González Sala F. Psicologia.com. 2010; 14:6.
http://hdl.handle.net/10401/2788
Artículo original
Salud mental de la cuidadora principal y su relación con el
perfil individual, el clima familiar y la red social. Un
estudio con familias bajo medidas de protección
Mental health of the main care provider and her relationship to the individual profile, the familiar atmosphere and the
social network. A study with families under protection measures
Francisco González Sala1*, Adelina Gimeno Collado2
Resumen
Objetivo: Determinar el estado de salud mental de las mujeres, cuidadoras principales, de las
familias que cuentan con medidas de protección económica. Muestra: 122 cuidadoras
principales, todas ellas mujeres, pertenecientes al Programa de Prestaciones Económicas por
Protección de menores (P.E.P.), desarrollado por el Ayuntamiento de Valencia. Método: Se han
realizado tablas de contingencia y pruebas chi cuadrado para determinar la existencia de
diferencias estadísticamente significativas según el estado de salud mental y diferentes variables
individuales, familiares y sociales. Resultados: Existe un alto porcentaje de mujeres con
problemas de salud mental grave, asociado a un perfil de mujer: separada o soltera, paya,
familia monoparental, víctima de la violencia de género, con relaciones conflictivas con la
familia extensa y con escasos apoyos sociales. Se plantea la necesidad de desarrollar políticas
sociales adecuadas, dado que estas mujeres tienen a su cargo menores y adolescentes.
Palabras claves: Salud mental, cuidadora principal, ayuda socioeconómica, perfil individual.
Abstract
Objective: Determine the health state of those women who are the principal care providers of
familes which receive economic aid. Samle: 122 principal care providers, all of them women,
belonging to the Economic Aid Minors Protection Program (E.P.P.), developed by the Valencia
city council. Method: Contingency tables and chi-square test have been conducted in order to
determine if the results found show significant differences in individual, familiar and social
variables, and if these are related to mental health problems or not. Results: A high percentage
of women with serious mental health problemas, associated to a woman profile: separated or
single, gypsy or not, one-parent family, gender based violence victims, having conflicts with the
partner's family and with few social support. The need to develop adequate social policies is set
out, as many minors and teenagers are in the care of these women.
Keywords: Mental health, principal care, socioeconomic aid, individual profile.
Recibido: 13/05/2010 Aceptado: 05/10/2010 Publicado: 10/12/2010
* Correspondencia: Francisco.Gonzalez-Sala@uv.es
1,2 Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Facultad de Psicología. Universidad de
Valencia. Valencia
Psicologia.com ISSN: 1137-8492
© 2011 González Sala F, Gimeno Collado A.
1
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1. Introducción
La salud mental ha sido y es objeto de estudio de numerosos trabajos empíricos, referidos, no
sólo a la población en general sino a grupos poblacionales de riesgo. Su importancia es tal que se
ha convertido en uno de los objetivos estratégicos más importantes de la Unión Europea. Las
consecuencias de una mala salud mental no sólo afectan a los individuos que las padecen, sino
también a los sistemas familiares, económicos, sociales, educativos, penales y judiciales. Según
(1) los trastornos conductuales en la infancia repercuten en los sistemas sociales y educativos,
así como en los penales y judiciales.
Salud y exclusión social están íntimamente relacionados, pues los problemas de salud son fuente
de exclusión y a su vez, es la población marginal la que presenta mayores problemas de salud
(2,3,4).
En nuestro caso, planteamos la necesidad de conocer la salud mental de aquellos adultos,
progenitores u otros cuidadores que tienen menores a su cargo dada la incidencia directa que
este problema puede tener en su desarrollo y en su socialización. Como apunta (5) la salud del
cuidador principal puede actuar como factor de riesgo o como factor protector de la salud
mental en niños y adolescentes.
Los problemas de salud están condicionados por múltiples factores, biológicos, personales,
familiares y sociales, como el clima familiar o las relaciones de la familia con el entorno, así
como por las carencias de recursos económicos, de donde se derivan condiciones de vida
precarias y altos niveles de estrés. Los factores personales y sociales pueden también actuar
como protección en las situaciones de riesgo, en cuyo caso hablamos de factores de resiliencia.
Respecto a los factores familiares (6) encuentran que las personas divorciadas o separadas
tienen mayor riesgo de manifestar problemas de salud. La monoparentalidad es otro factor que
se ha relacionado con la salud, según el Informe de la Inclusión Social en España 2008, la
monoparentalidad se considera una forma nueva de exclusión social y es un contexto en el que
se incrementan también los riesgos para la salud mental de los menores (7).
