Se han identificado dos subtipos neurofisiológicos distintivos en la esquizofrenia, definidos por sitios diferentes de pérdida inicial de materia gris en el cerebro. Este hallazgo es significativo, ya que sugiere que la esquizofrenia no es una entidad única, sino un espectro de condiciones con variaciones biológicas subyacentes que afectan los patrones de deterioro neur...
Se han identificado dos subtipos neurofisiológicos distintivos en la esquizofrenia, definidos por sitios diferentes de pérdida inicial de materia gris en el cerebro. Este hallazgo es significativo, ya que sugiere que la esquizofrenia no es una entidad única, sino un espectro de condiciones con variaciones biológicas subyacentes que afectan los patrones de deterioro neuronal. Los dos subtipos observados presentan variaciones en cuanto a las áreas específicas del cerebro donde comienza la pérdida de materia gris, lo cual podría influir en la manifestación clínica de la enfermedad, sus síntomas predominantes y su progresión.
A partir de estos descubrimientos, hemos revisado la literatura científica y encontrado evidencia que apunta a mecanismos neuromoleculares distintos que podrían estar involucrados en cada uno de estos subtipos. Las diferencias en los procesos de pérdida neuronal y disfunción sináptica podrían estar mediadas por variaciones en la expresión de ciertos genes, actividad de neurotransmisores y alteraciones en vías de señalización específicas. Estas diferencias moleculares ofrecen una explicación potencial de por qué algunos individuos presentan deterioro cognitivo o síntomas negativos más pronunciados, mientras que otros pueden exhibir una mayor predisposición a síntomas psicóticos positivos.
Basándonos en esta perspectiva, proponemos un enfoque de clasificación de la esquizofrenia que integre tanto las anomalías neuroanatómicas visibles en la macroestructura cerebral como las alteraciones moleculares a nivel microestructural. Este enfoque permitiría clasificar a los pacientes con esquizofrenia no solo según los síntomas observables, sino también según marcadores biológicos específicos. Una clasificación basada en estas características podría ser fundamental para el desarrollo de tratamientos más personalizados y efectivos, ya que permitiría a los clínicos identificar intervenciones que aborden los mecanismos particulares que afectan a cada subtipo.
La propuesta de una clasificación de la esquizofrenia con base biológica representa un paso hacia una comprensión más matizada de la enfermedad. Al considerar tanto las diferencias neuroanatómicas como los mecanismos neuromoleculares subyacentes, este modelo de clasificación tiene el potencial de unificar los conocimientos existentes sobre las anomalías neuronales en la esquizofrenia y mejorar la precisión en el diagnóstico y tratamiento de esta compleja patología.
Para acceder al texto completo consulte las características de suscripción de la fuente original:https://www. cambridge. org/