El trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) ha sido históricamente una condición poco entendida por la sociedad y por los propios científicos. Ha cambiado de nombre y de descripción muchas veces desde la primera mención que existe a algo parecido, tan atrás como 1798; y es que su impacto en el día a día de quienes lo viven es complejo y variado.
"Imagínate que tu cabeza va a cien por hora siempre", explica Alejandro, un estudiante de astrofísica de 20 años. "No puedes parar de pensar en muchas cosas a la vez, aunque quieras".
"Esto provoca mucha ansiedad", prosigue. "Como tu cabeza va tan rápido, se te pasan detalles, de ahí el estereotipo de estar despistado". Sin embargo, añade, el TDAH también tiene otro síntoma que puede parecer contradictorio con el nombre del diagnóstico: "Cuando haces actividades con las que produces mucha dopamina esto se reduce. Pero como es difícil producirla, muchas veces cuando encuentras una actividad que te da ese estímulo, te obsesionas hasta que te cansas. Esas obsesiones pueden ser muy fuertes y durar semanas, yo he llegado hasta a no dormir varios días porque estaba inmerso en un proyecto".
Sea como sea, cuenta, "Al final normalizas el vivir con ansiedad". Su historia lo ejemplifica: "Yo no me di cuenta que tenía un problema hasta hace 2 años, porque claro, es la forma en la que tu cerebro funciona y lo internalizas. Pero cuando superas un umbral estallas, y fue lo que me pasó a mí".
"Literalmente no sabia que lo que sentía era ansiedad", sintetiza, "porque es lo que había sentido durante toda mi vida".
"Las medicinas son sinceramente brutales"
"Mi terapeuta, a la que iba por razones de otra índole", desarrolla, "me sugirió que era posible que lo tuviese, me hizo varios test y parecía que sí. De ahí fui a un psiquiatra y tras un análisis psicológico me lo diagnosticaron. A los 17"
El caso de Alejandro es, en este sentido, poco común. Debido a que los síntomas comienzan en la infancia, y en parte al impacto que pueden tener en la relación del pequeño con los padres y en su rendimiento escolar, es común que se diagnostique durante la infancia o la adolescencia.
De cualquier manera, el tratamiento es similar en adultos y en niños. "Tengo consultas mensuales con mi psiquiatra, principalmente para hacer un seguimiento de la medicación que tomo; y voy a psicoterapia semanalmente".
Esta medicación, más específicamente son anfetaminas, conocidas entre otras cosas por su potencial de abuso y por sus efectos secundarios. "Esas medicinas, sinceramente, son brutales: falta de apetito, cambios de humor, episodios depresivos… Cuando eres un adulto lo puedes gestionar y sabes como hacerlo, y estos efectos se controlan una vez que llevas un tiempo con ellas. Pero no me puedo imaginar lo que debe de ser para niños", opina Alejandro, que sin embargo continúa con el tratamiento porque "reduce mucho los inconvenientes del TDAH".
"Te sientes solo, inútil e incomprendido"
Estos enfoques, reconoce el joven, no impiden el trastorno le pueda llegar a resultar "paralizante": "Tienes días en los que eres super productivo y creativo y otros en los que te ves incapaz de responder a un email, no porque no te apetezca, sino por una sobrecarga de estímulos que te imposibilita hacerlo".
"Te tiras todo el día pensando que tienes que responder a tu email, pero realmente no puedes porque estás pensando en 100 cosas que no tienen que ver, ¿Me he dejado el horno puesto? ¿Por qué dije esto o lo otro hace 2 días? Etc. Y claro, luego se te pasan cosas, con lo cual tienes el continuo runrún de 'se me está olvidando algo' aunque no sea el caso".
Esto puede resultar especialmente complicado para niños y adolescentes, máxime en entornos como el escolar. Alejandro cuenta una anécdota muy ilustrativa al respecto: "Para mí, las matemáticas de secundaria fueron una cruz", arranca.
"Pese a entenderlas perfectamente, me encontraba con una expresión con 20 términos y sus signos y dependía de mi nivel de concentración el no cambiar ninguno de ellos y estar atento a todos. Si no estás concentradísimo y tienes un día malo, te acabas olvidando de alguno", continúa.
"Al final, tus notas se resienten, tus profesores te dicen que no estudias y tus padres lo mismo. Te sientes solo, inútil e incomprendido. Acabas odiando la asignatura", finaliza.
Su caso tiene un final feliz, aunque advierte que ese no siempre es el desenlace: "Yo tuve la suerte de que en bachillerato tuve un profesor que realmente me hizo ver que las matemáticas son bonitas y algo mas que un proceso mecánico, me hizo ver que no se me daban mal y las hizo increíblemente interesantes".