Otros factores de riesgo (8) relacionados con la salud mental son el consumo de drogas y
alcohol, falta de apoyos sociales, mala nutrición, pobreza, desventaja social, violencia,
delincuencia, desempleo, discriminación y desestructuración familiar. (6) añaden a los factores
psicológicos el riesgo que se deriva de diferentes estilos de vida.
También se ha relacionado la salud con el nivel educativo, así pues la salud subjetiva es peor
cuando el nivel educativo es más bajo (9). En la misma línea, la Encuesta de Condiciones de
Vida (10) indica que las personas con padres de nivel educativo bajo tienen mayor riesgo de
padecer una enfermedad crónica.
Además de las tasas de incidencia de los problemas de salud mental, cuando hablamos de ésta,
hemos de tener en cuenta los recursos preventivos y paliativos relacionados con la misma. En
este sentido, España se encuentra a la cola de los países de la U.E. en cuanto a recursos
destinados a la atención de personas con enfermedades mentales (11,12). La OCDE (13) apunta
una baja inversión pública en salud si lo comparamos con otros países europeos.
El objetivo general del presente estudio es conocer el nivel de incidencia de los problemas de
salud mental en las cuidadoras principales de las familias incluidas en programas de protección
social. Entre los objetivos específicos del trabajo planteamos: I) Analizar la relación entre la
salud mental de la cuidadora principal con el perfil individual. II) Analizar la relación de la salud
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mental con variables referentes al contexto familiar. III) Analizar la relación del estado de salud
con la red de apoyo social.
2. Método
Muestra
La muestra está constituida por 122 cuidadoras principales, todas ellas mujeres, que constituyen
la totalidad de las familias pertenecientes al Programa de Prestaciones Económicas por
Protección de menores (P.E.P.), desarrollado por el Ayuntamiento de Valencia. La edad de las
participantes oscila entre los 18 y los 50 años, de las que 118 son las madres biológicas y 4 son
las abuelas de los menores.
Procedimiento
A la hora de llevar a término el presente estudio, se procedió en primer lugar a extraer los datos
de los expedientes elaborados por los técnicos de Servicios Sociales responsables de los casos
durante los años 2005 y 2007. En ellos se incluía también el correspondiente diagnóstico en
salud mental, realizado por psicólogos y psiquiatras. Posteriormente, en aquellos casos donde la
información de los registros era incompleta se mantuvieron reuniones personales con los
técnicos municipales, lo cual contribuyó en gran medida a profundizar y ampliar la información
sobre cada caso en concreto.
De la totalidad de la muestra, para el estudio de la salud subjetiva, se seleccionaron de forma
aleatoria 25 cuidadoras principales. Un psicólogo mantuvo una entrevista con cada una de ellas,
en el transcurso de la misma se les administró el Inventario de Potencial de Maltrato Infantil
(CAP) (14).
Una vez recogida toda la información relevante para el estudio se pasó a su análisis a través del
programa informático SPSS 15, elaborándose tablas de contingencia con el fin de recabar
frecuencias y porcentajes para cada una de las variables seleccionadas. En el estudio de la
relación de la salud mental de la cuidadora principal con el perfil individual, el clima familiar y
la red social se han realizado pruebas Chi cuadrado, con el fin de observar diferencias
estadísticamente significativas entre la existencia de problemas mentales y el perfil individual,
familiar y social. En los casos donde no se cumplía la condición para realizar este tipo de prueba
- casos de baja frecuencia, en concreto, menos de un 5% en alguna categoría -, hemos empleado
la Chi cuadrado corregida por Monte Carlo y el estadístico exacto de Fisher, empleando un
intervalo de confianza del 95%.
Instrumentos y variables
A partir de los informes elaborados por los psicólogos y/o psiquiatras que diagnosticaron los
casos, utilizamos como indicadores de problemas de salud mental objetiva, tanto los problemas
mentales como las adicciones a sustancias, (alcohol y otras drogas). Diferenciamos en cada caso
tres niveles según indicación de los informes: 1) Problemas graves. Incluye depresión,
esquizofrenia, problemas de ansiedad, trastornos de personalidad o de conducta y
drogodependencias. 2) Problemas puntuales, es decir, existencia de problemas menos graves
como malestar emocional, tristeza, agotamiento y algunas incidencias, no graves, en consumo
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de alcohol u otras drogas, lo que hemos catalogado como un estado de salud con altibajos. 3)
Ausencia de problemas de salud.
