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Ueber die einheilung der krankenheiten.

Autor/autores: P.K. Möbius
Fecha Publicación: 04/05/2010
Área temática: .
Tipo de trabajo: 

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REVISTA ELECTRÓNICA DE PSIQUIATRÍA
Vol. 1, No. 1, Marzo 1997
ISSN 1137-3148

Ueber die einheilung der krankenheiten (Sobre la clasificación
de las enfermedades).
P. K. Möbius

ARTÍCULO
HISTÓRICO

Introducción del prof. D. Barcia
E-mail: Barcia@hgum.sms.carm.es

Introducción del prof. D. Barcia

Incluimos este trabajo de Möbius porque tiene una importante significación en
Psiquiatría. Este autor señala que el principio básico de toda clasificación en Medicina
es el principio etiológico. El hecho de que para muchas enfermedades desconozcamos la
causa, no invalida el principio.
Partiendo de esta idea señala que deben separarse las enfermedades, en exógenas y
endógenas. Las primeras responden a las causas externas del enfermar (intoxicaciones,
infecciones, traumatismos, etc.) y se diferencian claramente unas enfermedades de otras.
Las endógenas se identifican según el criterio de degeneración de Morel y los límites
son más borrosos.
Estas ideas son incorporadas por Kraepelin, que en la sexta edición de su famoso
Tratado y ordena así las Psicosis (Möbius lo había hecho respecto a las enfermedades
Neurológicas).
Kraepelin para las Psicosis exógenas mantiene el criterio etiologicio-clínico de Möbius
y piensa que cada etiología tiene una etiopatogenia y sintomatología específicas, una
idea que intentó mostrar en muchos trabajos pero que fue corregida por Bonhoeffer al
establecer los Tipos de reacción exógena, unos cuadros inespecíficos y limitados.
Para las Psicosis endógenas, Kraepelin abandona la tesis de la degeneración y las
sustituye por el criterio patocrónico, que había establecido Kahlbaum,por lo que estas
Psicosis deben ser vistas como Procesos, que tienen cursos evolutivos y, especialmente,
terminaciones distintas.
Nosotros creemos que el trabajo de Möbius, no sólo es interesantísimo en sí mismo, sino
que es importante conocer por su significación en Psiquiatría, es decir, ser el origen de
la ordenación nosológica de Kraepelin.

Paul Kurtius Möbius
Ueber die einheilung der krankenheiten (Sobre la clasificación de las
enfermedades).
Centralblatte für Nervenheilkunde, Juli 1892
¿Cuál es la mejor clasificación de las enfermedades? Se puede enfocar sobre varios
puntos de vista. Bajo el punto de vista científico o en el sentido del médico ideal se erige
una clasificación única. La utilización de varios principios es alógica y bajo el punto de
vista práctico desventajosa. El médico ideal dominará mejor su materia si clasifica
basándose sólo en un principio.
Se puede tratar de clasificar basándose en varios principios. En primer lugar basándose
en el emplazamiento de la enfermedad. Esto daría lugar a una patología topográfica la
cual reuniría en apartados todas las enfermedades de la nariz, de la lengua, de los labios,
etc. Esta clasificación topográfica es insuficiente debido a que la misma enfermedad
puede afectar a varios órganos y en muchas enfermedades se afecta todo el cuerpo.
Mejor parece la clasificación basada en los tejidos: enfermedades de la piel, de los
huesos, del sistema nervioso, etc. Contra esta clasificación se pueden argüir sin
embargo, los mismos argumentos que contra la anterior.
Que las clasificaciones basándose en el curso de la enfermedad (aguda, crónica, etc.) o
en los síntomas (enfermedades con o sin fiebre) no es satisfactoria no necesita discutirse.
Lo mismo vale para la clasificación basándose en el tratamiento (receta o cuchillo).
Dado que todas estas clasificaciones no son valederas queda como única clasificación
satisfactoria tanto bajo el punto de vista práctico como teórico la clasificación basada en
la causa de la enfermedad. La única objeción que se le puede poner a esta clasificación
es que no se conocen todas las causas de las enfermedades (la opinión de que la misma
causa puede tener diferentes efectos carece de sentido). Las objeciones sin embargo, no
se dirigen contra el principio sino contra nuestra falta de conocimientos.
En principio se pueden clasificar las enfermedades en dos grupos:
a) con causa conocida
b) sin causa conocida.
Nuestras aspiraciones tienden a que aumente el número de las primeras y disminuya el
número de las segundas. Una cosa que no debe olvidarse nunca es que se puede aceptar
con seguridad el hecho de que dos enfermedades con el mismo origen, los mismos
síntomas y el mismo curso tiene también la misma causa.
Esta coincidencia de los cuadros clínicos " la unidad clínica" es el "organón", a través
del cual encontramos nuestro camino, aun antes de haber descubierto la causa. Las
unidades clínicas pertenecen al primer grupo (a) y antes o después serán unidades
etiológicas. Los análisis clínicos y las aspiraciones etiológicas no deben por lo tanto
estar en oposición. El que crea la unidad clínica está trabajando también
etiológicamente. Sin embargo, es necesario recordar que con el análisis clínico no está
todo hecho, que nuestro "organón" puede separar muchas, y que algunas que había
separado la clínica se vuelven a unir al descubrir la causa, así por ejemplo: borradura,
delirio y epilepsia alcohólica, alcoholismo crónico, cirrosis hepática, etc. son flores de la
misma rama.
El médico desea tres cosas, diagnosticar, prevenir y curar. El primer deseo lo satisface

