REVISTA ELECTRÓNICA DE PSIQUIATRÍA
Vol. 1, No. 3, Septiembre 1997
ISSN 1137-3148
ARTÍCULO
ORIGINAL
Factores sociales en las perturbaciones de la propia imagen.
E. Basaguren, J. Guimón
Departamento de Psiquiatría. Universidad e Ginebra. Suiza
Correspondencia:
Clinique Psychiatrique de Belle-Idée
2, chemin du Petit-Bel-Air
1224 Chene-Bourg. Suisse
E-mail: guimon-jose@diogenes.hcuge.ch
[Complete paper (English)]
El conocimiento sobre el
propio cuerpo
Cultura, religión y
corporalidad
El cuerpo diferente o
defectuoso
El racismo
Corporalidad y
sexualidad
Defensas contra la
inseguridad del cuerpo
Conclusión
Las actitudes hacia nuestro propio cuerpo juegan un papel importante en lo
interpersonal, en la diferencia entre la masculinidad y la femineidad, en la manera que
uno viste, en el prejuicio racial, en el uso de espacio en ciudades y en muchos otros
aspectos de la vida humana. No es así posible un enfoque terapéutico holístico que no
considere estos aspectos de las relaciones entre Sociedad y cuerpo (1).
El conocimiento sobre el propio cuerpo
En realidad la mayoría de seres humanos tenemos un conocimiento muy pobre sobre
nuestros propios cuerpos, incluso de esas partes que podemos ver sin dificultad. Por
ejemplo, se ha demostrado que tenemos dificultad para identificar en una fotografía
nuestras manos o nuestro perfil (2) o para estimar el tamaño de partes específicas de
nuestro cuerpo tal como la cabeza (3) que nosotros tendemos a sobrestimar. Así, si una
persona se pone delante de un espejo especial que deforma la imagen y si se le pide
manipular los controles del espejo, tendrá gran dificultad en subsanar la distorsión y
devolver a la forma correcta su cuerpo (4).
No es sorprendente que no seamos buenos reconociendo nuestro cuerpo, dado que
encontramos difícil imaginar algunas de sus partes (el perfil, las nalgas, genitales,
particularmente genitales femeninos) a menos que sea por medio de una maniobra más o
menos complicada de espejos. Excepto en circunstancias muy excepcionales, tampoco
tenemos la posibilidad de ver nuestro cuerpo por dentro; respecto del cual generalmente
solo tenemos una vaga percepción (5). Además, el mirar a nuestro propio cuerpo de una
manera detallada, da origen a emociones fuertes, algunas de ellas desagradable, esto
explica el hecho que en general tendamos de alguna manera a descuidar su exploración .
Por otra parte nuestro cuerpo no tiene un aspecto constante, sino que continuamente
cambia con la edad (6). Las mujeres embarazadas desarrollan el cambio más obvio en
un período corto de tiempo, pero rápidamente se ajustan a la transformación de su
cuerpo (7) sin desarrollar una distorsión seria del sentido corporal. Con algunas
enfermedades la experiencia de nuestro cuerpo experimenta cambios muy obvios, por
ejemplo en caso de amputaciones (brazo, piernas, nariz, seno o pene) después de lo cual
la sensación de "extremidad Fantasma" pueden notarse. Aparte de causa neurológicas ,
como hemos anotado anteriormente, estos fenómenos han sido explicados por la repulsa
inconsciente por parte del individuo a reconocer una transformación radical de su
cuerpo.
Por otra parte, el anonimato, la sobreestimulación, la concentración humana y
diferencias de la raza, cultura y de religión en que habitantes de las ciudades más
cosmopolitas están inmersos, generan cambios en la experiencia del propio cuerpo y el
de otros.
Cultura, religión y corporalidad
El ser humano ha sido enseñado para considerar su cuerpo sucio y malo, débil e inútil,
especialmente por religiones tradicionales. Los mitos de todos los países agregan
combustible a la aprensión con que los seres humanos prevén los peligros que amenazan
la integridad de su cuerpo recordando toda clase de persecuciones extrañas al que se
expone: siendo convertido en piedra, en un animal o planta, cambiándosele el sexo, o
convirtiéndose en un gigante asesino. Por otra parte, la mitología moderna expresa en el
cine y en los cómics para niños casos de personas que han convertido en monstruos o
robots.
