. (3)
Es curioso constatar que el esfuerzo que hace el ser humano para entender y comprender su vida, y lo que lo
rodea, lo conduzca a veces -como es el caso que nos interesa- a la construcción de esquemas que lo dejan de
lado, sin libertad, ni autonomía, esclavizado por el producto de su propia mente (14, 2). Dawkins al menos injerta
una nota de esperanza en su mundo de genes y memes tiranos y egoístas, aunque con ello, quiebra la lógica
darwiniana que impregna su doctrina. Por estas especulaciones darwinianas extremadas, creaciones ex nihilo y
actitud dogmática, algunos críticos hablan de la creación de una nueva religión, abominando de Dios e, invistiendo
a la naturaleza de poderes divinos. (15)
La teoría de la evolución darwiniana es la más conocida fuera del círculo profesional de naturalistas y biólogos.
Pero no es la única que intenta explicar teóricamente los problemas que plantea la evolución. El darwinismo
cuenta con gran apoyo y popularidad, sin embargo, es conveniente mencionar otras teorías, para evitar caer en el
error de considerarla exclusiva y plenamente aceptada.
La visión darwiniana de la vida de los seres orgánicos es una constante contienda por la supervivencia del mejor
dotado. Sin embargo, este cuadro de lucha inevitable entre los organismos no es aceptado por algunos biólogos
que piensan que, por el contrario, la vida emergió en el planeta por un proceso de cooperación y formación de
redes interconectadas de seres orgánicos. Las formas orgánicas se multiplicaron y se hicieron más complejas, por
un proceso de asimilación, no solo de muerte y de extinción. En esta perspectiva, el hombre, cúspide de la escala
evolutiva darwiniana, ya no puede visualizarse como el triunfador de la lucha sin cuartel que caracteriza esta
evolución, sino que como un producto de la cooperación y asimilación de muchos otros organismos,
particularmente de las bacterias. Porque, sin más, dependemos de ellas, sin la presencia de éstas, la vida
humana, y la vida de todos los organismos superiores, perecería rápidamente, quedando el planeta desierto y
desolado como la superficie de Venus o Marte.
Pero las bacterias no sólo son fundamentales en cuanto nos proveen de un soporte vital invaluable, sino, porque
constituyen el origen mismo del comienzo del desarrollo de la vida compleja en la Tierra. Los primeros 2000
millones de años de vida en nuestro planeta estuvo reducida al mundo de las bacterias, y fueron estos
microorganismos los que, de acuerdo a la Teoría de la Simbiogénesis, iniciaron los procesos biológicos de
fermentación, fotosíntesis, respiración de oxígeno, fijación de nitrógeno del aire en las proteínas.
Las bacterias poseen características biológicas notables, por ejemplo, transfieren rutinariamente los genes a otras
bacterias muy diferentes. Las bacterias que los reciben, usan este ADN para efectuar tareas que sus propios
genes no realizan. Este proceso de intercambio de genes es reversible y rápido, por lo que todo este reino
microscópico, tiene acceso a todo el conjunto de genes existentes en el reino, y con éllo a las posibilidades
genéticas de la totalidad. Esta fluidez genética hace fútil hablar de especies de bacterias. Las bacteria también
tienen la habilidad biológica de combinar sus cuerpos con otros organismos, formando alianzas que pueden ser
permanentes, así por ejemplo, las bacterias nos proveen con vitamina B12 y nos ayudan a eliminar residuos
digestivos. (16, 17)

Para Lynn Margulis de la Universidad de Massachusetts, la teoría de la simbiogénesis explica como las formas
más simples de vida -bacterias- se combinaron y generaron organismos más complejos nucleados con orgánulos
intracelulares. Las primeras combinaciones propuestas en este reino microscópico son los `protoctistas', seres
microscópicos que habrían iniciado los procesos de la digestión, los movimientos, el sistema sensorial y la
organización del ADN en cromosomas. Para esta investigadora, las células de los organismos más complejos con
cromosomas (todos excepto las bacterias) se originaron de la fusión de tres o cuatro tipos de bacterias, así por
ejemplo, se sugiere que las mitocondrias -estructuras intracelulares de nuestras células- que se reproducen a
diferente tiempo y en forma distinta, son elementos de combinación de organismos simples que han perdurado
hasta nuestro nivel de evolución (18, 19). Esta concepción simbiótica de la evolución se conoce como Serial
Endosymbiotic Theory o SET, es serial, porque las simbiosis se establecieron consecutivamente. La complejidad
de las formas orgánicas ha emergido de la confluencia de seres micróscópicos que aún persisten en inmensidad y
continúan proveyendo el soporte de la vida en el planeta. La evolución es el resultado de la cooperación y de la

integración de los seres vivientes, Para Margulis, la teoría de la evolución darwiniana es incompleta.
La visión biológica de la simbiogénesis, concepto amplio con diversos matices, atribuye un carácter distinto a la
evolución, no solo de individuos en pugna por la supervivencia con solo coadaptaciones con sus vecinos, sino
cooperación e integración. En la evolución darwiniana la fuente de variaciones emerge por las mutaciones, en
forma vertical, en la línea de descendientes, y son cernidas por la selección natural; en la simbiogénesis, el
intercambio genético es horizontal, en individuos no relacionados taxonómicamente, y ahí surgen las novedades variaciones- para los organismos. Se debate si esta concepción puede integrarse con el neodarwinismo, en el
sentido que estas variaciones entran en el campo de la lucha por la existencia y la supervivencia del mejor dotado
o, la cooperación interdependiente de los organismos en la symbiogénesis, da un sello diferente al proceso
evolutivo. (16, 17, 20, 21)
Solo para apuntar a otros intentos teóricos para explicar la evolución, menciono la teoría de la `adaptación
flexible' propuesta por Mark Bedeau y la "teoría de la complejidad" de Stuart Kauffman. Bedeau considera el
centro primario de la vida al sistema evolutivo mismo, capaz de ajustarse flexiblemente a circunstancias
cambiantes. Los individuos son formas de vida secundarias del sistema. La teoría es especulativa, está en fase de
consolidación y va más allá de los principios darwinianos. (22) La teoría de la complejidad, nacida en el seno de
teorías computacionales y matemáticas, propone que muchos de los rasgos de los sistemas vivientes son el
resultado de una auto-organización de los sistemas, una tendencia a arreglarse ellos mismos en distintos
patrones. (23) Esta es una visión matemática de los fenómenos biológicos que pierde contacto con la biología
misma, convirtiéndose en una especulación matemática sin base real (`fact-free science').

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