REVISTA ELECTRÓNICA DE PSICOLOGÍA
Vol. 2, No. 2, Julio 1998
ISSN 1137-8492
Reactividad cardiovascular de niños en situaciones de estrés
social.
A. Batista de Alcino, M. E. Novaes Lipp
Laboratorio de Estudios Psicofisiológicos del Estrés y Universidad
Pontificia Católica de Campinas (Brasil).
Correspondencia:
Rua Tiradentes, 289/91 - Campinas - SP - Brasil - cep 13023-190
Fax: (019) 234-0288
E-mail: mlipp@hotmail.com
ORIGINALES
[Resumen] [Abstract]
Introducción
Objetivos
Método
Resultados
Discusión
Introducción
Las
afecciones coronarias se destacan alarmantemente dentro de los índices de
mortalidad, de manera que cada tres personas que mueren, una es víctima de este tipo de
afecciones. Estudios preventivos dentro de la Medicina Comportamental han llevado a
cabo observaciones de la respuesta cardiovascular de individuos con historia familiar de
hipertensión, es decir, en hijos de individuos hipertensos y su relación con el estrés
(Lipp, 1996).
La concepción de la reactividad cardiovascular y su relación con el estrés es
relativamente nueva y necesita de un mayor número de estudios para responder a las
cuestiones que se nos plantea. En situaciones estresantes la presión arterial sufre
aumentos debido a la acción del sistema nervioso simpático, que es el responsable de
esa preparación que el organiosmo necesita para entrar en acción cuando se encuentra en
situaciones de peligro, y que provoca un aumento del ritmo cardiaco. Toda persona, ya
sea normotensa o hipertensa, sufre variaciones en sus niveles de presión arterial durante
un día normal. Cuando este aumento se produce de forma súbita y está provocado por un
evento específico, a la alteración de la presión arterial que tiene lugar se la denomina
reactividad cardiovascular. A esto se añade el hecho de que el aumento de la presión en
las personas hipertensas es mayor y más frecuente, y se mantiene por más tiempo que el
que se produce en personas normotensas ante situaciones que son idénticas para ambos
(Shapiro, y Goldstein, l982). La teoría de la reactividad plantea que los barorreceptores
actúan como mecanismos internos reguladores de los niveles de presión, y que si los
aumentos de presión arterial fuesen constantes, es posible que ellos se recalibrasen en
niveles cada vez más altos, y que gradualmente dejen de interferir cuando el nivel de
presión arterial aumenta (Krieger, y Michelini, 1992).
El término estrés social fue utilizado para describir aquel estrés que era producido en la
interacción interpersonal. Muchas veces esas interacciones son problemas que ocurren
en el día a día y que requieren del individuo una capacidad para expresar una opinión,
defender sus derechos o demostrar afecto. Lipp, Anderson y Haythornthwate (1993)
realizaron una amplia investigación en EE.UU., relacionando los efectos del estrés
social en la presión de pacientes hipertensos. El trabajo de estos autores reveló una alta
reactividad cardiovascular de los pacientes hipertensos ante eventos sociales negativos y
también ante los positivos.
El estudio de niños con historia familiar positiva para la hipertensión toma cada vez
mayor relevancia, en la medida en que posibilita un diagnóstico precoz de factores de
riesgo, y favorece la más clara comprensión de aspectos desencadenantes de las
afecciones cardiovasculares. Es sorprendente observar cómo hace 30 años este tema ya
había despertado el interés de médicos e investigadores, quienes a través de
investigaciones que no contaban con la sofisticación tecnológica de la que hoy
disfrutamos, consiguieron verificar hipótesis que merecen ser destacadas. Remington,
Lambarth, Moser, Hoobler, y Mich (1960) estudiaron la presión arterial de niños cuyos
padres eran hipertensos frente al test "cold pressor" (sumergir las manos en agua fría) y
comprobaron que éstos presentaban una presión arterial mayor que la de los hijos de
normotensos.
A pesar de las investigaciones que indican la influencia de un factor genético en la
hipertensión, este no es el único factor a tener en cuenta, las familias también modelan
el ambiente. Por ejemplo Ballard, Cummings, y Lakin (1993) observaron que los
patrones comunicativos diferían según las familias fuesen de padres hipertensos o
normotensos. En el grupo de familias con padres hipertensos la frecuencia de
comportamiento negativo no verbal de los padres en situaciones de conflicto
correlacionaba positiva y significativamente con la presión arterial del niño después de
una discusión familiar. Se encontró también una tendencia a aumentar tras una
interacción en los hijos de personas hipertensas, mientras que en los hijos de
normotensos esta tendencia era a disminuir. Hay también pruebas de que las variables
psicosociales afectan a la reactividad cardiovascular en los niños, ya que la exposición a
la ira o rabia del adulto puede ser motivo de preocupación, o también una experiencia
positiva que enseñará al niño como tratar los inevitables conflictos que surgen en la
vida. Así, los patrones que estos niños alcanzarán para afrontar la ira y la hostilidad
pueden favorecer una mayor capacidad de afrontamiento en problemas posteriores
(Sinha, Lovallo, y Parsons, 1992).
