Los trastornos de salud mental se encuentran entre las principales causas de la carga mundial relacionada con la salud, con costos individuales y sociales sustanciales. En 2019, una de cada ocho personas (970 millones) en todo el mundo se vio afectada por un trastorno de salud mental y casi una de cada dos (44 %) experimentará un trastorno de salud mental a lo largo de su vida. Los costos globales anuales de los trastornos de salud mental se han estimado en $ 2,5 billones (USD), que se prevé que aumenten a $ 6 billones (USD) para 2030.
La depresión es la principal causa de enfermedades relacionadas con la salud mental, mientras que la ansiedad es el trastorno de salud mental más prevalente. Además, la pandemia de COVID-19 se ha asociado con mayores tasas de angustia psicológica, con una prevalencia que oscila entre el 35 % y el 38 % en todo el mundo. El papel de los enfoques de manejo del estilo de vida, como el ejercicio, la higiene del sueño y una dieta saludable, varía entre las guías de práctica clínica en diferentes países. En las guías clínicas de EE. UU, se recomienda la psicoterapia o la farmacoterapia como enfoques de tratamiento inicial, y los enfoques de estilo de vida se consideran "tratamientos alternativos complementarios" donde la psicoterapia y la farmacoterapia son "ineficaces o inaceptables".
En otros países, como Australia, se recomienda el manejo del estilo de vida como enfoque de tratamiento de primera línea, aunque en la práctica, la farmacoterapia a menudo se administra primero.Ha habido cientos de ensayos de investigación que examinan los efectos de la actividad física (AF) sobre la depresión, la ansiedad y la angustia psicológica, muchos de los cuales sugieren que la AF puede tener efectos similares a la psicoterapia y la farmacoterapia (y con ventajas sobre la psicoterapia y la farmacoterapia, en términos de de costos, efectos secundarios y beneficios auxiliares para la salud).
A pesar de la evidencia de los beneficios de la AF, no ha sido ampliamente adoptada terapéuticamente. La resistencia de los pacientes, la dificultad de prescribir y controlar la AF en entornos clínicos, así como el enorme volumen de estudios en gran parte inconmensurables, probablemente hayan impedido una adopción más amplia en la práctica. Las meta-revisiones son revisiones sistemáticas de revisiones sistemáticas, que ofrecen una forma de sintetizar una amplia base de evidencia. Si bien ha habido varias meta-revisiones de AF para la depresión, la ansiedad y la angustia psicológica, se han centrado en subgrupos de población específicos, condiciones particulares (p. ej., solo depresión) o en formas particulares de AF. Los autores se propusieron realizar la síntesis más completa hasta la fecha de evidencia sobre los efectos de todos los modos de AF sobre los síntomas de depresión, ansiedad y angustia psicológica en poblaciones adultas.
Ben Singh y cols en este estudio publicado en el British Journals of sports medicine identificaron 97 revisiones sistemáticas, que informaron los hallazgos de 1039 ECA únicos, con 128.119 participantes. Todos los modos de AF fueron efectivos y el ejercicio de mayor intensidad se asoció con mayores mejoras para la depresión y la ansiedad, el ejercicio de resistencia tuvo los mayores efectos sobre la depresión, mientras que el yoga y otros ejercicios para la mente y el cuerpo fueron más efectivos para reducir la ansiedad. La AF mejora la depresión a través de varios mecanismos neuromoleculares que incluyen una mayor expresión de factores neurotróficos, mayor disponibilidad de serotonina y norepinefrina, regulación de la actividad del eje hipotálamo-pituitario-adrenal y reducción de la inflamación sistémica.
Todos los modos de AF son efectivos, siendo las intensidades de moderadas a altas más efectivas que las de baja intensidad. Se logran mayores beneficios con intervenciones más cortas, lo que tiene implicaciones en el costo de la prestación de servicios de salud, lo que sugiere que se pueden obtener beneficios después de intervenciones a corto plazo, y que no se requieren necesariamente intervenciones intensivas a largo plazo para lograr un beneficio terapéutico. En conclusión, la AF es eficaz para mejorar la depresión y la ansiedad en una amplia gama de poblaciones. Todos los modos de AF son efectivos y una mayor intensidad se asocia con un mayor beneficio.
Los hallazgos de esta revisión general subrayan la necesidad de la actividad física, incluidas las intervenciones de ejercicios estructurados, como enfoque principal para controlar la depresión y la ansiedad.