Con vistas a conocer el estado de salud mental subjetiva se utilizó el Inventario de Potencial de
Maltrato Infantil (CAP) (14), cuestionario diseñado para detectar a padres y/o madres que
maltratan físicamente a sus hijos, o bien, evaluar el nivel de riesgo que presentan para llegar a
hacerlo. Dicho cuestionario ha sido validado para población española mostrando una adecuada
fiabilidad y validez discriminante y de constructo (15). Con esta finalidad se seleccionaron las
subescalas de Malestar psicológico y de Infelicidad y problemas de relación social, ambas
incluidas dentro de la escala de Abuso.
La subescala de Malestar psicológico consta de un total de 27 ítems, siendo la puntuación de
corte a partir de la cual se considera significativa de más de 20. Una puntuación alta en ésta
indica que el sujeto se siente deprimido, triste, frustrado, solo, preocupado, sensación de
pérdida de control, dificultades para enfrentarse a situaciones de estrés, relacionándose con
problemas de ansiedad, depresión, pérdida de control de las emociones y pensamientos. La
subescala de Infelicidad y problemas de relación social cuenta con un total de 14 ítems, siendo la
puntuación de corte a partir de la cual se considera significativa de más de 9 puntos. Una
puntuación alta en esta escala hace pensar que la persona tiene un sentimiento general de
infelicidad en la vida y está relacionada con una actitud/perspectiva negativa ante la misma y
con la ausencia de vínculos afectivos.
Los datos referentes al perfil individual, al clima familiar y a la red social se recogieron tras el
vaciado de los expedientes de Servicios Sociales, a través de la Hoja de Registro y Valoración de
Familias de Servicios Sociales (16). En cuanto al perfil individual se seleccionaron los siguientes
indicadores: Estado civil, Etnia y Nivel cultural. Para el clima familiar los indicadores fueron
Estructura familiar, Relaciones intrafamiliares y Violencia machista. Para la red social los
indicadores seleccionados fueron Relación con la familia extensa y Apoyos.
3. Resultados
Los resultados los presentamos en dos apartados, el primero hace referencia a la incidencia de
problemas de salud mental en la cuidadora principal y al estado de salud subjetiva, el segundo
apartado recoge los resultados hallados en el estudio de la relación entre el perfil individual, el
clima familiar y la red social con la salud mental.
3.1. Salud mental de la cuidadora principal
a) Salud mental objetiva: Incidencia de problemas mentales.
Según los datos recogidos en la tabla nº. 1 más de la mitad de las cuidadoras principales
presentan problemas de salud mental, siendo especialmente graves en una cuarta parte de la
muestra. Dadas las condiciones adversas que rodean la vida de estas mujeres,
monoparentalidad, malos tratos, dificultades económicas, malas condiciones de las viviendas,
sucesos vitales negativos, podemos esperar que la incidencia y la gravedad sean mayores.
Por lo que respecta a la categoría de problemas graves de salud mental, en 25 casos, lo que
supone un 83,3%, emplearon el recurso público de Salud mental, si bien muchas de ellas fueron
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derivadas a este recurso tras la intervención de los técnicos de Servicios Sociales, el resto no
llevó a cabo ningún tipo de tratamiento.
De los 30 casos con problemas graves de salud mental, 11 cuidadoras presentaban adicciones al
alcohol, y de éstas, 8, además presentaban adicción a otras drogas. Los recursos empleados
fueron en 7 casos la UCA (Unidad de Conductas Adictivas), en un caso el AVEX (Asociación
Valenciana de Exalcohólicos) y en otro caso Proyecto Hombre, lo que supone que prácticamente
la mayoría de las cuidadoras principales con problemas de adicción utilizaron un recurso
específico para el mismo.
b) Salud mental subjetiva
Tras las entrevistas con el cuidador principal y el pase del Inventario de Potencial de Maltrato
Infantil (CAP), en la subescala de Malestar psicológico obtenemos que 15 cuidadoras principales
(un 60% de la muestra) presentan una puntuación superior a 20 puntos, mientras que en 10
casos la puntuación era inferior a 20 puntos. Por lo que respecta a la subescala de Infelicidad y
problemas de relación social, en 18 casos (un 72% de las cuidadoras) la puntuación era superior
a 9 y en 7 casos la puntuación era menor que ésta.
