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El significado está en las personas, no en las palabras (Hacia una comprensión cultural de la comunicación)
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Autor/autores: Luis Cibanal Juan*, José Siles González**, Mª. del Carmen Arce Sánchez*** y Roberto Galao Malo****.
,Artículo,Enfermería,
Artículo revisado por nuestra redacción
INTRODUCCIÓNEs corrientemente aceptado en el campo de la terapia sistémica el concepto constructivista referente a que el ser humano construye un mapa de la realidad que le permite moverse en un mundo colmado de estímulos y experiencias que, de otra manera, le sería imposible procesar Como dice Jerome Frank, "la expresión (mundo supuesto) simboliza una serie altamente estructurada, compl...
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INTRODUCCIÓN
Es corrientemente aceptado en el campo de la terapia sistémica el concepto constructivista referente a que el ser humano construye un mapa de la realidad que le permite moverse en un mundo colmado de estímulos y experiencias que, de otra manera, le sería imposible procesar Como dice Jerome Frank, "la expresión (mundo supuesto) simboliza una serie altamente estructurada, compleja e interactuante de valores, expectativas e imágenes de uno mismo y de los demás, que guían al sujeto y son guiadas a su vez por las propias percepciones y conducta, y se relacionan estrechamente con sus propios estados emocionales y sus evaluaciones en materia de bienestar"
El matemático, físico y cibernético Heinz Von Foerster, (1991) estima que una ilusión peculiar de nuestra tradición occidental, reflejada en la noción de objetividad, consiste en pretender que las propiedades de un observador no entran en la descripción de sus observaciones. La objetividad es la ilusión de que las observaciones pueden hacerse sin un observador, (Watzlawick y Krieg, 1994).
A estas alturas, veinticinco siglos después de Protágoras, ya no puede hablarse con el mismo candor de una realidad objetiva, independiente del observador, igual para todos, anterior a la experiencia. Todo lo contrario: La realidad aparece como el producto de nuestras percepciones y del lenguaje como el resultado de la comunicación entre las personas. Se construye socialmente. La ingenuidad epistemológica ha quedado acorralada. Ya no es posible seguir sosteniendo una teoría del conocimiento según la cual el papel del conocimiento es reflejar lo que de cualquier modo se encuentra allí, fuera de nosotros.
Paul Watzlawick recoge esta problemática creando una diferenciación entre una realidad de primer orden y una realidad de segundo orden. Conforme a esta distinción están por una parte los objetos con sus propiedades puramente físicas, y por otra el sentido, el significado y el valor que les atribuimos. Esta misma idea ya había sido expuesta anterioremente por Osgood (1976) De ahí que hablando de lo mismo no hablemos lo mismo. En este segundo nivel no existen ya criterios objetivos. La realidad de segundo orden es más bien el resultado de procesos de comunicación muy complejos.
. Según, Watzlawick, en tanto, todo el pensamiento teórico resulta afectado y surgen implicaciones para los intentos por ofrecer respuestas para resolver los problemas psicológicos y sociales. Ahora la locura, los conflictos de pareja o la simple mala intención, dejan de tener base en las propiedades del individuo, y comienzan a ser el resultado de realidades incompatibles de segundo orden. De un enfoque causal, lineal y monádico, pasamos a uno de tipo interaccional, circular y sistémico. Del telégrafo a la orquesta.
Sabemos, dice Watzlawick, que una especie de realidad real no será jamás accesible. Vivimos únicamente con interpretaciones y con imágenes, que aceptamos ingenuamente como objetivamente reales. Podemos decir que resulta insostenible cualquier pretendido saber a propósito de una realidad objetiva. Normalidad y anormalidad no surgen de un universo de esencias inmutables, sino de distinciones y parámetros creados socialmente.
En términos generales, en el devenir cotidiano, los hombres no son conscientes de estos procesos de construcción de realidad. La epistemología del sentido común se asienta firmemente en la suposición de que la realidad existe en forma independiente de toda influencia humana. Con orden, con sentido y con estabilidad, lo que permite que sea accesible y predecible para todo aquel que razona correctamente. Pero esta suposición no cuenta con las simpatías del constructivismo, que prefiere tomar la dirección exactamente opuesta. Expresado de manera muy sucinta, el constructivismo moderno analiza aquellos procesos de percepción, de comportamiento y de comunicación, a través de los cuales los hombres forjamos propiamente, y no encontramos - como ingenuamente suponemos - nuestras realidades individuales, sociales, científicas e ideológicas, (Watzlawick. 1992).
Se trata de una epistemología del observador. Centrada en la pregunta ¿cómo conocemos? y no ¿qué conocemos? Sostiene que lo que conocemos resulta del observador y no de lo observado, y que es el lenguaje el que genera la noción de objetividad. No es extraño, entonces, que un creciente número de autores, como Gregory Bateson, Jean Piaget, Lev Vygostki, Humberto Maturana, Francisco Varela y otros, puedan ser ubicados bajo la designación genérica (y muy amplia) de constructivistas.
Finalmente, el supuesto más preciado del sentido común queda reducido a una sencilla tautología: Si se reflexiona sobre el tema, está claro que algo es real tan sólo en la medida en que se ajusta a una definición de la realidad. Si utilizamos una definición extremadamente simplificada, pero útil, lo real es aquello que un número suficientemente amplio de personas ha acordado definir como real, (Watzlawick y otros, 1986). O como se expresa en otro lugar: Real es, al fin y al cabo, lo que es denominado real por un número suficientemente grande de hombres. En este sentido extremo, la realidad es una convención interpersonal (Watzlawick, 1992).
Cada ser humano, entonces, se caracteriza por la forma en que construye y organiza en particular los acontecimientos. Esa construcción, constituída por componentes cognitivos afectivos y conductuales, es una representación del mundo, un marco de referencia, que determina a su vez un abanico de conductas o cauces de acción posibles del sujeto. Por ejemplo, si alguien interpreta que la actitud rebelde de su hijo es consecuencia de su propia incapacidad de ejercer la autoridad paterna, su modo de actuar será diferente que si interpreta que la rebeldía es en sí misma un reconocimiento de su autoridad (se desafía a quien se reconoce autoridad). En el primer caso, la autoestima del padre se verá deteriorada, y por tanto su capacidad de ejercer la autoridad disminuirá notablemente. En el segundo, su interpretación lo fortalece en su posición, siendo por lo tanto más capaz de manejar la situación correctamente.
Hay mapas del mundo que nos guían mejor que otros. Cuando como consecuencia de ese mapa el sujeto desarrolla conductas que, repetidamente, le ocasionan frustración, es el momento de cuestionarlo. Toda psicoterapia que se precie de eficaz debe ser capaz de modificar el marco de referencia que el paciente construye para su problema, de tal manera que genere un contexto cognitivo, actitudinal y emocional en el cual el problema pierda su razón de ser, desaparezca como tal (ya sea porque cambió la conducta del consultante, o porque cambió su interpretación de los hechos). Desde la perspectiva constructivista habitualmente utilizada en terapia sistémica y cognitiva, estos cambios de los mapas del mundo se realizan a través de reencuadres o redefiniciones.
