http://hdl.handle.net/10401/6633
Avances en Salud Mental Relacional
Advances in Relational Mental Health
ISSN 1579-3516 - Vol. 13 - Núm. 1 Julio 2014
Órgano Oficial de expresión de la Fundación OMIE
Revista Internacional On-Line / An International On-Line Journal
INTIMIDAD E INCOHESIÓN EN UN MUNDO GLOBALIZADO
Elisabeth Rohr (Professor for Intercultural Education. Phillips-University Marburg. Training Group Analyst
and Supervisor. IGA Heidelberg. Also a consultant and trainer in national and international fields of work.
She has done extensive research in Ecuador and has been actively engaged in the peace and
reconciliation process in Guatemala, training human rights activists as psychosocial supervisors. In her
publications she deals with trauma in post-conflict societies, with religious fundamentalism, with
indigenous identities, with gender and body politics and with applied group analysis).
erohr@staff.uni-marburg.de
RESUMEN
Vivimos en un mundo globalizado: diversos estudios han revelado el impacto dramático que ha tenido la
globalización sobre las sociedades y culturas y sus sistemas económicos y políticos. Sin embargo, es
bastante sorprendente que existen pocas investigaciones que tratan de explorar la manera en que a
nosotros como individuos nos afecta emocionalmente el proceso continuo de globalización. La autora
propone su tesis sobre el tipo de herramientas psicológicas que ofrece el Grupoanálisis para explorar,
comprender y enfrentar la complejidad de este proceso.
Palabras clave: Grupoanálisis. Globalización. Investigación.
SUMMARY
We live in a globalised world: many studies have shown the dramatic impact which globalisation has had
on societies and cultures and their economic and political systems. It is however quite surprising that
there is very little research which aims to explore how as individuals we are emotionally affected by the
continuous globalisation process. The author proposes her thesis on the types of psychological tools
offered by Group Analysis in order to explore, understand and deal with the complexity of this process.
Keywords: Group analysis. Globalisation. Research.
© 2014 CORE Academic, Instituto de Psicoterapia
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Intimidad e incohesión en un mundo globalizado.
Mis propias experiencias como capacitadora de análisis grupal en Guatemala, investigadora en Ecuador
y terapeuta de grupo en Alemania, me han dejado la impresión de que el proceso de globalización ha
tenido un impacto psicológico no previsto: pareciera ser que la intimidad, es decir nuestra capacidad de
establecer vínculos afectivos, se ve cada vez más amenazada por el proceso de globalización,
produciendo des-cohesión a una escala hasta ahora desconocida.
Mi pregunta es entonces: ¿Qué tipo de herramientas psicológicas ofrece el Análisis Grupal para
explorar, comprender y enfrentar la complejidad de este proceso? En primer lugar, debemos reconocer
que el Análisis Grupal tiene bastante más que ofrecer que solamente sus aplicaciones clínicas. Esto se
hace evidente si observamos cómo se define la posición en que se ubica el analista grupal.
La ubicación de un conductor grupal siempre es "al borde". Ésta es una posición privilegiada, ya que
permite tomar parte y al mismo tiempo mantenerse como observador. Esta es la posición natural de un
analista grupal de acuerdo con la definición y descripción de Foulkes (1992:71), es como "estar a la vez
dentro y fuera del grupo" ( 1992:86), ser un "observador participante" (Foulkes 1992: 83).
Esto es una descripción un tanto única del papel a desempeñar. Esto significa estar emocionalmente
involucrado y mantener al mismo tiempo la capacidad de ser un observador riguroso. Esta posición "al
borde" es incluso una posición que está "de por medio", no permite la pureza, ni la objetividad, ni la
verdad absoluta. Es por naturaleza, una perspectiva crítica, una perspectiva que no demoniza temores,
dudas, ni irritaciones. De hecho, es también una descripción perfecta de cualquier investigación de
humanidades. Foulkes señaló que la posición de mantenerse "al borde" implica necesariamente una
posición oscilante que eventualmente se transforma en un acto creativo, un acto que puede compararse
con el trabajo de un científico o un poeta o un escritor (Foulkes 1975:157).
Desafortunadamente, Foulkes no fue ni poeta en sus escritos, ni cuentista como lo fue Freud. Incluso el
mismo Freud (1895) era un poco ambivalente sobre su talento artístico como escritor. En "Estudios
sobre la histeria" escribió:
"..Aún me parece extraño que las historias de caso que escribo deben leerse como cuentos
cortos..." (1)
Siempre he anhelado la capacidad narrativa de Freud para el Análisis Grupal, ya que pienso que la
narrativa no es solamente importante cuando se refiere a estudios de casos clínicos, sino que también lo
es en cualquier investigación que va más allá del campo tradicional clínico.