De esta forma es fácil ver la importancia de los estudios en este campo, pues, si bien es
cierto que la hipertensión esencial se instala normalmente por encima de los 30 años, e
incluso frecuentemente por encima de los 40 años, todo lo que ocurre en términos de
variación de presión arterial desde el nacimiento hasta estas edades es desconocido. Si la
reacción de estrés se constituye como un factor de riesgo para la hipertensión, en tal
caso, un abordaje psicoterapéutico y comportamental debe ser probado, con la finalidad
de modificar esa reacción de estrés y las condiciones que la favorecen, especialmente en
aquellas personas que padecen un alto riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares
(Shapiro, y Goldstein, 1982).
Objetivos
Verificar si los niños presentan reactividad cardiovascular frente al estrés social y
comprobar si los hijos de personas hipertensas muestran una mayor reactividad
cardiovascular frente a situaciones de estrés social que los hijos de los normotensos.
Método
SUJETOS: Veinte niños de siete a doce años, divididos en dos grupos, los hijos de
padres hipertensos y los hijos de normotensos. El padrón medio de edad de los hijos de
hipertensos fue de nueve años y ocho meses y de los hijos de normotensos de ocho años
y nueve meses, no fue encontrada diferencia significativa de la edad entre los dos grupos
(t = 1; p = 0,29).
Con respecto al sexo de los participantes, en el grupo de hijos de hipertensos hubo un
equilibrio - cinco niños y cinco niñas; en el grupo de hijos de normotensos seis eran
niñas y cuatro niños. El cuadro reveló no haber variación significativa en relación a la
variabilidad del sexo ( 2=0; p=1,0 y gl=1)
INSTRUMENTOS: Inventario de Síntomas de Estrés Infantil (Lipp, y Romano, 1987);
Graduación de Reajustamiento Social Infantil (Elkind, 1981); Norma de entrevista;
FINAPRESS - controlador de presión arterial, de marca Ohmeda, modelo 2300, Denver,
Colorado, que mide la presión arterial continuamente (para el estudio fue calibrado en
10 segundos). EL FINAPRESS mide la presión arterial y la frecuencia cardiaca, de una
forma no invasiva y sin dolor, lo hace a través de un pequeño manguito (cuff), equipado
con un fotopletismógrafo que es colocado en el dedo medio de la mano no dominante de
el niño, utilizándose en este estudio un "cuff " de tamaño especial. El manguito es
conectado a una pequeña caja que contiene una válvula de aire, un traductor
electroneumático y componentes electrónicos para el pletismógrafo. El punto en el que
se toma la medida es ajustado periódicamente para conseguir tener un reflejo continuo
de la presión intra-arterial. Al ser conectado al ordenador suministra un listado completo
de las medidas registradas. EL FINAPRESS se ha mostrado como una técnica eficaz ya
que su medida es continua y es sensible a las variaciones de presión arterial que pueda
haber ante un suceso estresor (Parati, et al., 1992).
PROCEDIMIENTO: Fue utilizado un procedimiento de "role-play" a través del cual se
creaban situaciones de estrés social en niños, siendo su presión arterial y su frecuencia
cardiaca controlada de forma continua a través de un FINAPRESS, al que estaban
conectados por un pequeño manguito colocado en el dedo del niño. El "role-play"
consistía en presentar ocho escenas grabadas en las que aparecían situaciones cotidianas
de la vida del niño, con la presencia de un colaborador de la investigación que era quien
realizaba la interacción en cada escena. Los contenidos contaban con dos escenas
neutras, para que el niño se familiarizase con la situación de "role-play", y en concreto
se trataba de situaciones diarias como comprar un chocolate o charlar con un amigo. A
continuación eran presentadas dos situaciones positivas en las que el niño debía hacer un
agradecimiento y expresar un sentimiento positivo. Las otras cuatro escenas consistían
en situaciones de carácter negativo en las cuáles el niño se veía envuelto en una
confrontación verbal donde debía defender sus derechos, hacer una crítica y expresar
sentimientos negativos. Después de la descripción de cada escena había un período en el
que tenían lugar cuatro interacciones entre el niño y el colaborador de la investigación,
interacciones que seguían unos patrones y unas normas.
Resultados
El análisis estadístico fue realizado mediante un ANOVA y de la prueba "t de Student".