Según la definición del Vocabulario de Terapia Familiar de Simon, Stierlin y Wynne, (1988) el Re-encuadre "consiste en una estrategia terapéutica que produce una alteración en el modelo interno del mundo que tiene el paciente o la familia. Este modelo o 'encuadre' dirige la conducta, los sentimientos y el pensamiento." Mediante esta intervención el terapeuta ofrece al consultante un sentido diferente a una situación o conducta problemática .
Según Watzlawick (1976) "Una reestructuración llevada a cabo con éxito deberá extraer el problema de su definición de síntoma, transformándolo a otro que no implique la imposibilidad de modificación. Desde luego no ha de tratarse de otra definición cualquiera, sino de una que vaya de acuerdo con el modo de pensar y de considerar la realidad por parte del sujeto: una acertada redefinición situacional precisa tener en cuenta los puntos de vista, las expectativas, los motivos y las premisas, es decir, toda la trama conceptual de aquéllos cuyos problemas han de ser modificados." La reformulación debe sintonizar con el modo en que la gente tiende a definir su problema, ya sea en términos intelectuales, de salud, emocionales, etc
Partiendo de los puntos anteriores, nos hemos fijado como objetivo de esta ponencia, reflexionar sobre algunos puntos de la comunicación, que nos permitan reflexionar sobre la comunicación individual y cultural. Esto nos permitirá, por consiguiente comprender que en la comunicación: lo que está claro para mí, sólo lo está para mi, y que el feed-back, al contenido, al sentimiento que damos al contenido y a la demanda concreta y explícita de nuestro interlocutor nos permitirá una mayor comprensión y respeto de las personas tanto a nivel individual como social y cultural.
EL SIGNIFICADO ESTÁ EN LAS PERSONAS NO EN LAS PALABRAS
Muchas veces puede pasar, tal vez, que ese cuerpo de conocimientos que nos servía para hacer una interpretación de la "realidad", va pasando a ser (a veces sin percatarnos) el espejo fiel de la misma. Lo que antes era nuestra herramienta, ahora ha pasado a ser la "realidad objetiva". Watzlawick (1992) dice "... creer que la propia visión de la realidad es la realidad misma, es una peligrosa ilusión", ilusión esta que nos lleva a debatir con otros expertos y quedamos ciegos a otras cosas que pasan por delante nuestro y son parte de esa realidad. Es por ello que la Construcción Social-Cultural y Familiar sale al cruce para decir, en verdad eso que nosotros pensamos que es la realidad, es una construcción fijada a través de una convención social a ser tomado como realidad. Los profesionales y la gente en general convienen qué toman como realidad y qué no.
Esta idea está apoyada también por lo que Kuhn y Hanson ( 1980) han propuesto en sus teorizaciones sobre las ciencias, "... el científico ve el mundo a través de los lentes de la teoría... Los cambios de paradigma son análogos a los cambios de Gestalt de la percepción" (Gergen, 1996) Y sabemos lo que pasa con las figuras gestálticas, cuando algo es fondo no puede ser a la vez foco. El focalizar la atención en algo nos imposibilita discriminar en el mismo grado otras cosas que quedan como fondo.
Esto llevado a la situación terapéutica da más protagonismo al psicólogo o enfermero y a los clientes, abre una creatividad mayor con respecto a la participación de ambos, donde el primero pasa a ser un co-constructor de cambios, cambios que no son ni generalizables, ni estandarizados, sino "locales"(Gergen, 1996), que respetan una idiosincrasia. El psicólogo o enfermero en esta corriente se ve motivado a tomar muy en cuenta el contexto donde se da esa realidad. Idea esta, también es desarrollada por el interaccionismo simbólico (Blumer, 1969).
Esto nos lleva a la conclusión de que: el significado está en las personas y no en las palabras, y por tanto, lo que está claro para mí sólo lo está para mi.
EL CONCEPTO DE EMPATÍA.
Este término acuñado por C. Rogers (1967) y ampliado desde otras corrientes (Bandler y Grinder 1975) pensamos nos permite comprender cómo cada uno filtra la realidad, realidad que solo comprenderemos si somos capaces de ponernos en el puesto del otro, es decir, si fuesemos capaces de filtrar , captar la realidad como nuestro interlocutor la ha captado o filtrado, tanto a nivel cognitivo, emotivo o relacional. Sólo desde ahí, seremos capaces, a nuestro parecer, de entrar en una comunicación en la que Emisor y Receptor hablen lo mismo de lo mismo.
La realidad la filtramos como con una cámara fotográfica con muchos filtros. El fotógrafo con el manejo del foco de su cámara puede resaltar mas un objeto sobre su fondo. La persona de la misma forma es "bombardeada" por una cantidad muy grande de datos, donde tendrá que seleccionar en cuales hará más hincapié y cuales deberá dejar pasar. Por tanto la realidad va a depender en gran parte de mi selección y por consiguiente de mi interpretación de la misma.
Esto nos quiere decir, que la realidad, puede ser interpretada de muchas maneras. Así, por ejemplo, la familia o persona que llegan a solicitar la ayuda del psicólogo o enfermero están interpretando la realidad o haciendo una construcción de la misma que no los favorece y que no es la única posible. La terapia será para ambos la exploración y construcción de una realidad nueva.
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Veamos a continuación, algunos de estos filtros con los que captamos la realidad, la cual será muy personal teniendo en cuenta, a las personas y sus culturas.
El filtro de los sentidos
Sabemos cómo los sentidos son impactados por un estímulo del exterior; se ve algo, se escucha algo, hay un estímulo que impacta y se elabora y transforma ese estímulo para elaborar una representación: pero la representación elaborada no coincide con el estímulo, de lo que la persona no se percata. Lo interesante es que la persona ve algo, por ejemplo una silla. Si pudiera presentar este estímulo a otras personas -de otro lugar, de otra época-, probablemente no dirían éstas que es una silla. Es decir, para esa persona, y de acuerdo a su historia, ese objeto está construido como una silla, y puede además construirlo como silla bonita, como silla resistente, como silla endeble, como silla incómoda, etc. El constructivismo, ( Glasersfeld 1989 ) establece que las personas transforman y no se da cuenta que transforman, elaboran y no se percatan que lo hacen. En consecuencia, el territorio y el mapa nunca coinciden plenamente; siempre el territorio es más complejo que el mapa.
Esto, dicho con otras palabras, es que siempre la realidad es más compleja que lo que se diga de ella.. Por otro lado, es importante señalar que la percepción siempre es selectiva. Siempre se verá una parte de un todo; a cada quien le interesan más ciertas cosas y privilegia una parte de ese todo.