Freud ya señaló que el psicoanálisis es principalmente una teoría psicológica y un método de
investigación del inconsciente y después, en segundo lugar, una práctica terapéutica (Devereux
1967:327). Pienso que esto se aplica al Análisis Grupal también. Freud siempre estuvo consciente de las
fuerzas sociales en la vida psíquica del individuo. Escribió en "Psicología de Masas y Análisis del Yo"
(1921c):
"Es cierto que la Psicología Individual se relaciona con el hombre individual y explora los caminos
por medio de los cuales busca encontrar la satisfacción de sus instintos; sin embargo, solamente
en raras ocasiones y en ciertas condiciones excepcionales, la psicología individual se encuentra
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en una posición para obviar las relaciones de este individuo con los otros. En la vida mental del
individuo el otro es invariable, como modelo, como objeto, como auxiliar y como adversario; por
lo tanto, desde un principio, la Psicología individual es Psicología Social al mismo tiempo en
este sentido amplio y completamente justificable de las palabras".
De acuerdo con lo señalado por Morris Nitsun (2014), Foulkes en contraste con Freud estaba
convencido de que "el individuo es penetrado hasta su esencia por las fuerzas colosales de la sociedad"
(Foulkes 1964: 52). "Esta afirmación de S.H. Foulkes distingue" según Nitsun "entre el análisis grupal
y la mayor parte de tipos diferentes de psicoterapia por su énfasis en lo social como fuerza primaria del
desarrollo individual". Nitsun continúa diciendo que:
"En el aspecto más comprometido, no solamente establece que los factores sociales son importantes e
influyentes, sino que todo lo que es humano, incluyendo paradójicamente la individualidad de los
individuos, es un reflejo del impacto generalizado de los procesos sociales" (Stacey 2003).
Farhad Dalal (1998) afirmó en su libro "Tomando al grupo en serio", que no existe individuo
descontextualizado en el sentido estricto de la expresión. De hecho, se podría argumentar que no existe
la individualidad, debido a que el individuo, de acuerdo con la manera en que lo entendemos los
analistas grupales, siempre es sin lugar a dudas, un ser social en todas sus estructuras psíquicas". (2)
Ahora parece fácil comprender por qué el análisis grupal funciona tan efectivamente: somos seres
sociales principalmente, no mónadas, y existe entre nosotros mucho más en común que lo que algunas
veces nos gustaría pensar. Por lo tanto, el Análisis Grupal es, en su sentido más intrínseco, una de las
formas más adecuadas de terapia en tiempos modernos y, como Análisis Grupal Social, también es
uno de los principales métodos de investigación en humanidades. (3)
Con lo anterior en mente, ahora me gustaría compartir una historia con ustedes; una historia que a
primera vista no tiene relación con el Análisis Grupal. Es la historia de un niño a quien conocí en Ecuador
y con quien hablaba frecuentemente, ya que ello era parte de un proyecto de investigación. Por lo tanto
es imposible negar mi presencia como investigadora en esta historia. Eliminarme de la historia la haría
incompleta e incluso peor, incomprensible.
Elegí esta historia porque pienso que divulga algunos aspectos bastante desconcertantes de la vida
moderna, especialmente de la intimidad degenerada y de la des-cohesión que va en aumento,
revelando así cuestiones que frecuentemente se mantienen en el inconsciente y se excluyen de la
comunicación social (Lorenzer 1981).
Se trata de una historia sobre niños en Ecuador (Sudamérica), una región del mundo en donde he
estado haciendo investigación durante varios años sobre diferentes temas.
El último proyecto de investigación, realizado en 2011 y 2012, estaba relacionado a los niños que habían
sido dejados atrás por sus padres cuando migraron y que quedaron bajo el cuidado de sus abuelos, tías y
tíos, hermanos y hermanas mayores o vecinos o que quedaron viviendo solos. La investigación se enfocó
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en la situación psicosocial de estos niños dejados atrás y sus estrategias de subsistencia según sus
condiciones específicas de género.
Junto con una investigadora joven hablamos a casi 40 niños y niñas principalmente indígenas, entre 7-19
años de edad, y en algunos casos también hablamos con las personas a cargo de ellos. Todos estos niños
tenían al menos a un padre viviendo en el extranjero.
