SOBRE LA INTRODUCCIÓN DEL HIPNOTISMO EN
ESPAÑA: LA RECEPCIÓN DE LOS PLANTEAMIENTOS
DE LAS ESCUELAS FRANCESAS.
Autores:
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José Diéguez Gómez
z
Antonio Diéguez Gómez
e-mail: gonire@arrakis.es
* M.I.R. de Psiquiatría. Instituto Psiquiátrico José Germain. Leganés. Comunidad de
Madrid.
* * Psiquiatra. Centro de Salud Mental de Hortaleza. Área 4. Comunidad de Madrid.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM 2000; 4(3)
RESUMEN
El objetivo del trabajo es un análisis histórico-médico de aquellas fuentes escritas que
consideramos suficientemente representativas de los primeros pasos del hipnotismo en España.
Nos centramos en el período de apogeo de las teorías y las experiencias hipnóticas en Francia, y
muy particularmente en la conocida polémica entre las escuela de la Salpêtrière -con Charcot al
frente- y la escuela hipnológica de Nancy (Bernheim, Liébault, etc). El interés de Charcot por el
hipnotismo y en especial la controversia referida, repercuten de manera muy temprana y directa
sobre determinados ámbitos institucionales españoles (medicina, psiquiatría, Iglesia, etc.), y marca
con claridad el momento de partida y la intensidad de la producción escrita al respecto desde esos
medios. La medicina y en concreto la psiquiatría española -que en esos momentos inicia su proceso
de institucionalización como especialidad médica- otorgan, en general, a esta corriente terapéutica
y experimental, el estatuto científico que hasta el momento le habían cuestionado.
PALABRAS CLAVE: Hipnotismo, Sugestión, Historia de la Psiquiatría española.
INTRODUCCIÓN
La historia general del hipnotismo ha sido, desde el comienzo mismo de la existencia de esta
disciplina, campo abonado para la realización de ejercicios tautológicos, contrarios, a nuestro
entender, a la esencia de una actividad que se pretende científica y que, por principio, debe ser
crítica. Algunos de sus episodios, como el mesmerismo, el braidismo, o la polémica entre las
escuelas francesas, etc, ocupan un lugar seguro en casi cualquier planteamiento historiográfico, con
independencia de la rigurosidad del mismo(1).
Recogiendo lo que pueda haber de aprovechable en ese corpus historiográfico, es nuestro interés
abordar otros ámbitos, comparativamente casi inéditos, y aportar, en lo posible, nuevos puntos de
vista. En este sentido creemos que el proceso de introducción de las doctrinas y prácticas
hipnológicas en España es un aspecto insuficientemente estudiado(2). En particular la recepción en
los medios científicos e institucionales españoles de las producciones científico-literarias surgidas
en torno a la polémica entre las escuelas francesas de Nancy y la Salpêtrière, es, sin lugar a dudas,
una "laguna" en los estudios históricos sobre la ciencia en España.
El súbito interés mostrado por la medicina y por un significativo sector de la naciente psiquiatría
españolas por unas prácticas hasta entonces desconocidas u obviadas; la -casi siempre- enervada
reacción de algunas instituciones -como la Iglesia- con un peso socio-cultural decisivo, son
algunos elementos de la "microhistoria" que -como escribe Fontana- deben ser ponderados como
partes imprescindibles de la construcción de una "historia total"(3).
LA ETAPA DEL "MAGNETISMO ANIMAL"
Las noticias que se tienen en España de la etapa del magnetismo son escasas y llegan a través de
traducciones de obras francesas, hacia la mitad de siglo. Mariano Cubí, el artífice de la difusión de
las doctrinas frenológicas de Gall en España, tradujo, en 1845, junto con su discípulo Pers y
Ramona el Manual Práctico de Magnetismo animal del francés Teste, al que puso prólogo y
comentarios(4). Las relaciones entre frenología e hipnotismo tomaron cuerpo, en un primer
momento, a través de la obra crucial de J. Braid aunque éste rechazó sus anteriores creencias
frenológicas en sus concepciones doctrinales definitivas(5).
Según Cubí, en este período aparecieron los primeros magnetizadores en España y asegura que en
Barcelona adquirieron gran popularidad. Para este frenólogo catalán, el fluído magnético procede,
sobre todo del Sistema Nervioso y se despide por todo el organismo(6).
J.B. Peset y Vidal, una figura de cierta importancia para la historia de la psiquiatría española del
XIX, hizo algunas referencias en sus escritos al magnetismo, en general críticas y descalificadoras.
El problema tampoco pasó desapercibido para Pedro Mata, figura importatísima por muchos
motivos para la medicina española de la época, pionero de la medicina forense y de la psiquiatría, y
autor de una obra psicológica nada desdeñable(7). En 1857, aún en período del braidismo, Mata
aborda el problema del sonambulismo artificial en su conocida obra sobre los "estados intermedios
de la razón humana"(8). Es importante señalar que, pese a su conocido somaticismo y
determinismo, Mata piensa que lo que verdaderamente hace que el sujeto quede sumido en el
trance y se someta a la voluntad del magnetizador es su imaginación(9). Esto sitúa a Mata, de
manera clara, en la línea "subjetivista" de la concepción pionera de la sugestión hipnótica, que
iniciada con Faria y continuada con Braid y la escuela británica, queda muy relegada por la obra de
Charcot y no reaparecerá con fuerza hasta los escritos de Lièbault y sobre todo de Bernheim.
LA ETAPA DE ESPLENDOR DEL HIPNOTISMO
El "braidismo" o hipnotismo fue introducido en Francia por obra de algunos autores muy
secundarios, quedando al margen de la medicina oficial, hasta que hacia 1878, debido al interés
mostrado por Charcot y las consecuencias que ésto tiene sobre el interés de otros autores, se inicia
la que sin lugar a dudas, fue la etapa de esplendor del hipnotismo.
Charcot y sus discípulos pretendieron aplicar el método anatomoclínico, que tan excelentes
resultados les había proporcionado en el estudio de las enfermedades nerviosas orgánicas, al
conocimiento y descripción de las neurosis y particularmente de la histeria.
Es bien conocido que la explicación que Charcot daba sobre la naturaleza de tan escurridiza
entidad -como la histeria-, para ajustarla en lo posible a los supuestos anatomoclínicos, era la de
que se trataba de una "lesión dinámica".
En la Salpêtrière pensaron en el hipnotismo como una "neurosis provocada" que podía servir como
modelo para estudiar experimentalmente las neurosis "espontáneas" y ante todo la histeria, la
"grande névrose". Es por lo tanto el interés experimental el que movía a éstos investigadores:
l´hypnotisme devient comme une voie ouverte à l´expérimentation...Considéré de la sorte,
l´hypnotisme devient une mine précieuse à exploiter aussi bien pour le physiologiste et le
psychologue que pour le médecin.>(10)
En su afán sistematizador levantaron un complejo y espectacular edificio semiológico, que unido a
su enorme prestigio no solo eliminó casi todos los tabúes previos con respecto al hipnotismo en el
mundo científico, sino que lo convirtió durante unos años en uno de los temas centrales del mundo
científico de la medicina europea.
Antes de 1883, año en que Bernheim inicia sus publicaciones, estos planteamientos serían
aceptados en lo fundamental por los autores de todos los países, particularmente de aquellos -como
es el caso de España- con una tradición de dependencia cultural y científica con respecto a Francia,
siempre refiriendonos al siglo XIX(11).