Por ejemplo, si a un conjunto de personas se les muestra un libro y se les pregunta qué ven en ese objeto, algunos se fijarán en el diseño de la portada porque esto es lo que les interesa, y verán los colores y los contrastes del dibujo; otros verán el título y el tema; otros más verán el nombre del autor, etcétera; cada una seleccionará una parte de aquello a la que presta más atención, pero no lo "aprende" todo sino sólo parte; construye así una representación de este libro que será ligeramente distinta para cada quien.
Bateson y cols. (1956) decían que, como en el caso de la visión binocular, era importante que hubiese dos observadores que observaran a la misma familia, porque el mapa que hacen dos es mucho más complejo que el que hace uno solo.
Esto, si es válido ante cualquier objeto, frente a los seres humanos lo es doblemente. Si le pide una descripción de un objeto habrá, quizá, pocas discrepancias, pero si solicita la descripción de una persona las discrepancias aumentan, porque hay factores que producen una distorsión; por ejemplo, los intereses o emotividades puestos en juego.
Siempre que se ve un objeto, se ve con los ojos de la propia historia, de la ideología aceptada, de la cultura en que se vive, de la experiencia; sólo así puede verse el objeto. No hay obsevación pura; toda la observación está contaminada por el pasado, el cual condena a ver las cosas como se ven y del que no hay forma de escapar.( Cfr. Osgood
)
. A Alfred Korzybski, un científico y filósofo polaco, fallecido en 1950 en U.S.A., se debe el concepto "el mapa no es el territorio".
De acuerdo a Korzybski, todos los intentos humanos de explicar la realidad son y han sido construcciones, representaciones, modelos de la realidad, mapas de territorios. Toda conceptualización parte de una percepción, limitada por nuestra propia estructura humana. A partir de una toma de conciencia de esa percepción obtenemos una idea, un concepto, una palabra, una acción. Toda conceptualización parte de lo percibido y es entonces una "construcción" humana, un mapa de la realidad, y no la realidad misma. Lo que está en el mapa es la producción de nuestros sentidos, de nuestra percepción de la realidad. Dado que es imposible captar totalidades en las cuales estamos nosotros mismos incluídos, y debido a la limitación de nuestra capacidad perceptiva, cada percepción es un modelo, un mapa de la realidad; pero demasiado frecuentemente se considera lo percibido como la realidad, se confunden los modelos con la realidad.
De aquí que se vea la noción de contexto como elemento fundamental de toda comunicación y significación, planteando que no se debe aislar el fenómeno de su contexto, pues cada fenómeno tiene sentido y significado dentro del contexto en que se produce.
Este hecho es la afirmación epistemológica básica sobre la relación entre toda la realidad allí afuera y toda la percepción aquí dentro; ... la mente... será siempre intangible, siempre se referirá a intangibles, y siempre tendrá ciertas limitaciones porque nunca encontrará lo que Immanuel Kant llamó el Ding an Sich la cosa en sí misma. Sólo puede encontrar información de fronteras-información de contextos de diferencias.
" El mundo ya no está 'allí afuera' de la misma manera en que parecía estar. Sin estar totalmente consciente de ello todo el tiempo, sin embargo sé, todo el tiempo, que mis imágenes - especialmente las visuales, pero también las auditivas, gustatorias, dolor, y fatiga - sé que las imágenes son 'mías' y que yo soy responsable de estas imágenes de manera muy peculiar".(Von Foerster, 1987).
La epistemología tradicional plantea que los datos son incorporados a través del sistema sensorial y luego procesados por el cerebro para generar una acción. Desde la posición constructivista se considera que (Von Foerster 1987) "Hay efectivamente un contínuo proceso circular y repetitivo en el que la epistemología determina lo que vemos; esto establece lo que hacemos; a la vez nuestras acciones organizan lo que sucede en nuestro mundo, que luego determina nuestra epistemología"
Para von Foerster, (1987) los objetos son construídos a través de las acciones motoras, es decir que el conocimiento es inseparable de la acción. "Piaget desarrolló en 1937 en 'La construcción de la realidad en el nino' la idea de que la cognición surge de la adquisición de habilidades sensomotoras. El clarificó la naturaleza recursiva de estos procesos al llamar nuestra atención sobre las acciones circulares de lo sensorial siendo interpretadas por lo motriz y, de la misma manera, aquellas motrices siendo interpretadas por lo sensorial" . Von Foerster coincide con Piaget al proponer su imperativo estético: "Si decides ver aprende a actuar".
El filtro neurológico
Los niños se incorporan a la cultura al adquirir una lengua, que posteriormente en el sistema educativo consolida aprendiendo su representación gráfica, abriéndoseles desde ese momento el acceso a todo un mundo simbólico presente y pasado, cuya visión queda sesgada por el mismo lenguaje utilizado para denominarla. En "El lenguaje del cambio", Watzlawick (1983) analiza cómo en nuestra cultura se han primado las funciones de uno de nuestros hemisferios, el izquierdo, en detrimento del otro. Todo lo relacionado con las representaciones lógicas, semánticas y fonéticas, es decir el lenguaje -gramática, sintaxis, semántica- el pensamiento estructurado sobre él, la lectura, escritura, y también el cálculo y en general todas las funciones lógico-analíticas y digitales se han potenciado. En cambio las funciones del hemisferio cerebral derecho, ocupado más de la globalización, de la captación de conjuntos lógicos y de todos las conceptualizaciones subsiguientes, parecen ser más arcaicas, siendo las responsables de un lenguaje y un cálculo primitivos, dominados por la imagen y la analogía, siendo también responsables en gran medida de la comprensión musical.
Según Von Foerster (1987) el conocimiento es la computación de descripciones de una realidad. Utiliza este término en sentido amplio como "toda operación por medio de la cual se transforman, modifican, rearreglan, ordenan, y demás, entidades físicas observadas ('objetos') o sus representaciones ('símbolos')" Al postular que toda descripción se sustenta en otras descripciones que son también cómputos, propone definir el conocimiento como procesos ilimitadamente recursivos de cálculo, es decir, la computación de la computación de la computación, etc.
En su análisis del lenguaje von Foerster plantea que se lo puede considerar desde dos puntos de vista diferentes: el lenguaje en su apariencia, que se refiere a las cosas como son, o el lenguaje en su función, que se refiere a las nociones que cada uno tiene de las cosas. Desde la primera posición uno es un observador independiente, separado del Universo y el lenguaje es monológico, denotativo, descriptivo, sintáctico; dice como eso es. Desde la segunda posición uno es un actor participante en mutua interacción con los otros y el lenguaje es dialógico, connotativo, constructivo, semántico, participativo, es como uno dice. "Cuando pronuncio algo, no me estoy refiriendo a algo allí afuera. Más bien, genero en Ud., toco, por decir -como un violinista pulsando una cuerda, lo toca a Ud. con su música- toda una resonancia de correlatos semánticos".