Aparte de algunas actitudes positivas hacia los cuerpos de mujeres hermosas y hombres
atléticos (comúnmente representados en imágenes ideales a las que la mayoría extensa
de la población no puede aproximarse), el cuerpo no ha sido un objeto de admiración en
la cultura occidental. Durante muchos siglos ha habido una tendencia reprochable hacia
el hecho de prestar atención al cuerpo. De hecho, esto solo era oficialmente aceptable
cuando se trataba de un enfermo, especialmente con cuerpos masculinos Cuando poetas,
bailarines, psicoterapeutas y quiroprácticos han mostrado interés por el cuerpo, han sido
rodeados por una cierta aura de sospecha. El auto consentimiento que conllevan muchas
prácticas cosméticas no se consideran propias de un adulto, que no debe mostrar
demasiada preocupación por sí mismo (8). Se supone que uno no debe permitirse tanto
consentimiento con respecto al cuerpo. Un niño puede besarse a sí mismo o acariciarse
la parte dañada pero en un adulto este comportamiento es absurdo. El adulto hace esto
usando la excusa de la aplicación de petróleos o cremas correspondientes. Incluso el
proceso de broncearse permite períodos largos de pasividad con el calor jugando sobre
la piel. Estos auto-cuidados implican cuidado maternal que puede ser particularmente
observado en la creciente tendencia a relacionar un buen aspecto físico con comer
adecuadamente, suficientes vitaminas, etc.
Nuestra cultura restringe la capacidad del individuo para interpretar sus experiencias
corporales porque usando esos mensajes del cuerpo se introduce irracionalidad en la
toma de decisiones. Se nos enseña a tomar decisiones usando "la cabeza" y si decimos
"Yo no tengo ganas de hacer esto o lo otro" se nos mira con sospecha. Además, la
fortaleza del músculo, que era tradicionalmente un atributo prestigioso especialmente en
varones, ha sido reemplazada por el poder desarrollado por las máquinas, como
resultado del cual el valor del cuerpo como un instrumento de trabajo ha disminuido.
Generalmente encontramos difícil leer los mensajes que nuestro cuerpo nos envía. La
dificultad extrema para leer estos mensajes se llama alexithimia que es considerada por
algunos autores como una disposición básica en desordenes psicosomáticos.
Nuestra sociedad cada vez más, tiende a hacer al ciudadano responsable de cuidar de su
salud física y su aspecto físico por lo que el estar enfermo o sufrir una deformación es
visto por muchos como una negligencia. Estos sentimientos se abastecen en la infancia
por padres que piensan que el niño enfermo les hace algo malo a ellos. Los padres tienen
una tendencia a pensar que el cuerpo del niño les pertenece a ellos, especialmente si el
niño es deforme (9). Los niños que han crecido en familias en que uno de los padres
tiene un defecto serio del cuerpo son más frecuentemente aprensivos y tienen
sentimientos críticos sobre sus cuerpos (10).
El cuerpo diferente o defectuoso
El ser humano tiende a experimentar la inquietud cuando se enfrenta con un cuerpo
diferente al propio. Esto podría ser por tener deformidades o cicatrices, por ser de un
tamaño diferente (el adulto desvalora el cuerpo pequeño del niño y el niño supervalora
el cuerpo del adulto), el sexo (el varón admira pero desprecia el cuerpo de la hembra) o
color o por representar caracteres monstruosos de ficción. La gente gorda y delgada se
miran el uno al otro con recelo mutuo. El cuerpo muerto también genera mucha
inquietud y por lo tanto nuestra sociedad tiende a evitar la vista de cadáveres.
Esta inquietud hacia cuerpos diferente a los nuestros propios es propagada por padres
con tendencia a considerar el cuerpo del niño como su posesión propia. En algunas
familias esta actitud tarda en desaparecer tanto que lo que le sucede al cuerpo del niño es
como que les sucediera a los padres en sus cuerpos propios y viceversa, lo que sucede al
cuerpo del padre puede tener un impacto sobre el niño, como si padres y los niños
fueran mellizos. Además, los padres tratan de impedir que el niño huela partes
específicas del cuerpo consideradas desagradables.
