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Dificultad diagnóstica de los trastornos de personalidad. A propósito de un caso.

Fecha Publicación: 21/10/2011
Autor/autores: Amanda Trigo Campoy , Magdalena Yebra Rotger, Laura Ruiz de la Hermosa Gutiérrez, Sara Bañón González, Romina Vanesa Pastorelli

RESUMEN

La evaluación y diagnóstico de los trastornos de personalidad es una tarea muy compleja que requiere considerar muchos aspectos de la vida del individuo. La mayoría de las veces los trastornos de personalidad son el hallazgo diagnóstico secundario que se obtiene tras un trastorno psiquiátrico general del eje I. Se presenta el caso de una mujer de 18 años con antecedentes de TCA en la adolescencia y dos episodios psicóticos breves que han requerido ingreso en unidad de agudos, al alta del último de estos ingesos inicia seguimiento en hospital de día, tras meses de tratamiento psicológico y psiquiátrico intenso con buena adherencia por parte de la paciente se replantean los diagnósticos previos. Posteriormente un ingreso psiquiátrico tras ingesta medicamentosa voluntaria. Dentro de los trastornos de personalidad el trastorno límite se caracteriza por presentar una altísima comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos tanto del eje I como trastornos de personalidad.


Área temática: .

Trigo Campoy A. Psicologia.com. 2011; 15:61.
http://hdl.handle.net/10401/4670

Caso clínico
Dificultad diagnóstica de los trastornos de personalidad. A
propósito de un caso
Trigo Campoy, Amanda1*; Yebra Rotger, Magdalena2; Ruiz de la Hermosa Gutiérrez,
Laura3; Bañón González, Sara María4; Vanesa Pastorelli, Romina5.

Resumen
La evaluación y diagnóstico de los trastornos de personalidad es una tarea muy compleja que
requiere considerar muchos aspectos de la vida del individuo. La mayoría de las veces los
trastornos de personalidad son el hallazgo diagnóstico secundario que se obtiene tras un
trastorno psiquiátrico general del eje I. Se presenta el caso de una mujer de 18 años con
antecedentes de TCA en la adolescencia y dos episodios psicóticos breves que han requerido
ingreso en unidad de agudos, al alta del último de estos ingesos inicia seguimiento en hospital
de día, tras meses de tratamiento psicológico y psiquiátrico intenso con buena adherencia por
parte de la paciente se replantean los diagnósticos previos. Posteriormente un ingreso
psiquiátrico tras ingesta medicamentosa voluntaria. Dentro de los trastornos de personalidad el
trastorno límite se caracteriza por presentar una altísima comorbilidad con otros trastornos
psiquiátricos tanto del eje I como trastornos de personalidad.

Recibido: 05/11/10 - Aceptado: 04/01/11 ­ Publicado: 21/10/11

* Correspondencia: amandatrigo@telefonica.net
1,2,3,4y5 Hospital Mateu Orfila

Psicologia.com ­ ISSN: 1137-8492
© 2011 Trigo Campoy A, Yebra Rotger M, Ruiz de la Hermosa Gutiérrez L, Bañón González S, Vanesa Pastorelli R.

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Trigo Campoy A. Psicologia.com. 2011; 15:61.
http://hdl.handle.net/10401/4670

Caso clínico

Antecedentes somáticos
-

NAMC

-

Colecictectomizada hace 1 año

-

Durante un tiempo en estudio por servicio de digestivo por probable colon irritable.

Antecedentes psiquiátricos
-

Paciente mujer de 18 años de edad con primer contacto en salud mental en 2008 por
posible TCA, realiza seguimiento por psiquiatra y psicólogo durante unos meses y
posterior abandono del tratamiento a voluntad propia.

-

Dos ingresos psiquiátricos previos (junio y agosto de 2010)

-

En agosto de 2010, tras alta de un ingreso psiquiátrico acude a diario a Hospital de Día,
donde realiza seguimiento por psiquiatra y psicólogo.