El despliegue de publicaciones sobre hipnotismo aún no se ha producido en España antes de esa
fecha, existiendo alguna traducción como la que Flores y Pla(12) hace de las lecciones de Charcot
de 1882, y poco más de relevancia.
La escuela hipnológica de Nancy, con Beaunis y Bernheim como primeras "cabezas visibles",
recupera los trabajos que, desde largo tiempo atrás, venía realizando Liébault, y recogen así la
tradición "animista" o "subjetivista", que quedó -aparentemente- anclada en los trabajos de James
Braid(13).Lo importante en Liébault, y después en Bernheim, es que la sugestión gana mucho más
protagonismo que el fenómeno del hipnotismo. La sugestión durante el sueño o como inductora de
éste, la sugestión en estado de vigilia, pero sugestión en todo caso(14).
Los puntos básicos de la doctrina de Nancy, que suponen la demolición del edificio conceptual
charcotiano sobre el hipnotismo y la histeria, serían:
1) Los sujetos normales eran en gran proporción susceptibles a la hipnosis. De esta manera
rechazan la obligada asociación entre hipnotismo e histeria, propia de las concepciones de la
escuela de París.
2) Las tres fases caracteristicas, según Charcot, del cuadro hipnótico, -cataléptica, letárgica y
sonambúlica- son para Bernheim una construcción artificial que no se presenta casi en ningún caso.
Para Bernheim la especial sugestibilidad de los sujetos hipnotizados los hacía totalmente maleables
en manos del hipnotizador, de forma que éste provocaba en ellos, en el mejor de los casos sin darse
cuenta, los resultados que esperaba encontrar.
3)La relativización de la técnica de hipnotización. Casi cualquier procedimiento es igualmente útil,
porque muy por encima del método utilizado lo que cuenta es el propósito compartido por
hipnotizador e hipnotizado de producir la hipnosis.
4) El estado de sueño es un fenómeno más de la hipnosis, y lo verdaderamente central es la
sugestión.
inconscientemente, envuelta en prácticas religiosas, místicas y taumatúrgicas e, incluso, como
vamos a ver, enmascarada por los diversos procedimientos de la terapéutica usual...Lo nuevo y lo
que corresponde a la escuela de Nancy es, en primer término, la aplicación sistemática y razonada
de la sugestión al tratamiento de las enfermedades; en segundo, la asociación del hipnotismo como
ayuda útil y a menudo necesaria de la sugestión. Se trata de la sugestión hipnótica empleada como
método psicoterapéutico>(15).
LA APLICACIÓN TERAPÉUTICA DEL HIPNOTISMO
Una de las aportaciones más importantes de la obra de Bernheim fue su contribución a la difusión
del hipnotismo y la sugestión como agentes terapéuticos, frente al interés principalmente
experimental, más ligado al estudio de la histeria, que -como venimos diciendo- siempre centró el
interés del grupo de la Salpêtrière. Este es un aspecto fundamental para la recepción del
hipnotismo y la sugestión por la medicina y la psiquiatría españolas, al tratase en este país de
disciplinas con planteamientos eminentemente prácticos(16). Lo importante, ante todo, era la
utilización de unas experiencias que estaban empezando a demostrar una utilidad clínica
terapéutica.
Resultan muy ilustrativas, en este sentido, las palabras de Antonio Rodríguez Morini -discípulo de
Juan Giné y Partagás- en una carta que envía a su maestro, en 1887, solicitándole una especie de
escrito doctrinal o de estado de la cuestión respecto del hipnotismo, <...para que con su autorizada
pluma fije las reglas de conducta que se deben seguir en la aplicación de la sugestión y señale los
casos en que está indicada.>(17).
Más que como momentos simultáneos, podríamos entender la recepción en España de la polémica
francesa y su decantamiento hacia las tesis de Bernheim, como un mismo hecho. Nos cabe la duda
de que sin los planteamientos, centrales para la doctrina de Nancy, del hipnotismo-sugestión como
instrumento terapéutico, este movimiento hubiera tenido la misma acogida en España. Como
decíamos el hipnotismo charcotiano, y su interés eminentemente experimental, había tenido escaso
eco en nuestro país.
Al formular así su petición, con la palabra "sugestión" ocupando un lugar tan central en la
demanda, Morini simplemente utilizaba la expresión que, en muy poco tiempo, había pasado a
formar parte del discurso en los medios científicos y clínicos.
En cualquier caso la expresión del pragmatismo al que nos referimos, es manifiesta en R. Morini:
provocado...Tiene en mi sentir escasa importancia en la práctica admitir la substancia y las
opiniones de la escuela de la Salpêtriere, o mostrarse partidario decidido de lo que creen los
profesores de Nancy. Ni a usted ni a mi se nos ha ocurrido nunca que los resultados favorables o
adversos de una hipnotización empleada con un fin puramente terapéutico, puedan depender de la
interpretación que se de a los fenómenos observados>(18).
Otro de los pilares principales de la doctrina de Nancy, el relativo al rechazo de la obligada
relación entre hipnotismo e histeria, está bien asumido en R. Morini:
generalizada entre el vulgo y aún entre muchos médicos, que solo las histéricas son susceptibles de
entrar en sonambulismo, y ésto que en un principio tuvo cierto viso de certeza, está hoy por
completo destituído de fundamento>(19).
EL HIPNOTISMO EN J. GINÉ COMO LIDER DE LA PSIQUIATRÍA CIENTÍFICA
ESPAÑOLA
El ejemplo de Giné sirve bien para ilustrar el comportamiento de la primera psiquiatría española en
relación con el problema del hipnotismo. Es seguro que, aunque escasas, eran patentes las primeras
noticias sobre el probable interés científico de estas cuestiones, desde varias décadas antes que
Giné decida considerarlas(20). Para un autor tan atento como éste a cualquier novedad científica
que pudiera aportar algo al corpus doctrinal de la medicina mental es bastante improbable que
hubieran pasado desapercibidas.
Pero recordemos que es precisamente en esas décadas cuando la psiquiatría española está llevando
a cabo su gran esfuerzo para lograr la deseada legitimación científica. En particular de la mano de
Giné, el discurso del viejo alienismo español se va impregnando de declaraciones de positivismo y
cientifismo, conformando un mensaje que quiere marcar bien las distancias con cualquier tipo de
veleidades metafísicas, cuasicientíficas o seudocientíficas(21). En el caso de la frenología, la
psicología o la filosofía, tenemos buenos ejemplos de saberes constantemente denostados y
descalificados por los principales protagonistas de la institucionalización de la psiquiatría en
España(22).
En el siglo de la ciencia, pero también del charlatanismo(23) y del nacimiento del espiritismo(24),
la psiquiatría española no podía permitirse arrancar en su viaje hacia la mencionada legitimación
científica con un compañero que -como el hipnotismo- era sospechoso de algún vínculo con ese
tipo de prácticas. En cualquier caso se trataba de un movimiento que no terminaba de despojarse de
un pasado marcado, como poco, desde los primeros conflictos que acompañaron al magnetismo de
Mesmer y los famosos dictámenes en contra emitidos por las comisiones reales de 1784(25).
