Es bien conocida la interrelación entre depresión y conducta adictiva: un sujeto depresivo puede recurrir al consumo de sustancias como medio paliativo. También es habitual que sujetos con trastorno por uso de sustancias padezcan depresión como patología asociada. El trabajo tenía por objetivo filiar y caracterizar la depresión asociada al consumo de drogas determinando la epidemiología de la misma comparando datos propio con otros procedentes de una revisión bibliográfica ajustada. También se pretendía examinar la utilidad de dos de las escalas más utilizadas para la depresión comparando los resultados de las escalas de Hamilton y Beck para la depresión entre los grupos control y diana. Finalmente se hace una descripción empírica de las características clínicas diferenciales entre la depresión convencional y la del adicto. Las principales conclusiones del estudio son: La prevalencia de depresión entre la población adicta es alta y tiende a seguir aumentando. A lo largo de los últimos 3 años la media de adictos con depresión se sitúa en torno al 18% (14% varones y 26% mujeres). En nuestra experiencia la escala de Hamilton para la depresión es útil y tiene capacidad discriminativa. No obtuvimos resultados significativos con la escala de Beck. Respecto al diagnóstico diferencial entre la depresión convencional y la del adicto, la disforia es el principal síntoma. Además tiene valor predictivo, pues su presencia mantenida es el principal indicador de abandono terapéutico. (La disforia consiste en un estado de malestar mantenido con ánimo apagado, irritabilidad y desasosiego). Otros síntomas serían una mayor carga de impulsividad y ansiedad, un insomnio más anárquico refractario y una anhedonia más nerviosa y displacentera (la del depresivo convencional es desmotivacional y abúlica). Por último cabe reseñar que los adictos tienen una mayor tolerancia farmacológica y una tasa más elevada de resistencia al tratamiento biológico.