hasta cierto punto la unidad clínica, satisfaciéndolo llanamente la etiología, a la
satisfacción de los otros dos deseos, siempre que sean satisfacibles, conduce la etiología.
Las nuevas orientaciones de nuestro conocimiento tienden hacia el principio etiológico.
Un buen ejemplo de esto es la sífilis, la cual creció al contrario que las otras entidades,
basándose estrictamente en la unidad etiológica independientemente de la división en
Medicina y Cirugía.
Independientemente de dónde se encuentra la nueva formación sifilítica (meninges,
placenta , etc. ) el diagnóstico es siempre sífilis. El mismo procedimiento se podía
utilizar para la tuberculosis, la "carcinomología", etc.
Si se siguiese para la clasificación de las enfermedades el procedimiento de la unidad
etiológica cesaría la división entre enfermedades quirúrgicas e internas, la separación
entre Neurología y Psiquiatría sería mínima.
Esta clasificación presupone el médico ideal para el cual sólo hay una medicina. El
hecho, sin embargo, de que la cavidad craneal de los hombres sea en su tamaño limitada,
trae como consecuencia la no existencia del médico ideal.
Si un médico quiere dominar su materia se debe limitar a una especialidad de la
medicina. cuanto más complicada y rica es la medicina menos posibilidades hay de que
un sólo médico la domine, por ello es necesario que los distintos especialistas se ayuden.
Las clasificaciones de la medicina existentes surgieron a través de consideraciones
prácticas. "Primum vivere, deinde philosophori" es una regla útil también en la
medicina. Originariamente se llamó medicina interna a todos los casos en que se
prescribían recetas, cirugía se denominaba a todo aquello que iba ligado a una acción
manual. La Psiquiatría se desarrolló en los manicomios: lo que allí se observó fue
descrito. La separación parcial de la Neurología de la Medicina interna se debió en parte
a la batería galvánica, en parte a las dificultades que el estudioso fue encontrando en la
anatomía del cerebro y de la médula espinal en los métodos de los exámenes
neurológicos, así como a la extensión que fue tomando la Neurobiología en el curso de
los años. Al igual que en todas las cosas, que se han vuelto históricas se encuentra,
también en esta clasificación práctica de la medicina un cierto inmanente sano criterio y
sería injusto querer destrozarlo por amor a consideraciones teóricas. Lo que el porvenir
nos traerá es difícil de prever. Sin embargo, no existe para nosotros ninguna duda de que
lo que se ha creado a través de necesidades prácticas permanecerá en lo esencial en el
porvenir. Sin embargo, es necesario no olvidar que las separaciones hoy existentes no
significan una separación para siempre ni son tampoco inmovibles. Esto vale
especialmente para la medicina interna la neuro¿patología? y la Psiquiatría.
Antiguamente no existía la segunda, la primera y la tercera, estaban completamente
separadas.
Aunque es claro que tomado en sentido estricto no se pueden contemplar las tres como
grupos naturales diferentes, sino como grupos convencionales, se estaba habituado
antiguamente a contemplarlos, especialmente la Psiquiatría, como "individuum". Esta
opinión sale a relucir cuando algunos hablan "del" alienado mental y mucho más aún a
través del hecho escalofriante de que todos los enfermos de los manicomios se
contemplan de manera estática sacando de ello no sólo conclusiones económicas, sino
científicas. El hecho de que la Psiquiatría se haya abierto y busque la asociación con la
Neurología se debió en primera línea a que los trastornos psíquicos se empezaron a
contemplar como enfermedades cerebrales y en segundo lugar al hecho que la parálisis
progresiva con sus síntomas corporales y sus transformaciones medulares representa