Giné y Partagás responde a la petición de Morini publicando, entre los años 87 y 88, una larga
serie de artículos sobre el tema en las páginas de La Independencia Médica, que compilados en las
obras escogidas que Rodríguez Méndez publica en 1903, conforman un trabajo de considerable
extensión -casi 60 páginas-, titulado El hipnotismo en la clínica. Allí expone, con clara intención
sistematizadora, sus conocimientos "bibliográficos" al respecto y -pese a calificarse de "neófito"-,
sus experiencias prácticas en la materia. El criterio para el análisis y exposición de las cuestiones
<...de suyo tan difíciles y todavía marcadas por un sello tal de novedad...> no ha de ser otro que el
acostumbrado en Giné, <...percibiendo mucho y lucubrando poco...>(26).
En la definición inicial que formula Giné sobre los fenómenos del hipnotismo y la sugestión
hipnótica, hay una incorporación decidida del modelo charcotiano que los equipara a estados
neuróticos, principalmente histéricos y en todo caso patológicos. Cierto que, como la mayor parte
de los autores españoles que escriben sobre el tema en estos años, conoce bien la presencia que la
doctrina de la sugestión había ganado recientemente, tanto que la propia escuela de la Salpêtrière se
habia visto obligada a reconsiderar su papel. Giné también hace ese esfuerzo por recoger la nueva
importancia de la sugestión y plasmarla en su definición. Aún así, la impronta charcotiana del
hipnotismo como "neurosis provocada" es patente:
<...el hipnotismo y la sugestión son hechos verdaderamente patológicos, los cuales, si bien pueden
provocarse repentinamente en la mayoría de las personas sanas, constituyen fenómenos anormales,
que por lo mismo no pueden menos que responder a un estado anormal del cerebro...>(27).
Aunque posteriormente se produzca una convergencia técnica -sobre todo con los escritos más
avanzados de Bernheim-, hipnotismo y sugestión nacen como dos conceptos enfrentados. La
necesidad que -sobre todo a partir de 1886- se puede constatar en la mayoría de autores españoles,
de plantear una integración conceptual de ambas cuestiones, se adivina fácilmente en la falsa salida
generalmente escogida de incorporar ambos términos en los títulos de sus trabajos.Giné no lo hace,
pero, en cambio aborda de inmediato el problema, de una manera directa:
hipnotismo y su correlativa sugestión, ¿cómo de ambos, no solo no resultan trastornos morbosos
trascendentales, sino que pueden instituirse uno y otro como agentes terapéuticos?>. Por el
momento resuelve la cuestión admitiendo para la sugestión un papel regulador de los
inconvenientes producidos por el hipnotismo(28).
Las opciones teóricas o explicativas más cercanas a las tesis somaticistas serán aquellas por las que
Giné muestre mayor interés. El recuerdo que hace de las aportaciones de Braid, no va más allá de lo
que el autor de la Neurypnology expuso en ésta su obra más conocida, obviando por completo el
trascendental proceso de "psicologización" que después de 1843 imprimió a su doctrina el
investigador de Manchester(29). Asimismo, pasa por alto -como el común de los autores españoleslos decisivos estudios realizados en el ámbito británico, que constituyen un precedente clave para
comprender los posteriores desarrollos de la escuela hipnológica de Nancy(30).
Por el mismo motivo, Giné no esconde su agrado por las teorías de A. Barety, un autor de segunda
fila que en ese mismo año -1887- acababa de publicar una obra defendiendo nuevamente unas tesis
"trasmisionistas", que se enmarcaban de lleno en la tradicional línea "fluidista" inaugurada con
Mesmer. Titulada Le magnetisme animal, étudié sous le nom de force rayonnante, et circulante,
dans ses propiétés physiques, physiologiques et therapeutiques, postulaba la existencia de una
"fuerza neúrica" que irradiando del sistema nervioso hacia el exterior tendría capacidad para
producir efectos entre los individuos(31). En definitiva, procuraba explicaciones para los
fenómenos hipnóticos, a través de principios físicos energéticos, muy acordes con posiciones
materialistas de fondo.
En cuanto a la técnica utilizada, Giné sigue más bien a la escuela de Nancy, al no predicar ninguna
ortodoxia especial(32).
de la mirada, unida a la sugestión que llamaría hipnogénica>(33).
En interesante señalar que conforme el autor va avanzando en la exposición de los problemas, se va
adentrando en la doctrina de la sugestión y recogiendo argumentos y conceptos de Beaunis,
Bernheim o tomados directamente de la Médecine Sugestive de Fontán y Segard.
Las "neuralgias" serían para Giné, los trastornos más susceptibles al tratamiento por la "Medicina
sugestiva", que para las "frenopatías" le habría dado resultados diversos. De excelentes califica los
obtenidos
curarse aún cuando fuese hipnotizándose...>. Por lo mismo la "freno-patofobia" y sobre todo la
"frenalgia" (tristeza o dolor moral morboso) serían los tratornos más sensibles a la sugestión
hipnótica, y las "demencias", la "parálisis general" y las "monomanías", no serían, para Giné,
susceptibles de tratamiento con estos procedimientos(34).
No fue Giné el único alienista que en estos primeros años se mostró confiado con respecto a las
posibilidades terapéuticas del hipnotismo en los desarreglos mentales. Timoteo Sánchez Freire,
iniciador de la psiquiatría gallega, también reflejaba esa esperanza en uno de sus escasos escritos,
precisamente dedicado a la hipnología:
enfermedades en cuyo tratamiento la hipnosis está llamada a producir indiscutible progreso: las
afecciones mentales>(35).
Las palabras, en definitiva, con las que un positivista confeso como Giné, abraza un movimiento
cuestionado, cuando no proscrito, apenas un lustro antes en la medicina española, son:
no crea en ella, entréguese con fe a la experimentación clínica. Ignoramos hoy dia los límites de
sus alcances en la patología somática; pero tiene gran eficacia en la nerviosa. Males que no curan
los medicamentos, pueden ser curados o aliviados por la sugestión. Bien dirigida,carece de los
invonvenientes y peligros que tienen los agentes de la farmacología. El charlatanismo la ha
prostituído...honrémosla nosotros, empleándola, sin reparos ni contemplaciones extraclínicas.
Omitirla, en adelante acusaría ignorancia o cobardía ante ciertas preocupaciones. La Medicina es el
sacerdocio de la Naturaleza...La Naturaleza nos lo enseña...hipnoticemos y sugiramos
terapéuticamente>(36).
HIPNOTISMO Y ESPIRITISMO
No hay que olvidar que espiritismo, telepatía y otras doctrinas o fenómenos pertenecientes al
ámbito del ocultismo comparten frecuentemente en la historia un origen común con el hipnotismo
(37). No son pocos los científicos europeos del siglo XIX que, en ocasiones desde una posición
institucional o de prestigio sólida, se dedicaron al estudio del espiritismo. Son buenos ejemplos
Frederick Myers en Inglaterra, Théodore Flournoy en Suiza o -en la misma escuela de CharcotCharles Richet(38). Aún sin desarrollar la ingente obra que le valdría la consideración de padre de
la psicología experimental, Wundt, también estudió estos temas en Alemania, al principio de la
década de los 70. Veremos que España no va a ser una excepción para las exigencias cientifistas de
la época que convertían en un reto y una necesidad el estudio y la clarificación científica de estos
fenómenos a la vez que su delimitación de cualquier asomo de superchería.
En 1882, un año antes de que estallara la polémica sobre hipnotismo de las escuelas francesas, un
grupo de profesores de psicología, fisiología, medicina, etc. funda en Inglatera y Estados Unidos la
Sociedad de Investigaciones Psíquicas. El propósito con que nace esta sociedad ilustra bien acerca
de las dificultades que aún a estas alturas del siglo continuaban existiendo en la delimitación de
todos estos campos.
