Nuevo planteamiento en la intervención del tratamiento de la obesidad: Plan de
Vida Coloreado®.
FUENTE: PSICOLOGIA.COM 2009; 13(1)
Ricardo Lanza Saiz (1); Carlos Redondo Figuero (2); Miguel García Fuentes (3); Jose Antonio del Barrio
del Campo (4); Jesús Lino Álvarez Granda (5).
Resumen
La obesidad es una enfermedad crónica de elevada prevalencia y difícil tratamiento. La comorbilidad asociada a
esta enfermedad ocasiona graves consecuencias para la salud, el bienestar emocional y la calidad de vida de las
personas afectadas. Su prevención y tratamiento constituye en la actualidad un importante objetivo sanitario.
Desde la Unidad de Genética, Metabolismo y Nutrición del IFIMAV y de la Universidad de Cantabria hemos
elaborado un planteamiento centrado en el paciente y su conducta respecto a la enfermedad, donde se contempla
tanto la falta como la necesidad del ejercicio físico, la actividad física, el tiempo perdido y la alimentación en el
tratamiento de esta enfermedad. Con este fin, hemos elaborado un plan de vida basado en los colores, el cual
pretende de una forma útil y sencilla que el paciente sea consciente y responsable de su conducta, y a la vez, ir
modificando esta conducta de acuerdo a los parámetros saludables establecidos.
Abstract
Obesity is a chronic disease of high prevalence and difficult treatment. Co-morbidity associated with this disease
causes severe consequences for health, emotional well-being and quality of life to the affected persons. Their
prevention and treatment is now an important health goal. From the Unit of Genetics, Nutrition and Metabolism
IFIMAV and the University of Cantabria we have developed an approach focused on patient and his conduct with
respect to the disease, where it´s contemplate lack and necessity of physical exercise, physical activity, lost time
and diet in the treatment of this disease. So, we have developed a plan of life based on the colors, which it´s
expect by an useful and simple way the patient be conscious and responsible for his conduct, and at the same
time, modifying this conduct according to the healthy parameters indicated.
Introducción
La obesidad es una enfermedad crónica. Los últimos cálculos de la OMS indican que en 2005 había en todo el
mundo aproximadamente 1600 millones de adultos (mayores de 15 años) con sobrepeso y al menos 400 millones
de adultos obesos1. Además, la OMS calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2300 millones de adultos con
sobrepeso y más de 700 millones con obesidad1. Según estos mismos datos, en 2005 había en todo el mundo al
menos 20 millones de menores de 5 años con sobrepeso.1
Actualmente, España se encuentra entre los cinco países con mayor índice de obesidad y sobrepeso de Europa, en
adultos; pero si nos fijamos en la población infantil los datos son alarmantes, sobre todo en algunas franjas como
de entre los 10 y los 13 años, donde encabezamos la lista con un 31,2% repartido en un 16,6 % de obesidad y un
14,6% de sobrepeso. En la población infantil-juvenil, los resultados del estudio enKid permiten estimar una
prevalencia de obesidad en este grupo de edad del 13,9%, un 12,4% para el sobrepeso, lo que tipifica un 26,3%
de la población española entre 2 y 24 años con sobrecarga ponderal2
Aunque antes se consideraba un problema exclusivo de los países de altos ingresos, el sobrepeso y la obesidad
están aumentando espectacularmente en los países de ingresos bajos y medios, sobre todo en el medio urbano1.
En la mayoría de los casos, la obesidad está provocada por un desequilibrio entre la cantidad de energía ingerida y
el gasto energético (balance positivo ingreso-gasto). En otras ocasiones la obesidad tiene una causa genética1.
Nosotros nos vamos a centrar en la obesidad exógena, aunque las personas con obesidad endógena también se
puedan beneficiar en cuanto a hábitos saludables y mejoría de su problemática.
La obesidad en los niños y en los adolescentes está asociada a una alta morbilidad con un gran número de
enfermedades y complicaciones en la edad adulta como pueden son la hipertensión, la diabetes, enfermedades
cardiovasculares, hiperinsulinemia e incluso algunos tipos de cancer1,3. Todos los factores que desembocan en
estas enfermedades se ha visto que comienzan en la adolescencia e incluso antes, en la infancia 1,3,4. Los
estudios realizados evidencian las consecuencias a largo plazo de la obesidad en adolescentes e indican que los
adolescentes con sobrepeso y/u obesidad tienen tasas mayores de mortalidad4,5,6. La calidad de vida de estas
personas disminuye especialmente en el rendimiento físico y social, tanto en el momento actual como en el futuro
si no reciben un tratamiento adecuado8,9. La mayoría de estos adolescentes tienen problemas con su imagen
corporal, su autoestima, así como trastornos emocionales10,11.
