El delirio que ocurre en un paciente con demencia preexistente se conoce como delirio superpuesto a la demencia (DSD). El DSD ocurre comúnmente en pacientes mayores hospitalizados y se asocia con peores resultados, incluidas tasas más altas de mortalidad e institucionalización, en comparación con los pacientes hospitalizados con delirio o demencia solamente.
Esta revisión narrativa resume la detección, el diagnóstico, el manejo y la fisiopatología del DSD y concluye destacando las oportunidades para futuras investigaciones.
Los estudios se identificaron mediante la búsqueda de palabras clave de Medline y PsycINFO, y búsquedas manuales en listas de referencias. Conceptualmente, la DSD podría considerarse una "exacerbación aguda" de la demencia precipitada por un insulto nocivo similar a una exacerbación aguda de insuficiencia cardíaca o aguda sobre insuficiencia renal crónica. Sin embargo, a diferencia de otros sistemas de órganos, No existen biomarcadores establecidos para el delirio, por lo que el DSD se diagnostica y controla clínicamente.
Debido a que la disfunción cognitiva es común tanto en el delirio como en la demencia, el diagnóstico de DSD puede ser un desafío. La falta de atención, los niveles alterados de excitación y la disfunción motora pueden ayudar a distinguir el DSD de la demencia sola.
Los antecedentes de un informante que sugieran un cambio agudo en la cognición o el estado de alerta deben investigarse y tratarse como delirio hasta que se demuestre lo contrario. Los principios clave de la gestión incluyen la prevención, la identificación y el tratamiento de los precipitantes subyacentes, la implementación de intervenciones de componentes múltiples para crear un entorno ideal para la recuperación del cerebro, la prevención de complicaciones, la gestión de la angustia y el seguimiento para su resolución.
Informar e involucrar a los miembros de la familia o cuidadores a lo largo del viaje del paciente es esencial porque existe una incertidumbre pronóstica significativa, incluido el riesgo de deterioro cognitivo y funcional persistente después de DSD y recaída. Además, los cuidadores informales pueden proporcionar una ayuda significativa en la gestión.
La evidencia emergente demuestra que una mayor exposición al delirio se asocia con lesión neuronal y peores resultados cognitivos, aunque los mecanismos a través de los cuales esto ocurre siguen sin estar claros.
Dada la superposición clínica entre el delirio y la demencia, el estudio de las vías fisiopatológicas compartidas puede revelar pruebas de diagnóstico y es un paso esencial en la innovación terapéutica.
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