Es conocida la importancia del médico como agente social de relevancia en el proceso salud-enfermedad. Su acción en el mantenimiento de la salud y en la curación y prevención de las patologías, es de reconocimiento universal desde los tiempos más remotos, aunque su identidad no estuviese tan definida como en la actualidad, en las que compite con los cuantiosos recursos tecnológicos.
Este mismo avance de la ciencia y de la tecnología, a otro nivel, ha condicionado el aumento de los flujos migratorios. De allí que los pacientes que solicitan ayuda en la consulta provengan de múltiples orígenes y culturas. Ante esta realidad, los médicos deben capacitarse desde su etapa de formación, para el desarrollo de diversas habilidades. Entre ellas el desarrollo de Competencias Interculturales, de entendimiento de la diversidad y de los factores culturales en general y su incidencia en el acto médico y en la relación que establecen con sus pacientes procedentes de otras culturas, lo que implica un mejor pronóstico de su patología y su adherencia al tratamiento.
La Competencia Interultural, consiste en la aceptación por parte de los médicos y de los sistemas de salud, de la importancia de la cultura, la evaluación de las relaciones interculturales y de la atención de las dinámicas que resultan de sus diferencias y la adaptación de los servicios sanitarios para satisfacer estas necesidades culturales únicas. Manteniendo la empatía y el respeto hacia su sistema de creencias.
La incorporación de esta nueva consciencia o sensibilidad cultural, en la atención al paciente, comporta la evolución profesional y personal de ambos, con los efectos beneficios a corto y a largo plazo que conlleva.