otra especie de eslabón.
A través de la creación de departamentos en los hospitales para enfermos mentales y
enfermos neurológicos, a través de la fundación de revistas científicas de Neurología y
Psiquiatría y especialmente, a través del creciente conocimiento de los trastornos
psíquicos en las "enfermedades de los nervios" se fue haciendo la mezcla de unión, cada
día más fuerte. Recientemente se observa una reacción contra esta tendencia. Se afirma
que la Neurología tiene que ser un apéndice de la medicina interna y a ésta ir unida.
¿Qué pasará?. La situación presente es de poca duración, tiene que pasar algo, dado que
la ¡Neuropatología! se encuentra en una situación muy mala. Poco probable es que se
presenté una regresión y que la Neurología vuelva al seno de la medicina interna.
Quedan tres posibilidades:
a) La Neurología se une completamente a la Psiquiatría.
b) La Neurología se aparte. Las enfermedades nerviosas sin trastornos
psíquicos se integran en la medicina interna y las otras en Psiquiatría.
c) La Neurología se hace autónoma.
La última posibilidad sólo es factible, tal como está la situación, en Alemania, si se
crean clínicas Neurológicas. Actualmente se encuentra la neurología en una situación
ficticia. Para practicarla se tiene uno que dedicar a la Psiquiatría en un manicomio donde
prácticamente no existen enfermos neurológicos, o se tiene que practicar la medicina
interna sin posibilidades de profundizar en la Psiquiatría. Lo ideal sería que la
Neurología se hiciese autónoma. Así no sólo prosperaría, sino que se originaría una
impregnación de la psiquiatría con la medicina interna y viceversa. Se encuentra el
neurólogo, sin embargo, ante el dilema de elegir entre "medicina interna" y "Psiquiatría ,
se debe decidir por la última.
"Neurología'' y "Psiquiatría'' no se pueden separar. Nunca podrá renunciar el neurólogo a
la Psiquiatría: Las neurosis, los problemas degenerativos y hereditarios, etc. lo ligan a
ella fijamente. La psiquiatría quedará unida en mayor o menor grado para siempre al
hospital clínico.
Por ello es en general una extensión de la Psiquiatría a base de tomar partes de la
Neurología lo aconsejable.
Actualmente tenemos algunas clínicas psiquiátricas con departamentos de Neurología.
Los médicos que en ellas se especializan se van más tarde a los manicomios o se
establecen privadamente teniendo que renunciar prácticamente a la Neurología. Hasta
hoy no es posible al menos en Alemania, de poder dedicarse enteramente a la
Neurología. La solución sería quizás la creación por una parte de clínicas
"psiconeurológicas" en todas las Universidades, por otra, la creación en las ciudades
(bajo determinadas circunstancias) de departamentos de observación psiquiátricos, de
departamentos neurológicos. Una parte de los enfermos nerviosos seguirían ingresando
en los departamentos de medicina interna, pero probablemente se produciría una
partición de tal manera, que algunas ,especialmente las enfermedades nerviosas agudas
(Lyssa, Tétano, Meningitis cerebroespinal, etc.) se integrarían en la medicina interna,
mientras que las "Neurosen" caerían en el dominio de los "Psiconeurólogos".
Nosotros hemos tratado de encontrar una aceptable clasificación de las enfermedades.
Se ha puesto de relieve que la mejor clasificación, idealmente, es la que se basa en la
etiología de las enfermedades. Las necesidades prácticas sin embargo, nos obligan a la
división de la medicina en varias especialidades. Bajo estas consideraciones
introducimos nosotros el concepto de "Psichoneurologie". Volviendo sin embargo al

