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III. Una mirada a la ética. Conceptos básicos en la ética de la Grecia Antigua.

Autor/autores: Fernando Ruiz Rey
Fecha Publicación: 21/07/2010
Área temática: .
Tipo de trabajo: 

RESUMEN

Palabras clave: Ética; Sócrates; Platón; Estoicos; Filosofía.


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III. Una mirada a la ética. Conceptos básicos en la ética de la Grecia Antigua.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2007; 11(2)

Fernando Ruiz Rey.
Psiquiatra
Raleigh, North Carolina
U.S.A.
PALABRAS CLAVE: Ética, Sócrates, Platón, Estoicos, Filosofía.

El estudio de la ética en el pensamiento de la Grecia Antigua se centra en el individuo que ejerce la conducta
éticamente adecuada, no es un estudio ­como el realizado en tiempos recientes- dirigido primariamente a los
principios que deben guiar la conducta (deontología), ni a sus consecuencias (consecuencialismo). El concepto
primario en esta perspectiva dirigida al agente efector, es la virtud [latín] o excelencia (aretê) del comportamiento
humano, que se suplementa con otros dos conceptos fundamentales: felicidad (eudaimonia) y sabiduría o razón
práctica (phronesis). Estos conceptos son complejos y su traducción al vocabulario actual es sólo aproximada; en
términos generales, es importante señalar que eudaimonia, traducido frecuentemente como felicidad, es más bien
un goce de un modo de ser por el que se alcanza la prosperidad y la felicidad. La teoría ética desde Kant designa
las éticas eudaimónicas como éticas materiales (teleológicas), porque buscan un bien o un fin: la felicidad, que
puede ser entendida de diversas maneras. (3:1153) Se debe tener presente que la virtud o excelencia se puede
aplicar a cualquier actividad humana: arte médico, actividad deportiva, arte musical, etc., por lo que hay que
distinguir especialmente las virtudes morales propiamente tales, como: la justicia, la moderación (temperancia), el
coraje, etc. (1:1-4)

SÓCRATES (470-399 AC)
Con Sócrates comienza la reflexión ética. Para él, el objeto primario de interés y estudio es conocer qué debe
saber el hombre para conseguir la felicidad. No se trata de una felicidad ligada a la posesión de bienes externos
(riquezas, honor, poder, etc.), sino una felicidad interna que llene y satisfaga al hombre como consecuencia de su
actuar. Para Sócrates es a través del razonamiento constante (dialéctica) como el hombre puede llegar a saber lo
que es lo justo, lo bueno, el coraje, etc., y, así, poder guiar su conducta correctamente; este conocimiento tiene
que extraerlo desde el fondo del alma, en donde ya se encuentra esbozado. Elegir vivir de acuerdo al resultado de
este saber es un vivir virtuoso que construye y mejora el alma, y conduce a la felicidad del hombre. Una vida que
no acepta este conocimiento no merece ser vivida; porque si con un cuerpo enfermo no se merece vivir, tampoco,
dice Sócrates: [nuestras vidas] "¿merecen vivirse si el elemento, que se daña con lo que es injusto y se beneficia
con lo que es justo, ha sido corrompido? (2 Critón:48a)
El saber ­razonar- permite el afloramiento de las virtudes, y se convierte a su vez, en una virtud. Este saber
particular que consiste en saber utilizar apropiadamente los conocimientos logrados con la dialéctica, es la
sabiduría. La sabiduría se equipara en Sócrates a la virtud, una virtud máxima que permite el afloramiento de
todas las otras virtudes y conduce a su adecuada utilización. (1:4-6. 3:3331-3333) Aristóteles comenta que: "...
Sócrates creía que las virtudes son principios racionales ­ dijo que todas ellas son formas de conocimiento-, desde
otra perspectiva, piensa que ellas están unidas con un principio racional." (4;1144b30)
Para Sócrates pareciera que una vez extraído el conocimiento verdadero, de lo que son los valores -lo justo, el
coraje, lo moderado, etc.-, el alma los desea en las situaciones que se presentan, porque son buenos para élla. Se
ha señalado que esta concepción `intelectualista' de la ética en Sócrates, deja a la razón sin ninguna oposición que
la haga vacilar o fallar; así, por ejemplo, se puede saber que el chocolate es malo para la salud y, sin embargo
comerlo; la psicología envuelta en esta concepción socrática es un tanto simplista. (1:5-6)

