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Una visión constructivista de la drogodependencia

Autor/autores: Fernando Mansilla
Fecha Publicación: 07/05/2002
Área temática: Adictivos, Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos .
Tipo de trabajo:  Artículo de revisión

Centro de Prevención del Alcoholismo y Tabaquismo. Ayuntamiento de Madrid

RESUMEN

Los constructivistas ven la terapia como la promoción de una actividad creadora de significado más que como una corrección de supuestas disfunciones o déficit en el pensamiento, emociones o conducta.

Está basado en la premisa de que el ser humano realiza esfuerzos activos para interpretar la experiencia, buscando propósito y significado (constructo) a los acontecimientos que le rodean. De manera que la persona crea y construye activamente su realidad personal. La construcción del significado de la experiencia es un proceso global que implica todas las funciones humanas.

El constructivismo resalta que los sistemas humanos están caracterizados por un desarrollo autoorganizativo que asegura la protección de su coherencia e integridad internas, y por la evolución progresiva de las estructuras de conocimiento del ser humano. 

Es difícil que un sujeto consuma drogas si ello supone una limitación para elaborar su sistema de constructos. Sin embargo, aquellos que encuentren que los primeros contactos con la droga les capacita para anticipar de una manera más satisfactoria algunos aspectos de su vida, tienen abierto el camino hacia la drogodependencia. 

Para el constructivismo la drogodependencia puede ser vista como adaptativa porque puede contribuir a la elaboración de aspectos del sistema de constructos del individuo, lo que no le sería posible libre de drogas o en abstinencia. 

Cuando las personas se enfrentan a acontecimientos que se encuentran fuera de los rangos de conveniencia de su sistema de constructos, se genera la ansiedad que es la que va a proporcionar el fundamento para el cambio, puesto que representa la conciencia de que el propio sistema de constructos no se adapta a los acontecimientos que le rodean. 

Se utilizan entre otras técnicas la planificación y ejecución de una conducta preestablecidas, el cuestionar creencias inadecuadas, la práctica de habilidades nuevas, el autorregistro de hábitos o conductas, la reformulación del síntoma que consiste en poner el problema presentado en unos términos que son distintos a los empleados por el cliente o la familia, pero más viable para el planteamiento terapéutico, la dramatización familiar, la paradoja, el flujo de conciencia, la prescripción de rituales y el cuestionamiento 

En definitiva, se pueden utilizar todas las técnicas que sirvan para reconstruir el propio pasado y discernir en él nuevos temas que apunten hacia un futuro más esperanzador suelen ser efectivas De ahí su eclecticismo técnico.



Introducción

Si el conductismo se sustenta sobre una metáfora mecanicista que interpreta la condición humana en términos de causalidad, antecedentes y consecuencias, y por refuerzos contingentes. Y el psicoanálisis, por su lado, contempla la conducta humana determinada por traumas pasados y como fruto de dinámicas energéticas y pulsiones inconscientes. El núcleo de la teoría constructivista considera la conducta como una forma de poner a prueba sus creencias sobre el futuro (Neimeyer, 1989) y ve a la persona como un agente activo que construye el significado de su mundo experiencial (Feixas y Neimeyer, 1991), que está en relación dialéctica con su entorno e integrado en su medio social (Botella y Feixas, 1998). Y pone de manifiesto que la cognición humana es más proactiva (Mahoney, 1988) o anticipatoria (Kelly, 1955) que receptiva o pasiva (Feixas y Neimeyer, 1991). 

Tampoco asume que los pensamientos del cliente sean irracionales o erróneos, sino que intenta comprender su coherencia respecto al sentido de identidad de la persona y explora alternativas que le sean congruentes (Botella y Feixas, 1998).

Por eso, los constructivistas ven la terapia como la promoción de una actividad creadora de significado más que como una corrección de supuestas disfunciones o déficit en el pensamiento, emociones o conducta (Calrsen, 1989).
Por tanto, de la visión de la triada clásica: cognición-emoción-conducta, se extrae que las terapias conductuales parten del supuesto de que predomina la conducta sobre la cognición y la emoción, que las terapias humanistas y psicodinámicas ponen el foco sobre los aspectos emocionales de la experiencia, y que las terapias cognitivas se centran en la clasificación y modificación del pensamiento del cliente como forma de acceso al control emocional y conductual.

Palabras clave: visión constructivista, drogodependencia


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