Más del 20% de la población española es obesa y el 49% presenta exceso de peso, el problema metabólico más frecuente en nuestro país y que afecta también a la población infantil: uno de cada cuatro niños padece sobrepeso. Aunque en la mayoría de ocasiones la obesidad está causada por una alimentación desequilibrada, el sedentarismo u otros factores, comer compulsivamente, a escondidas o de noche, puede ser una de las causas de la obesidad, alerta la doctora Guadalupe Blay, una de las coordinadoras del Grupo de Trabajo de Habilidades en Nutrición de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG). Además, esta voracidad para aplacar la ansiedad, que se oculta por vergüenza, puede desembocar en un patrón alimentario caótico y crónico, afirma esta doctora.
Cuando una persona sufre compulsiones caracterizadas por el consumo de gran cantidad de alimentos en un corto periodo de tiempo, asociado a sensación de pérdida de control sobre la ingesta, comiendo rápidamente, sin hambre y a escondidas para aplacar la ansiedad, disminuir la angustia y olvidar los problemas, estamos ante un trastorno de la conducta alimentaria conocido con el nombre de trastorno por atracón. La comida es como un tranquilizante, un ansiolítico de corta duración, ya que a los pocos minutos la sensación de tranquilidad desaparece y es sustituida por la de culpabilidad y frustración, lo que, a su vez, incrementa la baja autoestima que el paciente ya tiene de por sí, recuerda la doctora Blay, y puntualiza que todos podemos haber tenido, tener o tendremos algún episodio esporádico de este tipo a lo largo de nuestra vida, lo que no es patológico. Se ha establecido como pauta de diagnóstico de este trastorno la condición de que estos episodios se repitan al menos dos días a la semana durante un mínimo de seis meses, pues en la base de esta patología se encuentra una pérdida de control de los impulsos, comenta la doctora Blay, no debemos confundir esta enfermedad con la glotonería o el picoteo, subraya. La prevalencia de este trastorno en España es del 2-3% y se calcula que este trastorno está presente en la mitad de los llamados grandes obesos, señala esta facultativa.
Si bien este trastorno alimentario se parece a la bulimia en el comer compulsivo, los pacientes con trastorno por atracón no presentan conductas compensatorias o de purga, como autoprovocación del vómito, ayuno o dietas muy restrictivas, ejercicio intenso e ingesta de diuréticos o laxantes; por lo tanto, los atracones de repetición favorecen la obesidad, constata la doctora Blay, y recuerda que, según un estudio de la Federación Anorexia y Bulimia (ABB), en España el 75% de los enfermos adultos con trastornos alimentarios han padecido anteriormente problemas de sobrepeso. De hecho, continúa esta doctora, existe una relación entre el desarrollo del trastorno por atracón y la realización previa de dietas para adelgazar excesivamente restrictivas. El problema es que, una vez que la persona comienza con este patrón alimentario caótico, de restricciones y compulsiones, éste tiende a cronificarse. La SEMG alerta que los enfermos de algún trastorno alimentario no acuden al médico hasta pasados de tres a ocho años desde que apareció la enfermedad.
Cuando los atracones se producen durante la noche y vienen acompañados de anorexia matinal estamos ante el síndrome del atracón nocturno, una patología relativamente frecuente se estima que afecta al 1,5-2% de la población general- y muy prevalente entre los pacientes que acuden al médico para tratar su obesidad entre el 20-30% presenta este síndrome-, afirma Guadalupe Blay. Y es que las comilonas nocturnas favorecen la ganancia de peso al provocar alteraciones hormonales y neuroendocrinológicas, con alteraciones en el patrón de síntesis diurno y nocturno de ciertas hormonas como melatonina, leptina, ghrelina y cortisol. Estos enfermos casi no comen durante el día, pero ingieren durante la noche el 70% de las calorías de su dieta diaria, pueden llegar a ingerir hasta 1.700 calorías en una noche y están completamente despiertos mientras comen, explica Guadalupe Blay.
La SEMG quiere destacar que todos los trastornos de la alimentación representan cuadros psiquiátricos de distinta gravedad que afectan negativamente en la calidad de vida del enfermo y de la de sus familiares y entorno; además, su enfermedad les puede llevar, incluso, a la muerte. Si tenemos en cuenta las enormes dificultades existentes a la hora de tratar a estos pacientes, la prevención desde la infancia es la mejor manera de disminuir su incidencia, que, actualmente, va en aumento entre los jóvenes y adolescentes, como constatan datos de la Fundación ABB: el 2% padece anorexia, el 2-4% padece bulimia y el 5% sufre trastorno por atracón. Sin embargo, el trastorno alimentario es, en realidad, un problema secundario, derivado de un desorden mental, advierte la doctora Blay.
No obstante, la mitad de los pacientes con algún trastorno en la conducta alimentaria consigue superar totalmente su enfermedad, porcentaje que se eleva hasta el 80% en el caso de los enfermos con trastorno por atracón, cuya tratamiento es menos complejo y tiene mayores probabilidades de éxito que el de la anorexia o la bulimia, según la SEMG. El 25% de los pacientes con algún trastorno de la alimentación evoluciona hacia formas agudas de la enfermedad, en el 20% este comportamiento se convierte en crónico y el 5% fallece a consecuencia de este tipo de patologías.
El curso de nutrición de la SEMG ya ha visitado Vigo, Barcelona, Zaragoza, Alicante, Oviedo, Madrid, Bilbao, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Almería, Cádiz y Pamplona. El día 16 de noviembre se impartirá en Valencia y próximamente llegará a Málaga y a Las Palmas de Gran Canaria.
PUBLICIDAD