Los factores que conllevan a este estado, excluidos los genéticos, parecen ser la mayor facilidad y disponibilidad de
alimentos y la cantidad de calorías, grasas y azucares de estos, incluido las bebidas, especialmente las
carbonatadas, y la reducción tanto de la actividad física como del ejercicio físico, motivados por una tendencia
hacía el sedentarismo provocada por un cambio social en el juego, en vez de salir a la calle a jugar, hoy en día se
quedan en sus casas con la consola, el ordenador o la televisión. El sedentarismo es uno de los principales factores
de riesgo tanto para la obesidad como para las enfermedades cardiovasculares y la diabetes12. De hecho, según
un estudio realizado por los pediatras Bercedo, Redondo, et al., en la población de entre 14 y 18 años en
Cantabria, los adolescentes ven la televisión una media de 3 horas al día entre semana y 3,2 horas los fines de
semana. Del 37,3% que usan la videoconsola entre semana lo hacen una media de 0,7 h/día (42 minutos), y una
media 1,1 h/día (66 minutos) en el caso del 46,6% de adolescentes que usan la videoconsola el fin de semana. En
el 36,9% que usa el internet entre semana, lo hacen una media de 0,8 h/día (48 minutos), y una media de 1,1
h/día (69 minutos) en el 36,5% que se conecta el fin de semana. El 82,1% de los adolescentes navega solo en
internet y de forma significativa los varones prefieren navegar y bajarse juegos de la red, mientras que las
mujeres chatean y envían más correos electrónicos. El 87,2 % de los adolescentes tienen móvil siendo las mujeres
adolescentes las que más disponen del mismo (91,6% frente al 82,4%, p < 0,001), y la media de edad del primer
móvil es de 13 años. El gasto en teléfono móvil es de 16,47 /mes y la función del móvil que más utilizan es el
envío de mensajes 13. Esta información nos debe concienciar del cambio que se está realizando en la sociedad,
con una tendencia hacía el sedentarismo en el juego (algo que parece estar cambiando con la aparición de algún
tipo de consola y juego donde se tiende hacía un participación más activa del jugador). Ante la comodidad y falta
de voluntad que representan estas tendencias, que representan unos hábitos de vida insanos e inadecuados, nace
la necesidad de realizar un tratamiento apropiado para modificar la conducta de estos niños y adolecentes con una
intervención efectiva y factible.
Las Bases
Ante la necesidad de desarrollar una intervención sencilla y factible para la modificación de los hábitos y conductas
saludables, nos basamos en varias recomendaciones, como la del Instituto Americano de Medicina del Deporte, el
cual recomienda la combinación de ejercicio físico y alimentación saludable como medida eficaz para la pérdida y el
mantenimiento del peso corporal en adultos. En adolescentes, los datos en la bibliografía en relación a este
problemática son escasos. Además, se subraya que la respuesta fisiológica y emocional ante el ejercicio de los
adolescentes con sobrepeso u obesidad difiere de la de sus compañeros con normopeso14.
Dentro de otros estudios, Buñuel Álvarez y Cortés Marina llegan a la conclusión que pequeños cambios en el estilo
de vida son efectivos para reducir una excesiva ganancia ponderal en niños con sobrepeso y/o obesidad. Estos
cambios se llevan a cabo mediante una reducción de la ingesta y un aumento de la actividad física 15.
De acuerdo a estos y otros numerosos estudios, nuestro plan de tratamiento se basa tanto en la dieta, con una
disminución de la las calorías ingeridas, como en el ejercicio y la actividad física con un aumento de ambos, cuyo
modelo ha sido previamente contrastado por Shaw, Gennat, O'Rourke y Del Mar para la biblioteca Cochrane 16.
Sin embargo, como se ha visto, esto no es sencillo ya que la costumbre adquirida tiene un arraigo muy fuerte en
estos niños. Por este motivo utilizamos además terapia cognitivo - conductual, la cual se ha demostrado mejora la
pérdida de peso en personas que padecen sobrepeso u obesidad7. Dentro de este tratamiento, esta introducido el
plan de vida semanal.
