¿Es posible medir el duelo? Adaptación al castellano y validación del Inventario
de Experiencias en Duelo (IED) y del Inventario Texas Revisado de Duelo (ITRD)
(IS IT POSSIBLE TO MEASURE GRIEF?: SPANISH ADAPTATION AND VALIDATION OF THE GRIEF EXPERIENCE INVENTORY (GEI) AND OF
THE TEXAS REVISED INVENTORY OF GRIEF (TRIG))
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2001; 5(1)
Jesús Angel García-García* y Víctor Landa Petralanda**.
Especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, Centros de Salud de Kueto (Sestao)* y Basauri** de Vizcaya, España.
Artículo seleccionado de Interpsiquis 2001
PALABRAS CLAVE: Duelo. Cuestionarios. Atención primaria de salud.
KEYWORDS: Bereavement. Questionnaires. Primary Health Care.)
Resumen
En Atención Primaria es prioritario evaluar, ir corrigiendo y mejorar progresivamente; en duelo -al menos en
castellano- esto no ocurría, y de las consecuencias de nuestras intervenciones sólo teníamos impresiones
subjetivas; era evidente que se necesitaba un "termómetro de duelo" . Revisamos la literatura científica y
encontramos dos cuestionarios (en inglés americano), que por sus propiedades psicométricas parecían
adecuados: el Inventario de Experiencias en Duelo (IED) de Catherine Sanders (1977) y el Inventario Texas
Revisado de Duelo (ITRD) de Thomas Faschingbauer (1981); solicitamos permiso a los autores, los adaptamos al
castellano y verificamos su fiabilidad y validez. Ahora podemos decir que tenemos dos "medidores de duelo" en
castellano: 1) el IED de 135 ítems dicotómicos y 9 escalas clínicas: Desesperanza, Enfado, Culpa, Aislamiento
Social, Pérdida de Control, Despersonalización, Somatización, Rumiación y Ansiedad ante la Muerte; y 2) el ITRD
con 2 escalas clínicas tipo Likert, una de 8 ítems, referida a los sentimientos del doliente en el tiempo inmmediato
al fallecimiento, y la otra de 13, sobre lo que siente en la actualidad. En conclusión: aunque proponemos la
utilización de medidas objetivas de duelo para evaluar la actividad clínica, consideramos al doliente como "único",
y en este sentido recomendamos siempre interpretar los resultados de las mediciones con humildad, ciertas
reservas, y un sano escepticismo.
Abstract
In Primary Health Care the priority is to evaluate, adjust and progressively improve; in grief -at least in Spanishthis does not happen, and we only had subjective impressions of the effects of our interventions; it was evident
that we needed a "grief thermometer". We searched through the scientific literature and found two questionnaires
(in American English), which for their psychometric properties seemed suitable: the Grief Experience Inventory
(GEI) by Catherine Sanders (1977) and the Texas Revised Inventory of Grief (TRIG) by Thomas Faschingbauer
(1981); we asked permission of the authors, adapted them into Spanish and verified their reliability and validity.
Now we can say that we have two "grief meters" in Spanish: 1) the GEI of 135 true/false items and 9 clinical
scales: Despair, Anger/Hostility, Guilt, Social Isolation, Loss of Control, Rumination, Depersonalization,
Somatization and Death Anxiety; and 2) the TRIG with 2 clinical scales (Likert-type), one of 8 items refering to
feelings of grief in the time inmediately the death, and the other of 13 about current feelings. In conclusion:
although we propose to use these objective measurements of grief to evaluate clinical consultations, we consider
each bereaved as "unique", and in this sense we recomend always to interpret the results with humility, a certain
reserve, and a healthy scepticism.
INTRODUCCION
Parece fuera de toda duda que en Atención Primaria de Salud es necesario evaluar continuamente el trabajo que
realizamos, para ir corrigiendo desviaciones y mejorar progresivamente. En duelo, al menos en castellano, esto no
ocurría, y a la hora de valorar los resultados de nuestras intervenciones teníamos siempre impresiones subjetivas.
