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Espiritualidad y autotrascendencia. Explorando esta dimensión de la Personalidad con el TCI de C.R. Cloninger.

Autor/autores: Gustavo González Ramella , Daniel Varela
Fecha Publicación: 07/06/2010
Área temática: .
Tipo de trabajo: 

RESUMEN

Luego de consideraciones teóricas y empíricas sobre la ?espiritualidad?, esbozamos su conceptualización como una dimensión a explorar en la personalidad. Partimos de la hipótesis de que esta dimensión ocupa un alto nivel jerárquico en el desarrollo de la personalidad, para su comprensión y posiblemente para la predicción en el estudio de los comportamientos normales y patológicos. Si fuera así el estudio de la espiritualidad tendrá un valor clínico, diagnóstico y terapéutico. Enmarcamos la temática espiritual desde algunos antecedentes, para focalizar en este trabajo en el modelo de Personalidad propuesto por Cloninger (1994), y específicamente en la dimensión ?espiritualidad y autrotrascendencia? en base a una encuesta realizada con el TCI versión 9 en español, en un grupo de pacientes y no pacientes.


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Espiritualidad y autotrascendencia. Explorando esta dimensión de la
Personalidad con el TCI de C.R. Cloninger.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2002; 6(2)

Gustavo González Ramella* y Daniel Varela**.
* Médico especialista consultor en Psiquiatría y Psicología Médica; Hospital Neuropsiquiátrico de Necochea
e-mail: gusgonram@infovia.com.ar
** Médico especialista en Psiquiatría y Psicología Médica;
Hospital "Evita Pueblo" de Berazategui.
e-mail: rodan@sinectis.com.ar

Resumen
Luego de consideraciones teóricas y empíricas sobre la "espiritualidad", esbozamos su conceptualización como una
dimensión a explorar en la personalidad.
Partimos de la hipótesis de que esta dimensión ocupa un alto nivel jerárquico en el desarrollo de la personalidad,
para su comprensión y posiblemente para la predicción en el estudio de los comportamientos normales y
patológicos. Si fuera así el estudio de la espiritualidad tendrá un valor clínico, diagnóstico y terapéutico.
Enmarcamos la temática espiritual desde algunos antecedentes, para focalizar en este trabajo en el modelo de
Personalidad propuesto por Cloninger (1994), y específicamente en la dimensión "espiritualidad y
autrotrascendencia" en base a una encuesta realizada con el TCI versión 9 en español, en un grupo de pacientes y
no pacientes.

1. INTRODUCCIÓN
En los últimos años se ha avanzado en modelos más complejos sobre la Personalidad y de este modo han
surgido, necesariamente, espacios de alto nivel jerárquico para la comprensión de las conductas y de las vivencias
indivuduales que habían quedado en manos de los pensadores humanistas, el arte, la religión, la literatura, y la
intuición de los primeros estudiosos de la mente y el alma humana.
De este modo se han abierto puertas en la psicología y la psiquiatría a constructos como la espiritualidad que
reclaman un espacio.. la catedral, con su nave central ya perfilada, invita al descubrimiento de sus celdas hasta
ahora misteriosas.
Hemos pasado de la larga época del misterio al estadío del problema... y de las metáforas ("..el alma es una
casa con piso de emoción y techo de razón" de Platón... o "..el demonio se esconde en el príncipr del espíritu, más
que en los placeres de la carne" de H. Ecco) a los enunciados psicológicos, a las hipótesis y niveles descriptivos y
explicativos sobre este objeto de estudio: la espiritualidad.