El plan de vida es un instrumento de autoregistro con el cual se pretende medir las horas que el paciente pasa
haciendo ejercicio físico, actividad física, horas perdidas y además tiempo que dedican a la ingesta, frecuencia,
horarios de la ingesta y la frecuencia de pica.
Por otra parte, dentro de los tratamientos propuestos para el control de la obesidad se encuentra la dieta del
semáforo. Esta dieta es efectiva tanto para llevar un control de la alimentación como para reducir la ingesta total
de calorías. Consiste en una estrategia hipocalórica que ha sido utilizada en muchos ensayos clínicos aleatorios.
Esta dieta controla las calorías normalmente en el rango de 1.200 a 1.500 kcal./día, con frecuencias
recomendadas para consumir alimentos, categorizadas de la siguiente manera:
- Verde: Alimentos muy bajos en calorías y que se puede comer libremente. Correspondería a un alimento
saludable. En nuestro caso, se correspondería con el ejercicio físico como conducta que queremos implantar y/o
incrementar.
- Naranja: Alimentos básicos que constituyen la comida principal para proporcionar una dieta equilibrada. En
nuestro caso, se correspondería con actividades físicas que queremos mantener y/o aumentar sí de dan e
implantar si no se dan y correspondería con el color azul.
- Rojo: Alimentos de alto valor calórico. En nuestro caso correspondería a las conductas que queremos disminuir
y/o eliminar.
Administrar y monitorizar la dieta del semáforo ha demostrado ser efectivo y se ha utilizado dentro de la
intervención familiar ayudando a regular la utilización de alimentos y su consumo. Con este método se ha logrado
reducir el número de raciones totales consumidas, los alimentos "en rojo" a la mitad y aumentar el consumo de los
alimentos en verde17.
Sin embargo, aunque existe un número limitado de estudios a largo plazo, estos sugieren que la efectividad de
una intervención dietética únicamente, está condenada al fracaso. Hoy en día, estas técnicas en solitario han
dejado de ser útiles, aunque se sigan practicando. Así, se han creado nuevos tratamientos multimodales,
multifactoriales y multidisciplinares, con intervenciones que combinan dieta y ejercicio físico (incluida la actividad
física) más técnicas conductuales. Estas terapias actuales han demostrado su eficacia en el tratamiento a corto
plazo de la obesidad en la adolescencia, siendo los resultados a largo plazo insuficientes o no concluyentes18.
El plan de vida coloreado
Dentro de estos nuevos tratamientos, la Unidad de Metabolismo, Genética y Nutrición de la Fundación Marqués de
Valdecilla con la experiencia adquirida ha desarrollado un nuevo procedimiento mediante el cual el personal
sanitario puede establecer un mejor control de los cambios del paciente, favoreciendo su autonomía y reforzando
su autoestima, al recaer en el sujeto el control y en el personal sanitario y la familia, la supervisión y el
reforzamiento de la acción.
Vista la importancia de aumentar la actividad física y de disminuir el sedentarismo, estando sometidos los
pacientes a un control dietético, bajo estricto control médico y con unas pautas de realización de actividad y
ejercicio físico, se nos ocurrió la posibilidad de mejorar el plan de vida semanal mediante la unión de este método
de autoregistro con el modelo de la dieta del semáforo, uniendo ambos métodos en uno solo.
A raíz de esto, decidimos que sería bueno que cuando los adolescentes realizasen el plan de vida, de un vistazo
fuesen conscientes de los resultados que podían obtener durante la semana, al someterse a "la máquina de la
verdad", la báscula, y de esta forma, comprobar si estaban realizando de una manera adecuado el planteamiento
propuesto, ya que en muchos casos, nos encontramos con una falta de correspondencia entre lo que el sujeto
definía que realizaba y lo que luego observábamos en la bascula.
Para ello, decidimos que sería bueno que los adolescentes rellenasen el plan de vida, no solo diariamente, sino que
después de comer rellenasen las horas previas y antes de acostarse, el resto del día. En este momento, debían de
colorear las horas según el color correspondiente a la actividad realizada. Verde para las horas en las cuales
habían realizado ejercicio físico. Azul, para las horas que habían realizado actividad física y rojo para las
denominadas horas perdidas.
