En los últimos datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó sobre las defunciones de la población española disgregados por causa, el suicidio se posicinó como la principal causa externa de muerte en los hombres, con 3.126 fallecidos en el 2023, un 4,8 % más que el año anterior; mientras que en las mujeres aparece en tercera posición, tras el ahogamiento, sumersión y sofocación y las caídas accidentales. Un fenómeno con una gran diferencia de incidencia en función del sexo “debido a los distintos factores de riesgo que lo propician”, según Manuel Martín Carrasco, quien desde finales del 2022 preside la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), asociación médica que ha lanzado un comunicado para advertir del aumento de este preocupante problema que enfrentamos como sociedad. “En comparación a las mujeres, los hombres presentan una mayor acumulación de factores detrás del suicidio, entre los que destaca la impulsividad, un comportamiento más frecuente en el sexo masculino. Otro aspecto causal tiene que ver con la presencia de consumo de sustancias y el alcoholismo —más frecuente también en hombres— factores asociados directamente con las tasas de sucidio. Por otro lado, el sentimiento de soledad, provocado entre otros motivos por la pérdida reciente de pareja o un ser querido, tiene mucha más influencia en nosotros…”
Hace solo unos días, el 13 de enero, se conmemoró el Día de la Lucha Contra la Depresión, en el que se habló mucho a nivel mediático de la epidemia de soledad que está afectando a los hombres. ¿Podría tener ésta alguna relación con uno de esos factores de riesgo detrás del suicidio?
Resulta una hipótesis con bastante lógica y que se debería estudiar más. Las causas que mencioné no explican por completo las altas tasas de suicidios en hombres, y pueden existir además aspectos de tipo más sociológico, aquellos relacionados con la diferente forma de ver la vida y relacionarse tan distinta que tienen los hombres y mujeres. El suicidio está muy vinculado a la presencia de trastornos mentales pero los aspecto sociafectivos pueden influenciar mucho. Un aspecto importante a destacar es la diferencia de métodos que se utilizan según el sexo para intentar acabar con su vida. Aunque son las mujeres quienes más intentan suicidarse, la mayoría que lo lleva a término son hombres.
Esto se explica por la vía escogida para hacerlo: mientras que los varones de forma general emplean medios más letales, como el ahorcamiento, armas o la precipitación, las mujeres suelen recurrir al uso de fármacos, que no conlleva ese riesgo de letalidad tan importante, o que permite más tiempo de intervención para prevenir el intento de muerte. Todo estos elementos implicados influyen en que la tasa de suicidio sea mucho mayor en hombres.
Las estadísticas oficiales de los últimos años advierten del aumento de los suicidios en España. De hecho, entre las novedades del Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024 destaca la creación de la Línea de Atención a la Conducta Suicida. ¿Cómo ve esta medida?
La línea 024 es una estrategia muy bienvenida que ha beneficiado y sigue haciéndolo a muchas personas. No obstante, es una medida que requiere mejoras, sobre todo en cuanto a la coordinación de la atención telefónica y los servicios sanitarios de emergencia, quienes son en la práctica quienes brindan la ayuda. Por otro lado, desde la SEPSM, consideramos que hay una gran necesidad de crear un plan nacional de suicidio integral que acabe la brecha de desigualdad que presentan las comunidades autónomas, con programas más o menos desarrollados y parciales según el territorio. Es urgente contar con una estrategia homóloga para todo el país.
Según datos de la sociedad que preside, casi un 30 % de la población española presenta algún tipo de trastorno mental. ¿Cuáles son las afecciones más comunes?
Los problemas más prevalentes son los trastornos depresivos y los relacionados con situaciones de estrés y ansiedad, como el insomnio, entre otros ejemplos, como claramente expone el informe del Sistema Nacional de Salud 2022, el último disponible. Luego hay un porcentaje mucho menor, del 4 % al 5 %, de patologías como la esquizofrenia, la bipolaridad, o trastornos de personalidad que representan repercusiones más graves y preocupantes.