problema de la clasificación de las enfermedades sería conveniente el examinar si la
etiología se podría utilizar tanto bajo el punto de vista práctico como teórico. Que la
topografía no puede sustituir a la etiología es claro, pues la vieja división en
enfermedades del cerebro, médula y nervios periféricos es cada día menos utilizable.
Tampoco será posible relegar las distintas psicosis a las respectivas circunvoluciones
cerebrales. Que la dvisión en unidades clínicas no es más que el primer grado después
de la causa ya se discutió más arriba.
Se oye frecuentemente que la mejor clasificación es la basada en los hallazgos
anatómicos, dado que estos representan la inmediata causa de la enfermedad.
Es, sin embargo, no válido el denominar las alteraciones anatómicas como causa de las
enfermedades. Las alteraciones anatómicas son más bien la otra cara de la moneda. Son
la propia enfermedad mirados bajo otro punto de vista. En relación a síntomas
individuales se pueden denominar las alteraciones anatómicas como causa, pero ése no
es el tema de nuestra discusión. Como causa para la división o clasificación de las
enfermedades son las alteraciones anatómicas poco útiles. En algunas enfermedades no
se encuentra ninguna alteración. En enfermedades similares en unas se encuentran, en
otras no (en algunas intoxicaciones cerebrales se encuentran alteraciones en otras no, en
idiotas se encuentran quizás alteraciones anatómicas en el cerebro en hermanos
atrasados mentales no se encuentra ningunas y porque posiblemente el mismo hallazgo
anatómico es causa de variadas enfermedades, a la causa se le llama la totalidad de las
condiciones. Si se habla por antonomasia de una sola causa, se es de la opinión que esta
es la "conditio sine qua non", pero se sabe muy bien que existen condiciones
adicionales. La atrofia metasifilítica del sistema nervioso (tables y parálisis progresiva)
no se le presenta a nadie que no haya padecido una sífilis. Para que sin embargo se
produzca una atrofia sifilítica del sistema nervioso depende de otras condiciones
(herencia, agotamiento, resfriamiento, etc.). Ahora bien, la causa verdadera de la tabesparálisis es la sífilis.
Todas las condiciones que ocasionan una enfermedad son para "das undilviduum"
externas o internas. Por ello se dividen las enfermedades en dos clases, según sea su
"conditio sine qua non" una externa (envenenamiento, trauma) o una interna (por
ejemplo, incapacidad de resistencia hereditaria).
En las enfermedades exógenas, son las causas de manera cualitativa muy diferentes
(alcohol, plomo, toxinas, etc.) en las enfermedades endógenas sólo hay una causa: la
existente predisposición. Aquí sin embargo se origina la diversidad a partir de la
cantidad, a partir de la fuerza de la debilidad individual.
Aunque yo tengo que conceder que hoy en día no es posible decidir en todos los casos
en cuál de los grupos antes mencionados se deben agrupar la enfermedades, se puede
afirmar, sin embargo, que cuanto más crecen nuestros conocimientos más fácil y seguro
es ordenar la enorme variedad que ofrece la realidad en los grupos propuestos. Se debe,
si se puede, tratar de conocer todas las condiciones de ellas, descubrir la principal, así
como la relación de ésta con las causas adicionales. Las enfermedades exógenas son
coordenadas. En relación a las muchas y variadas causas externas que pueden hacer
enfermar al hombre se encontrarán en consecuencia muchas y variadas enfermedades.
Se podrían ordenar basándose en dos fundamentos, por un lado partiendo de la similitud
del cuadro clínico, por el otra partiendo del parentesco de las causas. En el primer
apartado se incluirían por ejemplo, todas las clases de enfermedades que producen
trastornos psíquicos, en segundo, se acoplarían los envenenamientos con metales, con
toxinas, etc. Efectivamente, se vienen usando los dos métodos. Algunos libros de
psiquiatría describen los delirios febriles, los envenenamientos agudos, los trastornos