La clausura operacional del sistema nervioso, la auto-organización y la autorreferencia están inextricablemente ligadas a la autonomía de los sistemas vivientes, pero "la autonomía implica responsabilidad. Si yo soy el único que decide cómo actúo, también soy responsable por ello"
Los fundamentos de la teoría del conocimiento del biólogo Humberto Maturana R. (1990) surgen de tres preguntas: ¨Cuál es la organización del ser vivo? ¨Cuál es la organización del sistema nervioso? Cuál es la organización del sistema social? Maturana desarrolla una teoría sobre la organización de los seres vivientes y la naturaleza del fenómeno del conocer basada en la autonomía operacional del ser vivo, proponiendo una descripción del operar cognoscitivo del ser vivo sin referencia a una realidad externa.
Percepción e Ilusión, Sistema Nervioso y Cognición.
Maturana (1990) da origen a un giro fundamental en la comprensión de las relaciones humanas al aceptar como condición constitutiva de lo humano el no acceso a una realidad independiente del observador y su observar. Ningún ser humano tiene un acceso privilegiado a La Realidad y/o La Verdad, y cada dominio experiencial y su respectivo dominio explicativo son legítimamente válidos, aunque pueden no ser deseables. Si uno acepta la existencia de una realidad independiente y de un conocimiento objetivo de esa realidad, entra en un dominio en el cual supone que puede tener acceso a ella, y que en consecuencia puede imponer sus argumentos al otro, con lo cual se justifica todo tipo de violencia. Si se acepta la invitación a poner la objetividad entre paréntesis, entonces "la realidad aparece como lo que es, un argumento explicativo" Uno no es parte del universo, sino que participa en un "multiverso", considerado como el conjunto de todos los dominios de realidad que surgen de nuestras distinciones y explicaciones. En el multiverso cada realidad, es decir, cada dominio explicativo de la experiencia, es legítimo, pero uno es siempre responsable por las consecuencias de cada uno de sus actos.
Para Maturana (1995) creamos el mundo en el lenguajear. Es en nuestras conversaciones - entrelazamiento del emocionar y el lenguajear - que somos humanos. El planteo de Maturana nos lleva a darnos cuenta que las preocupaciones éticas no surgen de la razón o de un argumento trascendente sino de la biología del amor, del ver al otro como alguien que a uno le importa, lo que remite a la ética en la convivencia y tiene fundamentales repercusiones para el devenir de las relaciones humanas. "La responsabilidad se da cuando nos hacemos cargo de si queremos o no las consecuencias de nuestras acciones; y la libertad se da cuando nos hacemos cargo de si queremos o no nuestro querer o no querer las consecuencias de nuestras acciones". "Cuando uno opera con la objetividad en paréntesis, en la medida que sabe que no puede hacer referencia a una realidad independiente de uno, sabe que sólo puede operar en las relaciones humanas en consenso o en acuerdo si se quiere la convivencia".
El constructivismo contiene una ética de la convivencia, en cuyo centro se encuentra la tolerancia. Cuando nadie puede sentirse autorizado para pretender la mirada correcta, y cuando el diálogo y la discusión están por encima de la imposición, entonces tenemos un fundamento para el necesario respeto que exige la convivencia social.
Paul Watzlawick (1981) pone a la vista las implicaciones éticas que tiene el constructivismo: La historia de la humanidad enseña que apenas hay otra idea más asesina y despótica que el delirio de una realidad real (entendiendo por tal, naturalmente, la de la propia opinión), con todas las terribles consecuencias que se derivan con implacable rigor lógico de este delirante punto de partida. La capacidad de vivir con verdades relativas, con preguntas para las que no hay respuesta, con la sabiduría de no saber y con las paradójicas incertidumbres de la existencia, todo esto, puede ser la esencia de la madurez humana y de la consiguiente tolerancia frente a los demás. Donde esta capacidad falta, nos entregamos de nuevo, sin saberlo, al mundo del inquisidor general y viviremos la vida de rebaños, oscura e irresponsable, sólo de vez en cuando con la respiración aquejada por el humo acre de la hoguera de algún magnífico auto de fe, o por el de las chimeneas de los hornos crematorios de algún campo de exterminio, (Watzlawick, 1992)..
La epistemología clásica es una concepción mecanicista en el sentido que considera que los fenómenos o procesos, incluyendo a los seres humanos, se mueven porque hay una fuerza externa que les transmite energía. En el caso de la psicología, las escuelas prototípica del mecanismo son el conductismo y la reflexología pavloviana.
A diferencia de la clásica, la epistemología emergente es la hermenéutica (Gadamer, 1977). La hermenéutica es la ciencia de la interpretación y la comprensión. La palabra proviene de la mitología griega, de Hermes, el mensajero de los dioses; Hermes interpretaba lo que habían dicho éstos. La hermenéutica, en su planteamiento actual, considera que las representaciones que se hacen de un objeto no coinciden con dicho objeto. Las personas procesan, elaboran e interpretan el objeto, no hay forma de evitar eso, y el observador no se da cuenta de las alteraciones que produce. Las actuales ciencias cognitivas apoyan este punto de vista. Se sabe, por ejemplo, que la percepción siempre es selectiva; cada quien toma una diferente parte del objeto y, por lo tanto, construye diferentes representaciones del mismo. Los seres humanos no son cámaras de video, ni siquiera computadoras que procesan la información, sino seres socioculturales que interpretan su mundo.
La epistemología emergente también es constructivista en tanto que acepta que las ideas, recuerdos o representaciones del mundo se construyen; cuando una persona es vista comportándose de una manera determinada y se le pone una "etiqueta", una clasificación, la etiqueta o la clasificación no está en la persona sino que es una construcción de quien la empleó. Decir que alguien es neurótico o que tiene una conducta desadaptada, etc. permite conocer a quien emplea el término, no al supuesto descrito.
Este planteamiento tiene un gran valor , tanto para las personas de la vida corriente como para los psicoterapeutas, ya que funcionan en relación a los otros no de acuerdo a como son, sino a la idea que han construido acerca de cómo son. Para cada quien el mundo es la idea que ha construido del mundo; si el observador piensa, por ejemplo, que una persona es malvada y que va a ser agredida por ella, es posible que la agreda antes, aun cuando quizá la supuesta agresión no se iba a producir; funciona, pues, con base en la idea que tiene del otro. Si durante la terapia se construye una nueva representación del otro, éste no habrá cambiado, pero se actuará de un modo diferente con relación a él.
El constructivismo tiene un gran uso en psicoterapia para entender por qué la gente construye determinada conducta como sintomática; no es que alguien sea alcohólico: se le construye como alcohólico; la cantidad de alcohol que ingiere, en otro grupo u otro medio se vería, se construiría, como normal. Al terapeuta no interesa si, de acuerdo a sus criterios o los propios de su teoría, es o no alcohólico; lo importante es que para él o su familia sí lo es y lo ha construido como problema. En este sentido, la tarea del terapeuta será construir una nueva realidad, co-construir con el paciente una meta y ayudarlo a alcanzarla.