Se utilizó también el coeficiente de correlación de Pearson para comprobar si había
correlación entre los síntomas cognitivos de estrés. Se comprobó que todos los niños,
tanto los hijos de hipertensos como los de normotensos, no presentaban un nivel de
estrés por encima de lo esperado cuando llegaban al laboratorio, lo que significa que el
estrés pre sesión experimental no influyó en la reactividad cardiovascular durante la
realización de las tareas experimentales.
La comparación de las medidas de la presión arterial se convirtió en el dato relevante de
la investigación, la reactividad cardiovascular demostraba el nivel que alcanzaba la
presión arterial pero no las variaciones de ésta a lo largo de la prueba. La medida en el
grupo de los hijos de hipertensos fue, de forma consistente (p<0,0001; t=6,8), mayor que
la medida del grupo de hijos de normotensos. En el Gráfico 1 y en la Tabla 1 se puede
observar la medida de la presión arterial media durante la sesión experimental de los dos
grupos.
Vale resaltar que se entiende por presión arterial media a la presión arterial que se
mantiene en cada segmento de una arteria del mismo calibre y que por lo tanto mantiene
el flujo efectivo para todas las estructuras orgánicas. Los valores de la presión arterial
media fueron obtenidos por EL FINAPRESS que proporciona datos metodológicamente
consistentes (Parati, Ravoglia, Casadei, Omboni, y Mancia, 1991; Ramos,1976)
Tabla 1: Presión Arterial Sistólica (PAS), Presión Arterial Diastólica (PAD), Presión
Arterial Media (PAM) y Frecuencia Cardiaca (FC) en el Grupo de Hijos de Hipertensos
(GHH) y Grupo de Hijos de Normotensos (GHN) durante la sesión experimental
PAS
PAD
PAM
FC
GHH
116,6
65,4
83,3
93,4
Error St
(SEM)
1,3
0,7
0,8
0,5
GHN
106,4
65,6
76,4
88,2
Error St
(SEM)
0,8
0,5
0,5
0,3
Nivel de Sig.
p < 0,0001 **
p = 0,80
p < 0,0001 **
p < 0,0001 **
Test "t"de
Student
t=6
t = 6,4
t = 6,8
t =7,7
Gráfico 1: Presión Arterial Media (PAM) de los dos grupos - (hijos de hipertensos e hijos de normotensos).
Diferencia significativa (p<0,0001; t = 6,8)
Siglas:
LB1 = Línea base 1
RNU = Respuesta ante las Escenas Neutras
RP = Respuesta ante las Escenas Positivas
RNG = Respuesta ante las Escenas Negativas
ING - LB1 = Instrucciones negativas menos la línea base 1
El dato más importante que apareció en la investigación es el referido al grupo de hijos
de hipertensos (GHH), que presentan una mayor reactividad frente al estrés social.
Dentro de esta reactividad hay un aumento de la presión arterial especialmente marcado
ante algunos estresores específicos como la rabia, apareciendo este hecho ya en los hijos
de hipertensos incluso antes de que se les diagnostique algún desorden en su presión
arterial, aunque sea al final de la infancia o principio de la adolescencia (Ballard el al,
1993).
La mayor reactividad cardiovascular en presión arterial del grupo de hijos de hipertensos
ocurrió ante la escucha de la descripción de las escenas iniciales (neutras) y de las
negativas. Lipp, Bignotto, Alcino, Proença, y Martins (1995) relataron, en un estudio
que llevaron a cabo con un grupo de hipertensos adultos, que estos demostraban mayor
reactividad al responder a las escenas aversivas del "role-play".Si el hecho aislado de
"escuchar" las descripciones de las escenas fuese el principal factor causante del
aumento de la reactividad cardiovascular de los hijos de hipertensos, entonces, sería
natural pensar que las instrucciones positivas estarían también implicadas en este
aumento, lo cuál no ocurrió. Las escenas neutras fueron las primeras en ser presentadas
y era de esperar que hubiese una reactividad, ya que los niños no estaban habituados a
situaciones de "role-play". A continuación fueron presentadas las instrucciones de las
escenas positivas, y enseguida se presentaron las instrucciones de las escenas negativas,
y con ellas de los estímulos aversivos. De esta forma se dedujo que, la expectativa de
tener una actuación adecuada llevó a un aumento significativo (p=0,02; t= 2,4) de la
presión arterial media durante la presentación de las escenas. La reactividad
cardiovascular de escuchar puede ser considerada una medida más "pura", ya que el acto
motor de hablar aumenta la presión arterial de cualquier persona (Lynch, 1985). La
Tabla 2 y el Gráfico 2 representan la reactividad de escuchar las escenas negativas en
los dos grupos.
