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Síndrome de Asperger: a propósito de un caso con bilingüismo.

Autor/autores: José Luis Pedreira Massa , A. Asiel Rodríguez, I. Baldor Tudet, R. Rodríguez Piedra
Fecha Publicación: 01/06/2010
Área temática: .
Tipo de trabajo: 

RESUMEN


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Síndrome de Asperger: a propósito de un caso con bilingüismo.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2003; 7(2)

Pedreira Massa, J.L.(1); Asiel Rodríguez, A.(2); Baldor Tudet, I.(3); Rodríguez Piedra, R.(2).
IMSALUD-Servicios Salud Mental, Area 3
Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid)

(1)Psiquiatra infantil CSM. Torrejón de Ardoz (Madrid).
(2)MIR CSM .Torrejón de Ardoz (Madrid).
(3)PIR CSM .Torrejón de Ardoz (Madrid).
E-mail: JLPEDREIRA@terra.es

Introducción
El síndrome de Asperger (SA) es un trastorno discutido en su propia existencia, que nos sitúa en el difícil,
impreciso y confuso término de espectro autista, donde se mezclan déficits cognitivos de mayor o menor
severidad, con trastornos de lenguaje y difusa sintomatología psicótica en la infancia.
Diferentes estudios sitúan la tasa de prevalencia del SA en rangos comprendidos entre 26-36 por 10.000, con una
relación chicos/chicas de 4/1.
El artículo original de Asperger fue publicado en octubre de 1943, aportando la descripción clínica pormenorizada
de cuatro casos (Fritz, Harro, Ernst y Hellmuth). Inicialmente los considera dentro de un cuadro que describe
como "psicopatía autística", pero aporta una serie de características especiales: un nivel cognitivo comprometido y
dirigido a algún tipo de habilidades, unas estereotipias muy determinadas, una dificultad de comunicación y de
relación peculiares que puede desembocar en francas reacciones de explosiones agresivas. Sus juegos son
repetitivos y carecen de significación simbólica y el proceso de aprendizaje está muy dificultado. Asperger plantea
una serie de problemas que, aún hoy en día, guardan toda su vigencia: la dificultad pedagógica, pues parece que
pueden adquirir habilidades, pero no consiguen operativizar de forma adecuada dichos aprendizajes, salvo que
exista una orientación y supervisión cercanas; los problemas del comportamiento, que pueden oscilar entre
aislamiento más relevante hasta una agresividad franca como explosiones ante mínimos estímulos; la dificultad
del diagnóstico diferencial, que lo sitúa en una difícil tipologización (hoy diríamos categorización) clínica, al ser
claramente diferente de la esquizofrenia (por no tener alucinaciones ni delirio), del autismo (por poseer lenguaje y
ser "más inteligentes"), de la psicopatía (porque las alteraciones comportamentales no son constantes).
El mayor problema se presenta a la llegada de la adolescencia, tanto por el bajo rendimiento, las dificultades
pedagógicas y de relación social con problemas de comportamiento, la expresión de la sexualidad con dificultades
de contención y los problemas del estado de ánimo. De esta suerte, el propio Asperger resume la situación que,
con matices, aún tiene su interés y relativa vigencia: "Participa este cuadro de Psicopatía Autística de
características descritas en los Esquizotímicos de Kretschmers, de las formas desintegrativas de E.R. Jaensch, del
Arqueipo Introvertido de Jung, podrían ser una clínica autística, pero sería "Autismo inteligente" (hoy día se les
denomina como "autismo de alto rendimiento")...Precisan de una atención continuada por lo que termina siendo
un problema central de tipo psicológico, pedagógico y sociológico".
En el caso que expondremos a continuación nos encontramos con un paciente con todos estos ingredientes,
donde, debido a lo complejo de la sintomatología, está siendo difícil conseguir un buen abordaje y un adecuado
tratamiento.

Descripción clínica
Para la publicación del caso se cuenta con la autorización firmada de la figura materna, por cuestiones éticas se
han disimulado los datos de confidencialidad e identificación, sin que ello altere la información clínica.
Se trata de un paciente de 15 años cuando acude a nuestra consulta, remitido por el equipo de orientación escolar

