Aurora, de 45 años, siempre se caracterizó por su meticulosidad, una cualidad que consideraba casi un requisito dado su contexto familiar, compuesto por cuatro hermanos. La necesidad de orden en su hogar era imperativa. "Compartir habitación con mi hermana exigía un lugar y un orden para todo", recuerda. Sin embargo, a medida que crecía, incluso durante los periodos en los que vivió sola, sus hábitos, vistos por otros como meras "manías", le causaban incomodidad. "Hasta el extremo de que, aunque ninguna de mis parejas terminó conmigo por mi excesivo orden, el que es ahora mi esposo sí tuvo que señalarme: 'Esto no puede seguir así'", señala.
Hasta hace unos meses, no lograba manejar la situación. "Vivir con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es agotador y estresante. Hay días peores que otros. Diría que en un 90 % de los días, el trastorno domina, y el 10 % restante es más llevadero", comenta entre risas. Este cambio de percepción fue posible gracias a un diagnóstico y al tratamiento terapéutico, uno no especializado en TOC que ya había iniciado. Fue su psicólogo quien sugirió que podría estar sufriendo de TOC: "Notó mi extremada obsesión con ciertas cosas y mi alto nivel de autoexigencia". Finalmente, contactó con la Asociación TOC Madrid, quienes confirmaron el diagnóstico. Aun así, reconoce que ella misma había contemplado la posibilidad de que este trastorno estuviera influenciando sus días.
Convivir con el TOC significa que para personas como yo, cualquier noticia que altere nuestra rutina puede intensificar nuestro TOC", comparte. En su situación, se dedica a la limpieza de manera compulsiva, "iniciando ciclos de lavado innecesarios y generando caos". En esos momentos, su pareja suele intervenir sugiriendo un alto. "Nos damos un paseo, visitamos el parque, hacemos actividades con los niños, lo que sea. Es una manera de interrumpir los pensamientos: detenerse y hacer algo distinto".
"Llegué a un punto en el que cerraba la puerta de la cocina al ver los platos acumulados. Puede que sean las once de la noche y, a pesar del agotamiento, o me pongo a ordenar, o siento la necesidad de cerrar la puerta". Al elegir esta última opción, lo describe como "darle un paseo al TOC": "Sé que al día siguiente enfrentaré de nuevo esa situación y sentiré malestar, pero ahora entiendo que está bien; ya no me enfado".
Lograr esto, aunque pueda parecer menor para otros, para ella es un gran logro. "Cuando lo logro, voy al baño, me miro al espejo y me felicito a mí misma. Raramente lo hacemos, pero reconocernos es muy reconfortante, incluso por pequeñas victorias", explica.
Además de la terapia, Aurora utiliza medicación. "Inicialmente, no creía que fuese para el TOC, pero luego descubrí que a muchos de nosotros nos prescriben este tratamiento para reducir nuestros niveles de serotonina. He estado tomando citalopram por un tiempo y me ha ido bastante bien; también es un antidepresivo". Subraya que hay personas que no necesitan medicarse, pero que la "angustia" causada por el trastorno también ha disminuido gracias a este tratamiento.
Debido a la eficacia que presentan los antidepresivos inhibidores de recaptación de serotonina (ISRS) en el tratamiento de este trastorno, se piensa que el TOC puede deberse a una alteración de la serotonina.
Incomprensión
"Aurora comparte que, al discutir sus experiencias con la psicóloga de la asociación, esta les indica que, en su percepción, la manera en que abordan las cosas parece la más adecuada para ellos, aunque no necesariamente tenga que ser así".
Esta visión ha provocado dificultades en algunos de sus entornos laborales. "Cada quien tiene su estilo de trabajo, pero en mi mente persiste la idea de: 'Mi método de trabajo es superior'. Puede que realice las mismas tareas que un colega, pero para mí, mi enfoque es el mejor. Es un pensamiento del que no puedo escapar", agrega.
¿Genético?
Aurora, madre de gemelos de siete años, se preocupaba profundamente por la posibilidad de que sus hijos pudieran desarrollar el trastorno en el futuro. "Me angustiaba pensar que mis hijos podrían heredar el TOC. Recuerdo una época en que en la escuela aprendían a organizar objetos por tamaño y color... Un día, mezclé todo a propósito para observar su reacción, y su respuesta fue notable". Tras consultar con la maestra y la pediatra, le indicaron que, dado el contexto educativo, era una reacción esperada. Sin embargo, sigue sin obtener una respuesta definitiva sobre si sus hijos padecerán el mismo trastorno: "Nadie ha podido confirmármelo con certeza".
La causa exacta del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) todavía no está clara. Investigaciones genéticas han demostrado que existe una correlación con ciertos trastornos de tics, como el Tourette, y se han identificado alteraciones en los circuitos cerebrales que conectan los ganglios basales con la corteza cerebral.
Entre los factores de riesgo que pueden incrementar la probabilidad de desarrollar el TOC se encuentran los antecedentes familiares y eventos estresantes vitales, los cuales pueden activar pensamientos intrusivos, rituales y el sufrimiento emocional característico del TOC. Este trastorno también puede estar asociado con otros problemas de salud mental, como la ansiedad, depresión, abuso de sustancias o tics.
El TOC es un trastorno neuropsiquiátrico que conlleva un deterioro significativo en la funcionalidad y calidad de vida del afectado. Se estima que en España, el TOC afecta al 3 % de la población.
Fuente: Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM)