Explorando la "espiritualidad"
Actualmente, desde la clínica y las problemáticas psico-sociales contemporáneas (problemáticas que hacen al
"vacío" y la falta de "sentido de la vida", la "perdida de valores", los anhelos de "autorrealización") y la confiesa
"avidez de espiritualidad" de pacientes y no pacientes, todo ello, ha intensificado el abordaje científico de esta
porción olvidada de la persona.
No es infrecuente escuchar y leer hoy en la comunidad científica "psi" amplias argumentaciones sobre los
aspectos clínicos de la bondad y la maldad, del bien y el mal . Me remito, como ejemplo, a la conferencia
brindada en Bs. As por el Dr. Michael Stone (2001) a propósito de una invitación del Dr. N. Koldobsky y del
Instituto de Investigación y Estudios de la Personalidad.
Las cuestiones del "bien" y el "mal" han sido tratadas, entre otros, por J. Pierrakos (1974) y C.G. Jung (1961).

Sin embargo, con los modelos de personalidad y sus desórdenes hasta ahora predominantes en la clínica y en
particular los sistemas clasificatorios (DSM), no se hace fácil "introducir" las variables espirituales y los valores
tradicionalmente asignados al "discurso" espiritual, sin producir replanteos en las estructuras y funcionalidad de
esos modelos.
Podemos pensar en el modelo evolucionista-ecológico de Theodore Millon (2000), con sus ámbitos estructurales y
funcionales. Los propios dispositivos de este modelo, desde las áreas motivacionales, estilos cognitivos y
relaciones interpersonales, hasta los sistemas de creencias y mecanismos defensivos, podrían ser articulado por
relaciones de asociacón y comprensión que nos permitan incluir lo que le pertenecería genuinamente al orden de
lo "espiritual"... aunque a esta altura de los conocimientos seguramente muchas de estas articulaciones serían
desde la especulación y con poco grado de evidencia científica.
Modelos como el Integrativo Supraparadigmático de Roberto Opazo Castro (2001), al plantear al SELF como
sistema integrador y las funciones que le otorga (identidad y significación, entre otras), y al presentarlo a este
sistema SELF como el núcleo de la personalidad articulando a los otros paradigmas cognitivo, afectivo,
inconsciente y biológico, todo esto invita (y con más derecho intelectual que nosotros lo ha propuesto su
colaborador chileno Humberto Guajardo) a incluir a la dimensión espiritual como una función de alta jerarquía en
dicho sistema SELF.
Pero no todo se agota con "un buen lugar en un buen modelo".
Las preguntas que nos hicimos en el Congreso APSA 2001 (Curso sobre desórdenes de Personalidad) siguen en
pie.
En un nivel descriptivo podríamos preguntarnos:
-¿Cómo se presenta la espiritualidad en términos psicológicos?
-¿Cuáles son sus componentes más visibles y enunciables?
-¿Cómo ordenarlos en jerarquías?
-¿Habría diferentes formas y desarrollos de la espiritualidad asociados a diversos ámbitos y rasgos de la
personalidad?..¿y a diversos desórdenes de la personalidad?

En un nivel más explicativo nos preguntaríamos:
-¿Cómo participa la espiritualidad en la dinámica intrapsíquica y flujos concientes e inconcientes del psiquismo?
-¿Cómo participan los diferentes ámbitos de la personalidad en su estructuración:.. mecanismos defensivos,
relaciones objetales, estilos cognitivos, comportamiento interpersonal, sistema de creencias y valores, ideales,
visión del mundo, autoimagen..?
-¿De qué modo participan los constituyentes biológicos-temperamentales y los culturales-caracterológicos en su
desarrollo?
-¿Cómo participa en los procesos de cambio.. y en las psicoterapia?
-¿..y entonces... en el tratamiento de los desórdenes de los Ejes I y II..?
-¿..y en las articulaciones con el eje IV y los diversos estresores sociales..?
Y podríamos seguir ya que la problemática de la espiritualidad y la personalidad es compleja e interesante a la
investigación.
Los "horizontes" del espacio espiritual
Para un estudioso de la teología y la bioética, como Leonardo Balderrain (2000) y desde una visión humanísticareligiosa, la espiritualidad podría verse como un espacio con horizontes:
-horizontes con jerarquía de valores y creencias... el bien, el amor, la verdad, la valentía...
-horizontes con sentidos de la vida y significaciones... el mar, una mañana, una casa, el vuelo de un ave...
-horizontes de esperanza... la apertura, los mitos, peticiones y deseos..
Estos horizontes se van conformando en el desarrollo de la vida y acompañan a un transcurrir de la agitación a la
armonía, del anhelo a la plenitud.
La literatura nos sugiere pistas
Desde siempre, la literatura y el arte en general, han venido en auxilio del conocimiento científico.
Victor Hugo en "Los Miserables" logra la transformación y el cambio en su personaje Jean Valjean que de forajido
y ladrón huyendo de la injusticia y de una historia de infortunios, pasa a ser un hombre bondadoso con