Como podemos observar más de la mitad de las cuidadoras entrevistadas presentan
sentimientos de tristeza, depresión, frustración, soledad y sentimientos de infelicidad con la
vida. Datos que apoyan los porcentajes encontrados cuando hablamos de salud mental objetiva,
donde un 24,6% presentaban problemas graves de salud y un 32& problemas puntuales.
3.2. Relación de la salud mental de la cuidadora principal con el perfil individual, clima familiar
y red social
Observamos los resultados obtenidos al comparar la variable salud mental con cada una de las
variables: individuales, familiares y sociales; (ver tabla nº. 2), donde se indica el
correspondiente nivel de significación obtenido en cada caso según las pruebas Chi cuadrado y
la correspondiente corrección Monte Carlo. Mientras que en las siguientes tablas se presentan
las tablas de contingencia correspondientes, con indicación de los porcentajes de casos
asignados a cada una de las categorías en que se distribuyen las variables.
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a) Perfil individual
Estado civil
Los problemas graves de salud son más frecuentes entre las cuidadoras cuyo estado civil es el de
separada en primera instancia y soltera en segundo lugar, circunstancia que se repite cuando
nos referimos a la presencia de problemas puntuales de salud. En cuanto a un buen estado de
salud predominan las solteras, siendo el grupo de las casadas el segundo en importancia.
Podemos decir que existe relación entre el estado de salud y el estado civil al presentarse
diferencias estadísticamente significativas (ver tabla nº. 2). Los datos referentes a este indicador
se pueden consultar en la tabla nº. 3.
Etnia
Tal y como recoge la tabla nº. 4 los problemas de salud mental se daban en mayor medida entre
las cuidadoras payas, en concreto un 82,8%, mientras que en los grupos de gitanas y de
inmigrantes de diferentes culturas de origen, predominaba un estado de salud mental bueno,
siendo estas diferencias significativas.
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Nivel cultural
Los problemas de salud mental grave predominan en un nivel cultural bajo, al igual que ocurre
con una salud con altibajos y con un buen estado de salud. En concreto, los problemas de salud
graves se presentan en un 86,7% en cuidadoras que no tienen el graduado, un 10% en aquellas
con graduado y un 3,3% en las que tienen estudios medios o superiores. En cuanto a los
problemas de salud puntuales, un 78,9% no tienen el graduado, un 18,4% sí que lo ha obtenido,
mientras que un 2,6% presenta estudios medios o superiores. Para un estado de salud mental
bueno el 81,1% no presenta el graduado, el 15,1% sí lo tiene y el 3,8% tiene estudios medios o
superiores. Según los datos sí que se observa una tendencia a un mejor estado de salud
conforme el nivel cultural es mayor, no siendo estas diferencias estadísticamente significativas.
b) Clima familiar
Estructura familiar
Los problemas de salud mental graves predominan en mayor medida en las familias
monoparentales, siendo menos frecuentes entre las familias nucleares y reconstituidas.
Situación muy similar que se da cuando nos referimos a los problemas puntuales de salud.
Cuando nos centramos en una buena salud, ésta es predominante entre las familias con una
estructura nuclear, seguidas en la misma proporción, un 22,6%, por las familias monoparentales
y extensa (tabla nº. 5), diferencias que resultaron ser estadísticamente significativas (ver tabla
nº. 2).
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Relaciones intrafamiliares
No existe relación entre el estado de salud y las relaciones intrafamiliares si tenemos en cuenta
que las diferencias encontradas no resultaron ser estadísticamente significativas (ver tabla nº.
2). Para un estado de salud mental grave un 10% de las cuidadoras presentan relaciones
distantes, un 43,3% normalizadas y un 46,7% conflictivas. En relación con problemas de salud
puntuales, un 5,1% presenta relaciones distantes, un 53,8% normalizadas y un 41% conflictivas.
Cuando la salud mental es buena un 3,8% tiene unas relaciones distantes, un 71,7% son
normalizadas y un 24,5% son conflictivas. No obstante, observamos según los porcentajes, que
los problemas más graves de salud mental se daban en las cuidadoras donde las relaciones
intrafamiliares eran conflictivas, seguidas muy de cerca por unas relaciones normalizadas. Un
recurso empleado por parte de los Servicios Sociales para abordar la situación conflictiva que se
daba en algunos hogares fue el SEAFI (Servicio Especializado de Atención a la Familia y a la
Infancia), en concreto en 16 familias, recurso que interviene principalmente en casos de
violencia intrafamiliar.