En todo este proceso, se intenta implicar tanto al paciente como a su familia, especialmente a las madres, pero
sobre todo lo que se persigue es que el paciente modifique su conducta mediante un reforzamiento positivo de sus
logros y que empiece a responsabilizarse de sus actos, esperando unas consecuencias correspondientes a estos,
logrando con ello una mayor autonomía del personal sanitario y de su familia tanto en lo que respecta al
tratamiento como a al resto de su vida, y un mayor autocontrol. Con este fin, intentamos reorganizar su conducta
y su tiempo, que el paciente sea más y mejor organizado y que siendo consciente de sus carencias sea capaz por
sí mismo de conseguir la meta marcada mediante las pequeñas metas semanales que se va marcando,
optimizando su tiempo para poder realizar actividad física, ejercicio físico, estudiar y tener tiempo para sí mismo.
Para obtener esta modificación en la conducta de los pacientes y conseguir tanto un rendimiento de su tiempo
como una reorganización de este, utilizamos el Plan de Vida, como herramienta para conseguir los objetivos
marcados con el fin de que el pacientes lleve un autoregistro de su actividad diaria y con ello, conociendo las horas
que debe dedicar a cada apartado, sea capaz por sí mismo, con el apoyo de su familia, del personal de enfermería,
del pediatra y del psicólogo, de ir realizando las actividades propuestas, mejorando su condición física y su estado
de salud.
Nuestro plan de vida coloreado consiste, por lo tanto, en rellenar diariamente el apartado correspondiente al día
presente en una hoja de plan de vida semanal. Para reforzar aún más la actividad que tiene que realizar,
consideramos que debían rellenar después de comer las horas realizadas hasta ese momento, y así, viendo los
colores predominantes, saber que les corresponde hacer por la tarde, que habitualmente es cuando disponen de
más tiempo libre para poder realizar ejercicio o actividad física. Por la noche, al acostarse, rellenarían el resto de
las horas. En este momento, es cuando deben colorear según el procedimiento previamente aprendido.
Así, de un simple vistazo, pueden ser conscientes de las actividades que han realizado durante el día, cómo van a
lo largo de la semana, y especialmente, realizar actividades cuando llega el fin de semana, que es cuando más
desorganizados están, sobre todo al comienzo del tratamiento, a pesar de ser cuando disponen de más horas de
ocio. De esta forma, pueden realizar las actividades que más les convenga a su tratamiento de acuerdo al tiempo
que disponen.
Para llevar a cabo este procedimiento de una forma adecuada, previamente han sido entrenados en distinguir
entre horas de ejercicio físico, horas de actividad física y horas perdidas.
Durante la semana, deben realizar al menos 9 horas o más de ejercicio físico, entre 15 y 20 horas de actividad
física20 (o más, aunque esto intentamos corregirlo también para no descompensar otras áreas, como puede ser el
estudio) y como máximo 10 horas perdidas. Tanto las horas de actividad como las de ejercicio, se irán instaurando
gradualmente, intentando mejorar la condición física de una forma progresiva y a poder ser, continua, evitando
altibajos. Incluso, una vez llegados a las horas establecidas, en caso necesario, se puede intensificar el esfuerzo,
mediante contadores de pasos, pulsometros, cronómetros, activímetros u otros aparatos con los que conocer el
esfuerzo realizado y poder obtener un control objetivo de este, intentando incrementar el esfuerzo de una forma
controlada.
Se pretende seguir la recomendación de una hora diaria de ejercicio físico20, mas otra hora adicional los fines de
semana, total 9 horas y que utilicen de 15 a 20 horas en dar paseos, ir andando al colegio, subir las escaleras
andando y no en el ascensor, o realizar cualquier otra actividad que implique movimiento aunque no llegue a
considerarse ejercicio físico, intentando utilizar menos los transportes motorizados y más la autopropulsión (andar,
bicicleta, patines).
Las horas de ejercicio se corresponderían con el color verde, las de actividad física con el azul y las horas perdidas
con el color rojo. También se podría intervenir en otros aspectos, como las horas de estudio, dando un color a las
horas dedicadas a estudio. Y así, con cualquier conducta que queramos instaurar, reforzar, disminuir o eliminar.
