Las poblaciones que padecen enfermedades físicas comunes, como enfermedades cardiovasculares, cáncer y trastornos neurodegenerativos, experimentan tasas sustancialmente más altas de trastorno depresivo mayor (TDM) en comparación con la población general.
De manera inversa, las personas que viven con TDM presentan un riesgo incrementado de desarrollar diversas en...
Las poblaciones que padecen enfermedades físicas comunes, como enfermedades cardiovasculares, cáncer y trastornos neurodegenerativos, experimentan tasas sustancialmente más altas de trastorno depresivo mayor (TDM) en comparación con la población general.
De manera inversa, las personas que viven con TDM presentan un riesgo incrementado de desarrollar diversas enfermedades físicas. Esta alta comorbilidad se asocia con peores resultados de salud, menor adherencia al tratamiento, mayor mortalidad y un incremento en la utilización y costos de la atención médica.
La comorbilidad entre TDM y enfermedades físicas genera numerosos desafíos clínicos. Entre estos se encuentran la complejidad en la formación de una alianza terapéutica, problemas relacionados con conductas de salud adaptativas, interacciones entre medicamentos y eventos adversos inducidos por los fármacos utilizados para tratar tanto trastornos físicos como mentales.
Las posibles explicaciones de esta alta prevalencia de comorbilidad incluyen vías genéticas y biológicas compartidas. Estas vías comprenden la inflamación, el microbioma intestinal, la función mitocondrial y el metabolismo energético, la desregulación del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal, y la estructura y función del cerebro.
Además de los factores biológicos, el TDM y las enfermedades físicas comparten varios antecedentes relacionados con factores sociales, como el nivel socioeconómico, y variables del estilo de vida, incluyendo la actividad física, la dieta y el sueño. También se identifican eventos estresantes en la vida, como el trauma infantil, que influyen en la aparición de estas condiciones.
Para el tratamiento del TDM comórbido, las farmacoterapias y psicoterapias han demostrado ser eficaces. Además, la implementación de intervenciones en el estilo de vida, junto con modelos de atención colaborativa y tecnologías digitales, ofrecen estrategias prometedoras para mejorar el tratamiento y manejo de estas condiciones.
Este artículo tiene como objetivo proporcionar una descripción detallada de la epidemiología de la comorbilidad entre TDM y enfermedades físicas específicas, abordando aspectos como la prevalencia y el riesgo bidireccional.
Asimismo, se exploran las vías biológicas compartidas potencialmente implicadas en la patogénesis del TDM y las enfermedades físicas comunes, y se examinan los factores socioambientales que pueden actuar tanto como riesgos compartidos como factores de protección. En cuanto al manejo del TDM y las enfermedades físicas, se discuten enfoques de prevención y tratamiento, enfatizando la importancia de una atención integral.
Finalmente, el artículo concluye con direcciones futuras y áreas de investigación emergente relacionadas con la optimización del cuidado de personas que presentan TDM comórbido con enfermedades físicas. La meta es mejorar la calidad de vida y los resultados de salud para esta población vulnerable a través de un enfoque interdisciplinario y basado en la evidencia.
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