Cuando el niño crece y ve un cuerpo diferente al suyo propio, por ejemplo, el de un
inválido, no puede verlo como una identidad separada sino como una identidad
compartida con él mismo. Por lo tanto trata de hacer algo ofensivo y autoprotegerse,
para escapar del fenómeno y excluirlo.
Cuanto más insegura es una persona con respecto a su propio cuerpo, mayor será la
respuesta defensiva cuando se enfrente con cuerpos diferentes de otros (los pigmeos,
inválidos, discapacitados). En un estudio (11) se encontró que la gente discapacitada se
encontraba menos incómoda cuando hablaban con una persona que creían que también
tenía un defecto en su cuerpo. (los entrevistadores a veces fingían tener uno) que con la
gente que tenía un "mejor" cuerpo. Por otra parte hay estudios que concluyen que
algunos niños (pero no niñas) cuyos padres transmitieron temor al daño del cuerpo son
frecuentemente ansiosos con respecto a su cuerpo y, probablemente, como un sustituto
al deporte, sean más proclives a estudiar.
El miedo al cuerpo defectuoso del otro podría tener su base en un tipo de lógica descrito
por Frazier (12), según la cual la gente piensa que algunas cualidades corporales pueden,
como las sustancias pasar de un cuerpo a otro por el contacto o proximidad. En Italia
existe la creencia de que si el vestido de una mujer menstruando se lava encima en vez
de debajo de las ropas de los varones, los varones tendrán intensivos dolores
"menstruales".
Los ancianos (6) aceptan su señal de deterioro y todos, cualquiera que sea su extracción
social, un día comprenderán qué significa tener un cuerpo inferior. Algunos estudios
muestran que el desprecio hacia el cuerpo negro es parecido al desprecio hacia el cuerpo
viejo.
El racismo
De hecho, el prejuicio racial también parece estar parcialmente basado en nuestro temor
hacia cualquier cuerpo humano cuyo aspecto es muy diferente al nuestro. La gente que
reacciona de forma mayormente negativa hacia la gente físicamente incapacitada son
esos que tienen prejuicio contra la gente negra y Judíos.
Kovel (13) cree, sin embargo, que la amenaza de la piel negra para un hombre blanco va
más allá del hecho de que el hombre blanco sea consciente de los posibles cambios que
pueden ocurrir en su cuerpo. "El negro", él dice, evoca significados negativos: la
maldad, suciedad, antidioses, etc. Kubie (14) asocia la piel negra con las heces y con la
dificultad de las culturas Occidentales para aceptar sus funciones anales, que tienen que
ocultar limpiando y desodorizando. Este autor sugiere que lo que fortalece la visión
negativa de la piel negra para los blancos, es que proyectan en la piel negra todos los
sentimientos de suciedad y aversión que ellos tienen hacia su propio cuerpo y
personalidad.
Según algunos autores, el intento de la comunidad negra para hacer "el Negro hermoso"
no ha triunfado en absoluto y negros en Africa han gastado sumas enormes en productos
químicos que blanquea la piel de la cara (Xenos). En un estudio, se encontró que los
niños consideran a los niños negros de piel negra como sucia y asociada con heces (15).
Según algunos autores los negros tienen ideas tan negativas hacia los blancos como los
blancos hacia los negros. Ellos en secreto son más negativos hacia los de piel muy negra
que hacia esos que tienen piel más liviana y hacia la gente blanca (16). A veces ellos
usan como defensa para aceptar su cuerpo que este es malo pero menos malo que el de
otros (con la piel más negra), así usan la misma estrategia que la persona blanca que
proyecta en el cuerpo malo del otro algunos sentimientos ansiosos y negativos de su
propio cuerpo. Un periodista blanco que se disfrazó como una persona negra confesó
que él hacía lo qué los otros hacían más a escondidas a fin de aprenden a superar la
amenaza temida (17).