-

Consumo diario de cannabis, niega consumo de otros tóxicos.

-

Tratamiento actual:

Antecedentes familiares
-

Abuelo paterno sintomatología depresiva y dependencia alcohólica

-

Abuelo y primo materno enfermedad celiaca

-

Primo materno enfermedad de Crohn

Nacimiento y desarrollo en la infancia
Parto eutócico. No lactancia materna por tratamiento farmacológico de la madre. No
problemas de sueño ni alimentación. No alteraciones en el desarrollo psicomotor. No problemas
de control de esfínteres ni lenguaje. Inicia guardería a los 14 meses, colegio a los 4 años, no
problemas de adaptación ni en las relaciones interpersonales. No ha tenido grupo de amigos
grande pero ha salido a jugar y a dormir con iguales. En 2006 la madre comienza a trabajar
fuera del domicilio.
A los 14 años comienza con problemas de litiasis biliar siendo necesaria acudir a
urgencias en múltiples ocasiones, faltó mucho a clase, posteriormente cirugía. Repite 3º ESO a
raíz de cirugía de la vesícula. "desde ese momento hubo un cambio en su vida, se distancio de los
compañeros del colegio" refiere la madre.

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Mayo 2008- Marzo 2009
Acude por primera vez a Salud Mental derivada por Servicio de Digestivo (a petición de
la madre) para valoración por aislamiento en casa, importante aumento de peso que puede
producir disfunción en las relaciones sociales.
En ese momento cierta labilidad emocional e irritabilidad, baja autoestima, deseos de
pérdida de peso que relaciona con aislamiento, deja de hacer cosas por su aspecto físico.
Vómitos por "mala digestión".
Durante los meses de seguimiento visitas periódicas con psiquiatra, psicóloga y
enfermería. En ese tiempo descontrol en relación a la comida, no sigue pautas recomendadas
por DUE. Alteración del ritmo de la comida e ingesta compulsiva. Vómitos. Autolesiones en
forma de cortes superficiales en antebrazo sin pensamientos de muerte. Insomnio.

Tratamiento farmacológico
-

Topiramato 25 mg 1-0-1

-

Clonazepam 0,5 mg 0-0-1

En diciembre de 2008 fallecimiento tía materna por proceso oncológico. La paciente
presenta momentos de rabia en los que se da con un elástico en la muñeca, sentimientos de
soledad que no verbaliza con familiares. Cortes en brazos que reconoce hacerlo para parar
pensamientos negativos y malestar emocional.

Primer ingreso psiquiátrico: junio 2010
La paciente acude al servicio de urgencias por episodio de agitación psicomotriz tras
consumo de alcohol y cannabis.
Al inicio del ingreso escasas relaciones interpersonales con tendencia al aislamiento,
pasa la mayor parte del día en su habitación, crisis de llanto frecuentes. En ocasiones angustia
psicótica, refiere alucinaciones auditivas simples, y alucinaciones visuales en forma de gnomos y
una figura blanca con una luz en la cabeza. Galactorrea, cambio antipsicótico.
Pruebas complementarias: Analítica, incluyendo hemograma, bioquímica, perfil tiroideo y orina
elemental normales.
Screening tóxicos: positivo para cannabis y benzodiacepinas, resto negativo
TAC craneal: sin alteraciones
RMN craneal sin contraste: exploración sin hallazgos significativos.
EEG: estudio dentro de la normalidad.
Diagnóstico: trastorno psicótico con delirio inducido por drogas, abuso cannabis e intoxicación
etílica aguda.
Tratamiento:

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-

Aripiprazol 10mg 1-0-0

-

Clonazepam 2 mg ½-0-1

-

Lormetazepam 1mg si precisa por insomnio.