Además de hermenéutico y constructivista, este punto de vista es holista (von Bertalanffy, 1968); esto quiere decir que estudia totalidades: cambia el microscopio por el macroscopio, busca ampliar el campo de observación en lugar de reducirla a la parte más pequeña del objeto de estudio, y en esta amplificación aparecen factores que no se habían considerado. Este enfoque, que ha mostrado un éxito considerable en muchos campos, es especialmente importante cuando se trata de lo humano, de lo social.
Tal epistemologóa es holista, pero también interrelacionista, pues considera que no se pueden aislar los fenómenos porque están interrelacionados, porque el cambio en una parte afecta al todo. Si la forma de ser del miembro de una familia ha cambiado, este cambio repercutirá en los otros miembros. En virtud de tal interconexión, se trabaja con familias y no con individuos, con todo el sistema del que cada miembro es un subsistema; la familia es vista como una unidad para entender qué es lo que hacen los demás para producir y mantener un determinado comportamiento en uno de sus miembros.
El filtro social
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La visión que entiende al conocimiento como el resultado de una serie de procesos sociales, implica que esta construcción de saber no va a estar dependiendo o siquiera podría ser explicada desde la noción de sujeto cognoscente que preexiste al conocimiento, no se puede pensar el problema del conocimiento a partir de enmarcar un campo de problematización constituido por deseos, impulsos, necesidades, esquemas, memoria, "reflejo" y demás eventos que se supone ocurren "dentro de la cabeza del individuo" y por el contrario se necesita de asumir un campo en el que lo que está en relación ya no es la mente (como noción tradicional del sujeto de conocimiento) y el mundo. Por el contrario, se ha de partir del como se relacionan las "las palabras", "discursos" y el mundo; Con esta reflexión se transforman los puntos de incidencia y se pasa a plantear las interrogantes en términos de cómo nuestro lenguaje, las palabras, se ven inmersas en nuestras vidas cotidianas. Las nociones Wittgenstenianas Juego de lenguaje y Formas de vida pueden ser herramientas para entender este interrelacionarse del mundo y el lenguaje y del cómo se forman ahí los sujetos posibles de conocimiento (pues estos no preexisten al conocimiento). Se asume desde esta posición a las interrelaciones sociales como vehiculadas por estos juegos de lenguaje o palabras que en dichos campos de práctica factual obtienen una serie de significados en consonancia con, los aconteceres, actos o fronteras que se dan por ese ámbito espacial y de lo que es visible en él. Este ámbito espacial connotante por sus aconteceres, actos y fronteras de lo que es visible conformaría de igual modo lo pensable y de lo que se podría hablar al referirse a lo "social", al sujeto cognoscente formado por ese ámbito y al evento "conocimiento" que es uno de los productos de esas interrelaciones. Recordemos en esta posición que el lenguaje mismo es un producto de ese intercambio "social", "pensar una forma de vida es crear un lenguaje". El evento pensar, hablar, ver, en un ámbito espacial enuncia lo social (sea este ámbito la calle, la plaza, el parlamento o el cuerpo mismo) connotando un lenguaje específico, un modo de plantear reglas, normas o códigos para (en) esos eventos (pensar, hablar, ver)y hacerlos que signifiquen cosas o para significarse a ellos mismos.
Aquí esta posibilidad de pensar la construcción de la realidad de manera social nos permitiría conceptualizar cómo se dan históricamente los supuestos de realidad de los colectivos y como se asume lo cierto o lo falso dentro de cada dominio específico de saber. Nos acerca a las llamadas narrativas o relatos que explican todo aquello que asumimos que es, que se puede pensar, lo que se dice y es cierto y aquello que no se puede decir, pues no es posible.
En suma, podemos apreciar que los puntos se van conjuntando para dar fin al mito de la realidad objetiva A partir de ahora la teoría no intenta señalar las características del mundo tal cual es, sino que la misma responde a una convención social, un acuerdo, una construcción que es mantenida a través del lenguaje.
Esto en lo que se refiere a las corrientes terapéuticas, va en contra de aquellas escuelas que proponen que es posible el hallazgo de una realidad objetiva.
El lenguaje ya deja de ser pues, un medio donde se encierra una verdad objetiva. El lenguaje es una herramienta mediante la cual vamos construyendo la realidad, una realidad que está dependiendo de un acuerdo social.
Este nuevo salto epistemológico sólo se afincó firmemente cuando se legitimó una nueva dimensión conceptual y se adoptó un nuevo nivel de análisis de los procesos sistémicos, a saber, la noción de narrativa: el campo de las historias en común, compartidas por familias (de hecho ser parte de una familia implica necesariamente compartir historias, descripciones, valores, anécdotas), por los grupos sociales (desde las ideologías compartidas por un grupo religioso hasta las mitologías compartidas por una cultura) y, muy relevante para nuestro tema, progresivamente compartidas por terapeutas y pacientes en el curso de la consulta. Con la incorporación de este nivel de análisis, las terapias sistémicas expandieron su base conceptual al inscribirse dentro del constructivismo social que define la realidad como acuerdos narrativos co-organizados en conversaciones. La realidad que vive cada persona se basa así en acuerdos, en consenso. El supuesto conceptual de este modelo es que el problema reside en la descripción del problema, y que, consecuentemente, el cambio consiste en describir (hablar acerca de ) los problemas de forma diferente, generando diferentes acuerdos y diferentes consecuencias. El foco de atención ya no es el individuo o la familia, o la red como tal, sino las historias alojadas en el espacio virtual de la conversación entre personas, es decir, la narrativa.
El filtro familiar
Creemos conveniente comenzar por la introducción de la explicación de la causalidad circular, que sin lugar a dudas representa un cambio de paradigma de los más grandes de estos tiempos. Las explicaciones que se usaron hasta ese entonces en las ciencias eran lineales, A influía en B. Es decir, la esquizofrenia (que es una de las patologías en las cuales se interesaran más los estudios de la escuela de Palo Alto y que los lleva a publicar su primer trabajo en conjunto en 1956 "Hacia una teoría de la esquizofrenia"), sería causada por determinados traumas que había vivenciado la persona, con respecto al mundo exterior, éstos de alguna manera marcaban su psiquismo, el trauma hace de causa y la enfermedad en este caso de efecto.
Consideramos que cada elemento debe ser estudiado en relación con la totalidad de la cual forma parte, esto hace que la explicación no sea lineal, sino que por el contrario pasa a ser circular (A influye a B, que a su vez vuelve a influir en A). Proponen esto último como el aspecto científico, tomar un hecho como un movimiento que tiene una determinada causa y que además su consecución será causa de otras respuestas que lo siguen e influirá nuevamente sobre la primera.
Pero a partir de este momento se vio que si bien el medio estaba influyendo de alguna manera, podemos decir, el individuo también actuaba de forma que esta secuencia se volviera a repetir. Con esto queremos indicar que el efecto podía pasar a actuar como causa de otra conducta y por ende manteniendo la situación presente. Vamos a verlo mejor con la explicación del concepto de doble vínculo.