La migración es un tema importante en América Latina al igual que en Ecuador. Debido a una crisis
económica severa a mediados de los años 1990, aproximadamente 20% de la población
económicamente activa dejó el país. Emigraron principalmente a Estados Unidos y España. UNICEF
(2008) señaló que hay más de 300,000 niños dejados atrás en Ecuador por padres que han migrado. Son
pocas las familias en el país que no tienen parientes que viven en el extranjero. Por lo tanto la migración
es una experiencia común a nivel nacional.
DAQUI
Conocimos a Daqui, sus abuelos y sus tías en el mercado en donde venden artesanías de la región a
turistas.
Se trata de un niño de ocho años que vive al cuidado de sus abuelos. No guarda ningún recuerdo de su
madre quien se fue a España unas semanas después de que él nació. La abuela nos dice un tanto
enojada que él no le escucha. Su tía, una hermana de su madre, afirma que es un niño malcriado. Daqui
escucha con cada vez mayor incomodidad bajando su mirada y viendo al suelo. Obviamente se siente
avergonzado al tener que enfrentar todas esas observaciones abusivas en la presencia de dos
extranjeras. Todos en su familia parecen estar enojados con él y su tía explica que él siempre se niega a
permitir que sus primos jueguen con sus juguetes. El abuelo, quién se ha mantenido en silencio hasta
ese momento, interviene y nos dice que la madre del niño había enviado un poco de dinero hacía
algunas semanas para comprar una bicicleta para su hijo. Agrega que esa bicicleta es el objeto sagrado
del niño y que nadie tiene permiso para tocarla. Con tenacidad implacable y a pesar de todas las
reprimendas, Daqui sostiene su bicicleta y la defiende de todo intento de que le sea arrebatada.
Yo pienso que este comportamiento es comprensible debido a que esa bicicleta es la única prueba de
que su madre no lo ha olvidado. ¿Cómo puede compartir ese tesoro? Especialmente con sus sobrinos,
quienes tienen todo lo que él no tiene: especialmente padres con quiénes vivir. Él solamente tiene esa
bicicleta. De manera muy cuidadosa trato de compartir estos pensamientos con su abuela y su tía, pero
evitan cualquier tipo de comprensión y defienden su posición con rigor.
Daqui parece ser un niño que vive en pobreza extrema. Parece estar descuidado y usa zapatos viejos
desgastados que son demasiado grandes para él, un pantalón de nylon azul oscuro y una playera que
pareciera haber sido blanca alguna vez. Su pelo y sus trenzas tradicionales parecen desordenados.
Nos cuenta que pasa sus tardes y todo el sábado y domingo en el mercado. Allí hace sus tareas. Añade
que le gusta ir a la escuela y que trata de ser un buen estudiante. Estamos interesados en escuchar más
y continúa contándonos que disfruta la clase de arte especialmente y que es bueno para dibujar y
pintar. Le preguntamos si le gustaría hacer un dibujo para nosotros. Nos dice que sí, que con placer, y
nos mira directamente a los ojos y sonríe de manera encantadora. Vamos rápido a comprar papel y
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crayones y cuando regresamos ya nos está esperando un tanto impacientemente y de inmediato
empieza a hacer un dibujo. Lo observamos mientras dibuja una figura masculina primero, un hombre
obviamente indígena con pantalones tradicionales y un poncho quien está parado a la par de una casa
roja. Nos explica que es su abuelo y a la par de la casa hay una pequeña laguna con un pato nadando en
el medio y le preguntamos: ¿Pero quién es la sombra que está detrás del patito? Pues, es solamente
otro patito nos explica. Y quién es el pato en medio de la laguna, queremos saber. Nos ve sorprendido y
nos dice: Este por supuesto soy yo y la sombra es uno de mis primos. Atrás de la casa ha pintado dos
montañas altas en amarillo y en medio de ellas un sol también amarillo. Firma el dibujo, pone su
nombre completo y su edad abajo y lo intitula: "Mi casa en la loma" y después nos lo entrega, con
orgullo y generosidad. "Es para ustedes", nos dice con sinceridad y nosotros le decimos que se quede
con el papel y los crayones en vista de que es tan buen artista. Asiente y mete muy cuidadosamente
todo en su bolsón de la escuela el cual tiene escondido debajo de la banca de piedra del puesto en el
mercado.
Parece ser un pequeño niño solitario. Solamente hay un ser humano en su pintura, su abuelo, mientras
que él y su primo aparecen como patos, nadando en una laguna.