Segundo ingreso psiquiátrico: agosto 2010
Paciente que acude al servicio de urgencias de forma voluntaria y acompañada por
familiares por angustia. En la semana previa ha acudido en varias ocasiones a urgencias por
sintomatología similar. Refiere que esa mañana ha escuchado voces que le ordenaban que se
hiciera daño motivo por el que comienza a golpearse la cabeza contra la pared y a arañarse el
brazo.
Se decide ingreso para contención de la crisis ante desbordamiento familiar y falta de
contención en el domicilio. Fue dada de alta del último ingreso hace aproximadamente 15 días.
EPI: consciente. Orientada en las tres esferas. Abordable y colaboradora, angustiada, perpleja,
llorosa durante la entrevista. Ánimo reactivo a la situación actual. Ideación delirante
autorreferencial
no
estructurada
(miedo
al
ver
ambulancias),
pseudoalucinaciones/alucinaciones auditivas en forma de voces de hombres no conocidos en
tono imperativo que le ordenan que se haga daño acompañadas de intensa angustia psicótica.
Insomnio mixto.
Tratamiento farmacológico:
-

Aripiprazol

30mg

1-0-0

-

Clonazepam 2 mg ½-1/2-½

-

Lormetazepam 2 mg al acostarse

Hospital de día
La paciente inicia seguimiento en el hospital de día al alta del último ingreso en la
unidad de agudos.
Evaluación psiquiátrica: Apatía, enlentecimiento psicomotor y fascies inexpresiva
probablemente como efecto secundario de antipsicóticos, insomnio, ausencia de proyecto vital.
Labilidad emocional. Poco comunicativa. Discurso coherente, no espontaneo, respuestas
monosilábicas. Pseudoalucinaciones auditivas (voces interiores). Abulia. Alucinaciones visuales
"ocasionales". Retraimiento social/emocional. Parcial conciencia de enfermedad. Bajo insight.
Crisis de ansiedad en respuesta a situaciones vivenciadas como estresoras con sensación de falta
de aire, estado progresivo de angustia con "voces en la cabeza que le dicen hazte daño" con
remisión completa de la crisis incluidas voces tras administración de benzodiacepinas.

Cambio tratamiento
-

Disminución progresiva de dosis aripiprazol hasta retirada

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-

Retirada lamotrigina

-

Inicio sertralina 50 mg

-

Inicio mirtazapina 15 mg 0-0-1

-

Clonazepam 2 mg

1-0-0

¼-¼-1

Evaluación psicológica: cuenta crisis de ansiedad porque le da miedo la gente y lo que
puedan opinar porque está gorda. Hace dos años veía gnomos que la miraban, refiere
alucinaciones visuales de ver coches con rostros de personas que la miraban y gente iluminada
por una luz que también la miraba. Verbaliza que se siente diferente al resto de amigos. En este
momento apetito regulado.
Aspecto cuidado, obsesionada con el pelo liso, en cada permiso se lo plancha, no
lenguaje espontáneo, discurso poco fluido, dificultad de expresión de sentimientos.
Pensamiento rígido y obsesivoide. Describe ciertas manías en cuanto al orden y perfeccionismo,
refiere pensamientos que no puede controlar generándole angustia.
Inicia curso de gestión sanitaria abandona después los estudios por que le daba
vergüenza ir a clase porque esta gorda. Relación de pareja de 6 meses de duración que acaba la
paciente "porque me cansé de él y un día me dijo que estaba gordita". No actividades
estructuradas ni obligaciones. Aislamiento social, dificultad para relacionarse con los iguales. Se
describe como muy tímida. Baja autoestima. Salía con grupos de amigos de la hermana que es 4
años menor que ella.
Se realiza evaluación global y funcionalidad de la paciente en las actividades de la vida
diaria, así como su capacidad de adaptación y de las diferentes situaciones.
Se administra test Millon III. Responde de forma adecuada y con una buena compresión
de las preguntas del cuestionario. Los resultados del cuestionario son válidos.
La paciente muestra una tendencia a presentarse socialmente poco atractiva y poco
aceptable. Este sesgo de respuesta nos indica que no oculta aspectos de las dificultades
psicológicas o interpersonales que experimenta.
Sobre la base de los datos obtenidos en el cuestionario, se puede proponer que la
severidad de los trastornos es acusada
Eje II: Trastorno límite de la personalidad. Rasgos significativos de personalidad dependiente.
Esta combinación de rasgos pertenecientes a dos estilos de personalidad se presenta
como un diagnóstico global bastante coherente, ya que los rasgos dependientes son totalmente
congruentes con el trastorno límite, presentando una alta comorbilidad.
Así, esta configuración psicológica sugiere que se trata de una persona con una gran
labilidad emocional y ambivalencia cognitivo-afectiva. Manifiesta arranques de impulsividad
inesperados y súbitos. Experimenta cambios repentinos y endógenos en sus impulsos y sus
controles inhibitorios. Probablemente tenga pensamientos o intentos recurrentes de
automutilación y suicidio. Necesita recurrir a otros para obtener afecto y seguridad, pero vacila
constantemente entre la obediencia y la oposición agresiva. Sus percepciones o pensamientos
cambian rápidamente. Presenta autoimagen insegura y cambiante acompañada de sentimientos