El planteo del doble vinculo ó doble coacción, donde aparece una víctima y un coaccionante. Se descubre que si bien el último es el que se comunica con dobles mensajes, el primero tiene una serie de conductas que son complementarias de que el otro actúe de esa forma. A partir de este momento entonces, la conducta de la persona comenzará a ser tomada o analizada en una secuencia con otras conductas del medio, que a su vez son influyentes para la misma.
Esto nos hace pensar en lo que ya hablábamos de la co-construcción, es decir, la construcción de la realidad con los otros, la noción de causalidad circular y secuencias en la comunicación nos da una pauta de ello, las conductas de un elemento del sistema influyen en las conductas de los demás.
Los miembros de una familia se relacionan de acuerdo con ciertas disposiciones que gobiernan sus transacciones. Estas disposiciones, aunque por lo general no son establecidas en forma explícita, o siquiera reconocida, constituyen un todo: la estructura de la familia la estructura es la que mantiene las interacciones y estas son la causa de la queja o del bienestar de los miembros de la familia, hay que cambiar pues el funcionamiento de esa estructura, para de esa forma cambiar la experiencia de cada individuo, o si se prefiere el modo como experimenta el mundo cada uno.
Si la interacción y estructura siempre están en una relación tan lábil, todo cambio que se de en la estructura influirá directamente en la interacción y viceversa
Contemplar a la familia en un lapso prolongado es observarla como un organismo que evoluciona con el tiempo. Esta entidad va aumentando su edad en estadios que influyen individualmente sobre cada uno de sus miembros, hasta que las dos células progenitoras decaen y mueren, al tiempo que otras reinician el ciclo de vida . . . el sistema familiar tiende al mismo tiempo a la conservación y a la evolución . .
El proceso que conduce a percibir "la manera en que las cosas son" se construye desde el nacimiento a través del consenso. El proceso de búsqueda y retención del consenso es lo que otorga a la realidad un cierto grado de estabilidad colectiva y por lo tanto individual. De hecho, este compartir de un conjunto de puntos de vista y de mapas en común yace en la base de la experiencia del pertenecer, de la experiencia de ser parte de un colectivo. No es sorprendente así, que, dado que la familia es un agente socializador principal para individuos, dada la calidad y el simple volumen de los mapas compartidos por la familia inmediata, el sentimiento de confirmación mutua de puntos de vista compartidos y por lo tanto de pertenencia es máximo en este grupo. La pertenencia a una red interpersonal más extensa podría describirse también como caracterizada por un compartir o encaje de mapas, si bien con un grado menor de encaje que en la pertenencia a la familia.
La familia sería el sistema intermedio entre lo individual, lo natural, lo privado y lo que pertenece a lo público, cultural, lo social ( Hochmann 1992. ) se entendería como una instancia de socialización
Filtro individual
El primero de los focos a los que hacíamos referencia es la consideración batesoniana de la mente no como producto de un sistema nervioso contenido en un organismo, sino como conjunto de pautas de organización y autorregulación de cualquier sistema. En este sentido, la mente no es ni mucho menos inmanente al individuo, sino un proceso distribuido social y ecológicamente.
Según el famoso ejemplo de Bateson (1972):
Consideremos un hombre que derriba un árbol con un hacha. Cada golpe del hacha es modificado o corregido de acuerdo con la hendidura que ha dejado el golpe anterior. Este proceso autocorrectivo (es decir, mental) es llevado a cabo por un sistema total árbol-ojos-cerebro-músculo-hacha-golpe-árbol, y este sistema total es el que tiene características de mente inmanente.
.
Los construccionistas trabajan fundamentalmente con lo verbal, esto debido a que piensan que el lenguaje es la herramienta más importante para nuestra construcción del mundo y de nosotros mismos. "Lo que decimos o narramos influye en nuestro campo de acción"(Gergen, 1996).
Creamos el mundo que percibimos, no porque no exista una realidad externa, sino porque seleccionamos y remodelamos la realidad que vemos para conformarla a nuestras creencias acerca de la clase de mundo en el que vivimos. (Bateson, 1972).
Un nuevo desequilibrio y un nuevo salto evolutivo en el modelo cibernético fue introducido por la postulación de que la observación afecta lo observado. El observador, con sus limitaciones supuestos y prejuicios, organiza lo observado. Puede, así, arguirse que no existe una descripción objetiva de la realidad. El argumento, por cierto, acaba por cuestionar qué es la realidad misma. El conocimiento del mundo, lejos de ser una representación de la realidad externa, existe en los acuerdos descriptos acerca de la realidad.
Los nuevos desarrollos pasaron a ser llamados "!Cibernética de los sistemas observantes" o Cibernética de segundo orden.
Es evidente que tenemos que ir más allá de la Gestalt de la objetividad y la subjetividad. La cibernética de la cibernética propone que la alternativa es la ética. Desde una perspectiva ética no nos preguntamos si somos "objetivos" o "subjetivos"; en lugar de ello, admitimos el nexo necesario entre el observador y lo observado, y ello nos conduce a examinar cómo participa el observador en lo observado. Howe y Von Foerster (1975) señalan que el tránsito hacia una perspectiva participativa y ética es el pasaje de un pensamiento causal unidireccional, a un pensamiento sistémico mutualista, de la preocupación de las propiedades de lo observado al estudio de las propiedades del observador. Afirman que Kant fue el iniciador de este desplazamiento paradigmático, y sostienen que él sustituye nuestra preocupación por la objetividad, colocando en su lugar la preocupación por la responsabilidad. Como cada cual prescribe determinadas maneras de puntuar el mundo, es importante examinar las intenciones que están en la base de esos hábitos de puntuación. En Síntesis, las distinciones que establecemos a fin de conocer el mundo surgen de una base ética, no objetiva, no subjetiva. Porque lo que percibimos es trazado por nuestra manera de conducirnos y nuestra manera de conducirnos se atiene a las restricciones de lo que percibimos (Keeney, 1991).
La metacomunicación es también otra posible forma de salida de la maraña en que las personas nos enredamos en muchas ocasiones, con nuestros mutuos y múltiples problemas. Al metacomunicar, ( comunicación a cerca de la comunicación) salimos de la situación repetitiva que impide en muchas ocasiones que podamos ver con claridad y globalidad el problema; por ello, a veces es importante primer paso en la resolución de problemas.
Desde esta meta-comunicación, los individuos con trastornos de conducta, dejan en el modelo sistémico de ser catalogados como problemáticos intrapsíquicos, para pasar a ser contemplados como reflejo de las contradicciones de un sistema relacional, que logra así mantener un cierto equilibrio.
Algunas formas de comunicación alienadas no tienen pues que ser necesariamente fruto de un grave trastorno de la personalidad o de una enfermedad mental. A veces, son la única forma posible de comunicación en un contexto absurdo o insostenible (Watzlawick, 1987).