Tabla 2: Reactividad Cardiovascular de ambos grupos ante las instrucciones negativas.
Instrucciones negativas menos la línea base 1 (nivel de significatividad prueba "t" de
Student).
ING LB1
PAS
PAD
PAM
GHH
15,4
10
12,8
GHN
7
6,5
5,8
Nivel de sig.
p = 0,06 *
p = 0,17
p = 0,02 *
Gráfico 2: Reactividad Cardiovascular - Grupo de hijos de hipertensos (GHH) y grupo de hijos de
normotensos (GHN). Instrucciones negativas menos la línea base 1.
Significatividad - PAM (p=0,02; t = 2,4) ; PAS (p=0,06; t = 1,9)
Con relación a las fuentes externas de estrés, algunos niños, de los de los dos grupos,
tenían una alta probabilidad de sufrir problemas de salud (40% para el Grupo de hijos de
hipertensos y 30% para el Grupo de hijos de normotensos) debido al estrés del día a día,
sin embargo ninguno de estos niños presentó mayor reactividad cardiaca (r=0,38;
p=0,27 para el Grupo de hijos de hipertensos y r=0,10; p=0,77 para el Grupo de hijos de
normotensos).
Discusión
Este trabajo se llevó a cabo, en líneas generales, para favorecer el que pueda ser
observado desde diferentes ángulos, pero una de las fases más importantes son los
aspectos psicoafectivos que pueden ser analizados en los niños a través de la interacción
que realizan en la tarea de la investigación. Se puede observar como el estrés social tuvo
un fuerte impacto fisiológico en los niños, lo que indica que precozmente el estrés puede
influir en las reacciones infantiles. En el ámbito preventivo, aprender a afrontar mejor
esas situaciones estresantes mediante un entrenamiento de control de estrés podría
beneficiar una mejor adaptación y desarrollo de los niños. Se observó también que
cuando los niños tenían dificultad en responder a determinada escena, su presión arterial
sufría un aumento, confirmando la idea de la necesidad de un entrenamiento en los niños
para el afrontamiento de situaciones estresantes. La literatura nos indica también que los
hipertensos tienen dificultad para tratar con sus sentimientos, de esta forma podría ser
probable que los niños repitiesen este patrón comportamental (Ballard et al, 1993). En
definitiva, los datos obtenidos dejan clara la relación del estrés y de la heredabilidad en
la reactividad cardiovascular de hijos hipertensos, pero sería importante explicar mejor
el papel que juegan las relaciones familiares y el modelo paterno de afrontamiento del
estrés que los hijos reciben de sus padres.
Los factores psicológicos relacionados con el estrés son innumerables (Shapiro, y
Goldstein, 1992), pero la contribución del factor del estrés y el estudio de la reactividad
cardiovascular abre nuevas fronteras para el conocimiento científico interdisciplinar, es
decir, para la Medicina y la Psicología. Los estudios en este campo sirven de punto de
partida en este amplio universo que es la investigación biomédica y preventiva, todavía
se hace necesario el trabajo médico de manera más detallada en los aspectos
cardiovasculares infantiles, especialmente en niños de hipertensos. En el ámbito de la
Psicología se ve claramente la necesidad del entrenamiento en el control del estrés para
niños y que favorezca también una mejora en las habilidades sociales; un entrenamiento
de este tipo posiblemente permitiría una disminución de la dificultad en el afrontamiento
de ciertas situaciones sociales estresantes, lo que a la vez ayudaría a conseguir una
reducción en el riesgo de problemas cardiovasculares. De igual forma, y considerando
que la reactividad cardiovascular al estrés social se manifiesta desde la infancia, sería
interesante que fuese realizado un trabajo de orientación con los padres de hipertensos
para la implantación de hábitos saludables de vida que los hijos pudiesen aprender y que
ellos mismos pudiesen conservar.
La importancia de este estudio recae en el sentido preventivo que se le puede dar, ya que
la prevención secundaria se caracteriza por un diagnóstico y tratamiento precoz, lo que
implica la toma de medidas tanto individuales como colectivas para la investigación, el
descubrimiento de casos y el tratamiento, con el fin de evitar el desarrollo de la
enfermedad (Iñesta, 1990).
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Referencia a este artículo según el estilo de la APA:
Batista de Alcino, A., Novaes Lipp, M. E. (1998). Reactividad cardiovascular de niños en situaciones de estrés social.
Psicologia.COM [Online], 2 (2), 20 párrafos. Disponible en:
http://www.psiquiatria.com/psicologia/vol2num2/art_4.htm [1 Agosto 1998]
NOTA: la fecha indicada entre corchetes será la del día que se haya visualizado este artículo.
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