Los trastornos del estado de ánimo, incluidos el trastorno depresivo mayor y los trastornos bipolares, son las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Hoy en día, se están relacionando mucho con la cognición, el sueño, el apetito y cambios en el metabolismo y la alimentación.
Los fenotipos de comportamiento alimentario (EBP) se pueden definir como un conjunto de comportamientos alimentarios que son característicos de un individuo o grupo. En individuos sanos, los comportamientos alimentarios son adaptativos e importantes para la homeostasis. Pero, en condiciones patológicas, las conductas alimentarias pueden volverse más estereotipadas y menos adaptativas, siendo parte de la confluencia de manifestaciones conductuales que se observan en los trastornos del estado de ánimo.
En la revista Phycological Medicine se ha publicado un estudio en el que se han identificado asociaciones entre grupos de comportamientos y ciertas características de individuos con trastornos del estado de ánimo. Los comportamientos analizados han sido: el alto apetito, el bajo apetito, la alimentación emocional, la adicción a la comida y una dieta poco saludable.
El alto apetito se ha asociado aproximadamente a un tercio de las personas con depresión, que además presentan dificultades en la percepción y recompensa del hambre, y una función inmunitaria alterada; elevados niveles de citocinas proinflamatorias.
El bajo apetito se ha asociado aproximadamente a la mitad de las personas con depresión, es característica de la depresión melancólica. Estos sujetos presentan una pérdida de peso patológica, alteración en la sensación de saciedad, una respuesta hormonal anormal; niveles más altos de cortisol, alteración en la función inmune; niveles de citoquinas y TNF-alfa elevados.
La alimentación emocional se ha identificado como el factor mediador entre la depresión y el aumento de peso, siendo un predictor del aumento del índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia de la cintura en personas con trastorno depresivo mayor. Estas personas; tienen una mayor tendencia a comer en exceso en respuesta a las emociones negativas, comorbilidad con los TCA, especialmente el trastorno por atracón y una alteración de la señalización de serotonina.
La adicción a la comida se ha relacionado con un subconjunto de personas con trastornos del estado de ánimo exhibe comportamientos similares a la adicción a la comida. Además, de la presencia de antojos de alimentos: principalmente ricos en grasas, sodio y carbohidratos refinados, un consumo excesivo de alimentos muy sabrosos, y una actividad disfuncional en el sistema de recompensa del cerebro.
La dieta poco saludable también es otro comportamiento que se ha encontrado en pacientes con trastornos del estado de ánimo; que se caracteriza por una baja ingesta de proteínas, alta ingesta de grasas y comida densa en calorías con preferencia por dulces e hidratos refinados.
Todas estas asociaciones son de gran interés, ya que la clasificación de las EBP tiene el potencial de aumentar el conocimiento etiológico y la precisión de las estrategias de diagnóstico y tratamiento adaptadas a cada fenotipo, lo que contribuye a una mayor calidad de la atención al paciente. Además a nivel de prevención y tratamiento, es importante la promoción de una dieta saludable, ya que los programas de estilo de vida pueden ser beneficiosos para mejorar los síntomas cognitivos y afectivos en personas con trastornos del estado de ánimo, ya que como hemos descrito, existen muchas asociaciones entre determinadas conductas de alimentación y trastornos del estado de ánimo.
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