Nunca he visto patos o lagunas en Ecuador. Hasta donde yo sé no existen en los Andes. Daqui se dibuja a
sí mismo como un animal que no existe en esta parte del mundo. Sin embargo es un animal que puede
volar, incluso sobre montañas altas.
Es posible que estas imágenes reflejen algunos de sus sentimientos más profundos: no solamente se
siente solitario, sino que en la esencia de su alma, siente que no existe como ser humano. Solamente
hay un pato y la sombra de un pato eso es lo más cercano que puede llegar a sentirse vivo en esta
existencia.
El color de la casa es bastante irritante, un rojo amenazante, como si la casa ardiera desde adentro. Me
recuerda una de esas fotos tomadas con cámara infrarroja, que muestra ondas de calor que salen de las
paredes no aisladas. No es una casa que promete paz o que transmite armonía, en lugar de ello, parece
exhalar una cantidad enorme de calor.
Atrás de la casa hay montañas altas y un sol. Para escapar de esas montañas hay que poder volar. Eso es
exactamente lo que su madre y las otras tías y tíos hicieron. Se fueron de esa casa y de esas montañas y
volaron a España y jamás volvieron.
Sin embargo, una persona no puede irse volando, solamente puede esconderse en sí misma y vivir su
vida como una fantasía como un pato nadando en una laguna.
Su abuela nos dijo posteriormente que Daqui lloró cuando, después de un largo tiempo, llegó una carta
de su madre la cual decía que había estado enferma.
Todas las veces que vimos a su abuela, parecía estar agotada, exhausta, frágil y triste. Nos dijo: "Yo no
quería cargar con él, pero su madre lo puso en mis brazos y se fue a España". Era un niño más a quien
cuidar, después de haber criado a ocho y quién sabe cuántos fallecieron antes o justo después del
nacimiento. De hecho, los que sobrevivieron también la habían dejado. Ella cuidó de su nieto de la
misma manera en que cuidó a sus ocho hijos, pero fue incapaz de amar a Daqui y posiblemente nunca
había sido capaz de amar a sus propios hijos debido al temor constante de que pudieran irse también.
Cuando esto ocurrió, no hubo nada más que un vacío en su vida. Solamente el abuelo parecía
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preocuparse por Daqui: "Ella siempre está enojada con él" explica y mientras pone su mano sobre su
corazón dice: "lo quiero tanto como a uno de mis hijos".
Realmente sentimos simpatía por este niño, entonces fuimos con bastante frecuencia al mercado a
visitarlo y a hablar con él. Un día invitamos a todos los del puesto del mercado a un helado. Daqui nos
llevó a una heladería cercana, escogiendo orgullosamente el helado para todos. Insistió en cargar todos
los conos y regresó corriendo y gritando a su abuela desde lejos "Mami, aquí viene el helado". Esta fue
la única vez que vimos pequeñas sonrisas en los rostros de esta familia y la única vez que escuchamos a
Daqui decirle "mami" a su abuela.
La invitación al helado produjo un momento corto de felicidad y satisfacción en la familia. Tal vez era el
tipo de felicidad y satisfacción que esperaban cuando algunos de sus miembros emigraron a España y a
otras partes del mundo: una satisfacción de sus muy profundamente sentidas necesidades y deseos.
Nos percatamos de lo profundas que eran estas necesidades algunos días después cuando invitamos a
Daqui y a su abuela a un restaurante de pollo a medio día. No habían vendido nada todavía, por lo tanto
tampoco había nada qué comer. El abuelo estaba en casa durmiendo, tratando de recuperarse de su
intoxicación del fin de semana, entonces solo llevamos a comer a Daqui y a su abuela. Se dirigieron muy
rápidamente al lugar que Daqui estaba señalando, ambos casi corriendo. Daqui ordenó pollo frito.
Seguramente ya había comido allí antes, porque sabía exactamente lo que quería. Cuando vino la
comida, se lanzó sobre la silla plástica y empezó a devorar lo que había en su plato con una prisa y unas
ansias increíbles que la imagen de verlo comer era casi insoportable. Su abuela estuvo pasando comida
de su plato al de él, pero apenas pareció notar su generosidad. Estaba tan ocupado arrancándole
pedazos al pollo y metiéndoselos en la boca que nos preocupamos de que no fuera a tragarlo todo. A
pesar de que si podía tragar, su experiencia parecía más intensa e infeliz que disfrutable. Estuvo
metiéndose comida a su boca como si tuviera temor de que su plato podría desaparecer en cualquier
momento. Estaba tan completamente absorto en su comida que el mundo alrededor de él parecía ya no
existir. No notó la presencia de su abuela ni la nuestra. Solamente se concentró en ese momento ¿Quién
sabe cuándo experimentaría tal oportunidad otra vez? Parecía no haber ni pasado ni futuro en ese
momento, solamente el presente. Y solamente el presente parecía importar. Al final, cuando no hubo
una miga más en el plato, lamió sus dedos con la mayor diligencia, tomó su plato, lo puso en el
mostrador y se fue. Más tarde lo vimos jugando futbol con un grupo de niños de su edad.
