El objetivo de este trabajo es reflexionar, a partir de la descripción de un caso clínico, sobre a) la importancia de la pronta detección y prevención en población infanto-juvenil en la promoción de salud mental; y b) acerca de las dificultades que pueden encontrarse en el sistema terapéutico a la hora de apoyar a una familia con problemas para abordar el proceso de individuación propio de la adolescencia.
Para ello se describe el caso de una joven de 14 años que acude a consulta acompañada por sus padres, quienes sobrepasados y disgustados, describen a su hija como una niña muy despistada, lenta, infantil y dependiente. Madre e hija, quienes conviven desde el divorcio de la pareja, mantienen fuertes y continuas discusiones sobre la dificultad de la adolescente para comer y para prepararse y llegar puntual al instituto u otras actividades.
El proceso terapéutico ambulatorio se aborda con los objetivos de aumentar la independencia, disminuir el miedo a crecer y prevenir el riesgo de un posible trastorno de conducta alimentaria. La joven consigue llegar puntual al instituto, disminuyen los conflictos matutinos entre madre e hija, y no tiene problemas durante las comidas con su padre. No obstante, su dificultad para comer cuando está con su madre se incrementa tras un periodo de calma y mejoría.
Como conclusión destacar la importancia de atender y entender casos que, si bien en un principio pueden aparentar poca gravedad por la carencia de sintomatología clara o alarmante, presentan un alto riesgo de desarrollar patología grave.