Históricamente se reconoce una elevada prevalencia de depresión en los pacientes que cursan un infarto agudo de miocardio (IAM) y, siempre se ha observado peor evolución en los depresivos, respecto de los no depresivos. Se ha comprobado que las diferencias son significativas más allá del ajuste de las distintas variables incluyendo edad, sexo, tabaquismo, diabetes, hipertensión arterial, IAM previo, clase Killip, fracción de eyección del ventrículo izquierdo, uso de diversos fármacos, trombolisis o tratamiento quirúrgico. Esto ha reafirmado el carácter de predictivo independiente de la depresión en cuanto a la evolución de la enfermedad cardiovascular (ECV) y, sugiere que el efecto predictor opera, no sólo en el corto, sino también en el mediano y largo plazo. La prevalencia de depresión en pacientes coronarios se ubica entre 14% y 47%, siendo máxima en pacientes con angina inestable y aquellos en lista de espera para cirugía de revascularización miocárdica. La prevalencia de depresión en pacientes con ECV depende de la población estudiada y el tipo de medición empleada, por lo que en los estudios incluidos en uno de los más importantes metaanálisis como ser el de Nicholson y colaboradores, oscila entre 1,8% (pacientes con IAM y depresión crítica) y 50,6% en una población de pacientes con IAM y fracción de eyección del ventrículo izquierdo menor a 50% (1)
Hospital de Clinicas "José de San Martín". Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires