La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido la obesidad y el sobrepeso como “exceso acumulado de grasa corporal, que se presenta por un desequilibrio permanente entre la ingesta alimenticia y el gasto energético” (1).
La obesidad es un problema de salud pública de primer orden. El paciente con trastorno mental grave (TMG) presenta una elevada prevalencia (1,5 a 4 veces mayor) en relación a la población general, para el desarrollo de sobrepeso u obesidad (2,3). Este hecho se acentúa ante la presencia de factores de riesgo que es habitual encontrar en este grupo, como vida sedentaria, tabaquismo, dieta inadecuada y uso de medicación antipsicótica.