características de héroe luego de una escena memorable que el genial escritor detalla con profundidad
psicológica.
Baruk nos hablaría en "Psiquiatría moral" de los valores, y Alexander en "Psiquiatría dinámica" analiza este hecho
y lo dará como ejemplo de "experiencia emocional correctiva". Hoy, podríamos agregar a estas explicaciones tan
aportativas, elementos que hacen al hecho vivencial espiritual-moral que potenciarían y ampliarían sin duda las
argumentaciones de ambos psiquiatras.

Diversidad de miradas y paradigmas científicos
Los aportes desde una perspectiva filosófica y psicoterapéutica existencial acerca de los desarrollos de sentido de
vida, los valores y el significicado personal de V. Frankl (1966) han enriquecido la noción de espiritualidad en el
campo psicológico.
Desde el punto de vista ontológico, los cognitivos aportan que el modo humano de "ser en el mundo" consiste en
buscar y crear significados. Por lo tanto un enfoque ontológico de la personalidad y la psicopatología debe
conducir a una "ciencia del signicado personal" (V. Guidano, 1994).. "permitiendo a los terapeutas promover
nuevos niveles de comprensión y que los procesos autoorganizadores del paciente influyan en la estrategia
psicoterapéutica.."
Así tambien desde una mirada cognitiva integrativa, el desarrollo y jerarquización de "estructuras de significado" y
las nociones de "perdurabilidad" y "recogimiento" de H. Fernández Alvarez (1992) nos aportan datos sobre el
desarrollo y maduración en la adultez de la espiritualidad y la autotrascendencia a lo largo de la vida.
Desde una perspectiva psicoanalítica, inconciente y arquetipos fueron explorados por C.G. Jung (1957). Sus
inquietantes aportes al estudio de la religión, la espiritualidad , los procesos de individuación y la personalidad,
exploran una naturaleza humana "bipolar", con un par primario "instinto-espítitu" e incorpora conceptos orientales
jerarquizando lo intuitivo, desafiando a su maestro cuando se niega a la práctica de "una psicología sin alma".
Para Jung lo espiritual es primario y no puede derivarse de una fisiología instintiva. En suma (como lo expresaría
en estos últimos años H. Fiorini acerca de la "creatividad") la espiritualidad no se reduciría a procesos
sublimatorios y reclamaría un espacio original; pero original "adentro" y no "afuera" del psiquismo..¿en el sí
mismo...?
¿Están muy lejos estas concepciones de los nuevos aportes desde la antropología y las ciencias cognitivas..?
¿Acaso son muy diferentes la concepción arquetípica y de una naturaleza espiritual (que se desplegará o no de
acuerdo a las posibilidades culturales y ambientales) de Jung a las teorías más actuales de Steven Mithen (1998)
que desarrolla en su "Arquelogía de la mente" en cuanto al desarrollo filogenético y ontogenético de "celdas" con
inteligencias potenciales que se irán interconectando y "abriendo" en un proceso evolutivo...?
Una de esa celdas o "inteligencias", según Howard Gardner (2001), sería la inteligencia espiritual.
Avanza más en este terreno Robert Emmons (1998) cuando expresa que lo "espiritual tiene que ver con el
significado último" y habría por lo menos cinco componentes de la inteligencia espiritual:
-capacidad de trascendencia
-capacidad de experimentar estados elevados de conciencia
-capacidad de influir en las actividades cotidianas y relacionarlas con un sentido de lo sagrado
-posibilidad de utilizar recursos espirituales para resolver problemas de la vida
-posibilidad de comportamientos virtuosos.
Acerca de esos comportamientos virtuosos podrían ser, siguiendo a Emmons:
-capacidad de perdonar
-expresar gratitud
-humildad
-compasión.