Sin embargo, la pasada década la clase negra estadounidense media notablemente
contribuyó a levantar la propia estima de su comunidad étnica (18, 19, 20). Por ejemplo,
Cash et al (21), inspeccionó a 803 mujeres en US sobre su imagen corporal, usando
subescalas del cuestionario multidimensional de relaciones con el propio cuerpo. Sus
resultados muestran claramente que son más positivas las imágenes entre las mujeres
Afroamericanas que entre las Anglosajonas. El mismo fenómeno sucedió entre la
minoría hispánica en tal alcance que hoy en algunos estados de América un color
obscuro de piel es elegante.
Según Fisher y Fisher (22), los judíos han sido considerados sucios por ser asociados
con su aspecto semítico y sus narices. Estos autores han contemplado a quien vive muy
confortablemente en Tejas por muchos años y todavía tiene la impresión de suciedad.
Habría antisemitismo entre los propios judíos y negros y unos y otros están en el hábito
de criticarse entre sí.
Corporalidad y sexualidad
Está claro que en culturas diferentes existen modelos muy diferentes de atractivo sexual,
en todas las edades (23). Lo mismo sucede con el género ya que hay opiniones múltiples
acerca de qué es lo que hace a una mujer sexualmente atractivas. Lo que parece ser
mutilación u obesidad que desfigura la figura para un grupo es un poderoso afrodisíaco
para el otro. Lo qué un grupo da a conocer a fin de excitar, el otro grupo lo esconde. Un
grupo, el Naga, cubre los senos de sus mujeres pero no sus genitales (24), según la idea
de que es absurdo cubrir las partes del cuerpo que todos han visto desde el nacimiento y
que es diferente con los senos que aparecen luego.
En contraste, en países occidentales, algunas mujeres tratan de esconder su atracción
física porque temen que quien la admira puede sentirse desilusionado si ven su menos
atractiva personalidad interior. Además engendrarían envidia en otras mujeres que
hostilmente, pueden socavar su dignidad.
En la cultura Occidental, los padres tratan de evitar que el niño huela partes íntimas tales
como los genitales, que se igualan con los órganos excretores y que por lo tanto son
considerados desagradables. Así, en cualquier idioma es usual encontrar que los más
grandes insultos se refieren a faltas en atributos específicos de cuerpo del otro,
especialmente esos relacionados con funciones genitales o anales. No es sorprendente
entonces que los comienzos de la actividad sexual en nuestros niños esté marcado por la
vergüenza. Si el adolescente varón que se masturba o, la adolescente hembra que
menstrúa supiera más acerca de las experiencias del cuerpo de otros adolescentes, verían
que son iguales y se tranquilizarían al saber que no son desagradables ni raros.
Cuanto más insegura está una persona de su cuerpo más ansiosa se muestra hacia la
gente del sexo opuesto. La misoginia está parcialmente basada en el hecho de que el
hombre admira y a la vez teme y subestima el cuerpo de la mujer, particularmente la
mujer cuando menstrúa.
La corporalidad del homosexual es considerada frecuentemente por heterosexuales
como escandalosa y esto causa la homofobia. Hay hombres en hospitales psiquiátricos
que temen tener atributos homosexuales, cuerpo defectuoso o una estructura que le
posibilita el sexo cambiante.
El prejuicio racial se ve particularmente claro en las relaciones sexuales. En un estudio
se propuso que los sentimientos sexuales inaceptables se proyectan en la piel negra
porque la persona negra se considera como sexualmente depravada, aunque
paradójicamente también se considera más potente. El enfrentamiento negativo con
alguien considerado "racialmente inferior" tomaría frecuentemente la forma de
intimidación del cuerpo, en una relación sexual, de ahí, la pregunta "Qué pensaría usted,
si su hermana se casara con uno de ellos?"
La aceptación pobre de respuestas específicas del cuerpo a la sexualidad también
interfiere en la relación psicoterapéutica. Terapeutas supervisados por Fisher que
estaban incómodo con las sensaciones del cuerpo, incluyendo algunas sensaciones de
naturaleza sexual, pensaban que estas sensaciones se inmiscuirían al escuchar al
paciente en vez de usarlas para saber qué era lo que le sucedía. Algunas sensaciones
incómodas que el paciente tiene durante la psicoterapia no son síntomas aleatorios sino
emociones de sexualidad o la necesidad del contacto.