PLATÓN (427-347 AC)
Platón en los diálogos considerados por los expertos como expresión de su propio desarrollo intelectual, presenta
una psicología más compleja del ser humano. Platón en La república (2:Libro III) utiliza el símil de una ciudad para
ilustrar su concepción del alma humana y estudiar la justicia; en esta ciudad distingue tres clases de ciudadanos:
los gobernantes, los guardas y los artesanos, campesinos y comerciantes. La clase gobernante ejerce la sabiduría,

el saber como ordenar y regir la totalidad; los artesanos, campesinos y comerciantes tienen conocimiento para la
producción de bienes parciales, buenos y beneficiosos para la comunidad; y los guardas poseen conocimiento del
ordenamiento de la ciudad, de lo que es bueno para sus relaciones internas y relaciones con otras ciudades. Platón
define en boca de Sócrates (2: La república, Libro IV) las cuatro virtudes que pertenecen a esta ciudad: sabiduría,
propia de los gobernantes, es la única virtud puramente intelectual; coraje, característico de los guardas;
moderación, compartido por las tres clases sociales, presentada como una creencia y disposición a un estado de
orden y armonía que controla las pasiones (auto-control) y permite que gobiernen los gobernantes; y justicia,
radica en que cada uno hace lo que le corresponde, sin inmiscuirse en lo de los demás. De todas estas virtudes, la
más importante es la sabiduría que provee el conocimiento para gobernar la totalidad. En este análisis de la
filosofía política de Platón se enfatiza la unidad, la armonía y la auto-suficiencia de una ciudad bien estructurada,
sobre el bienestar y sobre los deseos de los individuos particulares; sin embargo, para Platón, el orden social es el
fundamento de la justicia y, la justicia lleva a la felicidad de la sociedad y de sus miembros. (5:9-10) Para muchos
intelectuales presocráticos, la justicia correspondía al ordenamiento según la naturaleza en su totalidad (cósmica);
esta concepción de orden natural fue desafiada por los sofistas que distinguieron entre lo que es `por naturaleza' y
lo que es `por convención', esta distinción afectó la noción de justicia que se consideró `por convención' y, por
tanto, relativa. Platón y Sócrates se opusieron a esta relatividad de la conducta moral. (3:1980)
Platón continúa con el símil de la ciudad y señala que en el alma también se encuentran tres estratos: el racional,
que corresponde al gobierno; la parte emocional (thymos) que corresponde a los guardas; y la parte de los
apetitos corresponde al estrato inferior de la ciudad. La razón, en el estrato superior, ejerce la sabiduría para
reglamentar la actividad del alma y determinar lo que es conveniente para cada una de las partes, y la totalidad.
La parte emocional del alma provee apoyo para el gobierno de la razón y controlar los apetitos; cuando se indigna
consigo misma o con los otros, es frecuentemente por injusticias acaecidas. Los apetitos se encargan de asegurar
lo necesario para la vida biológica (sexo, alimentos, bebidas). En esta concepción platónica, la justicia ­al igual
que en el símil de la ciudad- se da en el orden de las funciones de cada estrato, cada uno realizando lo suyo sin
interferir con los otros. En cuanto a las otras virtudes morales, el coraje es la excelencia de la parte emocional y la
moderación pertenece a las tres partes del alma y consiste en el acatamiento del orden y de la armonía; así por
ejemplo, si los apetitos que buscan la satisfacción inmediata, usurpan el gobierno del alma, se tiene una situación
desordenada, una injusticia psicológica. De este modo, Platón presenta una psicología moral en que las virtudes
reposan en la armonía de la estructura del alma humana. Si se pierde la armonía, ésto se refleja en la conducta
externa del hombre al predominar sin control racional, las diversas emociones o apetitos. La armonía es la salud y
la felicidad del alma, su pérdida, trastorno y enfermedad: nadie quiere vivir con un alma enferma. (5:11) (3:6-9)
Platón escribe en La república (2:444d) que tanto la salud corporal como la del alma deben ser manejadas "...de
acuerdo a la naturaleza...", si este orden natural se altera, entonces se:"...viola la naturaleza..."
En el libro V de La república (2), Platón habla de su famosa doctrina de las ideas o formas, la pregunta planteada
es qué se necesita para llevar la ciudad actual a un estado cercano a la ciudad ideal; la respuesta es que, para
lograr esta transición deben gobernar los filósofos, porque son los únicos que pueden distinguir entre las cosas
bellas, la belleza en sí misma; entre las cosas buenas, el bien en sí mismo, etc. De este modo, Platón introduce el
mundo de las ideas, entidades inmutables que pueden conocerse independientemente de las cosas sensibles, y
constituyen el fundamento del orden social y psicológico.

