La editorial de la Revista American Journal of Psychiatry de julio del 2000, realizada por Cook(1), abre una puerta a los profesionales en Salud Mental al vasto mundo del genoma humano, y corrobora la tendencia en psicopatología de considerar una necesaria interrelación entre genes y ambiente. En tal sentido, profundizar en dicha interrelación (genes-ambiente) permite abrir el abanico de posibilidades hacia teorías más completas de comprensión de la mente, así como ofrece la posibilidad de tratamientos más adecuados de la enfermedad mental. Sin embargo, a pesar de los avances en investigación, aún persisten autores que sostienen enfoques puramente biologicistas o enteramente humanistas, lo cual retrasa el saber científico, más aún si tal paradigma persiste en espacios académicos. Kandel(2), en la Revista American Journal of Psychiatry de abril de 1998, publicó un primer abordaje holístico e integral sobre la temática. Dicho autor plantea cinco principios, tres de los cuales se relacionan directamente con la necesaria interacción biología y medio ambiente, al buscar comprender la mente y sus enfermedades: Principio 3: "...Los genes alterados, por si solo, no explican todas las variantes de la enfermedad mental. Los factores sociales y del desarrollo contribuyen de forma importante..." Principio 4: "...Las alteraciones en la expresión genética inducidas por el aprendizaje, originan cambios en los patrones de conexión neuronal..." Principio 5: "...La psicoterapia y la intervención psicosocial (que ocasionan cambios a largo plazo en el pensamiento y comportamiento) afectan la expresión genética, ya que producen modificaciones de las conexiones sinápticas, así como cambios estructurales en los patrones anatómicos de interconexión de las vías neurales..." Cook(1), por su parte, indica que los déficits y/o las alteraciones de locus genéticos se traducen más que en una enfermedad, en la vulnerabilidad o predisposición a padecer desórdenes mentales, por ende, más allá del déficit o la presencia de genes disfuncionales, existen genes protectores de enfermedad cuya presencia involucra una mayor predisposición a ser saludables, así como su ausencia aumenta el riesgo a enfermar. Del mismo modo, la generación o protección de enfermedad en la mayoría de los trastornos mentales no es causa de un único locus genético, sino que es consecuencia de la presencia, alteración o ausencia de varios de ellos, y de los mecanismos de regulación genética, lo cual complica la comprensión de los procesos subyacentes. De manera que, además de considerar la acción de los genes y sus interacciones, debe entenderse su relación con los diversos factores asociados al desarrollo neural del embrión, como el ambiente intrauterino, las condiciones del parto y los primeros años del individuo, así como la interacción y vinculación del organismo con su medio, y los efectos de éste sobre el neurodesarrollo y los genes. Esta complejidad de factores que inciden en la génesis de la enfermedad mental, fue descrita por Freud(3) hace más de 100 años, quien usó el término "series complementarias" en diferentes capítulos de su obra con la intención de mostrar la estrecha relación entre herencia, constitución, ambiente y noxa, de forma especial al argumentar su teoría del trauma psíquico en la génesis de la enfermedad mental. Cómo el Proyecto Genoma dará luces en la enfermedad mental es un punto álgido y harto complejo por lo novedoso de tales hallazgos, sin embargo, no por ello imposible. En tal sentido, la presente revisión intenta dar una aproximación al tema, ya que profundiza sobre las ideas expuestas por Cook(1), Kandel(2) y Freud(3), se aventura en esbozar el futuro de las intervenciones farmacogenéticas, con énfasis en los aspectos relacionados a la ética de tales tratamientos, y desarrolla un elemento que resulta de gran interés al estudio de la mente y la genética: "el preconcepto". El preconcepto, intuido en cierta medida por Sócrates cuando dijo que ya se nace con el conocimiento y durante la vida solo lo recordamos(4); luego pasó al saber científico cuando Darwin incluyó conceptos relativos a él en el Origen de las Especies(5), los cuales fueron desarrollados posteriormente por Freud(3). Hoy día la tesis del preconcepto ha sido retomada por las neurociencias actuales, y entre los diversos autores se encuentran Butterworth y Hauser(6). El preconcepto, en esencia, comprende elementos mentales presentes en nuestro genoma, y representa un psiquismo inconsciente previo al nacimiento, que viene evolucionando desde la filogenia del ser humano, y que se expresa, regulado por diversos factores, durante la ontogenia del individuo. Para dar un símil, en términos de los sistemas de computación sería un programa ya instalado pero abierto a modificación, a cambios.