En palabras de William James, buscaban hacer
hipnotismo, mediumnidad, clarividencia, telepatía, etc. y coleccionar todas las experiencias
posibles de fenómenos que rechazados por los científicos profesionales hubieran sido admitidos a
ojos cerrados por una mayoría de la humanidad>(39).
Entre los primeros testimonios que se pueden encontrar en España de la necesidad de
aproximación a estas cuestiones se encuentra el de M. Tolosa Latour, traductor de Richet,
manifestando que:
<...urge presentar, entre los elementos que dan vida a la llamada fuerza psíquica, los fenómenos
normales o morbosos que se entremezclan con los hechos de letargia, sonambulismo, magnetismo,
espiritismo, adivinación, doble vista, etc., palabras muchas de ellas sin claro sentido, pues como
quiera que los hombres científicos no se atreven aún a hacerse cargo de esa riquísima herencia, que
consideran procedente de un testamento con vicio de nulidad por falsedades, ni el inventario ni las
particiones se han hecho, y bien puede decirse que tardará bastante tiempo en entregarse a cada una
de las ciencias su hijuela, saneada, rica en hechos y libre de las cargas de la superstición popular>
(40).
En esa misma empresa se empeña el joven Santiago Ramón y Cajal, durante su etapa valenciana,
llevando a cabo una gran cantidad de experimentos sobre sugestión, hipnotismo y espiritismo. La
referencia cronológica no puede ser más ajustada: Cajal ejerció la cátedra de Anatomía de Valencia
entre los años 1883 y 1887(41), años decisivos como estamos viendo para la historia del
hipnotismo.
Como los anglosajones, Cajal organiza en Valencia un Comité de Investigaciones Psicológicas,
que compuesto por varios amigos y contertulios del Casino de Agricultura, se dedicaban a realizar
experiencias y reflexiones al son de lo que en ese mismo momento estaba ocurriendo en Francia.
El "domicilio social" de dicho Comité estaba en su casa, por la cual desfilaron toda suerte de
histéricas, neurasténicos, maniacos y mediums espiritistas(42).
LA INCURSIÓN DE CAJAL EN EL HIPNOTISMO
Pero en Charcot, Forel, Maudsley, etc. y para España en Giné, Cajal y otros que veremos más
adelante, existe un elemento común: su sólida posición científica e institucional cuando deciden
abordar el estudio del hipnotismo(43). Es necesaria una posición científica sólida, de prestigio,
para que un fenómeno cuestionado no acabe ejerciendo un efecto de cuestionamiento de la
seriedad científica de quien lo aborda. Quizás ésto explique aquello que señala Ackernecht, como
una de las grandes paradojas de la historia de la psiquiatría, al referirse a que son precisamente los
neurólogos, quienes partiendo de una fuerte militancia somatista se conviertan en los pioneros de la
investigación psicogenética, a través de todo este tipo de estudios(44).
En cuanto a las experiencias de Cajal en este terreno, no sabemos si inicialmente se ajustaron en
alguna medida a los principios charcotianos. Es obvio, sin embargo, por los escasos testimonios
escritos que quedaron de las mismas, que Cajal prestó especial interés al estudio de la hipnosis en
personas sanas. En ellas provocaba catalepsia cérea y analgesia, congestiones y hemorragias por
sugestión, alucinaciones, amnesia total o parcial, evocaciones de imágenes olvidadas,
desdoblamiento de la personalidad, inversión de los pensamientos más arraigados, etc.
En el campo de la terapéutica Cajal se manifiesta sorprendido por lo prodigioso de los resultados
obtenidos mediante la sugestión
. Destaca como
aplicaciones más importantes la transformación radical del estado emocional de los enfermos en
depresiones, la restauración del apetito en histeroepilépticas inapetentes y emaciadísimas; la
curación de ciertas parálisis crónicas de naturaleza histérica, anestésia quirúrgica, etc(45).
En su período catalán, Cajal mantuvo el interés por estas cuestiones y publicó varios trabajos al
respecto, en su mayoría extraviados(46). En el más accesible, titulado Dolores de parto
considerablemente atenuados por la sugestión hipnótica, se limita a describir brevemente la
experiencia sin ningún tipo de digresión teórica, pero pone de manifiesto la utilización de una
técnica fácilmente asimilable a la de Bernheim(47).
Concluye Cajal <...que el hipnotismo puede ser de provecho en el parto, suprimiendo o atenuando
notablemente el dolor sin perturbar los actos mecánicos y vitales que los acompañan, bien así como
acontece bajo el sueño clorofórmico.>(48). Se trata de un científico de reputación creciente, que no
hacía sino constatar hechos sobre los que, sin respaldo institucional, ya había mucha experiencia
acumulada, sin aportar nada en el plano explicativo. Eran bastante conocidas las comunicaciones de
Velpeau o de Broca en el mismo sentido que ahora lo hace Cajal, aunque el exponente más
destacado de la utilización de la hipnosis como método de cirugía sin dolor está en el escocés James
Esdaile (1805-1859)(49).
Lo que Pedro Mata daba por sentado casi medio siglo antes, cuando incluye el magnetismo entre
las circunstancias que pueden hacer parir a una mujer sin tener conocimiento del parto(50), lo
plantea Cajal al final del trabajo, con la cautela metodológica propia de la época:
mismo pudiera realizarse durante el sueño, con plena inconciencia (sic) de la enferma; pero
nosotros que no conocemos ningún caso de aplicación del hipnotismo al parto, hemos debido ser
prudentes, y comenzar por la intervención más suave e inofensiva posible>(51)
EL AUGE DE LA PRODUCCIÓN ESCRITA EN ESPAÑA
Aún sin alcanzar la mitad de la década de los ochenta, la producción de trabajos sobre hipnotismosugestión inicia su despegue en España, y se hace particularmente intensa entre los años 86 y 89,
con toda probabilidad en relación con la publicación del primer y principal libro de Bernheim y su
inmediata versión al castellano en 1886(52).
Esto permitiría asegurar que la recepción de esta polémica en España no solo fué inmediata, sino
que en algún caso se participó directamente en la misma. Además de la ponencia presentada por
Sánchez Herrero en el Congreso de París, de 1889, -de la que hablaremos después- existe algún
trabajo, previo al año 1886, que hace pensar que las noticias al respecto y su seguimiento eran
prácticamente simultáneos.
Es el caso del trabajo que Teixidor Suñol publica en 1885, en la Revista Frenopática Barcelonesa,
donde el autor manifiesta una suficiente familiarización con los contenidos de las sesiones de la
Société de Biologie del año anterior, decisiva por las comunicaciones de Bernheim, y con los de la
Association Française pour l´Avancement des Sciences(53). El peso del prestigio de París no
impide a Teixidor adoptar las tesis novedosas de Bernheim, sumando -eso sí- las opiniones
favorables de mentalistas de gran importancia entonces para los médicos españoles, como Voisin y
Régis(54). Cierra finalmente su artículo con unas conclusiones tan decantadas de un lado de la entonces naciente- polémica, que no todos los estudiosos de la época hubieran suscrito con tanta
decisión, sobre todo teniendo en cuenta su formulación en términos predictivos :
terapéutica. El histerismo con su inmensa variedad de formas: parálisis, contracturas, anestesias,
parestesias, convulsiones, etc., cederá a las prácticas sugestivas hábilmente empleadas. Si este
progreso se hace extensivo a algunas enfermedades mentales, puede comprenderse el enorme paso
que va a darse en dicha ciencia frente a dolencias reputadas incurables o, cuando menos, muy
difíciles de curar>(55).