Era evidente que necesitábamos un "termómetro de duelo", un instrumento que intentara medir el fenómeno y
nos indicara como iban las cosas.
Practicamente la totalidad de los cuestionarios para evaluar el proceso de duelo se habían construido en la cultura
anglosajona, a veces ad hoc para un único estudio, en otras ocasiones explorando el fenómeno solo parcialmente,
y en la mayoría de los casos sin unas adecuadas propiedades psicométricas (1-3).
En esta situación podíamos empezar de cero y elaborar uno nuevo, o adaptar uno ya "inventado", y esto último
fue lo que hicimos.
Como paso preliminar y con la intención de encontrar el cuestionario idóneo de duelo, efectuamos una revisión
sistemática de la literatura científica, mediante búsqueda electrónica en MEDLINE (años 1988-92, palabras clave:
Bereavement, Grief y Questionnaires) y manual en las bibliotecas del St Christopher's Hospice (Londres, 1994) y
Sir Michaell Sobell House Hospice (Oxford, 1995).
Descubrimos dos -en inglés americano- que por sus propiedades psicométricas nos parecieron adecuados: el
Inventario de Experiencias en Duelo (IED) de Catherine Sanders (1977) (4-7) y el Inventario Texas Revisado de
Duelo (ITRD) de Thomas Faschingbauer (1981) (8-10).
Nos pusimos en contacto con los autores originales, solicitamos financiación al Ministerio Español de Sanidad y
Consumo y al Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, y nos pusimos manos a la obra: primero los
adaptamos al castellano, usando la técnica de la traducción-retrotraducción de la metodología transcultural, y
luego, en un estudio transversal con grupo control, verificamos su fiabilidad (consistencia interna) y validez de
constructo (validez factorial, discriminante, por hipótesis y convergente).
Nos parece importante resaltar, que lo primero de todo fue comunicar a los autores de los cuestionarios originales
nuestras intenciones, les pedimos su opinión al respecto y la autorización para adaptar los cuestionarios al
castellano y validarlos. Catherine Sanders se entusiasmó con la idea, e incluso colaboró con nosotros revisando la
traducción del manual del IED y la adaptación al castellano del IED, con la única condición, aparte de respetar sus
derechos de autora, de que mantuviésemos el mismo formato del IED original en el adaptado, lo que así hemos
hecho; desde aquí, gracias Catherine. Thomas Faschingbauer nos informó de la existencia de una versión en
hispano del ITRD de Jo-Anne Grabowski (11), y nos recomendó ponernos en contacto con ella, ambos nos
ofrecieron su colaboración y nos dieron su consentimiento, con la condición igualmente de que respetásemos sus
derechos de autor; también desde aquí para Jo-Anne y Thomas nuestro más sincero agradecimiento.
INVENTARIO DE EXPERIENCIAS EN DUELO (IED) (4,7)
Seleccionamos el IED de Catherine Sanders et al. (1977) por ser multidimensional y objetivo, sensible a los
cambios en el tiempo, estar construido con un correcto diseño metodológico que incluía grupo control, contar con
estudios de fiabilidad y validez, tener unas cualidades psicométricas aceptables, y ser de uso y difusión
internacional: Alemania, Australia, Bulgaria, Canadá, Corea, Estados Unidos, Holanda, India, Inglaterra, Malta,
Singapur y Sudáfrica (12)
El IED tiene 135 ítems dicotómicos que exploran las áreas somática, emocional y relacional del doliente a través
de 18 escalas: 3 de validez (Negación, Respuestas Atípicas y Deseabilidad Social); 9 clínicas (Desesperanza,
Enfado, Culpa, Aislamiento Social, Pérdida de Control, Rumiación, Despersonalización, Somatización y Ansiedad
ante la Muerte); y 6 experimentales (Alteraciones del Sueño, Pérdida de Apetito, Pérdida de Energía, Síntomas
Físicos, Optimismo/desesperanza y Dependencia). Algunos de los ítems puntuan a 2 y 3 escalas a la vez y así,
aunque son 135, sumando las máximas puntuaciones posibles de cada una de las escalas sale 187 (145 a
verdadero y 42 a falso).