La diversidad cultural y la visión del mundo individual
Podríamos multiplicar referencias acerca de la diversidad de culturas y cómo entonces se hace difícil concebir una
espiritualidad.

Desde la antropología cognitiva, Conrad Kottak (1996) afirma que una cultura es tanto una red de comprensiones
compartidas como un producto cambiante que implica transacción por parte de sus individuos; esto es inseparable
del estudio de los significados.
La "teoría de los esquemas" (Casson, 1983) permite vincular individuo y cultura. Se desarrolla un "esquema"
cuando un conjunto de experiencias vinculadas forman una red de asociaciones mentales fuertes.
Las cogniciones y las emociones se desarrollan juntas como parte de la formación de los esquemas; las
experiencias y los sentimientos individuales, la atribución de significados, dan lugar a las diferencias en los
esquemas personales dentro de la misma cultura, a la personalidad, a la visión del mundo, a la cosmovisión.
Diferentes tópicos y abordajes de la "espiritualidad" para su estudio científico
Según Steven Mithen (1998) hacer ciencia es un producto de la fluidez cognitiva, así como crear arte y creer en
ideologías religiosas.
Nuestra tarea es:
-generar y verificar hipótesis
-producir instrumentos útiles
-imaginar metáforas y analogías.
.. simplemente esto.. y aplicado a un sistema que imaginamos complejo, nuestro objeto de estudio: la
espiritualidad.
Si tomáramos a Austin y Vancouver (1996) y Little (1998) podríamos pensar a nuestro objeto de estudio, la
espiritualidad como dimensión de la personalidad, con hipótesis como:
-estructura; organización y "dimensión de objetivos como representaciones internas de estados ideales" a
alcanzar...
-un proceso; con desarrollo, etapas, ciclos vitales, cambios...
-contenidos propios; objetivos vitales y temáticas cargadas de significados personales, de "sentido" que
responden a necesidades universales inconcientes...

Conceptualizando la espiritualidad
Podríamos ensayar una definición operativa provisoria, como hiótesis de trabajo a explorar y profundizar.
Diríamos que la Espiritualidad es una dimensión de la personalidad que habita y se desarrolla en lo más íntimo,
identificándose con el sí mismo, que se integra con los valores culturales en un sistema de creencias, símbolos,
visión del mundo y sentido de la vida personal.
Esta dimensión espiritual se expresa en ideas, sentimientos, actitudes y conductas de unidad e integridad hacia
uno mismo y hacia el entorno (seres, mundo, universo), llegando a conformar con la maduración un soporte
esencial de la identidad y la autotrascendencia.
Las vivencias que conforman la espiritualidad frecuentemente se ligan a fenómenos de comunión con
percepciones, imágenes y símbolos que representan relaciones de conexión entre el sí mismo y determinados
objetos y sucesos del mundo y el universo.
Pueden ser vividas como revelación de nuevas relaciones de significado de la realidad y estas novedades pueden
trascender lo material visible.
Estos fenómenos de conciencia no son totalmente comprensibles a la razón y parcen nutrirse de conexiones no
concientes, en algunos casos de hondo contenido emocional, pero que son considerados por la persona como
sintónicos y consistentes con otras representaciones de la propia identidad.
Sus representaciones pueden desarrollarse de un modo más espontáneo o intuitivo, o de un modo más
sistematizado y elaborado; en un estilo expresivo creativo o en comportamientos más estructurados y ritualistas,
hasta convertirse para algunos en una disciplina de vida con propósitos definidos y una práctica coherente con
una jerarquía de valores.
Lo espiritual puede ser interpretado y relacionado a orígenes de un orden superior de la naturaleza y el universo,
y a una mística religiosa.

