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Reflexión sobre el constructo de ?autoestima? y propuesta del uso de la autoaceptación incondicional como meta terapéutica en la práctica clínica

Fecha Publicación: 21/08/2014
Autor/autores: Milena Vásquez Amézquita

RESUMEN

El objetivo del presente artículo es realizar una revisión crítica del concepto de ?autoestima? utilizado con frecuencia en el ámbito de la psicología clínica, presentando como alternativa el de autoaceptación incondicional propuesto por Ellis (Boyd & Grieger, 1990).  Se parte de que el uso del constructo de autoestima es ambiguo e inconsecuente debido a su falta de delimitación conceptual y operacional y se llega a una crítica relacionada con su formulación como meta terapéutica encontrando ésta inapropiada debido al efecto de rebote que puede tener el perseguir su incremento. De acuerdo con Ellis (1977,1995), se propone abandonar los conceptos totalizantes de autoestima y autovaloración y promover la autoaceptación incondicional, lo que significa que el individuo se acepta completa e incondicionalmente, tanto con los rasgos que favorecen su autoestima como con aquellos que no lo hacen.


Palabras clave: autoaceptación incondicional; autoestima; terapia racional emotiva conductual (TREC); práctica clínica; albert ellis
Área temática: .

Vásquez Amézquita M. Psicologia.com. 2014; 18:5.
http://hdl.handle.net/10401/6597

Artículo original
Reflexión sobre el constructo de "autoestima" y propuesta
del uso de la autoaceptación incondicional como meta
terapéutica en la práctica clínica
Reflection about "self-esteem´s" construct and proposal of the use of unconditional self-acceptance as a therapeutic
target in clinical work

Milena Vásquez Amézquita1
Resumen
El objetivo del presente artículo es realizar una revisión crítica del concepto de "autoestima"
utilizado con frecuencia en el ámbito de la psicología clínica, presentando como alternativa el de
autoaceptación incondicional propuesto por Ellis (Boyd & Grieger, 1990). Se parte de que el uso
del constructo de autoestima es ambiguo e inconsecuente debido a su falta de delimitación
conceptual y operacional y se llega a una crítica relacionada con su formulación como meta
terapéutica encontrando ésta inapropiada debido al efecto de rebote que puede tener el
perseguir su incremento. De acuerdo con Ellis (1977,1995), se propone abandonar los conceptos
totalizantes de autoestima y autovaloración y promover la autoaceptación incondicional, lo que
significa que el individuo se acepta completa e incondicionalmente, tanto con los rasgos que
favorecen su autoestima como con aquellos que no lo hacen.
Palabras claves: Autoaceptación incondicional, Autoestima, Terapia Racional Emotiva
Conductual (TREC), Práctica Clínica, Albert Ellis.
Abstract
The aim of this article was to conduct a critical review of the concept of "self-esteem" which is
used frequently in the field of clinical psychology, screening as an unconditional autoacceptation alternative, which was proposed by Ellis (Boyd & Grieger, 1990). I am based on idea
that self-esteem has some ambiguous and inconsistent features, some of them can be explain
because of the few conceptual and operative delimitation and that's why becomes criticism in
order to have it as a therapeutic goal, for the reason that it can be inadequate for the rebound
effect. Following Ellis's idea I am proposed to left some global items of self-esteem, selfassessment and to improve the unconditional self-acceptance, that means the person can accept
its self unconditional and completely, even whit some features can pick up its self-esteem and
those which don't do it.
Keywords: Unconditional self-acceptance, self-esteem, Rational Emotive Behavior Therapy
(REBT), Clinical Practice, Albert Ellis.
Recibido: 22/08/2013 ­ Aceptado: 30/08/2013 ­ Publicado: 21/08/2014

* Correspondencia: milena_vasquez@hotmail.com
1 Docente investigadora de la Universidad de San Buenaventura Medellín extensión Ibague. Master en
neurociencias básicas y aplicadas y doctorando en Neurociencias de la universidad de Valencia-España.
Colombia, 2013.
Psicologia.com ­ ISSN: 1137-8492
© 2014 Vásquez Amézquita M.