Defensas contra la inseguridad del cuerpo
Una manera de defenderse contra sentimientos negativos del cuerpo es minimizar su
misma existencia poniéndole poca atención y dando poca importancia a sensaciones y
sentimientos del cuerpo. Hay aquí, según algunos autores, la tradición Judía de
implicarse en lo intelectual y erudita, disminuyendo la importancia del cuerpo.
En tiempos de crisis tal y como en la Alemania de Hitler, el remedio se hizo tan
masivamente que estandarizó normalizó los cuerpos para así, uno poder creer en la
estabilidad de su propio cuerpo.
Otra gente recurre a la cirugía, el ejercicio o a programas de cosmética plástica. El
ejercicio enérgico, el uso del cuerpo para atacar, comer en demasía y algunas droga
producen una experiencia personal intensa.
Por otra parte muchos individuos intentan superar su inseguridad corporal con el uso de
tatuajes o ropas especiales. Finalmente, muchos artistas parecen crear a fin de tratar con
sentimientos de inferioridad del cuerpo.
El vestido y tatuaje
Cuando un ser humano alcanza la edad adulta él ya ha tenido la oportunidad de
experimentar con "fachadas" diferentes, para exagerar aspectos seguros de su aspecto y
esconder otros.
Cuando nos vestimos o decoramos, estamos en alguna manera, sacando nuestro propio
retrato. Las capas de maquillaje o ropas que usamos son como el camuflaje con que
tratamos de lograr una imagen de nosotros mismos que se aproxime al ideal de nuestro
cuerpo que todos tenemos de una forma más o menos conscientemente configurada.
Ambos hombres y mujeres visten de una manera segura para mostrar que son un tipo
seguro de persona. La gente que viste ropas oscuras es vista como conservadoras y muy
controladas. La gente viste ropas sexys si se ven a sí mismos eróticos. Los que visten
ropas brillantemente coloreadas dicen que son emocionalmente expresivos, etc. Sin
embargo, es demasiado simplista afirmar que las características de una persona se
expresan directamente en su modo de vestir. La preocupación de usar colores y diseños
apropiados en las ropas probablemente surge de la necesidad de considerarse a sí mismo
como convenientemente íntegro.
Una persona puede escoger una manera de vestir porque ayuda al control de su
comportamiento. En círculos religiosos que se cubren el cuerpo y esconden los aspectos
sexuales, esto puede ayudar al individuo a evitar las tentaciones de la carne. La tonsura,
hace unos años, permitió al sacerdote católico el ser identificado aunque no usase un
hábito. El Jasídico Judío viste ropa distintiva para evitar el pecado ya que evita el acabar
en lugares peligrosos. Cuanto mayor es la jerarquía, más numerosas y complejas son las
diferencias en los detalles del y más demandan las prácticas de los ritos religiosos.
Todos actuamos de alguna manera como ellos: ponernos un traje supone el tener que
desarrollar reglas específicas de comportamiento. Cuando el juez se pone su disfraz,
recuerda que él representa la ley. El actor actúa de una manera más segura con un de
vestido que con otro.
Nuestra elección de ropa está influida también por modas y por los factores económicos.
Con la fabricación en serie de ropas de calidad gente de bajos ingresos puede vestir bien
con el resultado de que es cada vez más difícil, identificar la clase social de una persona
desde sus ropas.
En algunas encuestas en que a gente de la calle se le preguntó, que por qué ellos habían
elegido unas ropas determinadas algunas mujeres contestaron que buscan comodidad,
otras que escogen ropas para resultar atractivas y despertar la admiración de hombres y
otros a fin de conseguir la aprobación social o crea una impresión estética determinada.
Los hombres tienden a decir que buscan más bien el evitar la desaprobación, pero es
probable que su respuesta esté condicionada por la tendencia cultural a censurar la
coquetería varonil.