El IED es auto-administrado y se rellena en aproximadamente 20 minutos, pero si es necesario el entrevistador lo
puede leer en voz alta. Para evaluar el IED adaptado se utiliza un programa informático, elaborado por nosotros
mismos a partir de las plantillas originales (13), que calcula las puntuaciones directas, éstas se transcriben luego
a una hoja impresa con las puntuaciones T y se traza el perfil de duelo. Las puntuaciones T son puntuaciones
estandarizadas derivadas de las directas (con una media de 50 y una desviación estándar de 10) que permiten
interpretar estas últimas en términos del número de desviaciones estándar en que se separan de la media (14).
Hay una versión no fallecimiento del IED (7) en la que se han suprimido 31 ítems que hacían referencia explícita a
la muerte y tres escalas clínicas: Culpa, Rumiación y Despersonalización; originalmente se utilizó en el grupo
control (7) y se puede usar en pérdidas sin muerte (15): divorcio, separación, etc.
Para la construcción del IED se entresacaron manifestaciones de la literatura hechas por dolientes y de
descripciones del duelo según lo veían algunos investigadores, redactándose inicialmente 180 expresiones que
mostraban vivencias, sentimientos, síntomas y comportamientos de las personas durante el proceso de duelo.
Este cuestionario inicial se administró a 135 dolientes voluntarios universitarios y se realizó un análisis
multietápico de los ítems. Primero fue agruparlos en escalas en base al conocimiento empírico y clinico de los
autores; luego se correlacionaron cada uno de ellos con la escala de Negación, inspirada en la de Sinceridad del
IMPM, eliminándose si correlacionaban 0,30 o más con dicha escala; después cada ítem se correlacionó con los de
su escala, manteniéndose si era 0,30 o superior, y luego con los ítems de las otras escalas, eliminándose si
correlacionaba más con los otros ítems que con los de su escala. Tras este análisis psicométrico exhaustivo de los
ítems se eliminaron 62 y se quedó el cuestionario con 128 a los que se añadieron 7, resultando los 135 del IED
definitivo.
Los análisis de fiabilidad y validez se hicieron sobre varias muestras: 135 estudiantes universitarios en duelo
referidos atrás, 102 personas en duelo localizadas a través de las esquelas de la prensa, y llegándose hasta 693
dolientes al compartir otros autores los datos de sus estudios.
La fiabilidad de las distintas escalas del IED era muy variable. Expresada como consistencia interna y medida por
el alfa de cronbach oscilaba entre 0,52 y 0,81 (N=135); y como test-retest entre 0,53 y 0,87 (intérvalo testretest de 9 semanas) en una submuestra de estudiantes en duelo tardío, aproximadamente 5 años desde la
perdida, (N=22) y entre 0,18 y 0,69 (intérvalo test-retest 18 meses) en una submuestra de duelo temprano,
entre 1 y 3 meses desde la pérdida, (N=79).
La validez de costructo estudiada era la factorial, la convergente, discriminante y por hipótesis.
- En el análisis factorial se obtenían tres factores, el primero de los cuales que explicaba un 74,6% de la varianza,
parece ser un indicador general de duelo que representa lo que habitualmente experimentan las personas ante la
muerte de un ser querido: una mezcla de emociones disfóricas (miedo, culpa, agresividad,...), la sensación de
estar solo ante el sufrimiento y desconectado de la realidad, y varias quejas físicas (anorexia, pérdida de
energía,...). - Para la validez convergente se compararon las escalas del IED con las del Inventario Multifásico de
la Personalidad de Minnesota (IMPM), con las que correlacionaban razonablemente; pero aunque pueda parecer
que los dos instrumentos valoran constructos similares, el IED explora además aspectos propios del duelo no
recogidos en el IMPM, fundamentalmente la Desesperanza y la Somatización (síntomas físicos característicos del
duelo), lo que se comprobó realizando un factorial sobre los resultados obtenidos por ambos (N=92). - La validez
discriminante se comprobó con una muestra de no dolientes (N=107) y el IED diferenciaba significativamente los
dolientes de los no dolientes. - La validez por hipótesis verificando con el IED lo que se suponía a priori: la pérdida
por la muerte de un hijo era más intensa que la conyugal o parental.