Vásquez Amézquita M. 2014; 18:5. http://hdl.handle.net/10401/6597

Introducción
Cuando se introduce la palabra "autoestima" en un buscador de internet el resultado arroja
hasta 2.830.000 resultados de todo tipo, científicos y no científicos. Y es que pensándolo muy
bien la autoestima es importante. A diario los psicólogos refieren el concepto de autoestima a
sus pacientes, cuestionando si presentan baja o alta autoestima. Si el resultado es "baja
autoestima", ésta se convierte en uno de los blancos terapéuticos. ¿Pero realmente qué es la
autoestima? ¿Qué diferencia el conjunto de los "autos": autoestima, autoeficacia,
autoevaluación, lo que se conoce como "Self"?, ¿el uso del concepto de autoestima como meta
terapéutica favorece el proceso de intervención o por el contrario lo entorpece? ¿Existe un
concepto alternativo más apropiado en la práctica clínica que reemplace el concepto de
autoestima? Estas cuestiones intentarán responderse en la presente reflexión.

El concepto de autoestima
Diversos estudios abordan el tema y varios de ellos introducen en sus títulos la palabra
autoestima para explicar otros conceptos como autoconciencia, autoimagen, autocontrol,
autoevaluación, que son tratados en ocasiones como sinónimos y en otras como parte del "gran"
concepto de autoestima (e.j. Simmons & Rosenberg, 1975; Malmberg & Trempala, 1997;
Wolitski, Jones, Wasserman & Smith, 2006; Moreno, Estévez, Murgui, & Musitu, 2009;
Povedano, Jiménez, Moreno, Amador & Musitu, 2012). Sin embargo, pocos parecen definir la
palabra y mucho menos el concepto global de "Self" común a todos (e.j. Goodman, Cooley,
Sewell & Leavitt, 1994; Slomkowski, Klein & Mannuzza, 1995; Krabbendam, Janssen. Bak, Bijl,
Graaf & Os, 2002; Burton, Mitchell & Lee, 2005; Searcy, 2007). Es más, la gran mayoría no
presenta una definición del concepto. Llewellyn y Cheung Cheng (1997) titulan su artículo "La
autoestima de los niños con discapacidad física", sin embargo durante todo el artículo hablan de
autoconcepto, sin hacer nunca la distinción entre ambos. Por otro lado, quienes definen el
concepto como Vickery, Sepehri y Evans (2008) lo hacen de forma superficial y global, por
ejemplo citan a Rosemberg (1979) para definir autoestima como autovalía o autoaceptación, sin
ahondar en ninguno de estos constructos y presentando definiciones circulares de los mismos.
En esta medida, parece ser que autoestima es autovalía, autovalía es autoaceptación y
autoaceptación es autoestima, lo cual evidentemente parece una definición circular e
inconsecuente.
Burns (1991) está de acuerdo con que definir el concepto de "self" ha sido complicado, afirma
que es difícil definirlo dada la multiplicidad de términos a los que se les ha añadido el adjetivo
de "self", algunas veces como se menciona arriba, para designar un aspecto semejante de la
percepción de si (valoración propia) y otras veces para designar aspectos diferentes de sí mismo
(apreciarse, tener confianza en sí mismo, percibir su imagen favorable). En esta medida cree que
el gran rango de términos asociados al "self" ha sido usado por los psicólogos de forma variable
y ambigua. El autor reconoce que los conceptos que son usados con el mismo significado son
autoconcepto, autoestima, autoactitud, autoimagen y autoaceptación. El concepto que el aborda
en el capitulo de su libro es el de autoconcepto, el cual define como "el conjunto de las actitudes
que una persona tiene hacia sí mismo" definición que no parece alejarse mucho de los
sinónimos anteriormente mencionados y que no deja más que un nuevo desaliento ante la
posibilidad de entender el concepto de "self".
En lo que si están de acuerdo casi el 90% de los estudios revisados sobre los diferentes "autos"
es que una baja autoestima (autoconcepto, autoevaluación, autoaceptación) se asocia con
emociones disfuncionales, estrategias de afrontamiento maladaptativas, pobre ajuste,