De la casi absoluta omisión o indiferencia hacia estos temas por parte de la medicina española en la
década anterior, se pasa no solo a la acogida más o menos feliz y masiva sino que se produce,
además, un intento de monopolización de la práctica de la hipnoterapia. Ésta es ahora una actividad
que está fundamentada en
antropológico>, dice Giné en el prólogo a un escrito donde Tolosa Latour hace una apasionada
reivindicación de estas practicas con exclusividad para la profesión médica, y defiende su estudio
en la enseñanza oficial de la Medicina(56).
de las veces, por personas que pertenecen al vulgo ilustrado, que es el más temible de los vulgos,
negandonos a repetir experimentos que sirven solo de entretenimiento a las gentes e insistiendo
muy mucho acerca de los mil peligros que acarrean estos espectáculos completamente antihigiénicos...El médico, solo el médico (y al pronunciar esta palabra digo un hombre sabio y
honrado) puede y debe utilizar la hipnosis y el sonambulismo provocado en la práctica. A él
compete exclusivamente su uso...>(57).
LAS OBRAS DE SANCHEZ HERRERO Y DE BERTRÁN RUBIO
Observada en conjunto, la labor de los mentalistas españoles que se ocuparon del hipnotismo,
permite atribuir a este colectivo un papel importante en su introducción en el país.
Individualmente, sin embargo, los autores que escribieron las obras más significadas sobre el tema,
no tenían hasta el momento de su publicación, ninguna relación con la medicina mental. Es el caso
de Eduardo Bertrán Rubio y sobre todo de Abdón Sánchez Herrero, autores de trabajos de gran
envergadura, merecedores de un estudio mucho más detenido del que permiten los objetivos de
este trabajo.
Eduardo Bertrán Rubio, escritor y profesor auxiliar de la Facultad de Medicina de Barcelona,
publicó trabajos sobre diversas cuestiones médicas y, en 1888, su Hipnotismo y sugestión, obra en
la que defiende las nuevas aportaciones de la escuela de Nancy,
toda Europa y América>(58). En el plano antropológico, Bertrán es un dualista(59), creyente, que
está pensando en el alma cuando confiesa <...con toda sinceridad, que por más vueltas que intento
darle al asunto, hallo siempre en el fondo un punto misterioso que no me lo aclara, a mi entera
satisfacción, ninguna de las hipótesis hasta hoy ideadas para explicar los fenómenos psíquicos del
hipnotismo...¿Necesitaré ahora añadir que aquel misterio no es peculiar de dichos fenómenos, sino
que es el mismo que envuelve la esencia íntima de todos los hechos psicobiológicos?>(60).
Aparte de los mentores de las escuelas francesas, Bertrán cita los que para él debian ser los autores
de referencia más importantes en el tema: Wundt, Lombroso, Giné y Partagás y principalmente A.
Sanchez Herrero. En la edición que hemos manejado para este trabajo queda claramente de
manifiesto el ascendiente que la obra de este último alcazó pronto sobre los planteamientos de
Bertrán y de cualquier autor español interesado en hipnotismo. Se trata, sin duda, en España de la
, pues, -como dice Bertrán- <...no todas las autoridades
científicas han de ser, para nosotros, precisamente extranjeras...>(61).
Con independencia de las palabras de Bertrán, creemos que la dedicación de Abdón Sánchez
Herrero -clínica, investigadora y publicística- al tema que nos ocupa, tomó cuerpo en la obra más
solvente, desde un punto de vista científico, del ámbito español(62). Este catedrático de Clínica
Médica de Valladolid, identificado desde el comienzo con las experiencias de la escuela de Nancy,
también plantea la incorporación a las Facultades de Medicina españolas del estudio experimental
del hipnotismo y la sugestión. Participó en el Primer Congreso Internacional de Hipnotismo
Experimental y Terapéutico celebrado en París en 1889, -uno de los puntos culminantes, si no el
que más, de la mencionada polémica francesa-, con una ponencia titulada L´hypnotization forcée en
contre la volonté arrêtée du sujet, recogida a continuación en la Revue de l´hypnotisme(63). Su
voluminosa obra, aún por estudiar con detenimiento, tiene un carácter pionero en cuanto a
planteamientos de psicoterapia moderna en España.
UNA
PRÁCTICA
"PROFUNDAMENTE
INTERVENCIÓN DIABÓLICA"
INMORAL
Y
SOSPECHOSA
DE
Si una de las características más notables de la mentalidad del siglo XIX es la significativa
derivación de las antiguas creencias religiosas hacia la ciencia como "nueva religión" directora de
la salvación de la humanidad, ésto no ocurre sin un conflicto ampliamente conocido y tratado por la
historiografía(64). Las reacciones ante el mismo por parte de la Iglesia fueron diversas,
frecuentemente en forma de una literatura armonizadora(65), muy lejos del tono utilizado cuando
llegó el momento de combatir las doctrinas y las prácticas hipnológicas.
Juan J. Franco, jesuíta muy próximo al Vaticano, escribió sobre Presentimiento y telepatía, también
lo hizo sobre Espiritismo, y es autor de uno de los textos más difundidos y combativos de la década
de 1880, contra el hipnotismo: El hipnotismo puesto en moda(66). Desde la pretendida autoridad
del naturalista que aúna los saberes de la fisiología y la teología, Franco representa bien la
beligerancia de la ortodoxia católica frente al hipnotismo. Conoce el peso que el concepto de
sugestión ha ganado en la doctrina hipnológica y rechaza tanto el efecto de aquella como el valor de
las teorías fluídicas alternativas. Defiende la doctrina del caracter nocivo que el hipnotismo tiene
para la salud y su profunda inmoralidad, mayor aún en los jóvenes y en la mujer. Como alternativa
desarrolla una larga argumentación para explicar la teoría cristiana que demuestra la "mano del
diablo" interviniendo directamente en el proceso hipnótico, en los dictámenes científicos sobre el
tema y, en definitiva, en todo lo que ponga en cuestión la condición sobrenatural del fenómeno.
A modo de resumen, concluye:
<...procurando nosotros descubrir las leyes del hipnotismo, citamos los hechos, luego examinamos
la hipótesis objetiva del fluído mesmérico, después la teoría subjetiva de Braid, a seguida la
fascinación, la predisposición, la sugestión y otras principales hipótesis, o fundamentales o
subsidiarias, presentadas a la faz de la ciencia moderna, particularmente por los médicos y los
materialistas. E hicimos palpar que éstas son imaginarias y no reales y que nada explican...Luego la
intervención diabólica es la verdadera hipótesis, y más bien el dictamen de la ciencia que una
simple hipótesis...>(67).
De esta manera la réplica de los interesados en estas cuestiones era casi obligada pues, como decía
Sanchez Freire,
sólo a pura broma podría tomarse modo de discurrir tan descuidado. Atribuir al diablo todo aquello
que parece salirse de lo rutinario y cotidiano, sólo es propio de personas de vulgarísima laya e
insolventes en achaques de ciencia>(68).