Esa experiencia nos dejó con una sensación de dolor profundo y tomó tiempo para que pudiéramos
comprender algunos de los significados ocultos en esa escena en el restaurante. Posiblemente, el
comportamiento de Daqui reflejó sus necesidades emocionales que parecieron ser ilimitadas, sin
fronteras. Como niño nunca había podido experimentar el sentimiento de ser cargado con calor y amor
en la espalda de la persona de un cuidador, aunque su abuela lo cargó pero siempre con remordimiento.
Tampoco se le dejó morir de hambre. Después de todo, él era la única razón por la que la hija en España
podría recordar a sus padres y enviar algo de dinero. Sin embargo, nunca fue querido realmente por su
madre, padre ni abuela y el abuelo alcohólico no fue un substituto.
Parecía obvio que Daqui era objeto de agresión en su familia, agresión que posiblemente estaba dirigida
a su madre y a todos los demás que emigraron. Seis de ocho hijos se fueron e iniciaron una nueva vida
en España, Bélgica y República Dominicana. Daqui parecía haber quedado sobrando y en lugar de recibir
dinero y regalos del extranjero, sus abuelos tenían que cuidar de él. Todas los desencantos, toda la
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agresión y enojo de la familia fueron vertidos sobre Daqui. Él era el chivo expiatorio de la familia, un
síntoma de conflictos no resueltos, de deseo frustrado y traición y de rechazo desde el nacimiento.
Daqui no conocía nada aparte de ese rechazo y el único que no lo consideraba una carga era su abuelo,
pero era demasiado débil para proteger a su nieto de los ataques continuos de su abuela.
La madre de Daqui se casó en España y tenía una nueva familia con varios hijos. Su padre vivía en Italia y
tenía una nueva familia allí también. Nunca le importó Daqui, cuenta el abuelo, nunca lo apoyó ni lo
reconoció como su hijo. Daqui parece estar bastante consciente de que no hay lugar para él con su
madre ni con su padre y dice: "No, yo no quiero ir a España ni a Italia".
Daqui, simplemente con su existencia, le recuerda continuamente a la familia todas las pérdidas y el
sufrimiento. Por lo tanto puede considerársele como el "paciente índice" de su familia, una
manifestación de conflictos subyacentes que condujeron a la migración de seis de ocho hijos al
extranjero. Sabemos que la madre de Daqui fue abandonada por el padre del niño. Esa pudo haber sido
una de las razones por las que no pudo mantener a su hijo. Lo dejó de la misma manera en que la
dejaron a ella. Sin embargo, esta experiencia de abandono parece ser común en esta familia. Parece no
haber intimidad, ni vínculos, solamente relaciones en proceso de fracasar y escondidos debajo de la
superficie, se encuentran todos los deseos, quereres, necesidades y ansias no satisfechos que llevaron a
muchos a salir del país, buscando la "salvación" en el extranjero.
Ni Daqui ni su familia son una excepción a escala global hoy en día hay aproximadamente mil millones
de migrantes globalmente una séptima parte de la población mundial y millones de niños y ancianos
que han sido dejados atrás por parientes migrantes en Asia, América Latina, Europa del Este y África. Por
supuesto, no todos los niños están en situaciones tan malas como la de Daqui, pero los estudios
muestran que la mayor parte de niños sufre por la migración de sus padres, debido a las ausencias
prolongadas y sentimientos de abandono. Estas separaciones y pérdidas nunca pueden compensarse
por completo, incluso si los padres e hijos se reúnen después de años.
Este es uno de los resultados de nuestra investigación: casi todos los niños que fueron dejados atrás
sufren, pero su sufrimiento es negado en sus familias y en la sociedad, ya que la migración es
considerada como un sacrificio para generar beneficios. El sufrimiento es impulsado de manera oculta
hacia el inconsciente social y los niños deben agradecer la cosas que puedan recibir.
¿Qué nos dice esta historia sobre la intimidad y el sufrimiento social en un mundo globalizado - sobre la
vida y la sociedad moderna en que vivimos? Y ¿Qué nos dice sobre desafíos futuros que debemos
enfrentar y sobre el futuro del Análisis Grupal?