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de vacío. Intenta redimir sus acciones precipitadas con expresiones de arrepentimiento y
comportamientos autopunitivos. Las representaciones internalizadas han sido creadas de forma
rudimentaria y extemporánea y se comporta de aprendizajes repetidamente abortados que dan
lugar a recuerdos conflictivos, actitudes discordantes, necesidades contradictorias, emociones
contrarias, impulsos descontrolados y estrategias inadecuadas para resolver conflictos.
Eje I: Prominencia de un trastorno de ansiedad. Presencia de un trastorno bipolar. Es
importante destacar la puntuación de 98 alcanzada en la escala de dependencia de sustancias.
La sintomatología propia de un Trastorno Bipolar se refleja en la aparición de períodos
de alegría superficial, impulsividad, distracción, irritabilidad y aplanamiento afectivo. También
es evidente un entusiasmo poco selectivo y demasiada planificación para objetivos poco
realistas.
Además, el Trastorno de ansiedad indica que se trata de una persona que presenta un
estado generalizado de tensión, que se manifiesta en incapacidad para relajarse, quejas
somáticas y facilidad para sobresaltarse. También presenta una hipervigilancia de su propio
ambiente y un nerviosismo y susceptibilidad generalizados.
Posible evaluación multiaxial:
El trastorno de personalidad límite, con sus cambios de humor y su impulsividad, puede
servir de base para agravar la fase maníaca o depresiva del trastorno bipolar. En este caso
concreto, al ser las puntuaciones del trastorno de personalidad límite más altas en comparación
con las del Eje I, podemos sugerir la hipótesis de que las manifestaciones del Eje II tiñen y
condicionan muchas de las conductas específicas atribuidas al trastorno bipolar.
Además la falta de equilibrio emocional y las reacciones de rechazo que produce en los
demás la llevan a temer el abandono, lo que suscita en ella ansiedad. A su vez esta ansiedad
agrava todas estas manifestaciones. Este cuadro psicológico puede muy bien comportarse como
antecedente (en un intento de mitigar el desasosiego e inestabilidad psíquica que vive
interiormente así como su profunda necesidad afectiva) y consecuente (al derivar en la
frustración y la incapacidad de establecer un control sobre sus impulsos) de las conductas de
abuso de tóxicos reconocidas por la paciente.

Discusión
La personalidad y sus desviaciones son comprendidas como una gradación entre lo
normal y lo patológico. Entendemos por personalidad el conjunto de formas de comportarse,
sentir, pensar, y en suma, de relacionarse, de un individuo concreto. Es lo que le diferencia de
otro. Lo diferente, lo raro, lo anormal, tiene una justificación estadística y no necesariamente
conlleva patología o supone el diagnóstico de trastorno.
Mientras que la presencia de un diagnóstico de trastorno de personalidad supone que,
más allá de la desviación estadística en los comportamientos normativos, el sujeto presenta
dificultades adaptativas en relación al entorno, familiar o social, o bien un deterioro en sus
capacidades de autocuidado.
Las personas que padecen un trastorno de la personalidad se caracterizan por presentar
un conjunto de rasgos de personalidad, que se inician normalmente en la infancia o
adolescencia y se manifiestan de manera más específica en la vida adulta, como formas
inflexibles de pensar y sentir, que se manifiestan como modalidades estables de respuestas a un

