Ruptura del círculo vicioso de alcohol y aislamiento en paciente de edad avanzada
,
0%
ANAMNESIS / ENTREVISTA
Paciente, de 63 años de edad, profesora pre-jubilada, viuda desde hace 2 años. Es derivada por su médico de atención primaria por un cuadro ansioso-depresivo de 6 meses de evolución. Su médico de atención primaria ha pautado lorazepam hasta 1mg/8 horas y citalopram 20mg/24 horas, sin mejoría clínica. Persisten insomnio de despertar precoz, tristeza, llanto, aislamiento social progresivo y abandono personal. En la primera consulta, la paciente verbaliza su bajo estado de ánimo, con sentimientos de soledad y culpa. Muestra falta de motivación e intereses; pasando el día en casa. Refiere sufrir ansiedad somática en forma de sensación disneica, palpitaciones y parestesias en manos y pies, con parcial respuesta a lorazepam. Se mantiene citalopram 20mg/día y se introduce pregabalina hasta 150mg/día, por sospecha de abuso se comienza la disminución progresiva de lorazepam hasta su retirada. En la visita de seguimiento, a las 4 semanas, la paciente refiere mejoría en el cuadro ansioso, aunque relata no haber podido abandonar lorazepam, manteniendo 1 mg /24horas en la noche por persistir insomnio. La sintomatología depresiva también persiste. Profundizando en la anamnesis, relata que tras el fallecimiento de su marido, y en contexto de su pre-jubilación, ha ido perdiendo progresivamente su vida social y familiar. Tiene 2 hijos de 33 y 36 años, que, según cuenta, cada vez van a visitarla con menos frecuencia, y ella se siente sola, sin autodirección. Finalmente, explica que, un día, compró una botella de vino, bebió una copa, y se sintió mejor. Desde hace unos 8 meses, consume alcohol, en cantidades crecientes, porque, según dice, cada vez va estando peor (le han detectado hipertensión arterial y dislipemia, añadiendo más tratamientos farmacológicos), y siente que es lo único que le ayuda a pasar los días.