Uno de los argumentos esgrimidos con más frecuencia por los detractores eclesiásticos mas
moderados del hipnotismo, consistía en hacer hincapié en que la hipnosis priva al sujeto del libre
albedrío, pone en riesgo su salud y puede prestarse a graves abusos, sirviendo de instrumento de
inmoralidad y corrupción(69).En ocasiones éste punto hacía las posiciones aún más
irreconciliables, pues, como sabemos, el libre albedrío era una cuestión negada en el discurso
determinista. Aunque las ideas de Juan Giné en este aspecto son bien conocidas, no pierde la
oportunidad de volver a manifestarlas en su texto sobre hipnotismo:
sentir, pensar, querer y moverse, como los cuerpos graves de dirigirse al centro de la tierra>(70).
Demasiada radicalidad para Bertran Rubio que en pleno despliegue argumental defendiendose de
los ataques del clero y después de recomendar los trabajos sobre
hipnotismo de Giné, añade:
alguna estar conforme con las que espresa mi sabio amigo>(71).
Mas identificado con el sistema creencial de Abdón Sánchez Herrero, Bertrán asegura que éste es
(72). Pero la intromisión de la Iglesia llega a hacerse muy directa,
alimenta las hostilidades, y obliga a los "señalados" a realizar escritos de descargo en los que, por
encima de obediencias confesionales, denuncian lo intolerable de la actitud del clero. Aludido en
una Carta pastoral sobre hipnotismo del obispo de Madrid- Alcalá, Sánchez Herrero responde que
sagrado ministerio, para dar patentes indiscutibles de sabiduría humana, ni para colocar como
maestros de las Ciencias de este orden a tales o cuales herejes...S.E.I olvida que hay locos entre los
católicos, que hasta puede haberlos ente los obispos y en mayor número de lo que vulgarmente se
cree. Y era importante que hubiese consignado, si aun en esta categoria de enfermos era
esencialmente malo, etc, el empleo del hipnotismo y la sugestión como medios terapéuticos,
después de demostrada como lo está su eficacia...>(73).
CONCLUSION
El interés de la medicina española por las doctrinas y prácticas hipnológicas es significativamente
escaso hasta que se produce la polémica entre las escuelas francesas de París y de Nancy. Algunos
de los factores que mejor explican esta llamativa ausencia de publicaciones sobre el tema, atañen al
"lastre" que para el hipnotismo acarrea su relacion con el espiritismo, y la inmadurez científica e
institucional de la medicina española, -especialmente de la medicina mental- para soportar esa
carga.
Coincidiendo con la polémica entre las escuelas francesas, despierta de manera súbita el interés de
los médicos españoles y se produce un aluvión de publicaciones en muy poco tiempo.Entre ellas,
algunas de gran envergadura y resonancia en medios científicos, periodísticos e institucionales
muy importantes. Tomamos como ejemplo la respuesta de la Iglesia, y en él nos detenemos
brevemente para ilustrar las trabas, ya conocidas, que cualificados representantes de esta
institución pusieron a la introducción y difusión del hipnotismo. También atendemos, con
brevedad, a alguna de estas obras, como es el caso de la de J. Giné o S. Ramón y Cajal, aunque
estos últimos ejemplos interesan más bien por la trascendencia que los autores tienen para la
historia de la medicina española y general, respectivamente.
No es el caso de A. Sánchez Herrero y de E. Bertrán Rubio, autores casi desconocidos para la
historiografía de la ciencia española y que desarrollaron, en el campo del hipnotismo, una obra de
magnitud considerable. Se hace necesaria, por tanto, la prosecución de estudios que establezcan el
verdadero alcance histórico-científico de la realización de estos autores.
BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS
(1)Además de la reciente obra de GAULD, A. (1992), A history of hypnotism, Cambridge,
Cambridge University Press, continúan siendo útiles ELLENBERGER, H. F. (1970). El
descubrimiento del inconsciente. Historia y evolución de la psiquiatría dinámica. Edit. Gredos,
Madrid, 1976, en especial los capítulos II, III y IV; ZILBOORG, G. (1969), A History of medical
psychology, W.W. Norton & Company, Inc., New York, pp. 342-378; y sobre todo LOPEZ
PIÑERO, J.M., MORALES MESEGUER, J.M. (1970). Neurosis y psicoterapia. Un estudio
histórico. Madrid. Espasa-Calpe. Monografías de Psicología normal y patológica, pp. 108-254.
(2)Hay que señalar que el excelente trabajo de GONZALEZ ORDI, H., CANO, A.J., MIGUELTOBAL, J.J. (1995), "El hipnotismo en España durante el siglo XIX: una visión histórica a través
de sus protagonistas", Revista de Historia de la Psicología, vol. 16, nº 3-4, pp. 203-216, supone un
interesante punto de partida para futuras investigaciones en el tema.
(3)FONTANA, J. (1992), La historia después del fin de la historia. Reflexiones acerca de la
situación actual de la ciencia histórica. Barcelona. Edit. Crítica, pp. 85.
(4)PONS BARBA, J.L. (1975), Contribución a la historia de la hipnosis y de la sofrología en
España. Resumen de la tesis presentada para aspirar al grado de doctor en medicina, Univ. de
Barcelona, Secret. de public. interc. cientif. y ext. universitaria, pp. 5.
(5)LÓPEZ-PIÑERO, J.Mª., MORALES MESEGUER, J.Mª., (1970), pp. 142.
(6)PONS BARBA, J.L. (1975), pp. 5.
(7)DOMENECH, E. (1980). "las ideas de Pedro Mata en el campo de la Psicología de su tiempo".
Asclepio. Vol. 32. pp. 137-150. Comp. en Bases históricas de la psiquiatría catalana moderna.
Barcelona. 1987. pp. 99-114.
(8)MATA, P. (1857) Tratado sobre la Razón Humana en sus estados intermedios. Madrid, Imp. de
Bailly-Bailliére.
(9)ROSSELLÓ, C., ROSSELLÓ, J., HORRACH, M., PERELLÓ, H. (1995), "El sonambulismo
según Pere Mata: un estado intermedio de la razón", Revista de Historia de la Psicología, vol. 16,
nº 3-4, pp. 222.
(10)CHARCOT, J.M., RICHER, P. (1881). Contribution a L´étude de L`Hypnotisme chez les
Hystériques . París, Aux Bureaux du progrès médical. V.-A. Delahaye et Lecrosnier, pp. 2.
(11)LÓPEZ-PIÑERO, J.Mª., MORALES MESEGUER, J.Mª., (1970), pp. 195.
(12)CHARCOT, J.M. (1882). Lecciones sobre las enfermedades del sistema nervioso dadas en la
Salpêtrière. Coleccionadas y publicadas por Bourneville. Traducidas de la última edic. francesa por
D. Manuel Flores y Plá, 2 vols., Madrid, A. Pérez Dubrull.
(13)LÓPEZ-PIÑERO, J.Mª., MORALES MESEGUER, J.Mª., (1970), pp. 144-169, demostraron
que los trabajos de los británicos Carpenter, D. H. Tuke y J. H. Bennett, sirvieron de puente de
unión entre los desarrollados por el pionero Braid y los de la escuela hipnológica de Nancy.
(14)Este autor enfatiza su importancia en la educación, en la formación de costumbres o hábitos y
en la creación de ideologías. En definitiva la sugestión considerada como una de las formas más
importantes de influir en los individuos, rebasando el campo de la clínica e iniciando una línea de
reflexión que seguirían autores tan renombrados como G. Le Bon o G. Tarde, buscando
explicaciones para el comportamiento humano colectivo. En su polémica y trascendental
Psicología de las masas, Gustave Le Bon, utiliza algunos de los -importantísimos- conceptos que
Liébault a su vez recoge de Braid y los psicofisiólogos británicos, como el de la "atención
espectante", para explicar la sugestionabilidad de los pueblos. (Véase LE BON, G. [ 1895] (1995)
Psicología de las masas. Edic. Morata, Madrid, pp. 37.)