El filósofo que piensa con dedicación y esmero puede llegar conocer las ideas, porque posee en el fondo de su
alma el paradigma de estas formas imperecederas. El filósofo puede y debe buscar en este paradigma lo que es en
sí mismo lo bueno, lo justo, lo bello, etc. para así ordenar su alma y ganar armonía y felicidad. En diálogos
posteriores como el Timeo (5:20-21), Platón dirige su atención al ordenamiento universal del cual el alma humana
es parte y reflejo; el conocer este orden le da al alma acceso al bien y al orden (proporcionalidad y medida) que
engendra la totalidad El filósofo imita las ideas para ordenar su alma, y así también lo hace para gobernar la
ciudad. El filósofo es como un artesano que construye su alma de acuerdo al modelo ofrecido por las ideas, estas
revelan lo verdadero de esos valores, no como se ve en la ciudad actual, en donde los valores son manipulados
para ganar prestigio y poder. (3:6-9) En otros diálogos (Symposium, Fedro) (2), Platón también señala la
importancia de eros -con la atracción de la belleza física-, para estimular a las almas mejor dotadas a completarse
y elevarse a alturas más espirituales y filosóficas. (5:15-16)
La vida virtuosa del filósofo trasciende la mera psicología humana al abrirse al mundo trascendente de las ideas y
del ordenamiento universal, especialmente el conocimiento del Bien que liga y ordena la totalidad universal,
incluyendo al hombre. El Bien es con respecto al mundo de las ideas, como el sol es respecto al mundo de lo
sensible. El ordenamiento de la totalidad es una combinación de necesidad e inteligencia, por tanto, es un
ordenamiento planificado, con finalidad. (4:2800) Platón escribe en La república (2): "...este poder que otorga a lo
conocible con la verdad que hay en éllo, y que entrega al que lo conoce la facultad de conocerlo, debes considerar
que es la idea del bien, y tomarlo como la causa del conocimiento y de la verdad..." (VI, 509a) "...no sólo los
objetos de conocimiento deben su ser conocido al Bien, sino que su ser es también debido a él, aunque el Bien no
es ser, pero superior a él en rango y poder." (VI, 509b)