Existiría por tanto la "imposibilidad formal de resolver una conducta aislada, es decir no vinculada sistemáticamente con el comportamiento de los demás individuos con quienes el sujeto está relacionado en un contexto dado" (Selvini, 1987). Esta idea subyace a cualquier plan de integración, sea éste de minusválidos físicos o psíquicos, de enfermos mentales, escolar o
referido a cualquier otro tipo de marginación social.
La estrategia sistémica consistiría en colocar el caso puntualizado como problemático dentro del sistema interactivo de personas que se comunican con personas observando cómo, el individuo inadaptado, responde con su conducta a las disfunciones del sistema por todos formado, de manera que su conducta es realmente adaptativa.
Con ello desaparece la puntuación negativa del individuo al cerrarse el círculo sobre la anterior causalidad lineal y lo que se pasa a analizar es una disfunción específica, que implica a varias personas, desechando por consiguiente la creencia en una realidad que se había fraguado como resultado de la interpretación arbitraria de quién es o no culpable o responsable de esa determinada situación molesta.
Filtro cultural
Los términos y las formas por medio de las que conseguimos la comprensión del mundo y de nosotros mismos, son artefactos sociales, productos de intercambios situados histórica y culturalmente y que se dan entre personas.
El grado en el que un dar cuenta del mundo o del yo se sostiene a través del tiempo, no depende de la validez objetiva de la exposición sino de las vicisitudes del proceso social y cultural.
La significación del lenguaje en los asuntos humanos se deriva del modo como funciona dentro de pautas de relaciones culturales.
Estimar las formas existentes de discurso consiste en evaluar las pautas de vida cultural; tal evaluación se hace eco de otros enclaves culturales.
Estos presupuestos de la Construcción Social hacen hincapié en la construcción de las realidades y su mantencion a través de un proceso social y cultural. Vemos la construcción y mantencion como procesos creados con otros en la comunicación y mantenidos también gracias a la misma.
Este punto muestra una similitud muy grande con la terapia Estructural, ya que ambas ven fundamental la comunicación que cada uno mantiene con el medio que es el que contribuye a definir la realidad.
Las construcciones de la experiencia están ancladas en convenciones sociales, culturales, lingüísticas, narrativas, históricas, relacionales y discursivas que, si bien es cierto que cambian, no lo hacen de la noche al día. Es en el seno de estas convenciones, no precisamente efímeras, donde tiene sentido el ejercicio de la interacción y la psicoterapia. Como afirmábamos con anterioridad, toda experiencia humana es candidata al significado en un número mayor o menor de discursos narrativos culturalmente disponibles, y uno de estos discursos es el de los "problemas psicológicos". En este sentido, resulta imposible determinar qué experiencias pueden derivar en problemas, dado que potencialmente es el caso de cualquiera de ellas. Ante la omnipresencia del "discurso del déficit" (Gergen, 1994) en nuestro contexto cultural, cualquier conducta puede llegar a ser etiquetada de problemática (quien lo dude hará bien en consultar un la sección de libros de "autoayuda" de cualquier librería especializada).Sin embargo, desde nuestra perspectiva sí hay una dimensión del discurso narrativo relacional de las familias que presentan un motivo de demanda común a todas ellas: su construcción
En la terapia esto es sumamente importante, porque tiene que ver con el modo en que se construye algo como problema o no. Avilés (1998) nos narrra la experiencia siguiente: En un poblado de Guatemala, puede servir de ejemplo. Era éste un poblado donde bajaban a vender los indígenas de la región. Las mujeres vendían sus mercaderías mientras los hombres se iban a embriagar. Tomaban alcohol en cantidades extraordinarias. El caso es que al atarceder, cuando terminaban su venta las mujeres, los varones ya dormían en la calle completamente intoxicados. Ellas se sentaban a su lado esperando que despertaran. No hacían nada más. Los niños jugaban a su alrededor como si nada ocurriera. Un par de horas más tarde los hombres abrían los ojos, se despabilaban, y todos se iban tranquilamente. Nadie construyó eso como un problema ni lo rotuló como alcoholismo.
Consideran que "el concepto de comunicación incluye todos los procesos a través de los cuales la gente se influye mutuamente" (Bateson y Ruesch, 1984). Se plantean aspectos tales como ¿cuáles son, de entre los millares de comportamientos corporales posibles, los que retiene la cultura para constituir conjuntos significativos?, al igual que en el lenguaje, cuáles son los sonidos que llegan a adquirir significación. Presentan como uno de sus primeros axiomas la imposibilidad de dejar de comunicarse. Prestan más atención al contexto que al contenido y estiman inadecuado el método experimental en el que la variación de un elemento se correlaciona con la de otro, puesto que la realidad implica muchas más variaciones, no es simple y lineal sino complejo y contextualizada.
Al partir de la concepción de la comunicación como sistema cultural en que se inserta el individuo, analizan cómo el sistema está regido por una causalidad circular, no lineal, donde el efecto retroactúa sobre la causa, como en una orquesta de la que forma parte cada miembro y en la que todo el mundo sigue una partitura polimórfica invisible, verbal, gestual, espacial y a veces contradictoria. Todos son partícipes y nadie es el origen, la causa o el fin de nadie. Sería el modelo orquestal en oposición al modelo telegráfico, que vuelve a expresar el sentido primario de la palabra comunicar, participar, comulgar, poner en común algo (Winkin, 1984).
Muchas de las problemáticas de las organizaciones humanas y muchas de sus llamémosles patologías, tienen sus raíces en la cultura occidental y se plasman en nuestro substrato común de pensamiento y lenguaje. Lenguaje que en nuestro caso es deductivo y lineal -sujeto y predicado, quien ejecuta y quien recibe la acción-, mientras que la realidad aparece como algo dinámico y circular (Selvini, 1975).
Otros filtros
Nuestra captación de la realidad, lógicamente no se agota, en los filtros expuestos, así por ejemplo, tenemos cómo la realidad y por consiguiente nuestra forma de interaccionar, puede estar condicionada por los filtros de: la filosofía de vida, creencias, religión, las situaciones personales que cada uno puede estar viviendo, como: miedos, preocupaciones, ansiedades, cansancios, sueño, etc. etc.
Sin embargo estos filtros nos han permitido tomar conciencia, de la complejidad de la comunicación, confirmándonos, una vez más, cómo: lo que está claro para mí solo lo está para mi.
Así mismo pensamos, qué solamente podremos comprender al otro, si fuéramos capaces de filtrar la realidad como nuestro interlocutor la filtra, y esto tanto a nivel de contenido, de sentimiento, afecto, interpretación, etc. Solamente el feed-back y la meta-comunicación, permitirán a nuestro interlocutor, el que este comprenda que no sólo hablamos de lo mismo, sino que hablamos lo mismo.
Feeed-bak
Es el modelo desarrollado por Shannon y Weaver ( quien nos ofrece una lectura lineal y díadica de la comunicación dado que está centrado en los mensajes enviados de un punto a otro y en los resultados o posibles influencias sobre emisor y receptor.
Al incorporar el concepto de retroalimentación de la Cibernética se obtiene una mayor comprensión de las complejas comunicaciones interpersonales y se pasa de la concepción lineal a la circular.