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psicopatología, etc. (Lakey, 1988; Dongen, 1996; Maxwell, 2003; Vickery, Sepehri y Evans,
2008; Bos, Huijding, Muris, Vogel & Biesheuvel, 2010). Sugiriendo con ello que altos niveles de
autoestima promueven la salud y la adaptación funcional de un individuo en su medio, tal vez
ésta es la razón por la cual los psicólogos hablan sobre autoestima con sus pacientes, buscan o
diseñan estrategias con el fin de incrementar los índices de la misma.
Con frecuencia y bajo evidencia científica se atribuye la baja autoestima de una persona a sus
creencias y evaluaciones disfuncionales (propias, de otros y del mundo). Blankertz (2001)
defiende esta idea y afirma que el dominio de las propias creencias y las evaluaciones
funcionales podrían ser predictores significativos de los niveles de autoestima. Sin embargo,
Ellis (1995) no está completamente de acuerdo con esta afirmación (En Thompson & Waltz,
2007).
Siguiendo a Thompson y Waltz (2007), Ellis (1995) ha sido uno de los más fuertes críticos del
concepto de "autoestima" y en su lugar ha ofrecido el concepto de "autoaceptación
incondicional", el cual, en parte no es nuevo en este escrito ni en el lenguaje cotidiano ya que
como se refirió en párrafos anteriores, también es tomado como sinónimo de autoestima y otros
"self", sin embargo marca la diferencia por dos razones fundamentales, en primer lugar por la
palabra complementaria que le acompaña: "incondicional" y en segundo porque Ellis se
encargó de delimitarlo y distinguirlo de otros similares.
Esto ocurre porque aunque se siga confundiendo el concepto de autoestima con el de
autoaceptación y otros self como autoevaluación o autoconcepto (e.j. Möller, Kotzé &
Sieberhagen, 1993), pocos se atreven a mezclarlos cuando de terapia racional emotiva
conductual se habla, pues ésta se guía por las ideas de Ellis (2004a), de allí que cuando en un
estudio aparece el concepto de "autoaceptación incondicional", el término "autoestima" u otros
de sus sinónimos se definen como constructos separados, tal es el ejemplo de los estudios de
Flett, Besser, Davis y Hewitt (2003); Davies (2006); Falkenstein & Haaga (2013), en los que se
ha puesto en duda la correlación entre autoaceptación incondicional, autoestima y creencias
irracionales. Esto se debe probablemente a que Ellis (1996; en Ellis, 2004a) dejó claro su
desacuerdo con el uso de los términos de autoestima y autoevaluación y su distinción con la
autoaceptación incondicional, razones que se expondrán a continuación.
Ellis desprende su crítica al concepto de autoestima y autoevaluación partiendo de la definición
expuesta por James, Horney y From en la que se considera como aquella "atribución de la valía
propia" (en Boyd & Grieger, 1990) y de la propuesta por Boyd y Grieger (1990) o Rogers (1951)
como "la valoración que hace el individuo de si mismo por haber actuado de forma inteligente,
competente o correcta". Ellis se opone a estos constructos argumentando que los seres humanos
son muy complejos como para ser evaluados como una entidad total. Afirma que fomentar la
autoestima es un efecto destructor y advierte de la conveniencia de renunciar a ella (Pastor,
2002).
Ellis (2004b) argumenta que los individuos tienden a desarrollar su autoestima evaluándose de
acuerdo a sus actuaciones, a la aceptación que reciben de otras personas o de acuerdo a sus
carencias o fallas. Lo cual considera un error que daña al individuo.
Boyd y Grieger (1990) explican tres de las críticas más fuertes realizadas por Ellis al uso del
concepto de autoestima partiendo de tres de las proposiciones que se desprenden de la
definición del concepto. La primera proposición hace énfasis en la noción de que la gente es
igual a sus rasgos, en particular a sus rasgos de carácter. Así, si tienen rasgos significativamente
malos, entonces se valoran como malas personas y justificadamente tienen baja-autoestima; por