Observar esta historia desde una perspectiva sociológica implica tomar en cuenta el contexto familiar
completo de Daqui, incluyendo a aquellos miembros que viven en el extranjero. Ello incluye a sus
abuelos, sus dos tías y sus respectivas familias en Ecuador, su tío en República Dominicana, su madre, su
nueva familia y tres tíos en España y uno en Bélgica. Los sociólogos le llaman a esta red familiar una
familia transnacional, ya que los miembros de la familia se mantienen en contacto por teléfono, Skype o
escribiendo cartas.
Las familias transnacionales son producto de un proceso nuevo, debido a que la migración ha resultado
ser una experiencia transitoria. Las personas se mantienen en movimiento no se establecen
permanentemente en un solo lugar y los miembros de una familia pueden distribuirse en todo el
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mundo. La tecnología de comunicación moderna permite mantenerse en contacto. La sociología ha
mostrado que las familias transnacionales crean nuevas formas de relaciones familiares y nuevas redes
familiares más allá de los límites nacionales en un espacio social transnacional y están vinculados por el
contacto virtual.
Zygmunt Bauman (2008) ha explorado estas nuevas realidades relacionadas a la migración y habla sobre
"identidades líquidas" y "tiempos líquidos", señalando que estas nuevas modalidades no permiten a las
personas mantener formas tradicionales de comportamiento, estructuras organizativas y rutinas
profesionales durante periodos largos de tiempo. Todo es fluido y transitorio. Baumann muestra que las
normas, estructuras, rutinas y organizaciones son abolidas, descargadas, sustituidas y reemplazadas
continuamente y de manera tan rápido que las personas ya no son capaces de establecer estrategias
consistentes y coherentes para enfrentar estos cambios.
Richard Sennett (1998) habla en este contexto de corrosión del carácter como resultado de una
producción industrial exclusivamente orientada a la generación de ganancias, mostrando que la
movilidad y la flexibilidad han resultado ser los principales componentes estructurales de la vida
moderna. Ya no hay proyectos de vida a los cuales aferrarse, ya no hay trabajos que duren hasta la
jubilación y ya no hay lugares en los que la gente puede vivir una vida entera. Flexibilidad, movilidad,
hibridación y riesgo social son las palabras clave de los debates sociológicos reales relacionados a
autores como Beck, Hall, Bhaba y Agger. Todos concuerdan con que la estructura social núcleo de la
sociedad está cambiando rápidamente y que este proceso ha llegado a un paso con una aceleración
desconocida hasta ahora la cual tiene consecuencias un tanto inquietantes. En este proceso, el individuo
es despojado de su entorno social y es dejado o abandonado ante las fuerzas de un sistema
financiero/económico sin control político que lenta pero continuamente parece devorar a sus propios
niños. "El yo está en peligro y en riesgo" dice Agger (2004: 19). Y Sennet (1998: 182) agrega que la
economía de hoy necesita a individuos que ofrezcan "un yo flexible, un collage de fragmentaciones en
la disposición de cambiar permanentemente y siempre preparadas para nuevas experiencias." El
resultado desde mi punto de vista es: languidez colectiva, fatiga, deslibidinización y finalmente, pérdida
de la intimidad e des-cohesión creciente.
El término sociológico de familias transnacionales parece ser un ejemplo perfecto de esta nueva
realidad, pero ¿es una respuesta creativa a la globalización y sus implicaciones inherentes? Lo dudo.
Esto se hace evidente si observamos algunas de las dinámicas inconscientes detrás del concepto de
familia transnacional.
La sociología parte de la noción de que una familia transnacional con sus contactos virtuales es
simplemente una nueva forma de red social en un espacio global, sin tomar en cuenta que la presencia
física y el atestiguamiento significan una diferencia real como lo señala Miriam Berger (2012). El
contacto virtual no permite verse reflejado en los ojos de la otra persona. Pero ese reflejo es vital, es la
base de la interacción y de la comunicación, el fundamento de cualquier relación íntima. Si ese reflejo se
transmite por un monitor de computadora, pierde su vitalidad y su efecto físico y palpable. Ya no hay
reflejo viviente. (4) Los contactos virtuales pueden ser un substituto, pero no producen la misma
satisfacción emocional o psicológica que la presencia física. Agger (2004: 72) le llama a las tecnologías
modernas de la comunicación "prótesis electrónicas" y pienso que es bastante útil considerar a la
tecnología de la comunicación como una prótesis, ya que las prótesis sirven como substituto, pero sin
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duda alguna, no son iguales a lo original. Negar este hecho significa no solamente negar la realidad, sino
también negar el dolor y evitar el duelo por la pérdida.