psíquicos en tumores cerebrales junto a propias psicosis. Sin embargo, qué duda cabe
que el método segundo es el mejor. El primer método se puede incluir en la
sintomatología en general. Aquí se pregunta bajo qué condiciones se presentan
alucinaciones, mal humor melancólico, estados confusionales, hemiparesias, etc. En la
patología especial debe reinar también en la enfermedades exógenas el principio
etiológico. La aplicación de este principio producirá en algunos casos variaciones.
Actualmente se encuentra en la patología especial un capítulo sobre la Epilepsia. Allí se
describe que la Epilepsia puede tener varias causas: herencia, enfermedades agudas
cerebrales en la niñez, alcoholismo, etc. Una división como esta es a nuestro parecer
poco útil, dado que un enfermo se puede ayudar a través de una trepanación, el otro a
través del deshabituamiento alcohólico. ¡Existe en los dos casos la misma enfermedad!
En realidad es la Epilepsia un cuadro sintomático, un síndrome, como dicen los
franceses, que debe incluirse en la sintomatología en general. Ejemplos similares se
encuentran en abundancia especialmente en la Psiquiatría.
En las enfermedades exógenas existen fronteras bien definidas. Transiciones, formas
intermedias no existen. Un envenenamiento con plomo es un envenenamiento con
plomo y ninguna otra cosa, una persona padece o no padece tabes. Naturalmente que
puede padecer una persona dos enfermedades, un alcohólico, por ejemplo puede
también padecer una parálisis. Dado, sin embargo, que un amalgamiento de las dos
enfermedades no existe, carece de sentido hablar de formas mixtas o compuestas, hablar
de una parálisis progresiva alcohólica por ejemplo, es como hablar de un hierro de
madera.
En el polo opuesto se encuentran las enfermedades endógenas, coordinación de distintas
variedades, en las endógenas una construcción de escalones con igual esencia y que sólo
se diferencian en su graduación.
En las exógenas inconfundibilidad, pura separación en las endógenas continuadas
formas de transición, imposibilidad de la exacta separación. En las enfermedades
endógenas, lo dominante es la degeneración o sea la dañina desviación de la norma. El
padecimiento de una enfermedad endógena es sólo posible si se es degenerado. La
degeneración es "la conditio sine qua non". La clase de enfermedad endógena que se
padece, depende principalmente del grado de la degeneración. Aunque también es
posible el pensar que la fuerza y la cantidad de las condiciones adicionales tenga una
influencia en la clase de enfermedad que se padece. En la realidad juega esto último sólo
en casos contadísimos un papel de cierta importancia.
En los casos en que la degeneración es mínima (trastornos histéricos, por ejemplo),
probablemente no conduce a pesar de graves circunstancias adversas a una enfermedad
psíquica grave. En los casos de degeneración mínima probablemente depende el que uno
enferme o no enferme de las circunstancias adicionales. En la vida con el degenerado
amable, quizás no se le presenten trastornos notables, se ve afectado sin embargo, por
degeneraciones casuales (horror, miseria, enfermedad exógena) crece en consecuencia
en él el existente germen potencial.
La primera pregunta que uno se hace es ¿cómo se llega a la degeneración? Entre los
animales salvajes no existe la degeneración y las pocas enfermedades que estos animales
padecen son exógenas. Probablemente ocurrió con los hombres en un principio lo
mismo. Uno ve que animales enfermos que viven libres rápidamente parecen, en
muchos son hasta eliminados por sus camaradas. No pueden por consiguiente producir
descendencia.