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el contrario, si tienen buenos rasgos se valoran como gente buena y pueden tener legítimo
derecho a una autoestima positiva.
Para Ellis (en Boyd & Grieger, 1990) esta proposición representa un razonamiento fallido
porque fundamentalmente es una sobre-generalización indicar que un rasgo individual o grupo
de rasgos pueden legítimamente generalizarse a la persona total. ¿Cómo puede uno o varios
aspectos de una persona ser iguales a todo el conjunto? ¿No tiene la gente rasgos casi ilimitados
que cambian día a día? ¿Cómo puede una persona conocer todos sus rasgos para hacer un juicio
válido? ¿Dónde está la tabla de pesos por la cual valorar unos rasgos sobre otros? No parece
haber respuesta concreta y fiable a estas preguntas.
La segunda proposición referida al concepto dice que la gente debe triunfar en la vida, debe
ganar el amor de aquellos que encuentran significativos, y deben sobrevivir confortable y
felizmente. Hacerlo así le da valía personal o alta autoestima; fracasar en hacerlo les hace
indignos o de baja estima. Según Ellis (Boyd & Grieger, 1990) esta proposición es falsa por
varias razones, una de ellas es que establece estándares absolutos para la autovalía, los cuales
son mágicos, simplemente porque no hay estándares científicos y universales para el éxito. Si la
gente tiene baja auto-valía porque fracasa en sus diversas iniciativas, intentos amorosos y
esfuerzos para estar contento, entonces por definición se debe juzgar a todo el mundo como
inútil, porque ha fallado seguramente en uno o más de estos estándares en algún momento de
sus vidas, pues no hay quien sea tan notable e infalible como para tener éxito siempre. De esta
manera, hay numerosas desventajas prácticas para mantener tal postura, entre ellas mantenerse
ansioso por fracasar en la vida.
La tercera proposición afirma que la gente debe tener auto-valía, o demostrarse a sí mismo que
tiene auto-valía, para poder aceptarse y respetarse. Además, deben estar convencidos de que
son valiosos para poder ser felices y disfrutar de sus vidas.
Esta última, argumenta Ellis (1995), es falsa al argüir que la auto-valía es un criterio para la
felicidad, ya que no existe evidencia de que sea así. De hecho, aquellos que son los más felices,
satisfechos y libres de síntomas psicológicos son aquellos que básicamente acaban con la
preocupación de si son o no son valiosos (Boyd & Grieger, 1990).
Ellis (1995) cree que tanto alta autoestima como baja autoestima pueden conducir a la depresión
y a la represión, así como a la evitación del cambio. Es por ello que propone como alternativa la
"autoaceptación incondicional" (Chamberlain & Haaga, 2001a) con el fin de abandonar las
cuestiones que acompañan la autoestima y la autovaloración dirigiendo la mirada hacia la
aceptación incondicional. Esto significa que "el individuo se acepta completa e
incondicionalmente, así no actué inteligente, correcta o competentemente y así otras personas
no lo acepten, respeten o quieran" (Ellis, 1977; en Chamberlain & Haaga, 2001b).
La Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) desarrollada por Ellis propone reemplazar
cualquier forma de autoevaluación por la de autoaceptación incondicional argumentándolo con
tres proposiciones (Ellis & Greiger, 1990). Primera, a pesar de las infinitas manifestaciones
individuales siempre permanecen dos metas en la vida; continuar vivos y vivir con la mayor
felicidad y el mínimo sufrimiento. Segundo, temporalmente se disfruta de una plenitud que
desemboca en un final y; tercero las personas poseen innumerables rasgos que las convierten en
únicas.
Siguiendo a Edelstein (1997), la autoaceptación incondicional no significa que la persona no
quiera el cambio, significa que la persona acepta incondicionalmente la realidad de quién es y
como es. Esto no involucra la evaluación en conjunto de la valía personal o calidad como seres

