Se plantea el problema de la continuidad de los trastornos de conducta en la infancia en forma de trastornos de personalidad antisocial en el adulto, basándonos en los resultados de estudios de seguimiento longitudinal a medio y largo plazo que valoran estas continuidades en unas cifras que oscilan entre el 33 al 45 % en varones y del 11 al 30 % en mujeres. Se estudian los factores de riesgo que se encuentran presentes a lo largo de este desarrollo de etapas prepuberales hacia el adulto, insistiendo sobre todo en factores de tipo socio-familiar. Aportamos los resultados de nuestra experiencia en una muestra clínica seguida a medio plazo. Finalmente describimos algunos programas de prevención aplicables en la infancia y dirigidos a disminuir algunos factores de riesgo y potenciar los factores de protección, dado que las terapéuticas cuando el cuadro clínico se encuentra constituido ofrecen unos resultados inciertos.