Las hembras seguramente dan gran importancia a la ropa como a un método de
aumentar su atracción sexual. Algunas ropas enfatizan la región pélvica con su función
reproductiva, los sostenes mejoran el aspecto de los senos etc... Sin embargo, un estudio
por Fisher mostró que uno no puede distinguir entre mujeres sexualmente abiertas de
otras que tienen una actitud más reservada, basándose en su ropa. Wad (25) enfatizó que
cuando una mujer viste de una manera erótica está buscando el ser socialmente
apreciada para cambiar la atracción entre sexos de una relación física cruda en un juego
civilizado. Algunos modos de vestir intentan al contrario esconder y controlar más que
excitar con ropas que minimizan las formas, tales como en oficinas donde tienen que
trabajar con hombres en un espacio físico pequeño, con el fin de hacer clara que ahí está
en una postura no sexual.
Pero no todos los arreglos de las mujeres tienen un significado sexual, sino que pueden
esconder también áreas del cuerpo que pueden dar a conocer su edad. Las ropas se usan
también para decir a otros que alguien es disciplinado y tiene autodominio, que uno es
maduro y responsable.
Por otra parte, los medios masivos nos recuerdan que una persona atractiva tiene que
parecerse a este o ese artista o a esta u otra imagen que se idealizó. Pocas mujeres (y
hombres) pueden lograr esta imagen y esto da origen a sentimientos de inferioridad (26).
Algunos estilos de vestir enfatizan el ser poco atractivos o despreocupados con respecto
al aspecto, para sublevarse contra la tiranía del Hollywood de las estrellas y actrices.
Algunas ropas involucran una actitud simbólica y a veces mágica. El fetiche provee a
algunos pervertidos con algún grado de seguridad con respecto a inquietudes que se
inmiscuyen con la excitación sexual normal. Todos usamos las ropas de una manera
fetichista. En algunas culturas occidentales hay gente que trata de cambiar las
ocurrencias naturales en ceremonias en las que aparecen desnudos. Las vestiduras de los
sacerdotes les dan una posición especial con respecto a las fuerzas del universo. Algunas
ropas pueden ser únicamente oficialmente vestidas por sacerdotes o nobles.
Finalmente, las ropas tienen muchas connotaciones agresivas. Se usan para protegernos
del frío o para impedir daño al cuerpo y en algunos casos para evitar agresión, tal como
armaduras o las camisetas a prueba de balas. Las ropas se han usado para intimidar y
demostrar autoridad sobre otros, desde la capa de Drácula al uniforme del soldado. El
último indica un depósito de agresión que puede usarse cuando sea necesario.
El culto del desfigurado
El vestido es como ponerse el " uniforme de ciudadano" y conformarse a las reglas que
gobiernan la sociedad. En algunas culturas la desnudez se pena con la muerte. La iglesia
Católica promulgó que era pecado el pensar en el propio cuerpo desnudo. Incluso en
campos nudistas hay códigos, a veces puritanos, que regulan la relación entre hombres y
mujeres. No es por lo tanto sorprendente que esa desnudez se ha usado como un arma de
protesta por algunas sectas religiosas o por adolescentes de la sociedad Occidental
(huelguistas). Algunos esquizofrénicos proclaman su alejamiento del mundo corriendo
desnudo por las calles.
A lo largo de la historia las ropas se han usado para transmitir mensajes políticos e
ideológicos, tal como la camisa negra Fascista y el vestido del Klu Klux Klan. Alguna
gente joven trata de despertar desaprobación de lo establecimiento y la aprobación de
sus compañeros mediante el vestido, que por lo tanto adquiere gran importancia como
medio de protesta.
Los tatuajes son como una segunda piel o un nuevo vestido. Hay parecido entra la
Camiseta que proclama la adherencia de una mocedad y un sentimiento o una idea. Las
palabras y las frases en los tatuajes frecuentemente muestran identificación con una
figura importante (madre o amigo importante) o una banda. Los criminales, por medio
de sus tatuajes, frecuentemente alardean de su pertenencia a grupos específicos de poder
ilegal.
El cuerpo desfigurado y creatividad artística
El autorretrato de David muestra su cara desfigurada por un tumor benigno que quizás
explica su posterior necesidad de perfección simétrica en su pintura. Gogol (1809-1852)
era casi un pigmeo con una nariz enorme y hablaba de su nariz en algunos de sus
trabajos. Esto explica sus inhibiciones con respecto a relaciones físicas con mujeres.
