La depresión es un problema importante de salud pública con enormes costos sociales en términos de funcionamiento social, laboral y académico reducido; riesgo elevado de aparición, persistencia y gravedad de las condiciones de salud física; y aumento de la mortalidad temprana.
Las interrupciones en el procesamiento tanto afectivo como cognitivo ...
La depresión es un problema importante de salud pública con enormes costos sociales en términos de funcionamiento social, laboral y académico reducido; riesgo elevado de aparición, persistencia y gravedad de las condiciones de salud física; y aumento de la mortalidad temprana.
Las interrupciones en el procesamiento tanto afectivo como cognitivo se han caracterizado como características del trastorno depresivo mayor, y originalmente se planteó que las deficiencias cognitivas reflejaban una capacidad cognitiva reducida como resultado de la interrupción afectiva.
Sin embargo, en los últimos años ha surgido una caracterización más matizada e integradora del deterioro cognitivo y afectivo en la depresión. Sobre la base de explicaciones que argumentan que el control cognitivo requiere esfuerzo, y que la implementación depende no solo de la capacidad sino también de los beneficios y costos del control, se ha propuesto que las personas con depresión muestran hipersensibilidad a los costos potenciales e hiposensibilidad a los beneficios potenciales del esfuerzo cognitivo.
Esto implica que la cognición interrumpida en la depresión podría no reflejar necesariamente un déficit central en la capacidad cognitiva, sino más bien reflejar la capacidad de implementar la cognición de manera motivada y adaptada a la meta.
Sin embargo, las alteraciones en la ponderación de los costos y beneficios del esfuerzo cognitivo en la depresión, la posible etiología biológica y las posibles intervenciones de rescate no se comprenden bien.
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