La anorexia nerviosa (AN) se asocia con la mayor tasa de mortalidad de cualquier enfermedad psiquiátrica1, así como con los costos significativos de atención médica y la pérdida de salarios. Si bien ha habido avances notables en la comprensión de los mecanismos bioconductuales de AN, los sistemas cerebrales que subyacen a la enfermedad siguen siendo poco c...
La anorexia nerviosa (AN) se asocia con la mayor tasa de mortalidad de cualquier enfermedad psiquiátrica1, así como con los costos significativos de atención médica y la pérdida de salarios. Si bien ha habido avances notables en la comprensión de los mecanismos bioconductuales de AN, los sistemas cerebrales que subyacen a la enfermedad siguen siendo poco conocidos. Clínicamente, es ampliamente aceptado que el primer paso crítico en el tratamiento es la restitución, es decir, restaurar a las personas a un peso corporal saludable. Sin embargo, saber que la intervención médica primaria es simplemente para comer no cambia el comportamiento en sí mismo. De hecho, incluso después de la restauración total del peso, las personas con AN siguen restringiendo la ingesta de calorías y grasas, lo que se asocia con resultados pobres a largo plazo2. La gravedad y persistencia de esta enfermedad hace que la comprensión de la fisiopatología y los mecanismos neuronales .
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