"Pero no todo el mundo tiene esa suerte y, aunque así sea, hasta que le conoces te sientes impotente, por mucha práctica que hagas, llega un momento en el que sabes que vas a sacar mala nota porque no te puedes concentrar".
"Te encuentras con gente que te llama vago"
El problema del estigma y la culpabilización es una parte importante de cómo el TDAH afecta a las personas, aunque sea de una naturaleza diferente al que rodea, por ejemplo, a los trastornos psicóticos (más relacionado con el miedo) o a los trastornos del ánimo.
Al final, estas personas no se ven con más remedio que lidiar con ello como puedan. "A veces te encuentras gente que te llama vago o que te dice que 'en sus tiempos simplemente eras despistado', dice Alejandro.
"Al principio irrita, pero pasa un tiempo y realmente te das cuenta de que la gente no sabe que es el TDAH, ojalá fuese sólo vivir despistado. Intentas explicar la ansiedad que conlleva el trastorno, incluso las buenas, pero muchas veces te resignas ante el estereotipo porque te das cuenta de que realmente es complicado cambiar la opinión de alguien que no quiere".
"Creo que hay poca gente que sabe lo que es, nadie habla de la ansiedad que trae, del riesgo de depresión y las otras cosas negativas", reflexiona. "Y tampoco se habla de lo bueno, la creatividad etc. Creo que se necesita más concienciación: incluso yo muchas veces me encuentro perdido con el trastorno".
"Si conoces a alguien con TDAH, lo mejor que puedes hacer es intentar comprender el trastorno y las consecuencias que tiene, la ansiedad escondida, los comportamientos pequeños, como no responder a los mensajes de texto. En definitiva, tener paciencia", aconseja: "Ahora bien, no es un chivo expiatorio, he visto a mucha gente justificar cosas absurdas porque tienen TDAH.
"Sólo vas a recibir tratamiento si tienes dinero"
Con todo, Alejandro opina que la mejora en la vida de quienes tienen este diagnóstico no puede pasar sólo por una mayor comprensión por la sociedad, sino que debe también abordarse desde una perspectiva materialista.
Tal y como argumenta, "también se necesitan tratamientos, especialmente para niños, no vale con solo medicarlos. Pero claro, eso implica una atención psicológica pública fuerte, y no tenemos eso en España".
"Yo tengo suerte y mi familia tiene seguro privado por razones laborales y he recibido tratamiento y atención psicológica. Para muchos no es así, la seguridad social ha abandonado a la psicología, así lleva desde siempre, y el hecho es que sólo vas a recibir tratamiento si tienes dinero para pagarte un seguro".
"Tu cabeza funciona de un modo diferente"
Este joven termina dirigiendo unas palabras a quienes reciban un diagnóstico de TDAH: "Yo creo que es muy necesario aprender sobre ti mismo, buscar terapia si se puede, y no pensar que es algo malo. Si bien es cierto que puede conllevar mucha ansiedad, también te hace muy creativo y curioso, tu cabeza literalmente funciona de otra manera y esto no siempre es malo. Parte del proceso es aceptar qué beneficios e inconvenientes tiene".
"Tampoco puedes dejar que te condicione mucho, con el tratamiento adecuado los inconvenientes se reducen mucho. No es una panacea, ahí siguen estos inconvenientes, pero buscar formas de lidiar con ellos y entender tu comportamiento y tus limitaciones es la única forma de avanzar. Es un trastorno que va a afectar a todas las facetas de tu vida, desde la colada y el trabajo hasta tus relaciones y entender como funciona tu cabeza es muy importante".
"Si has sido diagnosticado y no tienes opción de pagarte terapia, intenta obviamente acudir a la seguridad social, es probable que mucho caso no te hagan por los escasos medios de los que disponen en materia psicológica", continúa.
"Si eso falla buscar una red de apoyo es crucial, tus amigos, y gente cercana a ti te pueden ayudar a descubrir como te afecta a ti el TDAH, busca conocimiento online, ya sea en foros o redes sociales, no estás solo y hay mucha gente online dispuesta a ayudar .Por supuesto cuidado con las fuentes de información, pero a mí los testimonios de gente real que me han contado como viven su día a día online me han ayudado a ver paralelismos entre su comportamiento y el mío. Incluso 'influencers' como @connor.dewolfe de Instagram pueden ser una fuente de información eficaz en un momento dado, aunque no la única".
Y concluye: "En definitiva entender como piensas y ves el mundo es crucial, es un camino lento y creo que nunca se acaba del todo, pero cuando te empiezas a hacer esas preguntas, encuentras respuestas poco a poco, y vas diseñando estrategias".