Pero en esta obra Platón no elabora más allá acerca de esta propiedad del Bien, y con esto deja en la oscuridad lo
que es necesario para conducir una vida a la felicidad, fuera de que cada uno realice su propia función encajonado
armónicamente con la totalidad. (5:1) En todo caso, como señala Frede (5:16-17) al comentar Fedro y Filebo,
Platón no piensa que la felicidad, como un estado de plenitud completa, se pueda lograr, porque los hombres son
criaturas cambiantes y mortales.
Platón enfatiza la sabiduría y el conocimiento en el establecimiento de la jerarquía de las virtudes y en la
realización de la vida virtuosa, pero no desconoce la influencia de otros factores (actitudes, deseos, preferencias),
y de la educación. Pero, para Platón en última instancia, la fuente de toda armonía y bien en el universo es la
razón divina de la cual la razón humana es una réplica inferior. (5:4-5;22)
La teoría ética de Platón va cambiando y ampliándose en el curso de su vida intelectual; la estructura psicológico
moral propuesta inicialmente se expande al mundo de las ideas y al ordenamiento universal, y con éllo aborda la
proporcionalidad de todo lo existente, incluyendo al ser humano. Con esta perspectiva, la felicidad no queda ya
totalmente reducida a la armonía psicológica del individuo y a la rígida estructura social de la ciudad; la apertura al
ordenamiento cósmico provee un fundamento metafísico y teológico a la medida y proporcionalidad del mundo.
Platón escribe en Las leyes (2:716c-d): "En nuestro concepto es Dios quien es en forma preeminente `la medida de
todas las cosas', mucho más que ningún hombre, como se dice. De modo que, si quieres recomendarte a alguien
de ese carácter, debes hacer lo mejor para que tú carácter refleje el de él, y con este principio, el hombre
moderado es amigo de Dios, siendo parecido a él, mientras que el hombre inmoderado e injusto no es parecido a
él, y es su enemigo; el mismo razonamiento se aplica también a los otros vicios." Platón anticipa con este
concepto de la proporcionalidad, moderación y medida de la vida humana, la doctrina moral aristotélica del
término medio.

ESTOICOS
Poco se conserva de los tres iniciadores del amplio movimiento del estoicismo: Zenón de Citio en Chipre (ca335264 AC), Cleantes (ca331-233 AC) y Crisipo (ca281-208 AC) (6:2. 3:675), de modo que la recopilación de la
doctrina estoica se ha realizado a partir de información contenida en otros autores de la época, incluso Galeno y
cristianos de los primeros siglos de nuestra era. Por esta situación, la reconstrucción del sistema del pensamiento
estoico ha sido polémica en muchos aspectos, y simplificado para abarcar los numerosos autores que
contribuyeron y participaron en esta filosofía. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones es importante conocerla,
porque constituye la base para entender adecuadamente los fundamentos de la doctrina ética del movimiento. La
primera fase del estoicismo fue fuerte en el pensamiento físico y lógico; luego, sin descuidar los aspectos teóricos
físicos, el interés se desplaza a los aspectos humanos y éticos, y en la última fase del movimiento estoico -los
estoicos romanos-, sus representantes (Séneca (ca4-65DC), Epicteto (ca50-138 DC)) se destacan por el énfasis en
la ética y en la religión. (3:1120-1123)
La filosofía para los estoicos era fundamental para guiar la vida humana en forma apropiada, no se trataba de una
simple actividad intelectual por pura curiosidad, ni un afán de saber por saber, sino una necesidad para poder
llevar una vida virtuosa y feliz. Para los estoicos el mundo no está suspendido en el vacío, para estos pensadores
el mundo es concebido como pleno, sin vacío alguno, está lleno de cuerpos, sin vacío en parte alguna; sólo existen
los cuerpos particulares; los conceptos, como tiempo y lugar, son fabricaciones de la mente. Dios es parte del
universo, es también material ­corpóreo-, y dirige el devenir de las cosas (recurrencias sin fin) desde el interior
mismo del mundo. Este mundo está constituido por dos principios primarios, no generados, ni destructibles: la
materia inerte y un principio que actúa sobre ésta, conformándola, designado como fuego diseñador o razón
eterna, que corresponde a Dios y que contiene como una semilla todo el destino del universo. (6:3) El deseo de
Zeus es la naturaleza. (6:12)
De la primera interacción de los dos elementos primarios del universo surgen cuatro elementos: fuego y aire
(activos) y, agua y tierra (pasivos); de la combinación de fuego y aire (caliente y frío) se forma el `aliento' o
`pneuma' que es la causa que sostiene todos los cuerpos y que guía el crecimiento y desarrollo de todos los seres
vivos. El pneuma tiene por naturaleza la propiedad de "tensibilidad", esto es, capacidad de expanderse y retraerse,
con lo que penetra todos los otros cuerpos, otorgándoles al extenderse las propiedades que exhiben y, unidad de
todos éllos al retraerse. (6:3)
El pneuma penetra los cuerpos en distinto grado y les da así diferentes propiedades, a los inanimados los soporta
(hexis), a las plantas además les da naturaleza (physis) y a los animales alma (psychê), y a los animales
racionales les da razón o capacidad de mando (hêgemonikon). La facultad racional recibe las impresiones de los
deseos e impulsos que son también parte de la facultad de mando; esta facultad no tiene la capacidad de evitar
estas impresiones, pero la razón posee la capacidad de "asentir" voluntariamente a éllas, esto es, asiente o no a la
verdad del contenido de estas impresiones de deseos e impulsos. Si no se asiente, se suspende el juicio de verdad