La pandemia, que tanto afectó a la salud mental, provocó que se normalizara hablar más de los trastornos psiquiátricos. ¿Cómo se percibe este cambio desde la SEPSM?
Todas las situaciones catastróficas, como un terremoto o una epidemia, provocan un aumento de la prevalencia de trastornos psiquiátricos, sobre todo de ansiedad, depresión y estrés. Pero, la pandemia fue un evento excepcional porque tuvo un impacto directo en toda la población general. Y por eso tuvo un eco mediático como nunca y puso sobre la palestra la importancia de los trastornos mentales. Algo muy favorable a la hora de visibilizar y mejorar la atención en aquellas personas que sufren algún tipo de problema de este tipo.
No obstante, desde la SEPSM creemos que es muy importante distinguir las reacciones de tristeza y frustración normales ante la adversidad (que siempre van a acompañar al ser humano por las cosas malas que pueden suceder en la vida) de verdaderos trastornos. Si se patologizan el sufrimiento o la reacción normal ante algunas dificultades inevitables, estaremos detrayendo recursos para la atención de personas con trastornos mentales graves, a quienes se deberían focalizar los mayores esfuerzos.
Según el Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024, gran parte de los recursos del sistema de salud mental se ha dirigido a los jóvenes, una población donde los casos de trastornos psicológicos y psiquiátricos han aumentado hasta en un 47 %. ¿Qué opina de la reciente creación de la especialidad de Psiquiatría Infantil incorporada hace 2 años como rama biosanitaria?
Reconocer esa especialidad, que era una urgencia, ha supuesto un esfuerzo muy importante.La mayoría de trastornos graves aparecen antes de los 20 años, por lo que disponer de una atención psiquiátrica dedicada a la infancia y adolescencia permite que los trastornos se diagnostiquen y se trate antes, evitando su evolución y mejor abordaje. No obstante, no podemos solo focalizar la atención en esa población y olvidar a otra que es clave desde el punto de vista epidemiológico. Recordemos que tenemos una sociedad envejecida y que los trastornos y suicidios son muchos mas frecuentes en personas mayores. Las personas de edad avanzada suelen arrastrar problemas mentales de toda la vida, a los que se suman los típicos de la edad, las demencias tienen un componente psiquiátrico muy importante. El 90 % de los pacientes con alzheimer tienen algún tipo de trastorno psiquiátrico del comportamiento. Por lo que desde la SEPSM, en conjunto con la Sociedad Española de Psicogeriatría, estamos tratando de promover una atención individualizada para ellos. No en cuanto a que se cree una especialidad sino a desarrollar una capacitación especial para las personas mayores.
El Libro Blanco de Psiquiatría publicado en el 2023 destaca el déficit de profesionales en el ámbito de la salud mental que sufre España, un gran reto para el sistema sanitario de nuestro país. ¿Qué otros desafíos destacaría?
Nuestro país ha estado tradicionalmente por debajo de otros países del entorno en cuanto a la cifra de psiquiatras por habitantes, con un número bastante por debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las previsiones de la alta tasa de profesionales que se jubilarán en los próximos años predice que esta situación actual de falta de personal se agravará. En España, no solo se necesitan más psiquiatras, sino psicólogos clínicos y enfermeras especializadas en salud mental, un sector que requiere de una atención multidisciplinar. Esta escasez de profesionales replantea la forma en la que se van a cubrir las necesidades a corto y largo plazo, porque si los recursos son escasos habrá que distribuirlos adecuadamente y que se dediquen con más atención a los problemas más graves de salud mental. Por otro lado, la estrategia de salud mental requiere de ciertas actualizaciones, soluciones a ciertas carencias como la antes mencionada: la atención de los servicios psiquiátricos a la tercera edad, una necesidad que no figura en los planes y que desde la SESPM consideramos un tema prioritario.