(15)BERNHEIM, H.M. (1891), Hypnotisme, suggestion, psychothérapie. Études nouvelles, París,
O. Doin, 1891. Trad. cast. por J. M. López Piñero. Tomado de la compilación de textos de LÓPEZ
PIÑERO, J.M. (1998), Antología de clásicos médicos, "La psicoterapia sugestiva", Edit.
Triacastela, Madrid, pp. 361.
(16)La orientación eminentemente práctica de la psiquiatría española del XIX, buscando la eficacia
terapéutica, por encima de consideraciones teóricas o doctrinales, ha sido señalada con acierto por
HUERTAS, R. (1995). "La Psiquiatría Española del Siglo XIX. Primeros intentos de
institucionalización". En Un Siglo de Psiquiatría en España. Madrid. Extra Editorial. pp. 32. Este
autor recoge, asimismo, la similitud que LE BOW, R.H. (1964). "Spain and Psychiatry in the latter
part of the 19th century". Bulletin of History of medicine, 38, pp. 452, establece entre la psiquiatria
española y la estadounidense de ese mismo período, pues al carecer ambas de una producción
original suficientemente sólida, dan prioridad al desarrollo práctico de la especialidad.
(17)RODRÍGUEZ Y RODRÍGUEZ-MORINI, A. (1887), "Carta dirigida al Sr. D. Juan Giné y
Partagás". En Dr. Giné y Partagás. Obras escogidas, precedidas de un prólogo apologético del Dr.
D. Rafael Rodríguez Méndez, Barcelona, Tip. La Académica, 1903, pp. 400-401.
(18)Op. cit. pp. 401.
(19)Op. cit. pp. 401-402.
(20)Véase GONZALEZ ORDI, H., CANO, A.J., MIGUEL-TOBAL, J.J. (1995), pp. 205
(21)DIÉGUEZ GOMEZ, A. (1997). "El Tratado de Freno-patología de Giné y La Restauración".
Actas de las II Jornadas de la Soc. de Hist. y Filos. de la Psiquiatría. Madrid, pp. 12-17.
(22)En el discurso científico de P. Mata se pueden encontrar con claridad, los antecedentes de la
consideración que se dará después a la psicología, entre los protagonístas iniciales del proceso de
institucionalización de la psiquiatría en España. En la obra de Giné, p. ejemplo, queda bien claro: la
psicología queda asimilada a la fisiología, pero siempre desde una posición de subordinación. En
cuanto a la frenología, que sí influyó claramente en el radical somaticismo de Mata, comienza a ser
tímidamente criticada en los primeros escritos de Giné y queda borrada por completo a partir de los
años sesenta. La metafísica, en fin, era el permanente enemigo a batir, de los psiquiatras positivistas
del último tercio de siglo.
(23)Puede verse el trabajo de ALBARRACÍN TEULÓN, A. (1972). "Intrusos, Charlatanes,
Secretistas y curanderos". Asclepio. 24, pp. 323-366.
(24)Ese momento queda descrito de manera concisa en ELLENBERGER, H. F. (1970). El
descubrimiento del inconsciente. Historia y evolución de la psiquiatría dinámica. Edit. Gredos,
Madrid, 1976, pp. 111-114.
(25)ELLENBERGER, H.F. (1976), pp. 89.
(26)GINÉ Y PARTAGÁS, J. (1887-88), "El hipnotismo en la clínica". En Obras escogidas,
precedidas de un prólogo apologético del Dr. D. Rafael Rodríguez Méndez, Barcelona, Tip. La
Académica, 1903, pp. 404-458, p. 404.
(27)Op. cit. pp. 406.
(28)Op. cit. pp. 406.
(29)Op. cit. pp. 412. Para conocer la evolución de la doctrina de Braid desde 1843 hasta 1860,
véase L.PIÑERO, J.M., MORALES MESEGUER, J.M. (1970), pp. 136.
(30)En el trabajo de Giné, como en la casi totalidad de los publicados en la época sobre hipnotismo,
de una cierta extensión, se comienza con un recorrido histórico con finalidad propedéutica. La
omisión en todos ellos de las aportaciones de autores como Carpenter, Tuke y Bennett, resulta
llamativa, sobre todo si tenemos en cuenta la gran importancia concedida a los trabajos de los
mismos por estudiosos de la talla de López Piñero y Morales Meseguer. ( véase op. cit. pp. 144169).
(31)GINÉ Y PARTAGÁS, J. [ 1887-88] , pp. 415-419.
(32)En la ponencia presentada al Primer Congreso Internacional de Hipnotismo, celebrado en París
en 1889, Bernheim presentó una ponencia defendiendo la relatividad de los métodos de
hipnotización, aunque se trataba de una cuestión sobre la que ya habia tratado en sus primeras
publicaciones (L. PIÑERO, J.M., MORALES, J.M. (1970), pp. 226.)
(33)GINE Y PARTAGÁS, J. [ 1887-88] , pp. 434.
(34)Op. cit. pp. 453-454.
(35)SANCHEZ FREIRE, T. (1888). La Hipnología en nuestros días. Discurso leído en la
Universidad Literaria de Santiago. Santiago, Imp. de José M. Paredes, 1888, pp. 53. En la década
siguiente los mentalistas españoles se muestran ya mucho más escépticos sobre las aplicaciones
terapéuticas de la sugestión hipnótica en los alienados, como puede comprobarse en MARTÍNEZ
VALVERDE, J. (1900). Guía del diagnóstico de las enfermedades mentales, con nociones sobre la
terapéutica, deontología y medicina legal frenopáticas. Barcelona, Espasa, pp. 287-288. En
ocasiones el escepticismo tornaba en crítica feroz: véase SANZ Y GOMEZ, T. (1894)
"Neuropatología : Hipnoterapia". La Independencia Médica, Año XXIX, nº42, pp. 489-491. Un
ejemplo de la evolución que siguió este problema en la literatura médica española, se encuentra en
la obra de uno de los principales continuadores de las doctrinas y prácticas hipnoterápicas, ya en el
siglo XX: CAMINO GALICIA, J. (1919), Hipnotismo e hipnoterapia (sus aplicaciones a la
medicina). Teoria, fenomenología, clínica y técnica. 1º edic., Madrid, "Gráfica Excelsior", pp. 177184.
(36)GINE Y PARTAGÁS, J. [ 1887-88] , pp. 454.
(37)Véase al respecto LAPPONI, J. (1906), Ipnotisme et spiritisme, 2ª edic., versión castellana de
A. Fúster Fernandez, Hipnotismo y espiritismo, estudio médico crítico. Madrid, Bailly-Bailliere e
hijos, 1907.
(38)ROUDINESCO, E., PLON, M. (1998), Diccionario de psicoanálisis. Traducc. de J.
Piatigorsky, Paidós.
(39)JAMES, W. (1897). The will to believe and other Essays in popular philosophy. Hemos
utilizado la traducción del ingles de Santos Rubiano, Biblioteca Científico-filosófica, Madrid, D.