Creo que la sociología pasa por alto algo esencial en sus análisis cuando considera que las familias
transnacionales solamente son una forma nueva y creativa de relaciones familiares, ignorando y
negando el hecho de que el contacto virtual no puede sustituir el contacto físico.
Una comprensión mucho más completa del drama inconsciente de las familias transnacionales puede
encontrarse en el Análisis Grupal, en el concepto que Earl Hopper (2014) llamó "des-cohesión:
agregación y masificación", el cuarto supuesto básico. Las familias transnacionales son, sin duda, un
síntoma o manifestación de des-cohesión. Varios estudios han demostrado que no es solamente la
pobreza económica la que motiva a las personas a emigrar. Las investigaciones feministas
especialmente, han señalado que la represión política, social y familiar, así como la violencia y las
estructuras autoritarias y patriarcales conducen a los hijos e hijas a dejar a sus familias y emigrar.
Pienso que la familia de Daqui es un ejemplo perfecto de corrosión de vínculos familiares, de descohesión: hay un padre alcohólico y una madre obviamente sobrecargada con la vida y demasiados
niños, quien fue abandonada por su esposo enfermo de alcoholismo y por la sociedad que deja a estas
familias solas en el sistema económico que explota a las personas que ya son pobres más allá de
cualquier límite.
Si observamos la situación transnacional de la familia de Daqui desde una perspectiva analítica grupal
la familia parece ser una red conjunta.
Hay contacto, pero sólo ocasionalmente y cuando lo hay, únicamente es virtual. Al describir un grupo
agregado, Hopper escribe: "Se mantienen en silencio durante largos periodos de tiempo y se involucran
en diferentes formas de falta de comunicación tal como evitar el contacto visual" (2014: 85). Evitar el
contacto visual es la norma estructural del contacto digital. La fijación de la mirada no es posible debido
a que la vista está fijada en el monitor y el reflejo de los ojos no se puede reproducir técnicamente.
La familia de Daqui es en este sentido un ejemplo de un grupo familiar específico en donde, en términos
de Hopper, la integración, la cohesión, la coherencia y, en mis palabras, la intimidad fracasaron y hubo
ansias y necesidades de dependencia insatisfechas o frustradas. En este caso los sentimientos
dominantes son cómo lo señaló Hopper impotencia, vergüenza y trauma, acumulados en el temor al
aniquilamiento. La situación dramática de la familia de Daqui podría ser resultado de ansiedades
abrumadoras que el grupo familiar podría no sobrevivir. Son muy pocas las remesas que se envían a la
familia, por lo tanto la migración ha fortalecido las tendencias a la fragmentación y debilitación de los
vínculos colectivos y cooperativos. El resultado es un movimiento de lucha y escape que finaliza en una
migración masiva de los miembros de la familia.
Si observáramos a la familia de Daqui con mayor profundidad, también podríamos vincular
manifestaciones obvias de des-cohesión a un fenómeno que Nitsun (1996) llamó Antigrupal. Hay
dinámicas antigrupales activas en esta familia, así como fuerzas que no pueden ser controladas y que
son altamente agresivas y autodestructivas, las cuales conducen a que sus miembros dejen el país.
¿Por qué son tan obvios tanto el motivo inconsciente detrás de este movimiento antigrupal como la descohesión en esta familia?
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La historia de Daqui ya reveló algunos conflictos no resueltos de esta familia, aunque asumo que va más
allá de ello, tal vez hay un trauma masivo transgeneracional: los abuelos son hijos de una generación
que creció con vínculos dentro en las "haciendas". Jorge Icaza (1934) describió en su famosa novela
"Huasipungo" la miseria extrema de estos siervos o "huasipungueros" como se les llama en Ecuador.
Su liberación ocurrió durante la década de los años 1960. Fue una liberación hacia la pobreza y hacia las
cadenas del fundamentalismo evangélico y los baluartes del capitalismo crudo. La mayor parte de
abuelos indígenas actuales en Ecuador son hijos de estos "huasipungueros" y debe asumirse que el
trauma postcolonial de sus padres fue transmitido a ellos de manera transgeneracional. La des-cohesión
sería resultado de sus experiencias traumatizantes debido a que la vinculación, la intimidad, la cohesión
y la coherencia fueron reproducidas por la violencia. Hubo violación al azar de niñas y mujeres,
cautiverio de por vida, destitución y privación de toda dignidad, produciendo sentimientos abrumadores
de abandono y ansias infinitas. La segunda generación la madre de Daqui y sus tíos encontraron
libertad y una salida a la miseria solamente por medio de la separación y migración, teniendo intimidad
solamente desde lo lejano y por contacto virtual.
