El trabajo se encuentra en una fase inicial, pero esperan poder basarse en estos patrones para detectar cambios de humor en los enfermos de trastorno bipolar, ayudando así al diagnóstico y ofreciendo potencialmente tratamientos más rápidos y personalizados.
Psiquiatras del Hospital Clínic de Barcelona han anunciado los resultados preliminares del uso de tecnología portátil para medir los impulsos eléctricos en la piel y otros biomarcadores fisiológicos que podrían estar asociados a los cambios de humor en el trastorno bipolar.
El trabajo, presentado en la 36º Conferencia del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología (ECNP), que se celebra en Barcelona, se encuentra en una fase inicial, pero esperan poder basarse en estos patrones para detectar cambios de humor en los enfermos de trastorno bipolar, ayudando así al diagnóstico y ofreciendo potencialmente tratamientos más rápidos y personalizados.
El trastorno bipolar (antes llamado enfermedad maníaco-depresiva o depresión maníaca) es una enfermedad mental que provoca cambios en el estado de ánimo, la energía, los niveles de actividad y la concentración de una persona. Estos cambios pueden dificultar la realización de las tareas cotidianas y dificultar las interacciones con otras personas.
El grado de oscilación del estado de ánimo puede variar de una persona a otra, desde sentirse maníaco (muy "animado") a sentirse deprimido. En la actualidad, estos cambios de humor se diagnostican sobre todo de forma subjetiva, mediante entrevistas con médicos o cuestionarios. Esto lleva tiempo y requiere una presencia médica inmediata.
Ahora, un grupo de psiquiatras de Barcelona, en colaboración con un científico de datos de Edimburgo (Reino Unido), han utilizado un dispositivo portátil de investigación para recoger de forma continua varios biomarcadores fisiológicos durante las diversas fases y episodios del trastorno bipolar.
Entre los biomarcadores fisiológicos recogidos se encuentra la actividad electrodérmica, que utiliza los cambios en la conductividad eléctrica de la piel para indicar el nivel de estrés a través de la reactividad del sistema nervioso. Se trata de un posible indicador inmediato de si una persona se encuentra en un estado de ánimo maníaco, depresivo o normal.
Se reclutaron 38 pacientes con trastorno bipolar y 19 controles sanos, todos ellos del área de Barcelona. Según el doctor Diego Hidalgo-Mazzei, del Hospital Clínic e investigador del estudio, "a cada participante se le colocó un brazalete Empatica E4, disponible en el mercado, y se le pidió que lo llevara durante unas 48 horas".
"Esta pulsera puede medir diversos cambios fisiológicos, pero lo que más nos interesaba era medir pequeños cambios electrofisiológicos en la piel del usuario --explica--. Descubrimos que los pacientes con trastorno bipolar en fase depresiva tenían, de media, una actividad eléctrica cutánea significativamente menor que el resto del grupo bipolar o el grupo de control sano".
"También descubrimos que, a medida que un individuo pasaba del estado maníaco al depresivo (o viceversa), esto era detectable por un cambio en la actividad eléctrica superficial de la piel", añade. Es importante que el paciente y el médico sepan cómo y cuándo se producen estas fluctuaciones del estado de ánimo.
El tratamiento es diferente para los estados maníacos o depresivos, por lo que este dispositivo puede ayudar a un diagnóstico rápido y a un tratamiento personalizado precoz, pero también puede ayudar a prevenir resultados adversos, por ejemplo, alertando de un mayor riesgo de suicidio, o de cambios de humor que pueden conllevar peligros con actividades como la conducción.
Añade que "es más fácil tratar a los pacientes si se sabe si están en una fase maníaca o depresiva, indica. Hasta ahora --prosigue--, estos cambios de humor se diagnosticaban sobre todo de forma subjetiva, mediante entrevistas con médicos o cuestionarios, lo que había generado verdaderas dificultades".
El doctor reconoce que "es difícil dar con el fármaco adecuado, y sólo entre el 30 y el 40% de los individuos tratados obtienen la respuesta esperada. Esperamos que la información adicional que pueden aportar estos sistemas nos dé mayor seguridad a la hora de tratar a los pacientes --añade--, pero aún estamos lejos de conseguirlo".
Puntualiza que se trata de un estudio observacional exploratorio, por lo que aun se debe analizar una muestra más amplia y utilizar el aprendizaje automático para analizar todos los biomarcadores recogidos por los usuarios a fin de confirmar los resultados y determinar patrones que puedan indicar un episodio específico.
"Puede que esto no sea lo ideal para todos los enfermos de trastorno bipolar, en todas las circunstancias --apunta--, pero un posible patrón podría ayudar en el futuro a las personas más afectadas por los cambios de humor que afectan a sus vidas".
Según un estudio de 2019, entre el 1% y el 2% de los europeos padecen trastorno bipolar (las cifras exactas son difíciles de obtener), lo que significa que más de 700.000 lo sufren en Europa.
El profesor Paolo Ossola, de la Universidad de Parma (Italia), que no ha participado en esta investigación, señala que "en este estudio seminal, el doctor Hidalgo y sus colaboradores han sentado las bases de un nuevo enfoque para diagnosticar y tratar los trastornos bipolares".
Recuerda que "el trastorno bipolar se define por la aparición de episodios (maníacos o depresivos) intercalados con periodos de bienestar conocidos como eutimia. Hasta la fecha, el curso de la enfermedad es totalmente impredecible, y la aparición de nuevos episodios depende únicamente de su reconocimiento precoz a nivel subjetivo mediante síntomas de alerta temprana", indica.
Por ello, subraya que "disponer de un biomarcador fisiológico que vaya más allá del nivel subjetivo permitiría una intervención más oportuna. Y lo que es más importante, el hecho de que proceda de un dispositivo wearable podría ayudar a las personas que, por razones geográficas, carecen de fácil acceso a las instalaciones clínicas".
El paso del nivel subjetivo al biológico también podría favorecer la comprensión de la dinámica mecanicista subyacente a los cambios de humor. Los intentos anteriores, basados en el estudio del comportamiento motor mediante dispositivos vestibles, no lograron diferenciar, por ejemplo, la inquietud provocada por la ansiedad en un episodio depresivo de la hiperactivación inicial asociada a un cambio maníaco.
"Un biomarcador más afinado, como la conductancia cutánea, podría captar estos cambios sutiles y determinar así si un tratamiento es eficaz y las razones que lo explican", añade.
Como señalan los autores, se trata sólo de un estudio exploratorio preliminar, pero sus alentadores resultados podrían allanar el camino para futuras investigaciones encaminadas a desentrañar enigmas clínicos en el diagnóstico y el tratamiento del trastorno bipolar.