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Noticia | 18/02/2022

El 'burnout', a la espera de su reconocimiento como enfermedad profesional



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Cada vez hay más consciencia respecto a la influencia que tiene el trabajo en la salud de los trabajadores, tanto en la física como en la psicológica. Este cambio se refleja en cuestiones como la modificación del CIE-11, que dejó más clara la vinculación laboral del 'burnout' o desgaste profesional. El sindicato CSI-F va más lejos y ha pedido que se incluya este síndrome en el cuadro de enfermedades profesionales, lo que le conferiría una especial protección. Un cambio que, según José Lorenzo Bravo Grande, especialista en Medicina del Trabajo y jefe del servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Hospital de Salamanca, "acabará cayendo por su propio peso".


La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó por primera vez el 'burnout' en el CIE-10 como "sensación de agotamiento vital", encuadrándola en las dolencias vinculadas a las dificultades para el control de la vida. Sin embargo, en mayo de 2019 se aprobó una nueva versión, el CIE-11, que la define como "un síndrome conceptualizado como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito".


El CIE-11 ha entrado en vigor este mes de enero y de ahí que CSI-F haya enviado una carta a la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para que se reconozca de manera inmediata esta patología. Según CSI-F, la OMS dio un plazo de 18 meses "para adecuar a la legislación de cada país dicho reconocimiento de enfermedad profesional e incorporarlo al cuadro de enfermedades profesionales. CSIF recuerda al Gobierno que lleva un retraso de más de un año para adaptar a nuestras leyes la decisión de la OMS".


La Fundación Europea de Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound) afirma que uno de cada cinco empleados sufre el síndrome de 'burnout' en Europa. Y los trabajadores sanitarios, por la alta exigencia e implicación emocional de su trabajo, además de la precariedad, es un sector especialmente delicado. Un sondeo de la Organización Médica Colegial (OMC) indicaba que un 55,7% de los médicos ya mostraban signos de sufrir 'burnout' antes de la llegada del SARS-CoV-2 a nuestras vidas.


Pero, ¿qué consecuencias prácticas tiene este cambio en la definición? Conceptualmente, la OMS ha redefinido el síndrome de desgaste profesional basándose en tres pilares que coinciden con los del Maslach Burnout Inventory, cuestionario que se sigue utilizando para objetivizar su existencia, recuerda Bravo, que es profesor asociado en Medicina del Trabajo de la Universidad de Salamanca y delegado territorial de Castilla y León de la Asociación Española de Especialistas de Medicina del Trabajo (Aeemt).


En concreto, la OMS indica que el 'burnout' se manifiesta en tres dimensiones: los sentimientos de falta de energía o agotamiento, la "distancia mental" o sentimientos negativos o cínicos respecto al trabajo y la sensación de ineficacia y falta de realización. E incide en que "se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida".


Un cambio que llegará


Bravo apunta que, en la práctica, en España ya ha habido casos de desgaste profesional "que ya se han considerado accidente de trabajo y se ha tratado como tal en diferentes sentencias judiciales".


Pero, ¿debería formar parte del cuadro de enfermedades profesionales, como dice CSI-F? "Rotundamente sí", afirma, asegurando que hay consenso entre los especialistas en este aspecto. "Tiene su origen en la actividad laboral y está íntimamente relacionado con el trabajo que se desempeña, independientemente de la condición de cada trabajador: hay quienes tienen una resiliencia mayor y son capaces de aguantar embates en su trabajo y hay personas con una resiliencia menor y manifiestan este síndrome en tiempos más tempranos que otros".


"Pasa un poco como ha pasado con la covid-19, que ha sido reconocido como accidente de trabajo en los sanitarios, mientras que en otras esferas se está luchando para que sea reconocida como enfermedad profesional", reconoce.


"Todo esto a la larga caerá por su propio peso". El problema es que "son cuestiones con un trasfondo puramente económico. ¿Por qué no reconocemos como enfermedad profesional una hernia discal? Porque sería algo inasumible económicamente por el Estado", expone Bravo.


A pesar de eso, está convencido "es cuestión de tiempo y de las sensibilidades de los gobiernos que lo consideren enfermedad profesional, porque está íntimamente ligada al trabajo; no es una enfermedad relacionada con el trabajo, que sería una contingencia común".