Frecuentemente estas experiencias espirituales y su práctica son vividas con aceptación, gozo y paz interior.
Modelo de Personalidad de C.R. Cloninger
Para Cloninger la personalidad es un complejo sistema jerárquico que puede ser naturalmente descompuesto en
distintas dimensiones psicobiológicas del temperamento y el carácter. Está definida por las diferencias individuales
en los sistemas de adaptación implicados en la recepción, procesamiento y almacenaje de la información sobre el
entorno.
Especifica sistemas psicofísicos implicados en el aprendizaje, sea en términos implicados en el desarrollo y cambio
de la personalidad.de los sistemas neurales subyacentes o de los estímulos sociales y ambientales
La trama temperamental integra el papel de ciertas aminas cerebrales (serotonina, dopamina, noradrenalina) en
la regulación de la conducta. En esta trama es sonsiderado fuertemente el patrón de rasgos heredados.
Las escalas de temperamento miden las variaciones individuales en cuatro mecanismos psicobiológicos de
adaptación al entorno, mientras que las de carácter reflejan características aprendidas que tienen que ver con el
autoconcepto.

Temperamento
Las dimensiones del temperamento, basadas en predisposiciones emocionales estables a lo largo del desarrollo,
se refieren a estudios de Gray, Zuckerman y Eysenck, entre otros, y se miden en cuatro escalas.
Las cuatro dimensiones del temperamento; Cloninger (1994):
1234-

Evitación del Daño (HA)
Búsqueda de Novedad (NS)
Dependencia de la Recompensa (RD)
Persistencia (P)

Cada una de las cuatro dimensiones agrupa un conjunto de características conductuales, emocionales y cognitivas
que la definen, y están asociados a determinados sistemas cerebrales que modulan la activación, el
mantenimiento y la inhibición de la conducta en respuesta a tipos específicos de estímulos.
Carácter
Con respecto al Carácter, Cloninger destaca que los humanos son concientes de sí mismos, y de metas y valores
escogidos individualmente. El carácter es lo que hacemos con nosotros mismos intencionadamente, a partir del
aprendizaje en el medio sociocultural, y se compone de valores, metas, estrategias de afrontamiento y creencias
sobre uno mismo y el entorno.
Las tres dimensiones del carácter; Cloninger (1994):
1- Autodirección (S)
2- Cooperación (C)
3- Autotrascendencia (ST)

Las dimensiones del Carácter, de baja heredabilidad, se modifican a lo largo de la vida y maduran en la edad
adulta. Influyen en las intenciones y actitudes voluntarias y en la efectividad personal y social.
Desde el momento que se produce aprendizaje los mecanismos neurobiológicos heredados ya no influyen en la
conducta de manera inmediata (no mediada) sino que actúan amalgamados con nuevas tendencias conductuales
originadas en otras estructuras cerebrales, y que disfrazarán su expresión.
Siguiendo a Gutiérrez Ponce de León (1999), las dimensiones del carácter influyen en las respuestas propias de
los mecanismos temperamentales mediante la adjudicación de significados y relevancia de los estímulos del
entorno, que están determinados por nuestro concepto de identidad, tal como lo señalaran teóricos cognitivos de
la emoción como Lazarus y Folkman.
En las consideraciones sobre el carácter la visión de Cloninger se enriquece con los aportes de Frankl, Rogers,
Bandura y Baruk, así como de otros autores de la psicología humanista y transpersonal, la meditación, las
enseñanzas orientales del budismo y el yoga.