Podemos controlar además las horas en las que se come, cuánto tiempo dedican a comer, si se salen de la dieta o
no, si realizan picas, cuantas horas duermen, a que hora se acuestan o se levantan, etc., y podemos darle un color
a cada uno de estos aspectos o solo verificar que se cumplen adecuadamente y cuando no lo hacen, marcarlo en
un color previamente definido.
La idea principal para tratar tanto a los niños como a los adolescentes es hacerlo desde los Centros de Salud de
Atención Primaria ya que todos los niños deben acudir a revisiones periódicas y de ahí se pueden captar a los
pacientes con exceso de peso y comenzar el tratamiento. Este tratamiento se puede llevar a cabo por el personal
de enfermería, con una formación previa y a la vez, conducido y supervisado por el propio pediatra o médico de
familia.
Qué consideramos ejercicio físico, actividad física y horas perdidas
Hemos diferenciado entre lo que sería actividad física y ejercicio físico19. Nosotros consideramos ejercicio físico el
andar, realizar cualquier deporte, bien sea de competición o aficionado, o actividad, cuando la frecuencia cardiaca
este por encima de 120 pulsaciones por minuto. De hecho, lo ideal sería entre 120 y 140 pulsaciones por minuto.
Consideramos actividad física a toda aquella actividad que haga que estemos en movimiento pero cuya frecuencia
cardiaca este por debajo de 120 pulsaciones por minuto. Así podemos distinguir entre andar y pasear. Andar a un
ritmo alto, cuya frecuencia cardiaca este por encima de 120, sería considerado ejercicio. Si salgo a dar una vuelta
con las amigas, a pasear con ellas viendo escaparates, sería considerado actividad, a pesar de que puntualmente
pueda tener una frecuencia superior a 120 pulsaciones por minuto.
En cuanto a las horas perdidas, consideramos horas perdidas aquellas en las cuales el sujeto está viendo la
televisión, jugando a videojuegos o con el ordenador (especialmente chateando) y cuando duerme en horas
indebidas, por ejemplo, lo más habitual, cuando se levanta de la cama más tarde de las 9 de la mañana o se echa
la siesta. Solo valoramos la hora en la que se acuesta si es antes de las 10 de la noche. En caso de trasnochar,
contabilizamos las horas a partir de 8 horas dormidas, pero excluimos si ha estado viendo la tele, chateando, etc.,
solo sería en caso de salir de casa con amigos, familia u otras personas.
Conclusión
La obesidad es una enfermedad crónica a la que hay que ponerle freno. Muchas veces se trata como un problema
puramente estético cuando son numerosas las enfermedades comórbidas que acarrea.
A pesar que los adolescentes son los grandes abandonados de la medicina, es en esta edad cuando se empiezan a
observar numerosos efectos asociados a la obesidad, como cierta estenosis de la carótida, falta de movilidad,
problemas emocionales, psicológicos, sociales, etc. y es cuando podemos empezar a hacerle frente, pues a pesar
de tener que contar con la ayuda de la familia, es cuando los pacientes empiezan a ser independientes. Antes de
esta etapa, se debe trabajar casi en exclusiva con la familia y el colegio, pues los pacientes no disponen de
autonomía para realizar cierta prácticas, como ir a un gimnasio solos.
Quizá por esta falta de autonomía, ya que parece darse más en sujetos con mucha dependencia, y al igual que en
el plan de vida semanal, en algún caso, hemos encontrado una falta de adherencia ya que no realizan
adecuadamente la tarea marcada, realizando el plan de vida cuando se acuerdan y aproximadamente. Este factor
hay que tenerle en cuenta, ya que a pesar de que no es superior al plan de vida normal, sí que es un hándicap a la
hora de dar sentido a nuestro planteamiento.
Por eso, es importante el refuerzo positivo por parte de la familia y del personal sanitario, reforzando el cambio de
hábitos y conductas. A este respecto, se ha utilizado con éxito el plan de vida. Sin embargo, a falta de una
verificación más exhaustiva y con un número mayor de pacientes, podemos establecer que nuestro Plan de Vida
Coloreado presenta ciertas mejoras respecto al plan de vida semanal. Estas mejoras se traducen en un mayor
incremento de la autoestima al implicarse más profundamente en las tareas, una mejor organización personal y
otras mejoras previamente esperadas como un descenso más pronunciado en el I.M.C., menor pica y un cambio
progresivo de hábitos, modificando sus conductas sedentarias por otras más saludables.
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