de la impresión que afecta a la razón y, como tanto la capacidad de asentir, como las impresiones de impulsos y
deseos, son parte de la facultad de mando, no se generan conflictos entre éllos; luchas que podría terminar
perdiendo la razón. Con esta concepción, los estoicos evitan la dicotomía del alma propuesta por Platón y, de este
modo, se evita que esta contienda pueda terminar con el triunfo de los impulsos y deseos sobre la razón. Los
estoicos piensan que al colocar ambos aspectos ­deseos/impulsos y capacidad de asentir- bajo la misma capacidad
de mando (razón), se sortean los conflictos, y basta una razón suficientemente disciplinada para evitar los errores.
Como los impulsos y deseos son movimientos del alma, la capacidad racional puede controlar que surjan y se
realicen las acciones, consecuencias de los impulsos y deseos; de esta manera, los estoicos hacen coincidir la
virtud y el ejercicio de la sabiduría o razón. (6:10)

Los estoicos sostienen que los impulsos de las criaturas con alma se dirigen a lo que es apropiado para éllos según
la naturaleza y, esto ayuda a su auto-preservación; estos impulsos, por tanto, no tienen por objeto el mero placer.
Lo natural provee un fundamento firme al ordenamiento de las preferencias humanas. Los seres vivos son parte de
la totalidad ordenada del cosmos que debe su organización a su constituyente más importante: Dios, dador de
racionalidad y de unidad a todo lo existente. Los seres dotados de alma buscan la consonancia con esta
racionalidad universal, para preservarla y preservarse a sí mismos. Séneca escribe: "Cualquier cosa que suceda,
asume que iba a suceder indefectiblemente, y no desees limitar la naturaleza. Lo que no puedes cambiar, es mejor
tolerarlo, y atender sin quejas a Dios que guía todo progreso"...."Por esta razón debemos agradecer las órdenes
con energía y vigor y no debemos de cesar de seguir el curso natural de este tan bello universo..." (7:2) La vida
humana entonces, según esta doctrina, debe realizarse siguiendo un curso natural, eligiendo las cosas según la
naturaleza; el sabio estoico debe estudiar y comprender la naturaleza, de este modo, se seguirá el plan racional de
Dios, por tanto, beneficioso para los seres humanos. Todo lo que nos suceda según este destino divino es
beneficioso para nosotros, aunque a veces no lo parezca; escribe Epicteto:"...no hay nada intrínsicamente malo en
la naturaleza." (8:27) Cicerón por su parte escribe:"...el que viva de acuerdo con la naturaleza debe razonar en
base a la totalidad del mundo y su gobierno. Nadie puede juzgar verdadero bien o mal, salvo conociendo el plan
total de la naturaleza como también la vida de los dioses, y si la naturaleza del hombre está o no, en armonía con
la naturaleza universal." (9)
Desde esta perspectiva filosófica, la virtud consiste en vivir con sabiduría, esto es, conocer y elegir racionalmente
lo que corresponde a lo natural, sólo así se puede lograr la auténtica felicidad. Lo bueno es aquello que es natural
y beneficia al hombre virtuoso que conduce su vida de acuerdo a la racionalidad de la totalidad universal. Sólo el
verdadero sabio es capaz de distinguir las auténticas impresiones (impresiones distintas y nítidas en