El cuadro de enfermedades profesionales ha sufrido pocos cambios. Según Bravo, el actual data de 2006, pero la anterior versión era de 1978. Hoy dicho cuadro, contenido en el Real Decreto 1299/2006, contempla seis grupos de enfermedades: las causadas por agentes químicos, por agentes físicos ("que suponen el 80% de las enfermedades profesionales"), por agentes biológicos, por inhalación de sustancias y agentes no comprendidos en otros apartados; enfermedades de la piel causadas por sustancias y agente no contemplados anteriormente y enfermedades causadas por agentes carcinogénicos.


"Después de varios años, quizás vaya tocando revisar a fondo el cuadro y añadir otro grupo de enfermedades relacionadas con la esfera psicosocial para incluir el burnout y otros síndromes todavía por ver", defiende.



Más de la mitad de los médicos estaban 'quemados' antes de la pandemia
No será fácil: objetivar estas enfermedades obligarían a repensar todo el tejido laboral y en qué condiciones se desarrolla cada trabajo. "Para entrar en esas aguas,  hay que tener las ideas bastante claras. Si no, podría conllevar un auténtico revulsivo y no creo que haya muchas empresas que quieran someterse a ese filtro... caerían unas tras otras como fichas de dominó".


No es que no se puedan detectar los casos, puesto que hay métodos validados para hacerlo aunque se trate de un problema en el que hay cierto componente de subjetividad, defiende.  "Cuando un trabajador tiene miedo de ser despedido, evidentemente se sitúa en una posición difícil para sí mismo y ahí actúa la capacidad individual de cada uno para hacer frente a esas condiciones adversas de su trabajo. Hay personas que disfrazan este 'burnout' con un síndrome de ansiedad o depresión y se refugian en la IT como forma de recuperarse de lo que está viviendo". 


Factores de riesgo


Los factores de riesgo que favorecen la aparición de casos de desgaste profesional y se pueden abordar desde Prevención de Riesgos Laborales son diversos, aunque se pueden diferenciar entre tres categorías.


La primera sería el diseño de la organización: hay más probabilidades de 'burnout' si se trabaja en una estructura muy rígida, con una falta de apoyo a muchos niveles, con burocratización excesiva, falta de recompensas y reconocimientos y falta de desarrollo profesional.


"Hay personas que disfrazan este 'burnout' con un síndrome de ansiedad o depresión y se refugian en la IT como forma de recuperarse"


Otros componentes de riesgo tienen que ver con el puesto de trabajo en sí: que tenga unas altas exigencias a nivel emocional, una descompensación entre responsabilidad y autonomía y la falta de apoyo social.


Las relaciones interpersonales también influyen, ya sean entre iguales o entre superiores y subordinados: las relaciones tensas, la falta de apoyo social y de colaboración entre compañeros, la competitividad... 


Diferenciar entre el 'burnout' y la fatiga pandémica


El 43% de los profesionales españoles tienen cierta sensación de agotamiento o fatiga laboral, sensación que, según el 70% de estos profesionales los que afirman que se trata de una sensación que ha aumentado desde la pandemia de covid-19, según la Guía del Mercado Laboral 2022.


Diversos estudios apuntan a que después de dos años de pandemia (y contando), la salud mental de los sanitarios se ha visto afectada. El estudio Mindcovid, en el que participaron más de 9.000 sanitarios, mostró que el 45,7% presentan riesgo alto por algún tipo de trastorno mental, es decir, necesitan una evaluación profesional para confirmar la presencia de un trastorno mental. A la vez, 1 de cada 7, el 14,5%, presentan un trastorno mental discapacitante, con repercusiones negativas claras en su vida profesional y social. Más recientemente, una macroencuesta del Consejo General de Enfermería a 19.300 profesionales indicaba que  casi la mitad (46.5%) ha barajado la posibilidad de dejar la profesión.


¿Han aumentado los casos de 'burnout' entre los sanitarios a raíz de la pandemia? En opinión de Bravo, "hay que distinguir. Una cosa es que aparezca un síndrome de 'burnout' en una situación sin pandemia, y otra la fatiga pandémica, que ha aparecido vinculada a determinadas profesiones el ámbito sanitario, que están agotados y sometidos a un desgaste intensísimo y eso se va acumulando".


Reconoce que puede haber casos "que tengan un 'burnout' solapado y que haya aflorado con esta situación de alto nivel de estrés producido por la pandemia, pero son dos cuestiones que se pueden diferenciar con claridad". En cualquier caso, "una vez sedimente, de todo esto podremos extraer conclusiones muy valiosas a la hora de enfocar cualquier cuestión de sobrecarga mental".

Fuente: Redacción Médica
Palabras clave: burnout, sanitarios, pandemia
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