La Organización Mundial de la Salud define el estrés como las reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción. Ante una situación estresante, activan el eje hipofisario-suprarrenal y el sistema nervioso vegetativo. Así, el estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia.
Sin embargo, cuando el estrés se da de manera repetitiva genera hipercortisolemia crónica. En modelos animales se ha demostrado que la hipercortisolemia puede ser neurotóxica para algunas estructuras cerebrales.
Por tanto, en una época tan compleja como la nuestra, con constantes e intensas demandas del entorno, la respuesta al estrés podría acabar afectando nuestra calidad de vida y manifestarse en forma de diferentes patologías.
Un ejemplo podría ser la depresión, un trastorno afectivo de elevada prevalencia en la sociedad actual. La evidencia científica sugiere que el estrés agudo y crónico se asocia con un incremento de la actividad inflamatoria y con una intensificación de los procesos atencionales focalizados en la información negativa. Ambos procesos son predictivos de síntomas depresivos.
Por lo tanto, entender la interrelación entre la actividad inflamatoria y la cognición emocional en un contexto de estrés, permitiría optimizar estrategias terapéuticas de la depresión.
Profundizar en el conocimiento de ambas patologías y cómo se interrelacionan, así como en los retos de la investigación para su tratamiento, será el objetivo del CORE Seminar de este año. Esperamos vuestra participación!