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humanos; implica que nada de lo que el hombre hace define lo que es, completamente excelente
o terrible, heroico o cobarde, bueno o malo. Aceptándose incondicionalmente, es posible
concentrarse en qué hacer para mejorar, no porque esto le haga sentir mejor o incremente su
autoestima sino porque con ello se lograrán los objetivos propuestos y se hará más eficaz, lo cual
converge en bienestar.
Estos son los principales argumentos de la TREC para rechazar los conceptos de autoestima y
autoevaluación y para adoptar como meta terapéutica más apropiada la autoaceptación
incondicional. Recientemente diversos autores han apoyado esta premisa (Bernard, 2013;
Falkenstein & Haaga, 2013; Szentagotai & David, 2013), encontrando que la autoaceptación
incondicional se relaciona con creencias racionales y por tanto con salud mental, mientras que
el nivel de autoestima se relaciona con creencias irracionales y por ende con psicopatología.
Flett, Besser, Davis y Hewitt (2003), encontraron que las creencias irracionales relacionadas con
el perfeccionismo se correlacionan negativamente con la autoaceptación incondicional. Por el
contrario las personas con altos niveles de exigencia se valoran en relación con un sentido de
autoestima, lo cual hace que si los eventos no ratifican su autoestima estas se hacen más
vulnerables a la angustia o a la depresión. Por su parte Davies (2006) y Scott (2007)
presentando hallazgos similares, no se encontraron correlaciones significativas entre
autoaceptación incondicional y alta autoestima, de esta forma mientras que la autoaceptación
incondicional no necesariamente se relaciona con altos niveles de autoestima si lo hace con altos
puntajes en creencias racionales y en salud mental.

Conclusiones
Lo anterior permite concluir que quizás los psicólogos han caminado por la vía equivocada al
tratar de incrementar en sus pacientes la autoestima, entendida ésta como la valía personal en
función de las cualidades, capacidades y destrezas que se tengan. En esta medida la
autoevaluación tanto positiva como negativa puede ser igualmente ineficaz y dificultar la
solución de problemas. La autoevaluación quizás funciona cuando se tienen muchos talentos y
pocos defectos, pero si se fija la mirada en las estadísticas, pocos seres humanos cuentan con
esta suerte.
La intolerancia, uno de los males más comunes en la sociedad actual, podría tener que ver con la
autovaloración y la alta autoestima. Si se acepta a Pedro por ser blanco, católico y bien educado
y se rechaza a Juan por ser negro, musulmán y expulsado de la escuela, claramente no está
siendo respetado ni valorado como ser humano. Tal vez, si la sociedad se moviera en la línea de
la autoaceptación incondicional, la intolerancia y el irrespeto a los derechos serían menores.
En esta medida cabe cuestionar el uso del concepto de autoestima y autovaloración en la
práctica clínica, preguntándose ¿Qué clase de medida se podría usar para llegar a una valoración
individual y total de la valía de un ser humano? Suponiendo que un individuo hace mil cosas
buenas y tortura a un hombre ¿pondremos esto en la balanza para calcular y decidir con ello su
bondad o maldad?
En este caso, estoy de acuerdo con Ellis (2004a) cuando afirma que no importa cuantos rasgos
se conozcan de un individuo, es imposible descubrir todas sus características y utilizarlas para
hacer una única valoración. De allí, que cuando un hombre se evalúa globalmente es casi
inevitable que se meta en problemas, aspecto por el cual se sugiere a los psicólogos sustituir en
su práctica clínica el uso indiscriminado del concepto "self" y empezar a hacer parte de su jerga
cotidiana y de sus planes terapéuticos el constructo de "aceptación incondicional", quizás así se

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logre menos deserción de usuarios y mayor satisfacción propia y hacia la terapia por parte del
paciente.

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Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):
Vásquez Amézquita M. Reflexión sobre el constructo de "autoestima" y propuesta del uso de la
autoaceptación incondicional como meta terapéutica en la práctica clínica. Psicologia.com
[Internet]. 2014 [citado 21 Ago 2014];18:5. Disponible en: http://hdl.handle.net/10401/6597


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