REVISTA ELECTRÓNICA DE PSIQUIATRÍA
Vol. 3, No. 4, Diciembre 1999
ISSN 1137-3148
Neurobiología y genética molecular en el
juego patológico
Ángela Ibáñez, Jerónimo Saiz
EDITORIAL
.
La Psiquiatría comenzó a interesarse por la patología de los juegos de azar a partir del siglo XX, si
bien el juego y los problemas derivados del mismo son conocidos desde hace miles de años. El
reconocimiento como entidad nosológica en las clasificaciones psiquiátricas no se produjo hasta
1980, cuando la Asociación Psiquiátrica Americana lo introdujo en su tercera edición del Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III) bajo la denominación de "Juego
Patológico", y definieron por primera vez unos criterios diagnósticos específicos, que contribuyeron
a crear las condiciones necesarias para el desarrollo de una incipiente investigación sobre este
trastorno. Por su parte la Organización Mundial de la Salud, que no contemplaba la ludopatía en la
CIE-9 a pesar de su publicación poco antes que el DSM-III, incluyó también esta patología como
una categoría diagnóstica en la décima revisión de su Clasificación Internacional de las
Enfermedades CIE-10, en 1992, lo que supuso el respaldo definitivo de la comunidad científica al
reconocimiento de la ludopatía como enfermedad mental.
El juego patológico se empieza a considerar en la actualidad como un serio problema de salud
pública (Saiz-Ruiz, 1994) por su alta prevalencia estimada entre el 0,5% y el 2,5% de la población
adulta (APA, 1994; Shaffer et al., 1999), la naturaleza crónica del trastorno, la elevada comorbilidad
psiquiátrica observada (Black & Moyer, 1998; Ibáñez & Saiz, 2000) y por las graves consecuencias
personales, familiares, laborales, sociales e incluso de índole legal que se desarrollan a lo largo de su
evolución. Sin embargo, la investigación sobre los mecanismos etiopatogénicos del juego patológico
continúa siendo escasa, si bien se han empezado a desarrollar distintas hipótesis neurobiológicas y se
ha postulado la implicación de los sistemas serotonérgico, noradrenérgico y dopaminérgico.
Las aportaciones científicas más recientes proceden de la aplicación de técnicas de genética
molecular. La alta frecuencia de antecedentes familiares de ludopatía en los pacientes diagnosticados
de este trastorno junto con algunos hallazgos obtenidos en trastornos relacionados con el juego
patológico, han sentado las bases para investigar el posible componente genético en la etiopatogenia
de la ludopatía.
La ludopatía es un trastorno complejo y heterogéneo, en cuyo desarrollo contribuyen según todos los
indicios factores de diversa índole, tanto de predisposición biológica, como psicológicos y
ambientales, por lo se requieren estudios rigurosos sobre muestras muy amplias de enfermos que
permitan delimitar con mayor precisión dicha entidad nosológica.
La investigación sobre las bases biológicas del juego patológico, aunque muy escasa, es la que ha
cobrado mayor relevancia en los últimos años, y sus resultados apuntan hacia la implicación
conjunta de varios sistemas de neurotransmisión. En particular hay evidencias sobre la existencia de
un déficit serotonérgico y una disfunción dopaminérgica, probablemente mediada ésta por cambios
en la sensibilidad de los receptores.
Los resultados de los estudios genéticos moleculares aportan evidencias sobre la implicación de
algunas variantes alélicas de genes de los sistemas de neurotransmisión serotonérgico y
dopaminérgico, sugiriendo que algunos factores predisponentes en el juego patológico pueden estar
condicionados genéticamente, si bien su contribución es variable en cada individuo y presenta
también diferencias en función del sexo. Todos estos datos apoyarían un modelo de herencia
poligénica multifactorial en la etiopatogenia de este trastorno.
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