INVENTARIO TEXAS REVISADO DE DUELO (ITRD) (9,10)
El ITRD es más sencillo, se rellena en 10 minutos aproximadamente y es también autoadministrado, pudiéndose
evaluar directamente sin necesidad de plantillas. Según sus autores permite agrupar a los dolientes en cuatro
categorías: ausencia de duelo, duelo retardado, prolongado y agudo (siendo obvias las reacciones de duelo
complicado). Es igualmente sensible a los cambios en el tiempo, tiene estudios de fiabilidad y validez, y al menos
existen una versión en "hispano" (11) y otra en francés (16).
Tiene 2 escalas clínicas tipo Likert con 5 categorías de respuesta; una de 8 ítems referida a la conducta y los
sentimientos del doliente en los momentos posteriores cercanos a la muerte del cónyuge, denominada parte I,
cuya puntuación oscila entre 8 y 40; y la otra de 13 ítems, que hace referencia a los sentimientos actuales,
denominada parte II, cuya puntuación oscila entre 13 y 65.
Se construyó el primer Inventario Texas de Duelo (8), cuando aún el constructo de duelo era una entelequía y no
se le diferenciaba netamente del síndrome general de adaptación o de la depresión reactiva, a partir de un
cuestionario inicial con 13 afirmaciones referidas a varios aspectos del duelo complicado. Estas afirmaciones se
administraron a pacientes ambulatorios psiquiátricos en duelo (N=57) y sus resultados se correlacionaron con una
valoración del 1 al 5 hecha por los autores de las mismas afirmaciones, basados en su experiencia con el duelo
patológico, se mantuvieron 7 que corelacionaban significativamente; luego se comprobó la correlación ítem-total y
se verificó su validez observando que el nuevo inventario, efectivamente, arrojaba valores más altos en personas
con duelos más tempranos.
En 1981 se elaboró el ITRD definitivo en una población amplia y representativa de dolientes de USA (N=260 en un
trabajo inicial y 328 en otro estudio replicación del primero), a partir de una versión ampliada de 59 ítems que
incluía los 7 del Texas inicial. En esta ocasión, para la selección de los ítems se utilizó el análisis factorial; del
análisis resultaron relevantes dos factores y se eliminaron todos los ítems que no saturaban 0,40 o más a
cualquiera de ellos; quedando los 21 definitivos, agrupados 8 en la parte I y 13 en la parte II (9).
Aparentemente y de tan simple, parece perfecto, el resultado último son dos números que puedes manejar sin
mayores dificultades, tanto para hacerte una idea en clínica, como estadísticamente en investigación; pero el
problema es la poca información que produce comparado con el "perfil de duelo" del IED, que rastrea mucho más
en profundidad y te da "pistas" para trabajar.
La fiabilidad del ITRD era alta; expresada como consistencia interna u homogeneidad y medida por el coeficiente
alfa de Cronbach, fue de 0,77 para la parte I y de 0,86 para la parte II.
La validez de constructo explorada era la validez factorial y por hipótesis.