correspondencia con lo verdadero) que afectan la razón y, puede así, reconocer el dictado de lo natural. En los
casos en que no esté claro el curso de lo natural, el sabio recurre a su experiencia y a la observación de lo que es
el propósito de la naturaleza. Epicteto (58J, en referencia 6:11) escribe:"En cuanto el futuro me es incierto, me
acojo a las cosas que están mejor adaptadas para obtener las cosas de acuerdo a la naturaleza; porque Dios
mismo me ha dispuesto para elegirlas."
Para los estoicos, la elección racional de lo que corresponde a lo natural, genera la verdadera felicidad, que es
básicamente tranquilidad, Séneca dice:"Una vida feliz es paz y tranquilidad." (citado en1:7) Para los estoicos si se
obtiene o no lo elegido, no es esencial para lograr la tranquilidad del alma, la virtud se reduce al ejercicio de la
elección racional, independientemente de si se logra o no su objeto, ya que no se tiene control de los resultados: o
porque son naturales, o porque dependen de la acción de los demás. De esta manera, el hombre sabio es autosuficiente (autarkês), no depende de los logros, sólo de la capacidad de elección racional de lo verdaderamente
bueno para el hombre; su actitud es básicamente indiferente a la consumación de sus deseos o aspiraciones; la
actitud estoica es el desapego a los vaivenes de la fortuna. (6:12-13) Séneca comenta que el que así procede: "ha
asegurado paz para si mismo no temiendo a nada..." (Séneca 11:1) Y Epicteto escribe:"No pidas que las cosas
sucedan como deseas, sino, desea que las cosas sucedan como lo hacen, y así tendrás paz." (8:8) Y este mismo
autor enseña:"Si besas a tú hijo o esposa recuerda que estás besando a un ser humano, porque si se murieran no
estarás perturbado." ....".Nunca digas de nada, `lo perdí', sino dice: `lo devolví'. ¿Ha muerto tú hijo? Fue devuelto
¿Ha muerto tú mujer? La has devuelto".(8:3,11) Para Epicteto esta es la actitud más racional porque como
explica: "Entonces, después de recibir todo de otro, incluso tú mismo ¿estás enojado y culpas al Dador si toma
algo de tí? ¿Quién eres tú, y con qué propósito vinistes al mundo?"(10;IV:7) Según Epicteto sólo para gozar la
vida transitoriamente y luego retirarse para dejar espacio a otro que nace.
Las virtudes morales (coraje, justicia, moderación, etc.) son para los estoicos conocimiento de la función propia,
de lo que corresponde a la situación moral considerada; así la moderación es definida por Ario Didimos (61H,
citado 6:13) como: "la ciencia de lo que se debe escoger y de lo que se debe evitar, y de lo que no es ninguno de
los dos." Virtud es conocer lo bueno para el hombre según la racionalidad de la totalidad universal, en la situación
moral que corresponde. El hombre tiene la tendencia a seleccionar lo natural y lo apropiado, pero para éllo, debe
observar lo que ocurre y debe desligarse de lo espurio y de lo que es contrario a la ley natural, aunque ésto puede
ser su propia vida en ciertas circunstancias. Respecto al bien del hombre Epicteto menciona:"¿Cuál es entonces la
naturaleza del hombre......hacer el bien, cooperar con otros y desearles el bien." ....."Es la gentileza, la