por dificultades de adaptación y aprendizaje. El paciente es natural del Reino Unido y vive actualmente en España.
Es el mayor de tres hermanos (una hermana de 13 años y otra hermana de 3 años). Vino a España hace 3 años,
tras el divorcio de sus padres. Su padre se quedo en el RU. En España, su madre ha trabajado como secretaria de
dirección, en la actualidad se encuentra en paro.
Había tenido un parto y un desarrollo psicomotor normal hasta los 18 meses, en esa edad sus padres notan que el
niño no consigue ni balbucear ni decir ninguna palabra. Inicialmente esta situación se interpretó como un
problema de audición debido a que presentaba otitis de repetición, siendo tratado con un drenaje timpánico,
según protocolo habitual. Una vez normalizada esta situación persistieron las dificultades del lenguaje, por lo que
se inició tratamiento logopédico, manteniéndose dichas dificultades hasta los 5-6 años.
Otra de las dificultades que empezaron a observar sus padres, a partir de los 18 meses, fue una gran inquietud
psicomotriz que dificultaba el manejo del niño cuando se encontraba en ambientes extraños al domicilio familiar.
A la hora de iniciar la escolarización con 3 años, se objetivaron alteraciones de concentración, hiperactividad, y
dificultades de interacción con otros compañeros. Observaron en la escuela conductas extrañas y bizarras, como
apagar y encender interruptores de la luz sin ningún fin o cerrar y abrir puertas sin ningún objetivo preciso. Todas
estas alteraciones dificultaron mucho su adaptación escolar, por lo que existieron múltiples cambios de colegio,
incluso durante uno o dos años su madre decidió integrarse en un programa de escolarización a domicilio
haciéndose ella misma cargo del aprendizaje, dado su buen nivel cultural.
A los 7-8 años empezó a realizar un ruido con la boca que sus padres describen como "una burda imitación de
una sirena", mostrando un gran interés por los cerrojos y las llaves (su regalo preferido solía ser un candado),
afición que se ha ido trasformando hasta el hecho de que su actividad preferida haya sido arreglar mecanismo
eléctricos.
A los 12 años se traslada a vivir a España, donde en pocos meses consigue aprender castellano, manteniéndose
las dificultades para la escolarización, en los tres años ha cambiado 5 veces de colegio. No consigue un
rendimiento académico adecuado y persisten dificultades en la relación social. Continúa mostrando interés por las
llaves (se ha hecho con gran cantidad de llaves del edificio donde vive -sótanos, garaje, jardín-) y la reparación
de objetos eléctricos. Tiene dificultades en las relaciones con sus hermanas y se muestra muy intolerante con los
ruidos. En la actualidad se mantienen las dificultades de escolarización, ha estado en 5 colegios, ha iniciado la
ESO en un instituto público con malos resultados académicos y problemas de adaptación social (ha estado
involucrado en varias peleas, que no habían sido iniciadas directamente por él), se buscan unidades pedagógicas
especiales (aula de informática), pero tampoco se adapta a este tipo de enseñanzas.

Antecedentes familiares: primo materno con trastornos de conducta, sin poder filiar con exactitud.
Antecedentes personales:
Embarazo:
En el curso del segundo trimestre de gestación, la madre padeció un proceso diagnosticado como pielonefritis,
que fue tratado con antibioterapia.
Durante el tercer trimestre de gestación, se diagnosticó a la madre de una preeclampsia, requiriendo ingreso
durante las tres semanas previa al parto.
Parto:
A termino, vaginal. Tuvo un APGAR al nacer de 9 y un PN de 3.000 grs.
Alimentación:
Lactancia materna durante el primer año.
Buena adaptación a los cambios alimenticios.
Enfermedades primera infancia:
Durante los primeros meses se detectaron quistes branquiales bilaterales que se reabsorbieron espontáneamente
sin tratamiento.
Otitis de repetición, con adenoidectomía y drenaje timpánico.
Desarrollo psicomotor:
Sedestación: 6 meses
Deambulación: 12 meses