- En el factorial se diferenciaron claramente 2 factores correspondientes a la parte I y II. - La validez por hipótesis
se constató presuponiendo que si efectivamente la parte I del ITRD mide el constructo duelo los valores serían
más altos en muertes de personas activas, por ejemplo viudas dependiente economicamente o la muerte de un
adulto joven, y que sería peor el duelo en personas que no habían ido a funeral; verificándose los tres supuestos
en los resultados. Para comprobar la parte II se hipotetizó que los sentimientos actuales irían disminuyendo con el
tiempo de evolución del proceso, que los hombres expresarían menos sentimientos, y que el duelo sería más
intenso cuanto más cercano es el grado de parentesco; también se verificaron en los resultados. Finalmente
combinaron parte I y II presuponiendo más quejas somáticas en duelo prolongado o retardado, aquí curiosamente
salieron más quejas somáticas en duelo ausente, no verificándose la hipótesis.
ADAPTACION AL CASTELLANO (17,18).
Después de seleccionar los cuestionarios y antes de su adaptación propiamente dicha levamos a cabo una
investigación cualitativa -dos grupos de discusión de viudos/as- con el objetivo de captar el lenguaje utilizado por
los dolientes (al hablar de la muerte, de sus sentimientos, emociones,...), aproximarnos al conocimiento del duelo
en nuestra cultura y saber que tipo de ayuda les hubiera gustado recibir de los servicios de salud (19); de los
grupos focales obtuvimos información para encontrar las "palabras" más cercanas a la gente que luego utilizaría
los cuestionarios.
Para adaptar los cuestionarios a nuestro medio idiómatico y cultural utilizamos la técnica de la traducción
retrotraducción (20,21) de la metodología de investigación transcultural.
Primero dos bilingües independientes (lengua materna el castellano y segunda lengua el inglés americano)
tradujeron al castellano los cuestionarios originales en inglés americano.
Después analizamos las discrepancias entre las traducciones de los dos bilingües, y en el caso del ITRD las
cotejamos con la versión hispana de (11) consensuando una primera versión traducida al castellano.
Esta versión inicial en castellano fue a su vez retrotraducida, por otros dos bilingües distintos de los primeros
(lengua materna el inglés americano y segunda lengua el castellano) y también de manera independiente, al
inglés americano.
Luego comparamos las dos retrotraducciónes entre sí y con los cuestionarios originales, analizamos las diferencias
y elaboramos, consultando previamente con otro bilingüe, una versión cuasi definitiva en castellano; que en el
caso del IED fue revisada por Sanders y sus colaboradores, pilotándose posteriormente en 6 viudos/as y 6
personas sin pérdida reciente (17); y en ambos casos fueron corregidas por un experto en filología hispánica,
resultando los cuestionarios definitivos adaptados al castellano (17,18).
En el IED al comparar las comparar las versiones retrotraducidas al inglés con el original, solamente hubo
discrepancias en 4 ítems (2,96%) de 135, que tuvieron que ser traducidos nuevamente -por otro bilingúerespetándose escrupulosamente su contenido semántico. En último término, Sanders y sus colaboradores
verificaron que el IED adaptado era equivalente al original.
En el caso del ITRD, sólo 2 ítems (7,69 %) de 21 resultaron problemáticos. Se consultó con otro bilingüe y se
elaboró la versión cuasi definitiva. En este caso teníamos la ventaja de haber podido contar con la versión hispana
de Grabowski et al (1993) (11) lo que igualmente nos aseguraba su equivalencia con el original.
FIABILIDAD Y VALIDEZ DEL IED ADAPTADO AL CASTELLANO (13,22-24)
El trabajo de campo se llevó a cabo en los años 1995 a 1997 sobre una muestra intencional de viudos/as y no
dolientes, usuarios de los centros de salud Basauri, Sestao, Ortuella y Algorta, de Vizcaya.
El tamaño muestral se estimó en 130 sujetos para un coeficiente alfa esperado de 0,70, precisión de 0,10 y
confianza del 95% (14).
