Los años más importantes de vida para una persona son los que trascurren de 0 a 6 años, y es por ello por lo que es imprescindible intervenir en el niño para paliar la posible sintomatología por la que acude a consulta, de forma que al trabajar en ella se obtenga una posible mejora en el desarrollo adulto del mismo.
La mayor influencia que puede recibir un niño durante su desarrollo es el entorno que le rodea, prioritariamente sus padres, ya que éstos son los que enseñan y ayudan al niño a desarrollarse, es decir, aprender hábitos de vida saludables, conductas adecuadas… Por lo tanto, la educación que los padres y cuidadores le ofrezcan al niño será determinante para cómo se desarrollará en su vida adulta, así como el vínculo afectivo que se cree entre ellos.
Dos objetivos fundamentales que trabajar en la Psicología infantil serían la organización y rutina diarias y el término “prestar atención”, es decir, enseñarle al niño desde que es un bebé cuál es el momento adecuado para hacer cada cosa creando un clima de seguridad en él y usar reforzadores que ayuden al niño a utilizar conductas adecuadas en cada situación, todo aquello que conlleve una entrega y un cuidado por parte de los padres y cuidadores hacia el niño y fomente, por tanto, un vínculo afectivo.
Uno de los modelos de intervención más utilizado en la Psicología Infantil es el modelo Cognitivo-Conductual, desde el cual se trabajan las estructuras cognitivas, el contenido del pensamiento del niño, los procesos cognitivos y el producto de éstos.