Goya (1747-1828) fue envenenado por su liderato en pintura, lo que le ocasionó el
saturnismo en 1792. Así en vez de ser un pintor rococó, acabó por ser vengativamente
criticando por el mundo que le circunvaló. Byron, Talleyrand y Walter Scott eran
inválidos; Leopardi, Lichtenberg, Kant y el Papa tuvieron deformidades físicas; Chopin,
Keats, Schiller y Kafka tuvieron tuberculosis; Cervantes, Toulouse Lautrec y
Hemingway sufrieron daño bruto del cuerpo, Joyce y Aldous Huxley padecían
dificultades visuales. Toulouse Lautrec dijo "si mis piernas hubiesen sido más largas yo
nunca habría pintado".
Si se estudia el trabajo de Picasso uno nota una preocupación intensa por la honradez del
cuerpo y que la violación y la mutilación del cuerpo son temas en los que persiste e
importante para él. Los cuerpos divididos de hombres y animales, las cabezas que son
simultáneamente una mezcla de frente de perfil, etc. Según su ex amante Francoise
Gilot, Picasso se preocupó excesivamente por el cuerpo, él era un hipocondríaco y
supersensible a la displásica forma de su cuerpo: excesivamente bajo pero con hombros
grandes. Él tuvo miedo de ir al sastre porque pensaba que harían comentarios sobre la
incongruente naturaleza de su cuerpo. Como resultado de esto usó uno o dos trajes
solamente hasta que los desgastó. No le gustaba cortarse el pelo. Tenía la inquietud de
que sus hijos podían morir. Según Sagarpes, Picasso tuvo gran dificultad para separarse
de su padre y cuando iba a la escuela, tenía que tomar algo que perteneciera a su padre
para sentir que lo tenía cerca. Esto constituyó una fobia a la escuela; los padres le
hicieron sentir que él era una de sus posesiones, una extensión que no puede sobrevivir
independientemente, existía un profundo pacto simbólico. Incluso cuando él era el
Picasso adulto estaba implicado con sus hijos igual que su padre lo estaba con él.
Insistió en guardar las ropas de sus hijos y obstinadamente las conservaba. La hipótesis
es que las inquietudes de Picasso sobre su cuerpo y sus dificultades en aprender a
separarse de su padre, jugaron un papel importante en sus trabajos.
Greenacre (27) apuntó que Lewis Carroll se interesó continuamente por el cambio del
cuerpo de Alicia y Jonathan Swift con frecuencia provocó transformaciones del cuerpo
de Gulliver. Otros escritores tal como Edgar Allen Poe se fascinaron con la muerte y la
mutilación y Robert Louis Stevenson se preocupó también por la fealdad del cuerpo.
Conclusión
La mayoría de seres humanos tiene un conocimiento muy pobre sobre los propios
cuerpos. La imagen del cuerpo tiene componentes culturales importantes y, por ejemplo,
en culturas diferentes hay ideas muy diferentes sobre el qué hace a unas mujeres
sexualmente muy atractivas. El ser humano ha sido enseñado para considerar su cuerpo
sucio, malo, débil e inútil, especialmente por religiones tradicionales.
Tendemos a experimentar la inquietud cuando nos enfrentamos con un cuerpo diferente
al propio. De hecho, el prejuicio racial también parece estar parcialmente basado en
nuestro temor hacia cualquier cuerpo humano cuyo aspecto es muy diferente de nuestro.
Muchos individuos intentan superar la inseguridad corporal mediante tatuajes o ropas
específicas. Por otra parte, muchos artistas parecen crear con el fin del tratar con
sentimientos de inferioridad de su cuerpo.
De tal forma no es posible llevar a cabo un enfoque totalmente holístico de los
desordenes de la imagen corporal sin tener en cuenta estos aspectos de las relaciones
entre el cuerpo y Sociedad.
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Referencia a este artículo según el estilo Vancouver:
Basaguren E, Guimón J. Factores sociales en las perturbaciones de la propia imagen. Psiquiatría.COM [revista
electrónica] 1997 Septiembre [citado 1 Oct 1997];1(3):[24 screens]. Disponible en: URL:
http://www.psiquiatria.com/psiquiatria/vol1num3/art_4.htm
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