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amplio espectro de situaciones individuales y sociales, vulnerabilidad al estrés y un
comportamiento desadaptado, que lleva a un deterioro de su funcionamiento social, laboral y
familiar con limitación de oportunidades. Estas alteraciones no son atribuibles a una
manifestación o consecuencia de otro trastorno mental ni debido a los efectos fisiológicos
directos de una sustancia ni enfermedad médica.
En nuestro caso, la paciente presenta una ruptura biográfica a los 14 años coincidiendo
con la cirugía de vesícula, previamente en la infancia presentaba rasgos de personalidad no
definidos y caracterizados por cierto aislamiento social y a los 16 años inicia de forma más o
menos regular seguimiento psiquiátrico con rasgos más específicos de personalidad y cierta
desadaptación al entorno.
Según Millon, los trastornos de personalidad son un patrón complejo de características
psicológicas profundamente arraigadas, que son en su mayor parte inconscientes y difíciles de
cambiar, y se expresan automáticamente en casi todas las áreas de funcionamiento del
individuo. Estos rasgos intrínsecos y generales surgen de una complicada matriz de
determinantes biológicos y aprendizajes, y en última instancia comprenden el patrón
idiosincrático de percibir, sentir, pensar, afrontar y comportarse de un individuo.
En cualquier caso, es importante subrayar la creciente representación de los trastornos
de la personalidad, dentro de los problemas de salud mental graves, con especial peso del
trastorno bordeline, motivo por el que hemos elegido este caso para presentar.
En la actualidad existe un renovado interés por el estudio de los trastornos de
personalidad que viene dado por una parte por los criterios diagnósticos relativamente
uniformes y compartidos que aumentan la fiabilidad diagnóstica, por otra parte la alta
prevalencia en la población general y en la población de pacientes psiquiátricos, siendo en parte
responsables del deterioro del funcionamiento social y laboral; además los trastornos de
personalidad tienen una enorme influencia en el curso y tratamiento de otros trastornos
mentales y orgánicos y por último se sabe que provocan un mayor consumo de recursos
sanitarios. Nuestra paciente en sus escasos 18 años de edad ha acudido a consulta psiquiátrica y
psicológica del equipo de infanto-juvenil, dos ingresos psiquiátricos de aproximadamente un
mes de duración y control a diario en hospital de día por psiquiatra, psicóloga, enfermería y
terapeuta ocupacional.
La evaluación y diagnóstico de los trastornos de personalidad es una tarea muy
compleja que requiere considerar muchos aspectos de la vida del individuo. En general un
individuo con trastorno de personalidad es mucho más reacio a solicitar ayuda psiquiátrica,
expresar sus problemas, sus síntomas son aloplásticos (la adaptación cambiando al medio) y
egosintónicos (aceptables para el yo). Es necesaria la comprensión de los trastornos de
personalidad como trastornos de las relaciones interpersonales. Desde esta concepción el
terapeuta en su proceso de evaluación se mostrará atento a sus reacciones emocionales, y éstas
le informarán de cuáles son los patrones relacionales que el paciente utiliza en su vida diaria.
Entre los instrumentos de evaluación tenemos la entrevista clínica semiestructurada o
estructurada, sin duda esta constituye el mejor medio para valorar la presencia de un trastorno
de personalidad, los cuestionarios autoadministrados y test proyectivos que han sido poco
investigados en esta patología y las pruebas biológicas.
Entre las entrevistas semiestructuradas para el diagnóstico de los trastornos de
personalidad tenemos la Structu red interview for the diagnosis of personality disorders
(SIDPD); la personality Disorder Examination (PDE); la Structured clinical interview for DSMIII (SCID) y la personality interview questions (PIQ). Todos estos instrumentos han demostrado

