Este trabajo revisó 46 artículos científicos internacionales sobre relaciones sexuales niño-adulto entre 1992 y 1998. Una cuarta parte de los niños violados son victimizados por niños y adolescentes, y tres cuartas partes por parejas heterosexuales de parientes cercanos, aunque la "verdadera" pedofilia homosexual es más frecuente que la heterosexual. La perpetración del abuso está asociada a la victimización del transgresor cuando niño. Los infractores tienden a escoger víctimas de acuerdo a la edad de sus propias experiencias de victimización. De esto surge la distinción de infantofilia, pedofilia y hebefilia. Algunos pedófilos exhiben primitivismo, narcisismo y trastorno psicopático, pero otros sólo muestran estados de ánimo negativos asociados a fantasías sexuales desviadas. La psicoterapia utilizada incluye la empatía con la víctima, la reestructuración cognoscitiva, y el desarrollo de destrezas sociales, logrando reducir la negación. La castración química reversible redujo las fantasías y actividades sexuales de algunos pacientes, siendo el hipoandrogenismo un efecto colateral observado. En conclusión, parece irse creando un consenso de que la actividad sexual niño-adulto debe ser combatida como una infracción a los derechos de los niños, no como algo basado en la creencia de que ésta es invariablemente dañina.