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La alimentación rica en grasas puede causar deficiencias en el funcionamiento del sistema dopaminérgico mesolímbico, una vía crítica del cerebro que controla la motivación, según revela un estudio realizado por Stephanie Fulton, de la Universidad de Montreal y el Centro de Investigación CHUM (CRCHUM), en Canadá, y que se publica este martes en 'Neuropsychopharmacology'.
"Nuestra investigación muestra que independiente de la ganancia de peso y la obesidad, la alimentación alta en grasas puede causar deficiencias en el funcionamiento de los circuitos cerebrales profundamente implicados en los trastornos del estado de ánimo, la drogadicción y comer en exceso, varios estados y patologías que inciden en la motivación", explica Fulton.
"Otro hallazgo clave es que los efectos de la alimentación alta en grasas prolongada amortigua la sensibilidad de este sistema de recompensa del cerebro son específicos de grasas saturadas -- el aceite de palma utilizado en este estudio-- pero no de grasa monoinsaturadas, como el aceite de oliva empleado en este trabajo".
El equipo de investigación obtuvo estos resultados al trabajar con tres grupos de ratas. El primer grupo de ratas fue el grupo de control y se le dio una dieta baja en grasa que contiene cantidades aproximadamente iguales de ácidos grasos monoinsaturados y saturados; el segundo grupo recibió una dieta alta en grasas monoinsaturadas, con un 50 por ciento de las calorías procedentes de la grasa derivada del aceite de oliva, y el tercer grupo llevó una dieta alta en grasas saturadas, con el 50 por ciento de las calorías procedentes de la grasa, pero esta vez derivada de aceite de palma.
Las dietas altas en grasas eran todas iguales en términos de azúcares, proteínas, contenido de grasa y densidad calórica, y los animales eran libres para comer tanto o tan poco como quisieran. Después de ocho semanas, todas las ratas aún tenían pesos corporales comparables y niveles de insulina, leptina (que son las principales hormonas metabólicas) y glucemia relativa.
En ese momento, se sometió a las ratas a una serie de pruebas de comportamiento y bioquímicas conocidas por ser indicativas del funcionamiento del sistema de la dopamina en ratas. "Hemos establecido que las ratas en la dieta de palma tenían una función de la dopamina significativamente debilitada", afirma Cecile Hryhorczuk, primera autora del estudio.
"Nuestro grupo de investigación y otros presumen que esto lleva al cerebro a tratar de compensarlo aumentando el comportamiento de búsqueda de recompensa, como el fenómeno de la tolerancia a las drogas en el que uno tiene que elevar la dosis de las drogas con el tiempo para estar igual de 'puesto'.
Por lo tanto, una persona que tiene un consumo excesivo de grasas saturadas puede entonces compensar una experiencia de reducción de la recompensa mediante la búsqueda y el consumo más alto de alimentos con alto contenido de grasas y alto contenido de azúcar para obtener el mismo nivel de placer o recompensa", añade.
El trabajo de Fulton es el primero de su tipo en demostrar que, independientemente de los cambios de peso, la ingesta ilimitada de grasas saturadas puede tener efectos negativos en los controles de la motivación por parte del cerebro.
"A medida que fuimos capaces de controlar los cambios en el peso corporal, las hormonas y los niveles de glucosa, pensamos que las grasas pueden estar afectando al sistema de la dopamina por una acción directa en el cerebro --plantea Fulton--. Nosotros, de hecho, tenemos evidencia independiente de que la inflamación del cerebro podrían estar involucrada en este proceso, ya que es evocada por la alimentación rica en grasas saturadas, que será presentado en una futura publicación".
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