Seguramente ocurrió en los hombres lo mismo en las primeras décadas. Con el
crecimiento de la cultura, aumentó también la posibilidad de que los enfermos
sobrevivan y en consiguiente de que la transmitan su naturaleza.
Débiles producen aún más débiles, eso es la degeneración. A esto hay que añadir el
efecto del mayor envenenamiento cultural, el alcohol, el cual aunque por antonomasia
no hace enfermo al hombre sí en cambio daña a la descendencia. Así crece con la
cultura en la misma proporción la degeneración. A través de la unión sexual del
degenerado con el sano se debilita la degeneración, pero no deja de propasarse. Por otro
lado, a través del coito entre degenerados aumenta enormemente la degeneración
produciéndose sus más malignas formas en las cuales al final crea la capacidad de
procreación. Todo esto es bastante claro, lo que no está claro es qué relaciones existen
entre lo heredado y la degeneración individual. Se puede heredar por sí mismo, ha dicho
Lasé. La cuestión es si esto es cierto. Un hombre que se ha debilitado a través de una
enfermedad exógena, por ejemplo, un alcohólico, se puede denominar sin duda alguna
un degenerado y seguro que reaccionará de manera distinta que una persona sana. Sin
embargo, no se semeja al hijo de un alcohólico y es por lo tanto claro, desde un
principio, que lo que crece de un germen infectado por el alcohol con sus formaciones
deficientes intrínsecas "abovo", es algo distinto a las deficiencias adquiridas. Por ello no
considero yo acertado, como afirman algunos recientemente, el querer igualar la
degeneración adquirida con la heredada y la adquirida, con transiciones entre ambas, las
cuales crean grandes dificultades en el ordenamiento clínico. Esta problemática ha sido
discutida aquí y allá, pero hasta ahora se conoce muy poco de ello. Quizás se pudiesen
conseguir éxitos a través del trabajo clínico sino fuera por la injustificada
sobrevaloración de los trabajos anatómicos, los cuales perjudican los estudios clínicos y
si no fuera por algunas directivas de clínicas, las cuales se creen obligadas en favorecer
los negocios de los anatomos. Pasajeramente parece aconsejable el pensar cuando se
habla de degeneración en el concepto: degeneré-hereditaire.
La comprobación clínica de la degeneración nos es suministrada a través de dos
caminos. Por un lado, y este es el camino más importante, a través del examen del
paciente de su vida anterior a la enfermedad, por otro lado, a través de su historia
familiar. A través de esta pauta se muestra que el progreso clínico viene dado por la
profundidad del análisis en casos individuales y no por el estudio masivo. Qué duda
cabe que se encuentra el" Psychoneurologe" en desventaja al ofrecerle el examen
objetivo del enfermo menos que a los representantes de otras especialidades, dado que
en lo principal es dependiente de los datos que le facilita el enfermo y por consiguiente
depende de la buena voluntad y de la comprensión de éste. No puede o no quiere
facilitar el enfermo datos sobre su vida interior, o no tiene conocimientos sobre su vida
pasada o su familia en nuestro conocimiento del enfermo incompleto. Cuanto más
diferenciado es el paciente, más rica es la historia clínica. A pesar de estas dificultades
podrá decir el médico con experiencia en la mayoría de los casos si se trata o no de un
degenerado. Por ello no es acertado el acentuar a la "Herencia" de manera unilateral. Por
otro lado suministrar el conocimiento de la historia familiar la prueba del interno
parentesco de las distintas formas. Cuando nosotros vemos cómo en la misma familia se
presentan esta y la otra forma, cómo una puede sustituir a la otra, no nos queda más
remedio que creer en la igualdad de su naturaleza.
A través de la identidad en su esencia de las enfermedades endógenas es imposible el
establecer entre ellas limitaciones nítidas. El hecho de que no nos podamos decidir por
un determinado nombre no depende de la falta de conocimientos sino que viene
determinada por la naturaleza de la cosa en sí. En donde la naturaleza no produce
fronteras claras, en donde respectivamente entre dos estados se pueden inmiscuir estados
intermedios, es difícil el realizar una clasificación que sea cien por cien valedera.