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fiabilidad entre los examinadores, requieren mayor tiempo del que generalmente se puede
disponer.
Contamos con tres importantes cuestionarios autoadministrados para el examen de los
trastornos de personalidad, el Minnesota multiphasic personality inventory (MMPI), el Millon
clinical multiaxial inventory (MCMI) y el personality diagnostic questionnaire (PDQ). Los
cuestionarios autoadminstrados no pueden asegurar que se estén evaluando estados y no rasgos,
tienen una fiabilidad test-retest baja y están afectados por la patología subyacente. Se
recomiendan como herramienta de secreening donde ofrecen la ventaja de la facilidad de
administración y corrección.
No hay que olvidar la realización de exámenes neurológicos y médicos para descartar
una etiología orgánica. Puede ser necesario emplear pruebas complementarias en algunos casos
como el electroencefalograma, la tomografía axial computarizada y el mapeo electrofisiológico.
En nuestro caso en cuestión durante el primer ingreso psiquiátrico de la paciente se realiza
distintas pruebas complementarias para descartar la presencia de posible patología orgánica.
Uno de los factores que más dificulta el diagnóstico de un trastorno de personalidad es
la comorbilidad con el resto de patología mental, de hecho la mayoría de las veces los trastornos
de personalidad son el hallazgo diagnóstico secundario que se obtiene tras una consulta por un
trastorno psiquiátrico general del eje I. Dentro de los trastornos de personalidad el trastorno
límite se caracteriza por presentar una altísima comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos
tanto del Eje I como con otros trastornos de personalidad. El paciente con trastorno límite a su
vez es portador de distintos rasgos que le hacen merecedor para cumplir criterios diagnósticos
de otros.
En los estudios sobre prevalencia se ha visto que aquellos que se concentran en un solo
trastorno encuentran mayor prevalencia para ese trastorno que los que están dirigidos a
estudios de todos los trastornos de personalidad. Aumenta la prevalencia, cuando en la
detección se incluyen enfermos que tienen patologías asociadas como alcoholismo o
drogadicción, lo que hace pensar que el trastorno de personalidad al que se añade una patología
derivada pero evidente, es más fácil de detectar que el que solo posee el fenómeno de trastorno
de la personalidad. Al igual ocurre cuando se efectúan estudios de prevalencia entre personas
que tienen una enfermedad mental en el eje I.
De forma general, en relación con la comorbilidad de un trastorno de personalidad con
trastornos psicóticos del eje I, se vio en un estudio que tras la hospitalización por un episodio
psicótico agudo un alto porcentaje de pacientes presentaban trastorno de personalidad (63%);
aunque no se ha podido relacionar el trastorno psicótico agudo con un trastorno específico.
Desde el punto de vista estrictamente clínico, en una perspectiva general es útil tener presente
que los trastornos afectivos se correlacionan con los trastornos de personalidad límite,
dependiente y evitativo. Los trastornos de ansiedad se correlacionan con trastornos de
personalidad de los tres cluster (esquizotípico, paranoide, narcisista, evitativo y dependiente).
Los trastornos por abuso de sustancias se relacionan con los trastornos de personalidad con
impulsividad predominante, como el antisocial y límite. Los síndromes
del espectro
esquizofrénico se asocian con los trastornos de personalidad caracterizados por las alteraciones
de la ideación como el esquizotípico y por último niveles elevados de sintomatología disociativa
parecerían asociarse a trastornos de personalidad bordeline, antisocial, esquizotípico y
dependiente.
De forma particular en el caso clínico expuesto, el trastorno de personalidad límite es el
que presenta mayor comorbilidad con otras enfermedades mentales, sobre todo con distimia,