Lenguaje: 4 años
Control de esfinteres: 31/2 años
Lateralidad: diestro
Exploración:
La primera exploración psicopatológica de la que tenemos constancia fue realizada en el año 1997 en el Maudsley
Hospital de Londres por el equipo dirigido por el Dr. Bailey (cuando el paciente tenía 9 años). Se utilizaron los
instrumentos que describimos a continuación, con un resumen de sus resultados, por el alto interés que supone:
Entrevista de diagnóstico de autismo:
Comunicación: Destaca las dificultades a la hora de imitar roles sociales y que, en ocasiones, hace referencia a
cosas irrelevantes o hace intervenciones en momentos inadecuados. En cambio no se han objetivado dificultades
para realizar gestos convencionales ni para iniciar o mantener una conversación sencilla e incluso muestra cierto
sentido del humor.
Interacción social y juegos: Desde la primera infancia ha presentado dificultades en la interacción social y para
entender las convenciones sociales, mostrando respuestas sociales inapropiadas.
Intereses y conducta: muestra un gran interés en llaves, candados y sistemas eléctricos. En cambio no se han
observado rituales verbales ni compulsivos. Realiza ruidos que mantiene durante un tiempo y luego desaparecen.
Examen mental: (Mental State Examination)durante la exploración se observó que realizaba algunos gestos
faciales espontáneos, guiño de ojos además de movimientos con las manos cuando hablaba. Mostraba una
expresión facial inadecuada sin capacidad para realizar cambios en función de la conversación, aunque su cara se
animaba cuando le preguntaba por sus intereses. Cuando se le pidió mostrar sus manos al examinador se hizo
evidente un movimiento coréico.
"Autism Diagnostic observation schedule":
El paciente era capaz de realizar y responder preguntas , pero mostraba dificultad para mantener o iniciar una
conversación, cuando lo realiza se muestra tangencial, cambiando rápidamente de tema o dando excesivos
detalles. Parecía gustarle estar con otros, sonriente durante la entrevista, su expresión facial solía ser adecuada
aunque mostraba dificultades para realizar cambios sutiles en función de la conversación. Muestra tendencia a
evitar la mirada en algunos momentos de la conversación. Se mostraba interesado cuando se le mostraban
objetos pero evitaba seguir o inventar una historia . Al explicarle una historia se quedaba con partes concretas
obviando otras. En general, era fácil atraer su atención pero costaba mantenerla.
Test psicométricos:
CI de 65( escala verbal 75 y manipulativa de 65).
Tratamiento actual:
Se ha intentado re-escolarizar, tras múltiples dificultades se ha conseguido un Colegio público dispuesto a
elaborar un módulo pedagógico adaptado, pero sólo ha sido hace 2 meses.
Apoyo madre-hijo, entrevistas regladas para abordar aspectos concretos y buscar vías de salida adaptadas.
Se ha introducido tratamiento farmacológico: Risperidona a dosis de 3 mgrs/día en dosis única, desde hace seis
meses. La tolerancia ha sido buena. Durante este periodo como única acción colateral y efecto secundario, ha sido
un aumento del apetito, controlado de forma adecuada. Las descargas agresivas y de hiperquinesia o agitación
psicomotora han desaparecido.

Discusión
El paciente fue diagnosticado de un trastorno de Asperger (SA), aunque este diagnóstico, centrado en un
problema generalizado del desarrollo, siempre es difícil debido a la gran variabilidad cuantitativa y cualitativa que
se expresa en las diferentes descripciones clínicas consultadas en la bibliografía.

Clasificación
El SA se incluye por primera vez en una clasificación en el CIE-10 (1992) y, posteriormente, en el DSM-IV (1994),
a pesar de que las primeras descripciones realizadas por Asperger datan de los años 40.(Aperger, 1943) La
descripción realizada por el autor se centran en los siguientes aspectos. (Dickerson Mayes, 2001):

-dificultades en la interacción social
-alteraciones de la comunicación
-intereses y conductas repetitivas
-nivel intelectual variable

Asperger y espectro autista
De los criterios DSM-IV (persisten en el DSM-IV-TR), sorprende que apenas existe diferencia en la descripción de
las alteraciones en las relaciones respecto al trastorno autista clásico. Por otra parte, se obvian las alteraciones en
la comunicación, en el desarrollo cognitivo y en el lenguaje.
En cambio, los criterios diagnósticos realizados por diversos autores, como Gillberg o Satmari, a partir de estudios
clínicos, sí recogen las peculiaridades en la comunicación y en lenguaje (Ehlers 1993), características muy
significativas para entender las dificultades y la problemática de nuestro paciente (Tabla I).

Tabla 1 Clasificaciones del diagnóstico de síndrome de Asperger

Respecto a la alteración del lenguaje, en nuestro caso contrasta el retraso inicial ( no consigue hablar hasta los 45 años) que recuerda a las descripciones de los autismos clásicos, frente a su posterior capacidad en convertirse
en bilingüe, adquiriendo su segundo idioma a los 11 años.
Según el diagnostico DSM-IV, en el SA no debe existir un retraso clínicamente significativo en el lenguaje, pero
según explican muchos autores, la ausencia de alteraciones, debe interpretarse respecto a aspectos formales. No
todos los autores aceptan este criterio (Jolliffe, 2000). En cambio la mayoría de los trabajos pone en evidencia la
afectación respecto a aspectos pragmáticos o comunicativos. Incluso, algunos estudios observan las diferencias
existentes entre SA con retraso en la adquisición del lenguaje y los que no lo presentan, sin encontrar claras
diferencias en la evolución posterior del cuadro. En nuestro paciente, a pesar del conocimiento y buen manejo de
ambas lenguas, se mantienen importantes dificultades en la interacción y en la comunicación social.
Algunos autores denominan esta dificultad como trastorno semántico-pragmático (Artiaga, 1999), es decir, se
conjugan las alteraciones lingüísticas con la alteración social, sustentada en una dificultad para interpretar el
pensamiento del otro. Una consecuencia, a tener en cuenta a la hora de entender este déficit, es la falta de
habilidades de sociales.
Otro de los aspectos más relevantes de la sintomatología del SA, que lo acerca al autismo, son las alteraciones en
áreas de especial interés, es decir, la tendencia a centrar su actividad en un foco concreto. En el caso de nuestro
paciente sería la utilización de llaves, candados y su especial habilidad en la reparación de objetos eléctricos. La
diferencia con el cuadro autista más clásico, es que el interés suele ser por objetos o incluso por una parte de