Se recogieron 147 cuestionarios de viudas/os (fallecimiento del cónyuge entre 3 meses y 3 años), de los que se
rechazaron 22 siguiendo los criterios de los autores originales en las escalas de validez (T>de 70 en Negación o
Respuestas Atípicas), y se analizaron finalmente 125. La mayoría eran de viudas (77,6%) con una media de edad
de 61 años, el tiempo medio transcurrido desde la muerte del cónyuge era de 15,82 meses, y el fallecimiento se
había producido en el hospital en 62 (52,2%) ocasiones y por cancer en 52 (41,6%).
Además se recogieron 36 cuestionarios de no dolientes, de los que se rechazaron 3 (por puntuación T > 70 en
Negación) y se analizaron 33
La fiabilidad se expresó como consistencia interna de las escalas del IED, calculándose los coeficientes alfa de
Cronbach de cada una de ellas. Los coeficientes alfa de las 9 escalas clínicas oscilaron entre 0,43 y 0,85. No
obstante hay que tener en cuenta que los ítems del IED son dicotómicos, lo que disminuye su fiabilidad (14) , y
que sus escalas tiene un número muy variable de ítems, siendo también variables sus coeficientes alfa (14).
Para comprobar la validez de constructo del IED se estudiaron la validez factorial, discriminante, por hipótesis y
convergente.
- Validez factorial (25): del análisis factorial rotado de las 12 escalas se extrajeron tres factores que explicaban un
61,7% de la varianza total del fenómeno. El primer factor es practicamente idéntico al del original y todas las
escalas que lo saturan (Desesperanza, Enfado, Culpa, Aislamiento Social, Despersonalización y Somatización) lo
hacen por encima de 0,40 y algunas por encima de 0,60; por lo que resulta un constructo sólido y claramente
interpretable incluso independientemente del tamaño muestral (26). Además este factor encaja en el modelo
clásico del duelo (27,28), marco de referencia conceptual del IED original (4,7). - Validez discriminante: el IED
adaptado discrimina entre dolientes y no dolientes en todas sus escalas menos en la de Ansiedad ante la Muerte,
lo que quizás se trate de una particularidad cultural. - Validez por hipótesis (14): al comparar las puntuaciones de
las escalas entre viudos y viudas se encontraron diferencias significativas en Pérdida de Control y Ansiedad ante la
Muerte; entre grupos de edad extremos en Negación y Enfado; entre muerte en casa y hospital en Respuestas
Atípicas, Desesperanza, Culpa y Somatización; y entre duelo temparno y tardio en Despersonalización y Enfado.
Era obvio que en nuestro entorno se favorecía la expresión emocional en la mujer y se limitaba la del hombre,
siendo mejor tolerado socialmente que las viudas pierdan el control y tengan más ansiedad ante la muerte. Era
también esperable que los viudos/as jóvenes sintieran más rabia ante lo injusto de una muerte intempestiva y
que los de más edad la negaran para defenderse. No nos sorprendió nada que morir en el hospital apareciera
como rotundamente más traumático, probablemente por lo dificil que resulta cuidar al familiar enfermo en un
ambiente despersonalizado, carente de privacidad y no diseñado para morir; perfilándose una vez más el hogar
como el lugar idóneo donde vivir la muerte (29). Sin embargo, pudiera resultar llamativo que pasados dos años
los dolientes estuvieran todavía cabreados y siguieran obsesionados con el fallecido, pero según afirman algunos
autores (30) parece que la mayoría de las personas nunca resuelven totalmente su duelo, persistiendo el dolor, la
presencia, el enfado, la rumiación o la culpa durante años. Aquí, curiosamente, no encontramos diferencias entre
muerte anunciada e inesperada, lo que también ha observado la autora del IED original en otro trabajo (5). Validez convergente: todas las escalas clínicas del IED adaptado correlacionaron positiva y significativamente con
las del ITRD, por lo que es de suponer que ambos estén evaluando el mismo fenómeno (14).
FIABILIDAD Y VALIDEZ DEL ITRD ADAPTADO AL CASTELLANO (23)
El mismo trabajo de campo referido atrás se aprovechó para validar el ITRD.
