En 2008 la FDA aceptó la estimulación magnética transcraneal (EMTr) como un tratamiento eficaz, seguro, no invasivo e indoloro para casos con depresión que no responden al menos a un tratamiento antidepresivo (López-Ibor et al, 2010). No obstante, se han revisado numerosos estudios en los que sí se observa una mejora en el trastorno depresivo mayor con la EMTr, pero, en otros muchos, se reclama que no hay pruebas suficientemente sólidas, entre otras cosas, porque los estudios presentan muchas limitaciones (Moreno, 2018). Más allá de esto, se ha propuesto su utilidad en la investigación de la fisiopatología de otros trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia, el trastorno por estrés postraumático y la manía. Por ello, se ha concluido que, si bien es incierto el rol de la EMTr en el tratamiento, se trata de una técnica útil en el estudio del funcionamiento cerebral en condiciones de enfermedad mental y de normalidad (Jiménez-Genchi et al, 2002). No es fácil definir un tratamiento ideal para cada patología, dado que los parámetros de estimulación son variables, así como sus efectos a nivel celular no son bien conocidos. Es por ello que es necesaria mayor investigación para poder detallar el mecanismo de acción de la estimulación, lo cual permitiría diseñar protocolos de tratamientos específicos para diferentes trastornos (Zorzo et al, 2019).
David Pedrosa Palomino
Psiquiatría - Cuba
Fecha: 26/05/2023