El futuro del abordaje de la depresión y el trastorno bipolar pasa por "la detección precoz", la predicción de respuesta antidepresiva y el uso de biomarcadores e inteligencia artificial", según han destacado expertos durante la Jornada de Trastornos Afectivos organizada por Lundbeck y celebrada la semana pasada en Barcelona.
La depresión es una enfermedad mental compleja, multidimensional y heterogénea, que presenta una extensa variedad de síntomas: afectivos, tales como tristeza, ansiedad, irritabilidad, bajo estado de ánimo, desesperanza; cognitivos, como las dificultades de atención y concentración, de memoria, de toma de decisiones y planificación, y somáticos, entre ellos, fatiga, cambios en el apetito y peso, alteraciones del sueño, cefalea, problemas estomacales. Su presencia constante impacta en la vida cotidiana de los pacientes.
"Los síntomas cognitivos asociados, un aspecto que hasta hace poco no se tenía en cuenta, resultan determinantes para alcanzar una auténtica recuperación funcional en depresión", asegura el jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona y del grupo de Trastornos Bipolares del IDIBAPS, así como director científico del CIBERSAM, Eduard Vieta, coordinador de esta jornada.
"Al paciente le cuesta leer, ver la televisión, concentrarse en una tarea, se distrae con facilidad, tiene olvidos y despistes. Tiene tendencia a la duda, inseguridad y miedo al error. Cuando tiene que llevar a cabo una tarea mínimamente compleja (cocinar, resolver un problema informático o hacer un trámite administrativo), se bloquea y angustia, ante la dificultad que sufre. Esto impacta en su rendimiento laboral, aparte de en su funcionamiento social y familiar", detalla el psiquiatra Guillermo Lahera Forteza, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá e investigador del CIBERSAM.
Con un correcto tratamiento, asegura los episodios depresivos mayores "desaparecen en su totalidad en al menos dos tercios de los casos". Sin embargo, una depresión sin tratar dura, como promedio, de 6 a 9 meses, y algunas pueden ser crónicas y durar muchos años. "Por tanto, los beneficios de tratar la depresión (con fármacos o psicoterapia, o con ambas) son indiscutibles", detalla Lahera.