De los 145 cuestionarios de viudos/as recogidos solo se analizaron 118, por lo dicho atrás y porque 7 de los 125
estudiados para el IED no habían rellenado el ITRD.
De los 118 analizados la mayoría eran mujeres 94 (79,7%), con una media de edad de 62 años (DE=11), habían
cursado estudios primarios 88 (74,6%), y trabajaban en las labores del hogar 72 (61%).
Fiabilidad expresada como la consistencia interna y evaluada calculando los coeficientes alfa de Cronbach de las
dos escalas del ITRD, que fueron de 0,73 para la parte I y de 0,86 para la parte II, practicamente idénticos a los
originales.
Para comprobar la validez de constructo del ITRD se estudió la validez factorial, por hipótesis y convergente.
- La validez factorial (25): del análisis factorial se obtuvieron 6 factores que encajaban perfectamente con el
constructo orginal: 2 se agrupaban (cargas factoriales >0,50) en la parte I, y 4 (también con cargas factoriales
>0,50) en la parte II. Definiéndose, efectivamente, la parte I por el "crack" conductual que supuso la pérdida,
pudiendo resumirse en "lo dejé todo,... mis relaciones familiares, amistades,... mi trabajo... y aunque estaba
cansada no podía dormir, además estaba irritable y enfadada"; y la parte II por el "aquí y ahora" , resumiéndose
en "su recuerdo me invade, estoy triste y le añoro,... no puedo aceptarlo y siento que es irremplazable, que nada
ni nadie podrá ocupar su lugar,...". - En cuanto a la validez por hipótesis (14), al contrario que los autores
originales no se encontraron diferencias entre viudos y viudas ni por edades; y si entre muerte inesperada vs
anunciada en las dos partes, y entre duelo temprano y tardio y muerte en casa vs hospital, en la parte I. Se
confirman las hipótesis en parte: el duelo es más intenso en la muerte inesperada, cuando el familiar muere en el
hospital, y en el duelo temprano. - La validez convergente, como hemos dicho antes los dos instrumentos se
correlacionan significativamente.
Es curioso y a tener en cuenta, que la intensidad del duelo, medida por el ITRD, es mayor en nuestra muestra de
viudos/as que en los dolientes de Faschingbauer (9) y en los "anglos" de Grabowsky (11), pero tiene unos valores
muy similares a la de los "hispanos", también de Grabowsky (11). Probablemente detrás de estas diferencias haya
distintas realidades culturales detectadas objetivamente por el ITRD.
CONCLUSION
Así pues, se puede concluir definitivamente que disponemos de dos instrumentos de medición de duelo en
castellano: el IED y el ITRD adaptados. Pero que sin embargo, no deja de ser atractiva la idea de ir destilando uno
más genuino con los ítems mejor construidos y más poderosos ambos, y otros nuevos y originales, más en
consonancia con nuestro entorno sociocultural y los recientes modelos de duelo (30-32). También sería
interesante utilizar los cuestionarios adaptados en distintos tipos de pérdida y estudiar su sensibilidad al cambio,
evaluando intervenciones u observando dolientes a lo largo del tiempo.
Sin embargo y a pesar de que estamos por la utilización de "medidores" de duelo, para evaluar el trabajo clínico,
no renunciamos a la "unicidad" del doliente, y así nos tomamos las mediciones con mucha humildad, sano
escepticismo y las necesarias reservas, a pesar de sus alfas de Cronbach y sus correlaciones significativas; pero a
la vez seguiremos buscando el instrumento óptimo para medir el duelo de Juan, de María,... el capaz de capturar
una minúscula parte de la inabarcable experiencia humana del duelo, en una combinación irrepetible de números
manejables estadisticamente.
Agradecimientos: a Catherine Sanders, Thomas Faschingbauer y Jo-Anne Grabowsky por permitirnos adaptar sus
cuestionarios al castellano y por su colaboración; y a Patsy Rose por ayudarnos con la traducción del resumen..
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