sociabilidad, la tolerancia, la disposición al afecto mutuo." (10;IV:8,18) Séneca dice:"...porque el bien del hombre y
el bien de la vida son lo mismo." (11:3) El mal es el alejarse de la naturaleza, de lo que corresponde al
ordenamiento racional y divino.
El sabio estoico experimenta emociones, como la alegría, el interés, pero las pasiones exageradas e irracionales las
debe tener bajo control; la verdadera sabiduría es precisamente saber controlar las emociones y pasiones
desbocadas mediante el claro conocimiento de lo natural y el desapego al logro los objetos de estas pasiones Las
pasiones básicas desbocadas para los estoicos son el apetito y el temor que surgen de lo que parece bueno y malo,
y se asocian con otras dos pasiones: placer y ansiedad que emergen cuando se logran o no se evitan los objetos
de las dos pasiones básicas. (6:14) Del mismo modo, el sabio estoico debe saber distingir lo que está bajo su
control (pensamientos, deseos, apetencias) y lo que no depende de su voluntad (honor, riquezas, enfermedades,
muerte), y no aspirar lograr lo que no corresponde a la naturaleza, o intentar evitar lo que es natural. Epicteto
escribe: "...porque si se desea algo que no está en el poder del hombre, está destinado al infortunio." (8:2) El
sabio estoico debe vivir con consciencia de la racionalidad de los sucesos del mundo y elegir consistentemente sus
deseos y conducta. Frente a la conducta de los demás, recordar que no está bajo su control y mantenerse ajeno a
éllas, actuando con cautela, no hablar ni reir en exceso, no caer en la vulgaridad, ni en la indulgencia; mantener el
auto-respeto y estar siempre consciente de las limitaciones propias y de las consecuencias de la conducta elegida;
no perorar de los principios de su conducta, sino vivirlos. Epicteto describe la actitud estoica:"Los signos de que
alguien está haciendo progresos son: no culpa a nadie, no alaba a nadie, no se queja de nadie, no acusa a nadie,
nunca habla de sí mismo como si fuera alguien [importante] o como si supiera algo. Y si alguien lo alaba, se ríe
para sí de la alabanza, y si alguien lo culpa, no se defiende," (8:48) De este modo, el sabio logra autonomía y una
paradójica libertad atada a la voluntad racional de Zeus en un mundo con recurrencias cósmicas eternas, y
constreñida por un desapego a todo. La paz y felicidad estoica pagan un alto precio por mantener una esquiva e
ilusoria tranquilidad.
Las teorías éticas de los filósofos que hemos revisado brevemente, cuentan con una inmensa credibilidad en la
capacidad racional del hombre y reposan en la profunda creencia del ordenamiento de la naturaleza -susceptible
de ser conocido por la razón humana; orden que soporta y guía la conducta moral del hombre, y por eso amenaza
seriamente el libre albedrío del ser humano, también parte de la naturaleza determinante. La libertad del hombre
no es un área adecuadamente tratada en la ética de ese entonces. Es importante enfatizar que el estudio, y la
actualización de la conducta humana, incluyendo particularmente su comportamiento moral, están íntimamente
integrados con la visión que el hombre posee de sí, y de su comprensión del mundo en que vive. En este sentido
es oportuno recordar que el pensamiento griego buscaba la comprensión de la totalidad en la que cobra sentido
todo conocimiento del mundo y de lo humano. De acuerdo a Dawson (12:115-119), la doctrina del Gran Año, está
presente en el pensamiento de los filósofos griegos, con mayor o menor explicitud; según esta doctrina todo lo
existente en el universo sigue movimientos circulares perfectos como las esferas celestes, el cambio de todas las
cosas tiene un curso circular (por ejemplo el crecimiento y corrupción de las plantas y animales); este autor lo
describe así:"Todas las cosas creadas tienen asignados números y revoluciones, y el ciclo del mundo y del tiempo
en sí mismo, es satisfecho en el año perfecto, cuando los cielos han realizado una revolución completa y los
planetas se encuentran unos con otros en la misma relación que tenía al comienzo. Entonces el proceso cósmico
comienza de nuevo y todas las cosas repiten el mismo orden." (12:115) Esta concepción cosmológica, eterna y
repetitiva, apoyo de toda racionalidad, tiene que tenerse presente para interpretar adecuadamente los alcances y
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2001

Nota. Las traducciones del inglés han sido realizadas por el autor.

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