Podemos resumir que Autodirección (S) es la habilidad de la persona para controlar, regular y adaptar la
conducta ajustándola a la situación de acuerdo con sus propias metas y valores. Se relaciona con la madurez, la
integridad personal y la autoestima, la posesión de recursos propios y eficaces de afrontamiento, y en general con
una buena adaptación personal, y refleja el grado en que el sujeto se percibe a sí mismo como un individuo
autónomo.
La Cooperación (C) se refiere a la existencia de comportamientos éticos o prosociales, a la capacidad de
aceptar, identificarse y colaborar con los demás. Incluye tolerancia, empatía, altruísmo, colectividad, compasión,
conciencia y caridad. Refleja la adaptación interpersonal y el grado de percepción de sí mismo como una parte
integral de la humanidad o la sociedad.
La Autotrascendencia (ST) agrupa características de espiritualidad, misticismo, pensamiento mágico y religioso,
así como la visión de uno mismo como parte integral del universo.
Se relaciona tambien con la creatividad, la imaginación y la capacidad del sujeto para aceptar la ambigüedad y la
incertidumbre.
A su vez, la dimesión Autotrascendencia (ST), la más asociada a los conceptos de espiritualidad, se
compone de tres áreas o escalas:
- ST1. Autoabandono: con abstracción y fascinación desde los sentimientos e intuición acerca del papel en la
vida; imaginación y sensibilidad a la belleza y el arte. Pérdida de límites y fronteras en el espacio y el tiempo.
- ST2. Identificación transpersonal: unión y conexión espiritual y emocional con los otros, la naturaleza y el
mundo. Poder identificarse con un Todo en armonía y luchar por un "mundo mejor".
- ST3. Aceptación espiritual: aprehensión de relaciones intuitivas de "sexto sentido" y mágicas; experiencias
religiosas y comprensión del sentido real de la vida.. el origen, la humanidad, la inmortalidad. Autocognición
trascendente.
Los quince pasos del Carácter de Cloninger
C.R. Cloninger desarrolla en 1999 un modelo del desarrollo evolutivo óptimo del carácter teniendo en cuenta el
desarrollo en consecuencia de la dimensión de la espiritualidad dentro de la personalidad.
Este modelo se visualiza, con sus principales componentes o ejes constitutivos, en el Gráfico 3, y sintetiza una
postura sumamente inclusiva y compleja de la dimensión que estamos explorando en este trabajo.

2. OBJETIVOS Y MÉTODO DE ESTE TRABAJO
Nos planteamos realizar a modo de encuesta una exploración de la espiritualidad en nuestro medio y cultura
con la expectativa de aproximarnos a una conceptualización en términos psicológicos que diera cuenta de posibles
variaciones ideosincráticas.
Partimos del supuesto de que la espiritualidad es una dimensión de la personalidad y que nos
encontraríamos con diferentes "estilos" o perfiles de espiritualidad.
Partimos tambien del supuesto de que estos "estilos" de espiritualidad podrían expresarse de diversa manera
tanto en "normales" como en "pacientes".
Respecto a estos últimos, personas en tratamiento ambulatorio, nos interesaba en esta primera exploración
estudiar a los pacientes distímicos, con una clínica de ansiedad y depresión con sintomatología leve a moderada
en el momento del presente trabajo.
El instrumento que elegimos para nuestra tarea exploratoria fue el Inventario de Temperamento y Carácter
(TCI) versión 9 en español de C.R. Cloninger (1994).
CLONINGER ha desarrollado, en los últimos 15 años, un método de evaluación de la personalidad basado en los
conocimientos actuales de la psicobiología de la conducta.

El cuestionario autoaplicado TCI, elaborado en 1994, intenta valorar las siete dimensiones de su modelo de
personalidad; cuatro del Temperamento y tres del Carácter.
Con esta herramienta, de 240 ítems, realizamos la encuesta en 41 personas del sudeste de la Pcia de Bs As,
zona urbana y suburbana.
De estas 41 personas, 13 son pacientes depresivos y 28 son no pacientes; 16 son controles y 12 son
psicoterapeutas (psiquiatras y psicólogos).
La consigna consistió en que debían "elegir libremente los ítems que para ellos señalaran lo espiritual tal como
cada uno lo sintiera".