Violencia de género
La salud mental de la cuidadora era mejor en aquellos casos donde no se habían producido
situaciones de violencia de género. Vemos que el 77,4% de las cuidadoras que no han sufrido
malos tratos no presenta problemas graves de salud, frente al 22,6% que sí los ha sufrido. En
cuanto a un estado de salud mental grave, la mitad de la muestra ha sufrido malos tratos,
porcentajes muy similares cuando nos referimos a un estado de salud mental donde se
manifiestan problemas puntuales. Diferencias que resultaron ser estadísticamente significativas
(ver tabla nº. 2) y que nos llevan a hablar de una relación entre estado de salud y violencia de
género.
c) Red social
Relación con la familia extensa
Las diferencias encontradas en este indicador según el estado de salud resultaron ser
estadísticamente significativas (ver tabla nº. 2). En la tabla nº. 6 observamos que los problemas
graves de salud mental están presentes en más de la mitad de las cuidadoras que tienen
relaciones conflictivas con la familia extensa. Cuando nos centramos en problemas puntuales de
salud y en un buen estado de salud, obtenemos porcentajes muy similares entre ambas
categorías, predominando en la mitad de los casos aproximadamente, una relación distante de
la cuidadora con la familia extensa. Podríamos esperar que para un buen estado de salud mental
el porcentaje de relaciones normalizadas con la familia extensa fuese mayor, pero hemos de
considerar que en ocasiones la familia extensa puede convertirse en una fuente de estrés o de
conflicto, en especial si ésta es problemática, lo que justificaría que el distanciamiento de ella
pudiera ser una buena estrategia de cara a preservar la salud mental de la cuidadora.
8
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Apoyos sociales
Según los datos recogidos en la tabla nº. 7 los problemas más graves de salud mental aparecen
en las cuidadoras con apoyos ocasionales, un 86,7%, al igual que sucede cuando nos referimos a
problemas puntuales de salud. En ambos casos la categoría ausencia de apoyos es la segunda
más representada, con un 10% y un 20,5% respectivamente. En cambio, para un buen estado de
salud, si bien predominan los apoyos ocasionales en más de la mitad de las cuidadoras, destaca
el aumento de los apoyos si tenemos en cuenta el 18,9% de apoyos frecuentes. Las diferencias
entre el estado de salud y los apoyos sociales resultaron ser significativas (ver tabla nº. 2), lo que
nos lleva a hablar de una relación entre salud mental y apoyos.
4. Discusión
Teniendo en cuenta que las participantes son mujeres de bajo estatus socioeconómico, cuyo
sustento familiar depende de una ayuda social, y a la vista del alto porcentaje de enfermedades
mentales graves manifiestas, nos encontramos ante unos resultados que confirman los
obtenidos en estudios precedentes (2,3,4). Y si bien no muestran diferencias asociadas al nivel
cultural, ello es debido a que es muy escaso el número de participantes con un nivel cultural
medio o alto.
La valoración subjetiva de la salud mental, teniendo en cuenta las subescalas de Malestar
psicológico e Infelicidad y problemas de relación social, es un problema añadido al diagnóstico
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anterior, y de todos estos datos cabe inferir las notables limitaciones de estas mujeres
cuidadoras, que difícilmente podrán crear un clima familiar favorable al desarrollo personal y a
la socialización de los menores a su cargo.
Al analizar la relación de la salud mental con tres rasgos personales de estas mujeres,
observamos que la etnia paya y la monoparentalidad son claramente factores de riesgo. En
cuanto a las variables familiares, la falta de calidad de las relaciones intrafamiliares y la
existencia de violencia de género previa aparecen también como factores asociados a la falta de
salud mental. Respecto a la red social las familias con mujeres cuidadoras que sufren problemas
mentales se relacionan con mayor frecuencia con relaciones distantes con su familia extensa y
con escasos apoyos extrafamiliares.
En síntesis, podemos decir que el perfil de la cuidadora principal con problemas graves de salud
mental es el de una mujer separada o soltera, paya, con una estructura familiar monoparental,
que es o ha sido víctima de la violencia de género, que presenta relaciones conflictivas con la
familia extensa y carece de apoyos sociales al ser estos ocasionales. En cambio, el perfil de la
cuidadora principal con una buena salud es el de una mujer soltera, de raza gitana, con una
estructura familiar nuclear, que no ha sido víctima de la violencia machista, con relaciones
distantes con la familia extensa y con apoyos sociales ocasionales.
