Algunos expertos y organismos reguladores han señalado que tanto las benzodiazepinas como los medicamentos que actúan sobre los receptores de benzodiazepinas sin compartir su estructura química (conocidos como "medicamentos Z") tienen un perfil de beneficios limitado y están asociados a riesgos considerables. Sin embargo, los datos presentados en este artículo ap...
Algunos expertos y organismos reguladores han señalado que tanto las benzodiazepinas como los medicamentos que actúan sobre los receptores de benzodiazepinas sin compartir su estructura química (conocidos como "medicamentos Z") tienen un perfil de beneficios limitado y están asociados a riesgos considerables. Sin embargo, los datos presentados en este artículo apoyan su uso en situaciones clínicas específicas. Estos medicamentos han demostrado ser tratamientos de elección en la ansiedad situacional aguda, los trastornos de ansiedad crónica, el insomnio, los síndromes de abstinencia alcohólica y la catatonia. Además, pueden ser complementos valiosos en el manejo de la depresión ansiosa y la manía, así como en pacientes con enfermedades médicas que presentan complicaciones psiquiátricas.
Uno de los aspectos importantes en el uso de benzodiazepinas es el desarrollo de tolerancia. Aunque se observa tolerancia a los efectos sedantes y posiblemente al deterioro psicomotor que producen, no ocurre lo mismo con el efecto ansiolítico, que se mantiene incluso con el uso prolongado. Sin embargo, la sedación inducida por estas sustancias puede afectar la función cognitiva en algunos pacientes, lo cual debe ser considerado en su prescripción. A pesar de esto, las afirmaciones de que las benzodiazepinas aumentan el riesgo de desarrollar demencia no están respaldadas por los datos más recientes disponibles.
En contraste con la creencia popular, las benzodiazepinas no se asocian con altos niveles de uso indebido o abuso entre los pacientes que las reciben por indicaciones médicas apropiadas y que no presentan trastornos por consumo de sustancias. La mayoría de los casos de abuso de benzodiazepinas ocurren cuando los medicamentos se obtienen de manera no autorizada, es decir, a través de fuentes ajenas a una prescripción legítima. Además, las benzodiazepinas no suelen ser letales en casos de sobredosis cuando se toman de manera aislada; sin embargo, los riesgos aumentan significativamente si se combinan con otras sustancias depresoras del sistema nervioso central, como el alcohol o los opioides.
Una ventaja clave de las benzodiazepinas en comparación con otros psicotrópicos es que sus mecanismos de acción están bien definidos y comprensibles desde una perspectiva neurobiológica. Esta claridad permite a los clínicos usarlas con mayor precisión y efectividad en diferentes trastornos. Debido a su eficacia y versatilidad, las benzodiazepinas y los medicamentos Z deben formar parte del arsenal terapéutico de médicos experimentados, quienes pueden maximizar sus beneficios clínicos mientras minimizan los riesgos potenciales. Estos medicamentos siguen siendo una herramienta valiosa cuando se utilizan de manera adecuada, en el contexto de una evaluación clínica rigurosa y con un seguimiento cuidadoso de los pacientes.
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