3. RESULTADOS DE LA ENCUESTA
La encuesta se realizó con una muestra total de 41 personas; 13 pacientes con trastornos depresivos en
tratamiento ambulatorio con remisión parcial o total, y 28 no pacientes voluntarios; de estos últimos, 12 eran
psicoterapeutas (psicólogos y psiquiatras) y 16 controles no terapeutas.
El nivel económico y cultural de los encuestados era bastante homogéneo, medio. Todos habitantes urbanos del
sudeste bonaerense.
La composición de la muestra por edad y sexo se detalla en Tabla 1.

Tabla 1. Características de la muestra total de personas
encuestadas sobre "espiritualidad"; sexo y edad.

El número de ítems seleccionados por los encuestados como indicadores de "espiritualidad" se detalla en Tabla
2.

Tabla 2. Número de ítems seleccionados (de un
total de 240) del TCI, por los encuestados.

Los contenidos temáticos de los 25 ítems del TCI más elegidos por los entrevistados se presentan en orden
decreciente, desde el más elegido (por el 85% de los encuestados) hasta el menos elegido (por el 54% de los
encuestados) en la Tabla 3.

Tabla 3. Contenidos temáticos de los 25 items del TCI más
elegidos (desde 85% a 54%) por los entrevistados.

El resultado de la encuesta de selección de ítems "espirituales" en porcentaje por escala del TCI y en las tres
muestras por separado se expone en Gráfico 1.

Gráfico 1.

El análisis de los "perfiles" de elección de ítems no fue realizado con modelos matemáticos dado el escaso
número de personas encuestadas y de las muestras por lo tanto. Sin embargo, pudimos extraer 3 prototipos de
"perfil" de espiritualidad por su frecuencia y distribución de los ítems seleccionados por escala que se presentaron
independientemente de la muestra; es decir que estos perfiles fueron encontrados en las tres muestras:
pacientes, terapeutas y controles. Dichos "perfiles", definidos al azar como tipos "A", "B" y "C" son expuestos en
Gráfico 2.

Gráfico 2. Resultado de la encuesta de selección de items relacionados
con la "espiritualidad" en porcentaje por escala.

4. CONCLUSIONES DE LA ENCUESTA SOBRE "ESPIRITUALIDAD"
En cuanto al número de ítems seleccionados por las tres muestras, el promedio de amplitud del número de
ítems va de un ligero aumento de la muestra "control" (39) a la muestra "psicoterapeutas" (47), a un
significativo aumento para los "pacientes" (75).
Con respecto a las escalas del TCI con mayor porcentaje de ítems seleccionados por las diferentes muestras de
encuestados, la elección recae con mayor peso en las escalas de Carácter en las muestras de no pacientes, y
en particular sobre las escalas Autotrascendencia (ST) en primer lugar, y Cooperatividad (C) en segundo
lugar (Gráfico 1).
Podemos decir que el promedio de las elecciones de los no pacientes no diferencia en forma visible a controles
de psicoterapeutas. Por lo tanto el perfil de los promedios de estas muestras de no pacientes son similares.
Los ítems elegidos para "espiritualidad" en el TCI van de mayor a menor desde la escala más específica para
"Autotrascendencia" (ST) , pasando por la escala de "Cooperatividad" (C) y luego, con menor puntaje, la
"Autodirectividad" (S) . Los puntajes se mantienen bajos en las escalas de Temperamento exceptuando el visible