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depresión mayor, abuso de sustancias, trastornos alimentarios y trastornos psicóticos. En un
estudio se demostró que estos pacientes reciben tres o más diagnósticos del eje I previos al
diagnóstico de trastorno de la personalidad límite.
Por todo esto es habitual que los pacientes con trastorno de personalidad, y en especial
con el trastorno límite, tomen muchos fármacos a lo largo de su vida y a dosis generalmente
elevadas, ya que ante las continuas demandas de atención en los servicios de salud mental y en
las urgencias hospitalarias, muchas veces la única opción de intervención viable consiste en un
ajuste de su tratamiento basal, del cual además suelen ser malos cumplidores. Episodios de
ingesta masiva de fármacos, bien con intencionalidad suicida bien tomados de manera
compulsiva para paliar un estado de ansiedad elevada o en el marco de un episodio disociativo
van a ser frecuentes, lo que va a provocar que tengamos que ser especialmente prudentes a la
hora de iniciar un tratamiento farmacológico que debe estar realizado siempre en el contexto de
una sólida alianza terapéutica.
Para terminar unas notas sobre las distintas clasificaciones de la gravedad de los
trastornos de personalidad. Así por ejemplo Millon establece que "las anormalidades
psicológicas son desviaciones cuantitativas del promedio de una distribución de rasgos, donde
los trastornos de personalidad son considerados como representaciones de desviaciones
exageradas y patológicamente distorsionadas de la distribución de rasgos normales";
desviaciones que señalarían el grado de gravedad del trastorno. Es decir, la gravedad solo puede
ser expresada desde la ausencia o presencia de un número determinado de disfunciones en unas
específicas áreas. Por otro lado, P. Tyer en su planteamiento de un modelo de estudio de la
gravedad de los trastornos de personalidad, basado precisamente, en la alta comorbilidad o
coincidencia que en los sujetos se encuentra de diferentes trastornos, y en el que partiendo de
una estructurada dimensional en cuanto a la gravedad utilizada para su definición criterios
categoriales, haciendo posible el establecer correspondencia entre el modelo que propone y los
diagnósticos de la CIE 10 y del DSM-IV.

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http://hdl.handle.net/10401/4670

Referencias
Blanco C, Moreno P. Revisión del concepto de personalidad y del modelo de personalidad de Millon. Psiquiatria.com.
Vol. 10, núm. 4. Diciembre 2006.
Bernardo M, Roca M. Trastornos de personalidad. Barcelona: Edit. Masson; 1998.
DSM-IV, manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. (1995). Ed. Masson.
Koldobsky N. Trastornos de personalidad y trastorno del uso de sustancias. Congreso Virtual de Psiquiatría 2010.
Interpsiquis. 2010.
Millon T, Rogers D. Trastornos de la personalidad. Más allá del DSM-IV. Barcelona: Edit. Masson; 2004.
Moreno Díaz MJ, Medina León A. Epidemiología y comorbilidad de los trastornos de personalidad. Psiquiatria.com. Vol
10, núm 1. Marzo 2006.
Moreno Gea P, Calderón Marcos E, Blanco Sánchez C. Trastornos de la personalidad (parte II). Trastornos específicos.
Piquiatria.com. Vol. 07, núm. 5. Mayo 2003.
Palomo T, Jiménez-Arriero MA. Manual de Psiquiatría. Madrid: GlaxoSmithKline; 2009.
Rodríguez Cahill C, Murias Fernández Eva. Situación actual de los tratamientos en el trastorno límite de personalidad.
Psiquiatría.com. Vol. 10, núm. 1. Marzo 2006.

Trabajo seleccionado para su publicación en la revista Psicologia.com, de entre los presentados al XII
Congreso Virtual de Psiquiatría Interpsiquis 2011.

Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):
Trigo Campoy A, Yebra Rotger M, Ruiz de la Hermosa Gutiérrez L, Bañón González S, Vanesa
Pastorelli R. Dificultad diagnóstica de los trastornos de personalidad. A Propósito de un caso.
Psicologia.com [Internet]. 2011 [citado 21 Oct 2011]; 15:61. Disponible en:
http://hdl.handle.net/10401/4670

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