El estrés postraumático y el terror son algunos de los daños psicológicos que han sufrido algunos de los vecinos de zonas afectadas por la DANA. Un mes después siguen arrastrando una sintomatología de estrés y depresión porque sienten que todavía no se han cubierto sus necesidades básicas y se ven "abandonados" por ciertos estamentos públicos y entidades.
Así lo ha explicado el psicólogo clínico valenciano, Enric Vall, en declaraciones a Europa Press Televisión, quien admite que en este último mes se están enfrentando a situaciones "muy complejas". "Hay personas que tienen estrés postraumático porque han experimentado esas situaciones dramáticas de forma muy directa y eso les genera precisamente una sintomatología muy compleja de flashbacks, pesadillas, problemas digestivos incluso cefaleas o migrañas", ha detallado este psicólogo quien ha atendido a más de una decena de vecinos afectados por la catátrofe.
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Dentro de ese estrés postraumático, Vall ha comentado que hay personas que tienen tanto terror y miedo que "simplemente escuchando el sonido de la lluvia ya entran precisamente en ese terror", algo que considera es totalmente "lícito y natural".
Además, ha detallado que algunas de las personas implicadas de forma directa en esta catástrofe arrastran una sintomatología de estrés postraumático que se ha sumado a una sintomatología depresiva al sentir que todavía no se han cubierto sus necesidades básicas después de un mes, y que siguen sin tener un respaldo económico. Lo que les genera "mucha frustración, irritabilidad y agresividad".
0Asimismo, otras de las consecuencias psicológicas de esta tragedia es el duelo, el sentimiento de la pérdida también material que, en algunos casos, no les permite tener una vivienda digna, y que, a día de hoy, no saben si tendrán una independencia económica, algo que también les genera "mucho malestar psíquico".
Respecto a que haya un mayor sentimiento de miedo, Vall ha admitido que el temor a que una tragedia de esta magnitud vuelva a ocurrir va a estar "siempre" muy presente entre los vecinos de estas zonas, por ello considera muy importante que estas personas se sientan acompañadas por las entidades públicas, que sientan que van a estar "respaldadas".
UN ACOMPAÑAMIENTO ACTIVO
Ante estas circunstancias, este psicólogo considera que es fundamental que en un tratamiento profesional se lleve a cabo un acompañamiento activo de escucha de esas emociones, que haga que el paciente se sienta respaldado, acompañado y escuchado. "A partir de ahí vamos viendo cuáles son las necesidades del paciente porque hay personas que tienen una frustración inicial porque han perdido un bien material, y entonces, viendo las necesidades que tiene, se les va acompañando para ir trabajando diferentes cuestiones", ha precisado.
En este sentido, recuerda que en el duelo también se va pasando por diferentes etapas o fases. Partiendo de un shock inicial que va seguido por un sentimiento de rabia contra uno mismo y contra el mundo. "Hay diferentes etapas y vamos trabajando psicológicamente en ello. Por eso digo que no es algo inmediato, esto es un camino, es un proceso", ha indicado Vall quien considera que todo este estrés postraumático surge de una situación "no esperada, donde no hay explicación".
Respecto al perfil de las atenciones, este profesional asegura que son perfiles muy diversos que van desde el colectivo de personas mayores que se ven con la incapacidad de poder compartir su situación con alguien cercano, a las personas que tienen que están a cargo de la familia y de hijos, hasta los adolescentes que no pueden acudir con normalidad a su centro de estudios.
UN PROCESO DE RECUPERACIÓN VARIABLE SEGÚN CADA PERSONA
Para este psicólogo el proceso de recuperación de los vecinos de estas zonas de la provincia de Valencia afectadas por la dana dependerá mucho de las circunstancias de cada persona, así como de los recursos internos que tenga cada individuo, como por ejemplo si el paciente cuenta con una red afectiva de personas que le pueden acompañar en todo este proceso.
"No es lo mismo una persona acompañada de personas queridas que una persona que está aislada y que no tiene ese acompañamiento. Y luego también de los tiempos de recuperación porque hay personas que tienen una capacidad resiliente muy amplia y hay otras que no la tienen tanto por circunstancias de vida, va a depender de estos factores la recuperación de la normalidad", ha precisado.
Por ello este profesional cree que en un plazo de seis a siete meses, cuando las necesidades más urgentes estén cubiertas, muchas de las personas de estas zonas empezarán a notar que todos estos daños psicológicos van a ir aflorando en todos esos meses posteriores a la catástrofe.
Otro de los factores de esta recuperación tendrá que ver con el duelo ante la pérdida de un ser querido, así como la vinculación que haya tenido con la persona fallecida y el motivo de su fallecimiento, lo que considera que también añade complejidad a este proceso de normalización.
"No hay una solución directa", ha asegurado Vall al tiempo que ha apuntado que esta situación no sólo afecta a la persona a nivel individual, sino que también ha tenido su incidencia en el núcleo familiar.
Un contexto que, en su opinión, pone de manifiesto la necesidad de que reciban una ayuda externa, una ayuda profesional, e incluso la ayuda del voluntariado que está yendo a estas zonas y que, en un momento determinado, les puede "echar un cable", así como la ayuda farmacológica a las que algunas personas sí que han recurrido.
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