"resalto" en la escala "Búsqueda de Recompensa" (RD).
No ocurre lo mismo para la muestra de pacientes depresivos. El perfil de esta muestra para "espiritualidad" en el
TCI se presenta con una modalidad de "meseta" ya que la magnitud de los ítems elegidos recaen en porcentajes
similares en las diversas escalas de Temperamento y Carácter del TCI y sólo sobresaliendo las escalas de
Autotrascendencia (ST), Cooperatividad (C) y Búsqueda de Recompensa (RD) en un mismo nivel.
Llama la atención los porcentajes de ítems elegidos en las escalas de Evitación del Daño (HA) y Búsqueda de
Novedad (NS), así como, en menor medida, la Autodirectividad (S) y la Persistencia (P).
Respecto a los prototipos de "perfil de espiritualidad" hallados en las muestras (Gráfico 2), como perfiles
individuales que en los promedios estadísticos quedan diluidos o neutralizados, es interesante resaltar los tres
tipos hallados.
El tipo "A" muestra una elección de ítems con alta concentración en la escala de Autotrascendencia (ST).
El tipo "B" muestra una elección más amplia pero que escalona desde la Autotrascendencia (ST), con menores
registros, descendentes, para Coperatividad (C) y Autodirectividad (S) y con un resalto manifiesto en la escala
temperamental de Búsqueda de Recompensa (RD).
El tipo "C" muestra un perfil "invertido" en el sentido de los altos puntajes obtenidos por las escalas de
Temperamento como Búsqueda de Recompensa (RD), Evitación del Daño (HA) y Búsqueda de Novedad (NS), así
como el puntaje alto en la escala caracterial de Cooperatividad (C) y con un mínimo de presencia relativa de la
escala de Autotrascendencia (ST).

Gráfico 3. Encuesta de selección de ítems relacionados con la
"espiritualidad" en porcentaje por escala.

5. CONSIDERACIONES
Es indudable que una encuesta no pretende mostrar evidencias sobre el constructo "espiritualidad".
Si bien el método es válido si lo miramos desde un promedio de subjetividades (muestra de pacientes y no
pacientes) , acerca de un instrumento objetivo y válido (TCI-9), los resultados nos plantean más interrogantes
que evidencias.
Por ejemplo, si muchas personas eligieron el ítem: "la poesía me conmueve.." como un enunciado que convoca a
la "espiritualidad" (Carácter), y dicho ítem es considerado por el autor del inventario como un indicador de la
"búsqueda de recompensa" (Temperamento), nos plantea varias hipótesis:
- Cuestiones del orden ideosincrático-cultural: ..enunciados como "los argentinos tenemos un concepto distinto
de espiritualidad que los norteamericanos"... y es un campo a investigar entonces la pertinencia de esta
herramienta (TCI-9) en nuestro medio.

- Cuestiones normativas y de modelado de valores que pueden darse en diferente jerarquía de una sociedad a
otra y entre diferentes grupos humanos en la misma sociedad.
- Cuestiones que nos interrogan sobre la propia composición del hecho psíquico-espiritual en cuanto a la
participación de componentes del Carácter (más aprendido y cultural) y del Temperamento (más constitucional y
biológico).
- Cuestiones que nos interrogan sobre el hecho clínico en el sentido de los "perfiles" de espiritualidad diferentes
en pacientes y no pacientes ya que la participación de factores "temperamentales" y emocionales parecen
sensibilizar determinados enunciados como pertenecientes al orden trascendente espiritual en los pacientes
depresivos.
- Cuestiones que hacen al estilo de personalidad (ej. histriónico, obsesivo, dependiente. esquzoide..) y por lo
tanto a diferentes estilos cognitivos, defensivos, comunicacionales... que nos plantearían diferentes caminos
exploratorios... básicamente: ¿podemos hablar de diferentes modos espirituales en diferentes tipos de
personalidad..?
Como está dicho, los interrogantes son mayores que las evidencias, y mucho más si pretendiéramos que la
"espiritualidad" formara parte del Self, por las complejidades y profundidades que implicaría.
Consideramos, en todo caso, que se abren nuevos caminos de estudio de esta dimensión espiritual de la
personalidad en nuestro medio y que dichos estudios pueden contribuir a predicciones tanto de orden
diagnóstico como terapéutico.

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