Jorro edit., 1922, pp. 287-288. Una vez pasada la etapa de apogeo del hipnotismo, -en los años
ochenta del s. XIX- que teóricamente sirvió para su definitivo acogimiento por el mundo científico,
se continúan encontrando testimonios importantes que indican la persistencia de una cierta
asimilación conceptual entre hipnotismo, espiritismo y otras doctrinas parapsicológicas. Un
ejemplo de ésto podemos encontrarlo en el capítulo que, en esta obra, W. James dedica a los
"Resultados de las investigaciones psíquicas (espiritistas)" (véase pp. 283-307).
(40)TOLOSA LATOUR, M. (1884). Las Fuerzas Físicas y la Fuerza Psíquica. Memoria leída en
el Ateneo de Madrid. Madrid, Gutemberg, pp. 29-30.La necesidad de separar los campos del
espiritismo y del hipnotismo queda de manifiesto en otros muchos escritos. Puede encontrarse otro
ejemplo en SANCHEZ FREIRE, T. (1888), pp. 24.
(41)LOPEZ PIÑERO, J.M., GLICK, T. F., NAVARRO, V., PORTELA, E. (1983). Diccionario
histórico de la Ciencia Moderna en España. Vol. I y II. Edic. Península.
(42)GAMUNDÍ, A. y col. (1995), "La psicología sugestiva en Ramón y Cajal", Revista de Historia
de la Psicología, vol. 16, nº. 3-4, pp. 228-229. Existe la certeza de que Cajal escribió una obra al
final de su vida donde compendiaba sus consideraciones sobre la hipnosis y otros temas, titulada
Ensayos sobre el hipnotismo, el espiritismo y la metapsíquica, lamentablemente desaparecida. No
obstante, del título se desprende con facilidad que la dificultad para delimitar las fronteras de cada
uno de esos campos de estudio, trascendió claramente el período cronológico que estamos
estudiando.(véase GONZÁLEZ, H., CANO, A.J., MIGUEL-TOBAL, JJ. (1995), pp 210). Otros
ejemplos que testimonian la persistencia de esa asociación entre determinados ámbitos de la
parapsicología y el hipnotismo, se encuentran en la obra del jurista y filósofo asturiano Estanislao
Sánchez Calvo. Desde un empeño intelectual por indagar en saberes que se escapaban de las
explicaciones positivistas del momento, este autor publicó en Asturias, en 1886, una monografía
titulada Telepatía y Sugestión, y en 1887 otro trabajo sobre La sugestión y sus aplicaciones a la
terapéutica. (Véase BANDRÉS,J., LLAVONA, R., (1998), Mente. Base de datos Psicodoc 98,
Edita Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.)
(43)Hemos comentado que Ramón y Cajal era catedrático de Anatomía en Valencia. En el caso de
Giné, aunque abanderaba un proceso complicado y vulnerable, el de prestigiar científicamente la
medicina mental, su posición institucional individual era cómoda al ocupar la cátedra de Patología
Quirúrgica de Barcelona.
(44)ACKERNECHT, E.H. (1962). Breve historia de la psiquiatría. 4ª. edic. 1979. Buenos Aires.
EUDEBA, pp. 132.
(45)GAMUNDÍ, A. y col. (1995), pp. 229.
(46)Véase GONZÁLEZ, H., CANO, A.J., MIGUEL-TOBAL, JJ. (1995), pp. 209-210.
(47)RAMÓN Y CAJAL, S. (1889), "Dolores del parto considerablemente atenuados por la
sugestión hipnótica", Gaceta Médica Catalana, 12, 292, pp. 485-486.
(48)Op. cit. pp. 486.
(49)Esdaile, informó de más de 300 casos en los que había realizado intervenciones quirúrgicas
importantes en pacientes hipnotizados, al parecer sin provocar dolor. Esas intervenciones incluian
la amputación de miembros y extirpación de órganos. A pesar de la fuerte desaprobación
profesional, sus afirmaciones recibieron el refrendo de un comité especial de investigación
compuesto en su totalidad por médicos designados por las autoridades gubernamentales. Esdaile
continuó empleando el hipnotismo para inducir analgesia hasta que el cloroformo fue de uso
general, defendiendo que era menor el efecto anestésico de éste frente a la hipnosis. (para una
exposición de su trabajo puede verse BRAMWELL, J.M. (1903). Hypnotism: Its history, practice
and theory, London, G. Richards).
(50)MATA, P. [ 1844] (1857). Tratado de Medicina y Cirugia Legal. Teoría y Práctica. T. I, 3ª
edic., Madrid, C. Bailly-Bailliere, pp. 448.
(51)RAMÓN Y CAJAL, S. (1889), pp. 486.
(52)BERNHEIM, H. (1886), De la suggestion et de ses aplications a la thérapeutique. París,
Octave Doin Edit. Versión castellana de Plaza y Castaños, J., De la sugestión y sus aplicaciones a la
terapéutica. Oviedo, Impr. de V. Brid, 1886.
(53)Sobre la importancia de estas sesiones para la historia del hipnotismo y de la psicoterápia véase
LOPEZ PIÑERO, J.Mª., MORALES MESEGUER, J.Mª.(1970), pp. 218.
(54)TEIXIDOR SUÑOL (1885). "Aplicaciones terapéuticas de la sugestión". Rev. Frenopática
Barcelonesa. Año V. pp. 264.
(55)Op. cit. pp. 268.
(56)TOLOSA LATOUR, M. (1889). El hipnotismo y la sugestión desde el punto de vista
gubernativo. Tema desarrollado en el Congreso Médico Internacional de Barcelona, precedido de
una introducción del Dr. D. Juan Giné y Partagás. Barcelona, Establ. Tipo-litográfico de J.
Robreño.
(57)Op. cit. pp. 12.
(58)BERTRÁN RUBIO. E. [ 1888] , Hipnotismo y sugestión. Estudio crítico. Aplicaciones a la
terapéutica, a la medicina legal y a la pedagogía. Barcelona, Espasa y Cª, Editorial, pp. 22.
(aunque la edición que hemos manejado no está fechada, seguro que es posterior a 1893, por algún
dato como el del reciente fallecimiento de Charcot, etc).
(59)Op. cit. pp. 56.
(60)Op. cit. pp. 54-55.
(61)Op. cit. pp. 156.
(62)SÁNCHEZ HERRERO, A. (1888), El hipnotismo y la sugestión. Estudios de fisio-psicología y
de psico-terapia, Valladolid, Establec. tipográfico de Hijos de J. Pastor.
(63)GONZALEZ ORDI, H., CANO, A.J., MIGUEL-TOBAL, J.J. (1995), pp. 208-209.
(64)Un trabajo panorámico sobre este problema puede encontrarse en PELAYO, F. (1988).
"Ciencia y religión en España durante el siglo XIX". Asclepio, Vol. 40, 2, pp. 187-207.
(65)Un ejemplo de este tipo de literatura es la obra de MONTELSS Y NADAL, F. de P. (1883),
Dios, La Naturaleza y La Humanidad. Estudios críticos sobre los principales problemas del
materialismo y del positivismo experimental, para demostrar que entre la Religión Católica y la
Ciencia Empírica no pueden existir conflictos. Impr. Hdro. de D. Pablo Riera. 2 tomos. Barcelona.
(66)FRANCO, J.J. (1888). El Hipnotismo puesto en moda. Historia y disquisición cientifica.
Versión del italiano del Dr. D. Joaquín de Font y de Boter. 2ª edic. corregida y aumentada,
Barcelona, Librería La Hormiga de Oro, 1888.
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