Puede suponerse que esto no solamente es verdadero para la familia de Daqui, también lo es para
muchas familias transnacionales a nivel mundial y posiblemente en general para el mundo globalizado
en que vivimos. Si regresamos a las afirmaciones de Bauman y Sennett, debemos reconocer que las
modalidades que describen, la creciente fragmentación y aceleración del tiempo, los cambios
permanentes, la pérdida de toda seguridad y la descompensación social producen efectos
traumatizantes similares. Cobran vida como síntomas específicos en el inconsciente colectivo, lo cual he
descrito como un proceso colectivo de refugio hacia la languidez, fatiga, deslibidinización y falta de
intimidad. Parece obvio que estas experiencias globales de des-cohesión social producen sufrimiento
social masivo, ya que socavan las matrices de fundamentos de las sociedades.
Las sociedades modernas con su promoción de crecimiento ilimitado, riquezas e idealización de
individuos descontextualizados parecen destruir sistemáticamente la intimidad y los vínculos íntimos
dentro de las familias y la sociedad; como resultado, la solidaridad, la cooperación, la coherencia y la
cohesión se están desvaneciendo y finalmente la empatía también. Por lo tanto necesitamos más
investigación analítica grupal y definitivamente más terapia analítica grupal. A pesar de que puede
haber resistencia, estoy convencida de que el Análisis Grupal puede ofrecer lo que falta cada vez más en
la sociedad: un espacio para experimentar intimidad, coherencia y cohesión, un espacio para superar el
aislamiento y la defensa narcisista, un espacio para soportar e incluso superar experiencias de
fragmentación, un espacio para ofrecer inclusión y reconocimiento y por último un espacio para
reflexionar de manera crítica sobre riesgos de un mundo altamente individualizado y globalizado.
Quiero terminar con una cita de Adorno (1969: 131): No es solamente el momento preciso para
soportar la "ansiedad de ser diferente", sino que también lo es para soportar la ansiedad de establecer
vínculos (Naumann 2014) y recrear la intimidad en un espacio seguro y protegido.
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NOTAS
(1) Parecía no estar consciente de que sus talentos artísticos como escritor pudieron haber
contribuido considerablemente al éxito de su trabajo. Esto, por supuesto se vuelve
especialmente evidente si se leen sus obras en alemán.
(2) Esto ha sido explorado a profundidad por el psicoanalista y sociólogo alemán Alfred Lorenzer
(1981, 1992, 2002) que, dentro de la tradición de la Escuela de Frankfurt, ha mostrado que el
desarrollo psicológico del individuo es inevitablemente incluso en su estado intrauterino
resultado de interacción social internalizada: una conjunción inconsciente de necesidades
corporales y formas sociales de interacción. Lorenzer (1978) insiste por lo tanto que el
sufrimiento individual nunca puede ser reducido a una manifestación de conflicto personal,
siempre es resultado también de las contradicciones sociales existentes.
(3) Este pensamiento referente a que no existe individuo sin su contexto social también ha sido
utilizado por la antropología, principalmente dentro de sus debates sobre métodos de
investigación empírica. El fundador del Etnopsicoanálisis, Georges Devereux, escribió en
"Ansiedad y Método": "Es una tarea urgente reintroducir la vida a la ciencia de las humanidades
y reintroducir al observador en la situación que se observará, pero recuerden la advertencia de
un gran matemático: busquen la simplicidad pero no confíen en ella" (1973: 53).
Devereux no deja duda respecto a que no hay objetividad científica, no hay forma de observar
un objeto e ignorar el contexto. Es cierto que no hay ninguna forma de observar al ser humano
sin experimentar involucramiento ... Como analistas grupales es fácil estar de acuerdo: donde
hay transferencia, también hay contratransferencia, y en grupos hay incluso procesos de
transferencia múltiples.
(4) Es como ver en los ojos muertos de la madre, así lo describe Green (1999). Creo que esa es la
razón por la que el contacto virtual ejercido durante un periodo largo de tiempo como
substituto del contacto físico real puede crear un comportamiento adictivo ya que es
impulsado por el deseo desesperado de reanimar un objeto muerto.
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