Desde luego que no podemos prescindir de las denominaciones, siempre debemos sin
embargo, tener conciencia de que estamos delante de un "continuum" y que en caso de
que quisiéramos fijarlo todo necesitaríamos una infinidad de denominaciones y que cada
caso en sentido propio una nueva forma.
Dado sin embargo, que es necesario el crear un orden nos parece a nosotros utilizable la
clasificación partiendo del grado de la degeneración. Su grado mayor lo vemos nosotros
en "Idioten". Nosotros diferenciamos tres grandes grupos:
1. Idioten.
2. Atrasados mentales.
3. Los inestables.
De ellos, es el tercero el más importante, agrupando numerosos escalones.
Todo aquello que es dañino para el hombre puede conducir a la enfermedad siempre y
cuando éste sea un degenerado. Ahora bien, estas condiciones adicionales actúan como
impulsadoras el efecto que produce no concuerda con la cualidad, sino con la fuerza del
impulso. Las condiciones adicionales (agents provocateurs) se pueden reemplazar unas a
otras. Una gran pérdida económica, una caída desde una altura, un envenenamiento con
plomo así como otras muchas causas, pueden producir, por ejemplo en una persona
inestable con predisposición histérica, ataques histéricos. Preocupaciones familiares, una
enfermedad aguda, el climaterio puede producir en personas con predisposición
melancólica el mismo estado melancólico. También es necesario el distinguir entre el
estado primario del degenerado el cual no se puede abolir y permanece lo mismo
siempre y cuando no empeore y las condiciones adicionales actuando por corto tiempo o
durante toda la vida.
A la agregación de síntomas se le puede llamar "Syndrome" (Magnan usa esta palabra
en sentido estricto solamente para las "obsessions", sin embargo, se pueden englobar en
ella los "états delirants"y las "Neurosis"). Los síndromes son o bien de manera usual los
descritos en la Psiquiatría especial como formas especiales: Manía, Melancolía, Estupor,
Confusión, Paranoia. Locura circular, Demencia primaria, etc. o bien fragmentos de
ellos como por ejemplo: rápida pasajera excitación, aisladas representaciones delirantes,
o bien estados obsesivos en los cuales el enfermo a pesar de tener conciencia de ello se
ve forzado a pensar o hacer una determinada cosa, o bien las así denominadas
"neurosen": Histeria, Nerviosismo, Hipocondria, Epilepsia, Hemicránea, corea crónica,
Tics.
A través del minucioso estudio clínico se llegará a alcanzar el que esas formas aumenten
y se perfeccionen. Siempre y cuando se tenga conciencia de la conexión entre ellas, no
es la diferenciación una separación.
La experiencia enseña que con frecuencia el cuadro sindromático en relación a la escala
de la degeneración, por ejemplo, la melancolía, es diferente en los inestables que en los
atrasados mentales. La experiencia enseña además, que ciertos síndromes sólo se
presentan cuando la predisposición es muy acentuada. Quizás sea posible en el curso del
tiempo el poder elaborar una especie de orden, aún cuando, en ese territorio, todas las
reglas habrán de tener muchas excepciones. Una cierta dificultad viene acarreada por el
hecho de que algunas formas tienen la tendencia de transmitirse siempre a través de una
similar herencia: la Hemicránea, la corea crónica, en menor grado la Histeria, la
Epilepsia, así como algunas formas en sentido estricto denominado síndrome de
trastornos psíquicos. Otra dificultad viene ocasionada por el hecho de que junto al
amplio grupo, en el cual la degeneración se manifiesta principalmente a través de un