A la vista de los resultados podemos interpretar que el modelo cultural gitano, ofrece una
estructura familiar y patriarcal de apoyo que actúa como factor de protección respecto a los
problemas mentales de las mujeres.
No obstante, los datos no nos permiten clarificar si su efecto es preventivo o paliativo, hipótesis
que requiere para su verificación que se realicen estudios longitudinales, y no sólo estudios
relacionales como el presentado. Igualmente es necesario que se establezcan relaciones entre los
factores de riesgo y de protección detectados, para ver la relación entre ellos, pues cabe la
posibilidad de que gran parte de las variables detectadas se relacionen entre sí y se asocien a un
mismo modelo cultural. Se trataría pues de comprobar empíricamente si la cultura gitana o
determinados aspectos de la misma y la vida familiar que de ella se deriva, constituye un factor
de protección.
A partir de los resultados obtenidos, resultaría imprescindible abordar diferentes aspectos
relacionados con la familia, como sería dotar de recursos a las familias con más cargas
familiares, como es el caso de las familias monoparentales, reducir y eliminar las relaciones
conflictivas tanto con la pareja como con otros miembros de la familia, potenciando relaciones
normalizadas y dotando a los miembros de estrategias asertivas de resolución de conflictos, todo
ello requiere de equipos multidisciplinares que actúen de forma preventiva con los núcleos
familiares de riesgo, antes de que la salud mental se vea afectada, identificando aquellos que
están próximos al desbordamiento familiar, y que intervengan en aquellos otros casos donde los
problemas de salud ya son una realidad. Además, resulta prioritario trabajar la toma de
conciencia de los problemas relacionados con la salud mental, como paso previo a iniciar
cualquier diagnóstico y tratamiento. Así como realizar estudios acerca del compromiso de las
familias multiproblemáticas con la intervención, esto es, valorar en qué medida se produce el
abandono de las intervenciones, en qué medida ponen en práctica los tratamientos y qué
factores impiden o posibilitan que estos no se lleven a la práctica o sí.
Tal y como ha recogido la Unión Europea resulta necesario promover la salud mental y la
prevención, lo que supone hacer frente a los factores determinantes o de riesgo y potenciar los
factores protectores, factores de resiliencia y fortalecimiento ("empowering"), que mejoren los
recursos personales y familiares de quienes ocupan un estatus social más desfavorecido.
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No obstante, y más allá de las diferencias encontradas en los factores de riesgo relacionados, nos
hemos encontrado con un colectivo que presenta una problemática lo suficientemente
alarmante como para plantear la necesidad de abordar los problemas de salud mental a partir de
políticas sociales que desarrollen programas de prevención y programas asistenciales;
programas que pongan en marcha, no sólo a los Servicios Sociales y a los recursos sanitarios en
sentido estricto, sino también a distintos organismos e instituciones gubernamentales y no
gubernamentales, como los centros docentes, centros culturales y deportivos y ONG's, etc. El
problema social que estos resultados plantean tiene un impacto mayor del que cabe esperar de
los casos diagnosticados, puesto que se trata de mujeres cuidadoras que tienen a su cargo uno o
más menores, niños y/o adolescentes, que van a ser inevitablemente víctimas de la escasa salud
mental de los adultos.
Si bien, decir que los resultados hallados no permiten su generalización, en tanto que la muestra
con la que hemos trabajado incluye sólo una parte concreta de las familias que reciben ayudas
sociales, a la vez que dejamos de lado a otras familias, que aún presentando necesidades
importantes, no acuden a Servicios Sociales por diferentes razones. Por otra parte, hubiera sido
interesante conocer el estado de salud mental de las parejas de las cuidadoras principales y de
los menores a su cargo, con vistas a tener una visión de conjunto del núcleo familiar y conocer
las necesidades reales de todos los miembros a nivel de salud mental y cómo ésta interfiere en
diferentes áreas de sus vidas.
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Correspondencia:
Francisco González Sala
Facultad de Psicología
Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación.
Avda. Blasco Ibáñez, 21. 1º Piso. Secretaría del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación.
CP. 46010 Valencia
Tel. 666 912 995
E-mail: Francisco.Gonzalez-Sala@uv.es
Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):
González Sala F, Gimeno Collado A. Salud mental de la cuidadora principal y su relación con el
perfil individual, el clima familiar y la red social. Un estudio con familias bajo medidas de
protección. Psicologia.com [Internet]. 2011 [citado 11 Feb 2011];14:6. Disponible en:
http://hdl.handle.net/10401/2788
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