Los problemas de salud mental son comunes en la adolescencia y la juventud, especialmente los malestares clínicos y subclínicos de tipo depresivo y ansioso. La prevalencia de los malestares emocionales de este espectro entre los jóvenes de 13 a 18 años es del 14,3% y el 31,9% respectivamente. Algunos estudios encontraron una mayor incidencia y prevalencia de la depresión entre los jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y 29 años. Sin embargo, se ha evidenciado que la mayoría de jóvenes con depresión clínica o subclínica no buscan ayuda profesional.
La evitación o infra-utilización de los servicios de salud es una constante también entre la población adulta con problemas de salud mental. Un estudio comparativo realizado en seis países europeos (Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Holanda y España) halló que, entre aquellos que presentan una necesidad de atención de salud mental, sólo el 51,7% estaba utilizando algún tipo de servicio profesional de cuidado de salud, y tan sólo el 25,1% había sido visto por un profesional de la salud mental durante los 12 meses anteriores. Estas cifras resultan ser aún más bajas entre los adolescentes y jóvenes.