falso comportamiento de la parte del cerebro que elabora la vida psíquica o
principalmente a través de trastornos cerebrales, existe un pequeño grupo cuya causa
son trastornos en otra parte; como por ejemplo: distrofia muscular progresiva,
enfermedad de Friederech, miotomía, todas ellas enfermedades endógenas, con similar
herencia y las cuales tienen parentesco con las enfermedades psíquicas degenerativas.
Mi opinión es que un libro de "Psychoneurologie" tendrá la siguiente forma: Su parte
general será muy extensa. Primeramente contendrá una detallada información
localizatoria, en la cual basándose en la experiencia en seres humanos (de ninguna
manera en ranas, conejos, perros), se describirá qué efectos producen la deteriorización
de esta o de aquella parte del sistema nervioso. En este apartado no sólo se incluirán las
lesiones en el cerebro o en la médula espinal sino también las lesiones de cada nervio
por separado. En la enseñanza localizatoria se familiariza una fácilmente con la
topografía patológica. La sintomatología describirá no solamente los simples síntomas
sino también los síndromes siempre y cuando éstos no se presenten exclusivamente en
un determinado grupo de enfermedades. Como síntomas cerebrales se describirán por
ejemplo, el ataque apopléctico, los ataques epilépticos, la catalepsia, la enfermedad de
Menirer etc. Entre los síntomas psíquicos no sólo se describirán los afectos patológicos,
las alucinaciones, las representaciones delirantes, etc. sino también la melancolía, la
manía, los delirios, la simple confusión y la confusión alucinatoria, la hipocondría, el
delirio de persecución y grandeza, etc.
Resulta por lo tanto que todo aquello que no ha alcanzado aún el escalón de la unidad
clínica, se remitirá a la patología general. La patología especial incluye solamente
unidades clínicas las cuales se ordenarán, siempre y cuando ésta reconozca, en relación
a su causa, mientras que las de causa desconocida se asociarán a los cuadros clínicos a
ellas familiares, en espera de que algún día se conozca su causa. Nadie dudará, que por
ej. la esclerosis múltiple, así como la amiotrofia lateral esclerótica y formas similares se
estudiarán en conexión con las enfermedades tóxicas. Si se cree que esta forma de
operar es prematura se incluirán las últimamente mencionadas enfermedades en el grupo
de las enfermedades sin causa conocida como por ej. la "Paralysis agitans". Duda
alguien que estas enfermedades tengan una causa exógena, se pueden describir como
grupo intermedio entre las enfermedades exógenas y endógenas.
A fin de cuentas, carece de importancia la forma de exposición de cada enfermedad
individual, importante es sólo el reconocimiento del principio. Solamente partiendo de
esta base confecciono yo el siguiente croquis de la "Psychoneurologie" especial. La
crítica de que esta clasificación es incómoda, difícil de abarcar y demasiado difícil
especialmente para los que están aprendiendo, no vale para mí. Yo reconozco que las
alógicas clasificaciones usuales son más fáciles de abarcar, pero me pregunto si esto es
lo principal. La meta de la enseñanza no es aprenderse cosas de memoria, sino el
alcanzar que lo que se expone obligue a pensar y sea en su esencia prendido.
Irritante es la manera poco inteligente con que actualmente a veces se procede. Yo he
leído hace poco un trabajo en el cual todos los casos posibles de oftalmología se
estudiaban de manera estadística, en relación a si en hombres se encuentran con más
frecuencia que en mujeres, en relación a la edad, etc.
Tal estupidez es sólo posible debido a que a los estudiantes se le muestran las
enfermedades en una fila, independiente de si son unidades etiológicas o síndromes.
Nuestra clasificación etiológica es incompleta, porque la ciencia también es incompleta.
El estudiante penetra, por decirlo así, en un taller donde encuentra estatuas terminadas
junto a bloques medio construidos y sin construir, allí aprende a colaborar, dado que ve
como se originan la cosas. A través del principio clasificatorio se le muestra la meta más

alta del trabajo clínico: el conocimiento de la causa de las enfermedades.

Referencia a este artículo según el estilo Vancouver:
Möbius PK. Ueber die einheilung der krankenheiten (Sobre la clasificación de las enfermedades). Psiquiatría.COM
[revista electrónica] 1997 Marzo [citado 21 Mar 1997];1(1):[17 screens]. Disponible en: URL:
http://www.psiquiatria.com/psiquiatria/vol1num1/art_8.htm
NOTA: la fecha de la cita [citado...] será la del día que se haya visualizado este artículo.

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