El jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela de Madrid, el doctor Javier Gómez Pavón, señala que "hasta un 40% de los pacientes con Alzhéimer y Deterioro Cognitivo Leve (DCL) no están diagnosticados", lo cual repercute negativamente sobre la evolución de la enfermedad.
Con el objetivo de abordar la actualización de la evidencia científica de patologías y síndromes geriátricos comunes en el anciano frágil, Nutricia colabora con el Hospital Universitario Central de la Cruz Roja de Madrid para organizar las Jornadas de Geriatría 'El continuum de la Enfermedad de Alzhéimer'.
En España, se estima que existen entre 800.000-1.000.000 casos de demencia, correspondiendo un 60% de estos casos a la Enfermedad de Alzhéimer (EA). Generalmente, las características neuropatológicas comienzan de 15 a 20 años antes de los síntomas cognitivos claros, en ocasiones pasando desapercibidas por parte del paciente y sus familiares.
El deterioro cognitivo leve se presenta en la fase prodrómica o incipiente de la enfermedad de Alzhéimer, y se define como el declive de las funciones cognitivas en grado leve, ya sea debido a las alteraciones atribuibles al proceso fisiológico del envejecimiento o a otros factores, sin ser de suficiente intensidad como para establecer el diagnóstico de demencia.
"En este punto es donde el paciente presenta fundamentalmente fallos de la memoria reciente cotidiana que pueden ir asociados a fallos del lenguaje, comenzando a alterar la calidad de las actividades diarias, como el trabajo, reuniones familiares, hobbies e instrumentales (cocina, manejo del dinero, conducción). La persona todavía no presenta demencia, aunque el paso es sutil y es cuestión de tiempo dependiendo de su diagnóstico temprano y de introducir hábitos saludables que pueden ralentizar su progresión", explica Gómez Pavón.
Por ello es fundamental su diagnóstico temprano y manejo precoz para ralentizar el máximo tiempo posible el declinar cognitivo que afecta al funcional, al afectivo y al social, con gran repercusión en la familia y cuidadores. "Es precisamente durante las fases iniciales donde más valor cobra la prevención, ya que permite retrasar la evolución de la enfermedad de forma controlada", señala.
En este momento, el paciente pasa de ser independiente a ser dependiente de otras personas para realizar sus actividades diarias. Por ello, "es fundamental realizar un diagnóstico temprano, junto con la puesta en marcha de medidas como la realización ejercicios físicos y mentales, la prescripción de nutrientes específicos y la relación con centros cada vez más profesionales y especializados en Alzhéimer leve que proporcionen el cuidado integral psicofísico con apoyo y asesoramiento a las familias", añade el experto.
Por su parte, el doctor Francisco José Tarazona Santabalbina, del Servicio de Geriatría, Hospital Universitario de la Ribera, Alzira (Valencia) y vocal clínico de la SEGG, señala que "se puede reducir hasta un 40% el riesgo de presentar la enfermedad de Alzheimer evitando doce factores potencialmente modificables, varios de ellos vinculados directa o indirectamente a la nutrición como la obesidad, el tabaquismo, la diabetes tipo II y el consumo excesivo de alcohol".
Entre las medidas preventivas y terapéuticas frente al deterioro cognitivo, destaca el papel de la intervención nutricional, que puede ayudar a preservar la salud cognitiva en estos pacientes el mayor tiempo posible. En este contexto, Tarazona Santabalbina indica que "una nutrición adecuada, rica en ácidos grasos omega3, vitaminas (A, B, C, D y E), fibra y otros elementos bioactivos reduce el riesgo de declinar cognitivo y, combinada con otras intervenciones, puede mejorar el rendimiento cognitivo en situaciones concretas como el DCL".