ellos.
Probablemente, el diagnóstico diferencial a realizar sería con el autismo de alto rendimiento(HFA).Algunos autores
basan las diferencias en el CI (en el SA suele ser mejor en la escala verbal) y en las dificultades en la interacción
social, sobre todo para HFA. Existen otros trabajos donde ambos trastornos se han hecho sinónimos ya que sus
diferencias, más de tipo cualitativo, son difíciles de medir.
Otros síntomas presentes en el caso descrito, es la presencia de rituales, conductas repetitivas y tics que nos
hacen pensar en hacer el diagnóstico diferencial de un trastorno obsesivo-compulsivo o un Gilles de la Tourette,
pero ni las características de las conductas repetitivas (que en este caso contribuyen a aislarle y, en cierta
medida, calmarle) ni de los tics (no podríamos diferenciar entre tic o estereotipia de cierta bizarría en este caso,
ausencia de tic fonéticos y de otros signos peculiares y específicos de los Gilles de la Tourette).

Asperger y espectro psicótico
Si intentamos analizar el SA desde lo psicótico, comprobaremos que presenta diversos puntos en común. Ya,
desde una definición teórica de la psicosis o desde una perspectiva psicoanalítica, se podría decir que se trata de
un trastorno en el cual el lenguaje no adquiere su capacidad simbólica. Diversos autores incluyen el trastorno
autista como un tipo de psicosis infantil de la primera infancia, aunque hoy se encuentre en discusión esta
inclusión, no es menos cierto que tampoco existen razones muy consistentes para decir que no sea, cuanto
menos, un perfil evolutivo posible para estos cuadros.
A través de diferentes estudios, se han podido ir distinguiendo una serie de signos de alarma que nos hace estar
expectantes ante un posible cuadro psicótico. Entre los más significativos destacaríamos:
-

Trastornos psicomotores y del tono.
Carácter peculiar de la mirada.
Reacción ante el espejo alterada.
Ausencia o alteración cualitativa y/o temporal de los objetos transicionales.
Presencia de estereotipias
Alteraciones estructurales del lenguaje
Fobias masivas
Ausencia y alteración del juego simbólico.

Aunque lo descrito son solo signos, nos deben aportar elementos para el seguimiento y su evolución clínica
cercana, no son patognomónicos pero es importante vigilar su asociación y persistencia en el tiempo. Si
reflexionamos sobre nuestro paciente, muchos de éstos están presentes, aunque no existen delirios ni
alucinaciones en sentido estricto. En cambio su funcionamiento, sí nos recuerda a un trastorno psicótico (con
aislamiento social, dificultades en la relación familiar, retraimiento, dificultades para mantener actividad).

Conclusiones
Como hemos expuesto, el SA, tiene puntos de contacto con diversos trastornos pero, simultáneamente, su
idiosincrasia le ha hecho adquirir un peso como entidad independiente, siendo incluido tanto en el DSM IV como
en la CIE-10.
Además de sus dificultades para el diagnóstico, los pacientes con SA tienen grandes dificultades por su propia
clínica en adaptarse al medio. Su nivel cognitivo les permite en teoría formarse en una escuela normalizada pero
su dificultad para la interacción social hace que aparezcan trastornos de conducta , aislamiento, malas relaciones
sociales, empeorando sus posibilidades de formación.
Algunos autores consideran que el 30-50% de los SA adultos no han sido diagnosticados y suelen ser
considerados por los otros "simplemente distintos" o excéntricos. A estos datos, en el caso que aportamos,
sumamos otra dificultad y curiosidad clínica: consigue ser bilingüe, dato más para sumar a la discusión clínica de
este curioso síndrome.

Bibliografía
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Washinton D.C.: American Psychiatric Association.
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Archiv.

für

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und

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- Tomás, J. (Edt.) (2003): El espectrum autista, evaluación, diagnostico, neurobiología y tratamiento del autismo.
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- World Health Organization (1992): International Classification of diseases and related health problems (ICD 10)
(10th edn). Geneva: World Health Organization.

Agradecimientos: Dr. Bailey y su equipo, por la exploración realizada que ha sido de gran ayuda a la hora de
plantear el estudio de este caso.

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