Esta teoría ha tenido gran influencia entre los ingenieros, físicos, sociólogos, psicólogos y linguistas. En 1960 Roman Jakobson propone un modelo similar eliminando los aspectos más técnicos, lo que lo convierte en modelo de la comunicación en las ciencias sociales en Estados Unidos y en Europa. Yves Winkin (1984) lo denomina el "Modelo Telegráfico de la Comunicación"
Norbert Wiener (1954/1967) estudiando la conducta de tiro de los cañones antiaéreos para poder optimizar su objetivo, utiliza el principio de retroalimentación o feedback como una de las bases de su teoría. Dicho principio hace referencia a un mecanismo que reintroduce en el sistema los resultados de su desempeño. De esta manera la información sobre los efectos retroactúa sobre las causas convirtiendo el proceso de lineal en circular. Para que se pueda producir este movimiento de control es necesario tener un sensor que de información respecto a la posición actual del sistema en relación al estado deseado, de manera tal que los mecanismos de corrección de la desviación entre uno y otro puedan actuar. Wiener consideró que el principio de corrección del error es el mismo en las máquinas y en los seres humanos. Este principio está basado en los mecanismos de activación y corrección del error. Wiener lo denominó "Control y comunicación
en el animal y la máquina" y acuñó el término Cibernética en 1948. "Warren Mc. Culloch (1965) la describió como una epistemología experimental centrada en la 'comunicación dentro del observador y entre el observador y el medio'".
Estas investigaciones nos permiten una mayor comprensión de la comunicación, sobre todo cuando estas están disfuncionando. Efectivamente, al tomar en consideración que las relaciones de comunicación son circulares y no lineales, que siempre hay un camino de vuelta implícito y explicito, que las conductas de todos los sujetos que componen un sistema están interconectadas, podemos fácilmente comprender la hipótesis de Selvini (1987) "la imposibilidad formal de resolver una conducta aislada, es decir no vinculada sistemáticamente con el comportamiento de los demás individuos con quienes el sujeto está relacionado en un contexto dado".
CONCLUSIÓN
Pensamos que estas breves pinceladas sobre algunos aspectos a tener en cuenta cuando nos comunicamos, nos han permitido comprender la complejidad de la comunicación.
Sabemos que comunicar es una condición inherente de la vida humana y de las relaciones sociales. En toda situación de interacción todo el comportamiento tiene valor de mensaje, de ello se deriva la imposibilidad de no comunicar, por más que nos esforcemos en no hacerlo.
La comunicación analógica, no verbal, no incluye sólo los movimientos del cuerpo ( Cinética), sino también el que uno toque al otro, la gestualidad, la expresión del rostro, el tono de voz, la secuencia, el ritmo y la cadencia de las palabras mismas, y también la utilización del espacio tanto personal como interpersonal. El lenguaje no verbal analógico tiene sus raíces en períodos mucho más arcaicos de la evolución, poseen un fuerte componente instintivo, además de un componente imitativo y cultural, aprendidos del contexto social.
En el campo de las ciencias del comportamiento hay dos modalidades de lectura del lenguaje no verbal:
- El enfoque psicológico donde la comunicación no verbal es considerada como la expresión de las emociones.
- El enfoque comunicacional, estudia e interpreta los comportamientos posturales, el contacto físico y el movimiento en relación con el contexto social, con la cohesión y la regulación de las relaciones en el grupo.
Estos puntos de vista no son excluyentes, pues el comportamiento humano puede ser simultaneamente, expresivo, social o comunicacional.
Por otra parte sabemos como el lenguaje no verbal puede contradecir o confirmar la comunicación verbal.
En una visión más general es fundamental, el supuesto según el cual todas las veces que las personas se comunican entre sí, informan al otro no sólo en términos de contenido, sino también en términos de relación. El aspecto de contenido y de relación no solo coexisten sino que son complementarios. Los dos módulos difieren sustancialmente entre sí en lo que respecta a:
 Relación con el objeto al que se refiere la comunicación
 Posibilidad de transmitir informaciones sobre los objetos
 Claridad o ambigüedad
 Utilización predominante en subculturas y edades distintas
Otro aspecto fascinante en la comunicación es la observación de las reacciones del individuo en relación con el espacio circundante y su modo de utilizarlo y de comunicar a través de él estados de ánimo y señales a otros seres humanas.
El espacio es la expresión de nuestro vivir y de nuestro ser, es una dimensión innata y universal.
El uso del espacio en un contexto terapeutico prueba de una distinción de los espacios en terminos dinamicos de proximidad o distancia emocional.
El contacto físico, como traslación del cuerpo en sentidos más general, constituyen un modo de definirse y de definir los propios movimientos en el espacio, y también una elección de relación con los demás.
Muchos de estos aspectos han sido estudiados por el antropólogo Edward Hall al abordar la proxémica, la organización social del espacio interpersonal y los códigos que rigen su utilización, considerando que cada cultura los organiza de manera diferente.
Todos los científicos que pertenecen a la "universidad invisible" comparten la concepción de que la comunicación es "...un proceso social permanente que integra múltiples modos de comportamiento, la palabra, el gesto, la mirada, la mímica, el espacio interindividual etc.", considerándola como un todo integrado regido por un conjunto de códigos y reglas determinados por cada cultura. El modelo telegráfico de Shannon y Weaver que consideraba la comunicación como intercambio o transmisión de información se ha ampliado configurándose "el modelo orquestal de la comunicación", en el que ésta se considera un fenómeno social..
Así mismo la cibernética de segundo orden nos abre un espacio para la reflexión sobre el propio comportamiento y entra directamente en el territorio de la responsabilidad y la ética. Dado que se fundamenta en la premisa de que no somos descubridores de un mundo exterior a nosotros, sino inventores o constructores de la propia realidad, todos y cada uno de nosotros somos fundamentalmente responsables de nuestras propias invenciones. Según von Foerster ( 1988) el cambio fundamental que implica asumir esta posición no sólo se manifiesta en el quehacer científico, docente, empresarial o tantos otros, sino en la comprensión de las relaciones humanas en la vida diaria. Si uno se considera un observador independiente, "...puede decir al otro como pensar y actuar: 'Tú debes...' 'Tú no debes...': Este es el origen de los códigos morales". "Si uno se considera un actor participante en el drama de la mutua interacción, del dar y recibir en la circularidad de las relaciones humanas"....."...dada mi interdependencia, sólo puedo decirme a mí mismo cómo pensar y actuar: 'Yo debo...', 'Yo no debo...': Este es el origen de la ética".
Pensamos en definitiva, que la empatía y la ética se unen y que estas a su vez se podrán comprender mucho más si se da en la comunicación el feed-back no sólo como una interacción, sino como lo que algunos llaman una transación, que permite una mayor profundidad en en la comunicación no sólo de los sentimientos, sino también de cómo yo interpreto, o qué connotación le damos a cada una de las palabras.
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